Uno ayer estuvo en Madrid y tuvo el orgullo de compartir con su pareja, amigos y otro medio millón de personas una jornada reivindicativa, para demandar lo que es nuestro: el gobierno, el dinero que nos están robando y la dignidad. En otras sesenta ciudades y pueblos españoles otros tantos ciudadanos exigieron JUSTICIA, DEMOCRACIA Y DIGNIDAD.
De la misma manera, en centenares de ciudades de los cinco continentes los ciudadanos han tomado las calles exigiendo, en todos los idiomas imaginables, exactamente lo mismo que los que tomamos aquí, en España, nuestras calles.
Tal vez, este movimiento no consiga todos sus objetivos, pero lo que parece claro, mal que le pese a los poderes establecidos, o por establecer, es que está conformado por una amplia cantidad de ciudadanos y no por cuatro vagos (vete tú a saber que coños entienden los imbéciles por vagos) o por cuatro perroflautas??? Realmente, se trata de la exigencia de una ciudadanía harta de la estupidez y la tiranía de políticos, presuntos economistas, banqueros, grandes empresarios y otros tipos que dicen ser periodistas.
Ayer en Madrid vi a padres con bebés, a profesores de secundaria, pancartas tras las cuales iban personas de asociaciones de vecinos, actores consagrados, ancianos en silla de ruedas con carteles reivindicando lo suyo, charangas, republicanos, profesores de universidad, funcionarios, gente, como yo, de fuera de Madrid, madrileños de toda la vida, jóvenes, viejos, pancartas a cual más ingeniosa, gente vestida con prendas de marca, gente vestida de manera más alternativa, perros, gente hablando, gente callada... pero ante todo vi unas ganas desmesuradas de acabar con un sistema podrido hasta el tuétano. Sistema que sólo es capaz de satisfacer las exigencias de unos pocos: los privilegiados.
Y, aunque estas noticias ya me lleguen a través de los medios de comunicación, el movimiento sigue, ocupando hoteles abandonados, casas, facultades... No tenemos que dar ni un paso atrás, pues, a pesar de la guerra de cifras, los políticos saben exactamente cuanta gente salió ayer a la calle y uno tiene para sí que si más de un millón de personas salimos ayer a las calles, tirando de cifras oficiales, los que dicen dedicarse a la política no tienen que estar muy tranquilos (la prueba es que la derecha está utilizando sus medios de comunicación, que no de información, para desvirtuar la realidad).
Sólo me queda felicitar a todos aquellos que ayer tomamos las calles para exigir lo que es nuestro: JUSTICIA, DEMOCRACIA Y DIGNIDAD.
Un saludo.
P.D.: Mañana o pasado intentaré colgar las fotos que saque con el móvil en la manifestación de Madrid, pues hoy no dispongo del cable para volcar las fotos, que no serán nada del otro mundo, pero me apetece colgarlas.
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