jueves, 29 de abril de 2021

CONOCER NOS HARÁ LIBRES

"A veces la gente no quiere escuchar la verdad
porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas" 

Friederich Nietzsche

El que suscribe no se considera un tipo culto ni especialmente instruido. Sin embargo, pienso que existen dos virtudes que sí poseo: la curiosidad y la capacidad para reconocer mis errores, aunque sea a nivel interno. 
De estas dos virtudes la primera, la curiosidad, me empuja a buscar información y explicaciones a sucesos que nos presentan como unidimensionales (esto sucede por esto y exclusivamente por esto). Nada más lejos de la realidad. Nada, o casi nada, se explica por una sola variable. Los hechos se producen por una interacción de causas, en ocasiones algunas de ellas difícilmente valorables. 
Vamos a poner un ejemplo actual para clarificar lo expuesto.
Pensemos en las comunidades de Castilla y León y de Madrid, ambas gobernadas por el Partido Popular y en el progreso de la vacunación en ambas. Castilla y León se encuentra entre las tres o cuatro comunidades autónomas que, porcentualmente, más personas han vacunado. Las cifras de Madrid distan, porcentualmente, de las de Castilla y León. Como es bien sabido en ambos lugares gobierna el PP, con una política similar y, sin embargo, en Madrid se habla del desmantelamiento de la Sanidad Pública (lo cual es cierto) y en Castilla y León no, como causa de esta diferencia. Sin embargo, existe una causa de la que poca gente habla, unos por desconocimiento y otros de manera interesada: la pirámide de población. Castilla y León es una región envejecida y Madrid no. Basta pensar quienes han sido los primeros sectores de población en beneficiarse de la vacuna del COVID 19, para entender por qué en un lugar hay más personas vacunadas que en otro. 
Creo que el ejemplo resulta suficientemente ilustrativo para explicar la importancia de las variables en los hechos y la limitación de la comprensión de los hechos cuando solo se enfoca la lupa hacia una de los aspectos causales. 
Esta interpretación limitada y parcial de la realidad, intencionada o no, que genera una comprensión del mundo con dos únicos colores en la rica paleta cromática: negro y blanco. No resulta aventurado defender que esta visión tan sucinta conduce a una visión pobre y conformista de lo que nos rodea. 
Por supuesto, a esta forma de percibir lo que nos rodea contribuye un amplio conjunto de sistemas y subsistemas, pero a uno, a estas alturas de la fiesta, le parece que son los medios de comunicación (que no de información) los principales promotores de esta manera de interpretar la realidad y lo hacen por dos motivos:
  1. Simplificar al extremo la información y, por tanto, la capacidad de análisis de lo que ocurre, creando un mundo de buenos (donde siempre se encuentra el receptor de la información) y de malos. Se trata de verdades absolutas, con ideas y comportamientos buenos y malos, sin matiz alguno. Se pretende infantilizar a aquellas personas que recurren a este tipo de medios para conocer e interpretar la realidad, solo existe lo bueno y lo malo, las circunstancias, los contextos... no son tenidos en cuenta. Esta simplificación conlleva una mayor facilidad para la manipulación y una mayor dependencia de verdades morales. 
  2. Este mensaje de verdades absolutas y  buenos y malos es utilizado por los propios medios para arrimar el ascua a su sardina. Las noticias seleccionadas, la parte de la información presentada (nunca suele haber matices ni segundas opiniones, solo existen buenos y malos), sirve para difundir un modelo de sociedad. Por supuesto, esta forma de abordar lo que ocurre, esta manipulación, sirve a los convencidos para reafirmar sus creencias (sesgo de confirmación), pero también sirve para manipular a los ciudadanos interesados solamente en informarse. 
Podríamos pensar que los periodistas poseen una capacidad maquiavélica para manipular la realidad y sí, algunos de ellos pueden calificarse de manipuladores natos, pero la gran mayoría solo aspiran a sobrevivir (algunos son hijos de periodistas y no tienen ese problema, solo están enchufados por papá). También hay que reseñar que entre los periodistas una parte significativa son incapaces de manipular a sabiendas porque son unos lerdos, con seguir el discurso oficial, y sentirse modernos o valientes, tienen suficiente.
Se podría pensar que una simplificación del mundo resulta fantástica para manipular al personal, pero uno sostiene que no es más que un ejercicio intencionado de que la gente se olvide de que tiene capacidad para pensar, para analizar por sus propios medios, pudiendo llegar en muchos casos a la misma percepción sobre un acontecimiento o personaje, pero con muchos más datos.
Veamos un ejemplo. Para llegar a la conclusión de que Franco era un dictador, que solo ansiaba el poder a costa de lo que sea, no hace falta recurrir al recurso de dar la matraca día y noche, como hacen algunos medios. Basta conocer la historia. Un tipo que envía una carta al Gobierno del Frente Popular avisando del descontento de los militares y poniéndose a su servicio para mejorar la situación, siempre que le recompensen con un cargo; un tipo que viaja de Canarias a Tánger (finalmente aterriza en Tetuán) para ponerse al mando de las tropas sublevadas en Marruecos, vestido de civil y con el bigote afeitado (en este episodio destaca que vacila ni un segundo a la hora de permitir que sus tropas fusilen a su primo, militar como él, que intenta impedir que los regulares sublevados tomen el aeropuerto de Tetuán antes de la llegada del ferrolano para asumir el mando de las tropas golpistas) o que cuando ya ve que sus aliados fascistas van a perder la guerra manda una carta, otra, a Gran Bretaña, ofreciéndose como mediador para conseguir la paz, dice mucho de la catadura moral del personaje. Los hechos resultan el mejor antídoto para describir las situaciones.
Como escribí al principio, una de mis virtudes es la capacidad de rectificar, de ser consciente que algo no ha sido realizado o pensado de manera correcta y tratar de enmendarlo. Sin embargo, en esos mismos medios de comunicación (que no de información) no aparece esa capacidad de enmienda. Los mass media y sus más afamados representantes no dudan en lanzar falsedades o medias verdades y/u opiniones que tiempo después, no mucho tiempo después en algún caso, son desmentidas por el paso del tiempo, resulta extrañísimo que algún preboste de los medios se desdiga y, cuando lo hacen, por lo general suelen aportar alguna excusa, absurda, o intentan enfangar a los de la acera de enfrente. 
Escuchaba hace no mucho a unos periodistas jóvenes alabar "al maestro Iñaki", ese tipo que en las últimas décadas ha estado siempre al sol que más calienta, cambiando de chaqueta cuando ha sido conveniente, y pensaba: "Siendo este el modelo de periodismo que tenéis mejor que digáis que aspiráis a vivir de ese oficio a costa de lo que sea, entre otras cosas de la verdad". 
Por cierto, antes de concluir me gustaría acabar desmontando otra falacia: leer no es la panacea de nada. Hace un siglo, donde el analfabetismo, al menos en este país, era inmenso, la lectura sí podía conducir a otro nivel de conocimiento. En la actualidad no tiene por qué. Lo que conduce a salir de la ignorancia es la necesidad de conocer, de explicar el por qué de las cosas. La gran mayoría de lo que los lectores consumen resultan ser novelas y, lo siento, pero una novela no te hace ni más sagaz, tal vez sí descubriendo criminales en los libros, ni más inteligente. No, leer, per se, no te distingue de los que no leen. Lo que distingue es el ansia de conocer. El negocio de lo que rodea a los libros, como el de otros apartados de lo que pomposamente se llama Cultura, tiene en las novelas de entreteniendo su principal fuente de ingresos. No suele haber promociones multitudinarias de autores de ensayos para apoyar su libro. De nuevo, la misma idea. No conviene que el personal piense mucho.
Creo que, por hoy, resulta suficiente con todo lo escrito hasta aquí.
Un saludo.

sábado, 24 de abril de 2021

AL FINAL

El efecto de la droga se estaba desvaneciendo y él volvía a deambular por ese estado onírico en el que lo real se encuentra lo suficientemente deformado para dejarse llevar por esa senda sin cuestionarse nada más. Surgió de algún lugar del pasado  ese fragmento de la letra de aquella canción,que tanto le había gustado en el pasado:  "Now I see the times they change, leaving doesn't seems so strange..."... Y su rostro, inmutable a pesar de los años transcurridos, apareció ante él. Ella le sonreía, mirándole con aquella fijeza acostumbrada, derramando en su mirada la ternura que él provocaba en ella cuando estaban juntos. 

En un principio él no supo reaccionar. Desconocía si ese azoramiento se debía al postrero efecto del narcótico antes de desvanecerse de su sistema nervioso, o a la desubicación que le generaba la presencia de ella, de Marta, después de tantos años, allí, a su lado. Solo acertó a decir: "¡Hola, Marta!".

Ella respondió, casi solapando la primera palabra con su nombre: "¡Hola, Rafael! Te he visto en mejores circunstancias. Espero que esto solo sea un bache".

"Con sinceridad, yo también lo espero", repuso el aludido, con una sonrisa, que ella pronto imitó. "Tú sigues como siempre, bellísima", continuo Rafael.

"Gracias. Creo que se debe más a como me ves tú, que a la realidad, pero te lo agradezco", contestó. "¿Me has echado de menos?, preguntó ella de manera abrupta, sin necesidad de rodeos previos. 

"Mucho. Muchísimo. Desde la última vez que nos vimos he pensado en ti siempre que he tenido ocasión de hacerlo. Te he extrañado tanto como para que siempre me hayas acompañado de manera silenciosa, pero con la estridencia de lo que jamás se puede sacar de uno mismo". Confesó. "¿Y tú a mí?"

"Aunque esté aquí, no siempre todo resulta ser lo que aparenta. Creo que lo mejor que puedes hacer en estas circunstancias es disfrutar de mi presencia", afirmó Marta, de una manera tajante que él no recordaba haber escuchado con anterioridad saliendo de sus labios. 

"Creo que te debo una disculpa y, tal vez, una explicación", alegó él. "No sé si querrás escucharla o no, pero voy a hacerlo. Te lo debo y, en cierta forma, me lo debo a mí también", continuó.

Marta se limitó a encogerse de hombros, lo que él interpretó como la señal de inicio para su discurso, mil veces ensayado en su cabeza y que nunca creyó debería expresar en voz alta.

"Cuando te conocí buscaba algo... Siempre buscaba algo: mi beneficio. Cumplías con todos los requisitos: mujer de mediana edad, sin compromiso, con no muchas relaciones sociales y con un buen nivel de vida... Y no fue difícil acercarme a ti y llevarte a mi terreno. Te encontrabas tan necesitada de afecto como yo de dinero; pero algo no funcionaba como en otras ocasiones. La segunda vez que hablamos te miré a los ojos y reconocí algo nuevo y distinto, que turbó hasta el último átomo de mi cuerpo. Vi esa ternura en el verde de tu iris, la misma que hace un momento sentí, y, en cierta forma, me desarmó. Se estableció dentro de mí una lucha callada y atroz entre la costumbre y el sentimiento; entre el dinero y tú; entre yo y tú y yo. Por primera vez supe que significaba la palabra remordimiento y también aprendí que, en ocasiones, esta sensación se clava en el alma sin posibilidad de extraerla, al menos de manera inmediata. 

Las semanas que pasé junto a ti nunca las olvidaré. Nunca olvidaré los mejores días de mi vida y el sufrimiento atroz que me causaba mi mentira. Te amaba y me odiaba a partes iguales. Durante casi dos meses me dejé llevar, indeciso. La palabra felicidad había cobrado un sentido distinto junto a ti, pero no desconocía que en mi fuero interno seguía siendo el mismo: un estafador, ávido de dinero fácil para disfrutar la vida a mi manera, sin ataduras, y, como te he dicho anteriormente, esa paradoja me atormentaba.... Hasta que tomé una decisión: abandonarte, haciéndote el menor daño posible. Te amaba tanto que decidí no apropiarme de un solo euro tuyo. No consideré el dolor que te podría suponer mi marcha sin previo aviso. En aquella época mi principal preocupación era el dinero y supuse que no quedarme con el tuyo podría considerarse lo mejor que podría hacer por ti. Solo un par de semanas después comprendí el trauma que causa separarte de alguien a quien quieres más que a ti mismo y lo descubrí en mis propias carnes".

"¡Joder, qué dolor! ¡Perdona! He sentido una punzada que me ha atravesado el abdomen. Parece que ya se va pasando. ¡Disculpa de nuevo!"

Ella intervino, después de un largo en silencio para decir: "No te preocupes, Rafa. Si te apetece, cuando te encuentres bien, sigue. Quiero escucharte."

"Ya me encuentro mejor. Creo que ahora lo prioritario, al menos para mí, es contarte todo aquello que durante todo este tiempo he callado", apostilló él, para, acto seguido, seguir con la narración, interrumpida un par de minutos antes.

"Sentí varias veces la tentación de llamarte, de ir a buscarte, de pedirte disculpas y de intentar reiniciar la relación, siempre que tú también quisieras; pero ya sea  por miedo al rechazo, por comodidad o por la falsa promesa de que ya lo haría al día siguiente, jamás pasé ese umbral; aunque no conseguía expulsarte de mi pensamiento por más que me lo propusiera y que me mintiera a mí mismo, diciendo que todo pasaría. 

En realidad, un par de veces marqué tu número de teléfono, sin embargo, cuando escuché tu voz, a través del altavoz de mi móvil, sólo acerté a callarme y pulsar el botón rojo de la pantalla del aparato. Me sentía aterrado ante la posibilidad de que colgases o me rechazases de cualquier otra forma. 

Ahora, con la perspectiva del paso del tiempo, me parece obvio que mantenerte en mi recuerdo como lo inalcanzable resultaba mucho más eficaz, o más cómodo, que atreverme a contarte todo lo que hoy estás escuchando. Así evitaría el doloroso proceso que conllevaría tu rechazo".

De nuevo el dolor, construido por miles de  alfileres clavadas en el interior. En esta ocasión no pudo reprimir un grito de dolor, seguido del nombre de ella, Marta, pero no conseguía encontrar su rostro, su mirada por ningún sitio.  Solo existía el sufrimiento físico, que se intensificaba de manera exponencial cada pocos segundos. "¡Por dios, que alguien me ayude!", gritó desesperado.

Segundos después pudo distinguir el rostro de una mujer joven, vestida de blanco, junto a él y, casi de inmediato, sintió como una aguja penetraba en su brazo. Recordó entonces que ese líquido que comenzaba a fluir en el interior de sus venas se había convertido en su principal sustento durante estos últimos días. El opiáceo que, en breve, le llevaría a un estado de inconsciencia, constituía en esos momentos su único dique de contención contra el dolor que esa enfermedad le provocaba. Un dolor previo a su fin. Un dolor inhumano.

En ese trance, justo antes de volver a perder a la percepción de la realidad, ya bajo los primeros efectos de la morfina, sintió como Marta volvía junto a él- Tal vez nunca se fue o tal vez nunca... Y mientras cerraba los ojos, quizás por última vez, notó como la mano derecha de ella acariciaba su mejilla, mientras besaba suavemente su frente.  

jueves, 22 de abril de 2021

MESES DE UNA VIDA

"Rockin'In the free world..."

Neil Young

Una de las cuestiones más importantes de cualquier suceso vital importante debería ser los aprendizajes que extraemos de lo ocurrido. Por supuesto, este período que estamos viviendo, que en unos años figurará en los libros de Historia, resulta propicio para extraer conclusiones que debiésemos tener en cuenta, para bien o para mal, en nuestro presente y en nuestro futuro. 
Considerando lo ocurrido, a uno se le ocurren algunas conclusiones sobre lo acontecido durante estos meses, con las que, tal vez, el lector pueda estar de acuerdo, o no, pero que creo necesarias reflejar negro sobre blanco para, al menos, hacer pensar a quien tenga a bien leerlo.
En primer lugar, me gustaría hacer una distinción entre el ámbito público y el ámbito individual. Lo que voy a escribir a continuación se refiere a aquello visible y, en general, colectivo o referido a algunos colectivos. Sobre lo que acontece a cada persona de modo individual nada tengo que decir, pues lo desconozco.
Una vez realizada esta aclaración me gustaría comenzar a tratar sobre algunas de esas enseñanzas extraídas de este periodo de pandemia.
En primer lugar me gustaría aclarar que no hemos salido mejores, como el presidente del Gobierno de este país dijo tras los duros meses que vivimos durante la primavera del año pasado. Hemos salido, en general, exactamente iguales, o casi, pero menos, porque unos cien mil conciudadanos han fallecido, víctimas del virus. Si restamos el mayor o menor miedo a infectarnos, el resto de cuestiones importantes de nuestra vida han variado poco, o nada, siendo la única diferencia notable, los problemas psicológicos que en ciertas personas ha generado esta situación. 
También parece importante hacer referencia al tipo de sociedad en la que vivimos. Para una parte de las personas la llegada de un virus con esta capacidad letal, un elemento más de la naturaleza, ha supuesto una bofetada de realidad. Por una parte porque nos ha bajado del pedestal a la especie humana; somos tremendamente vulnerables y, por otro lado, porque esa sociedad del placer inmediato, siempre pagado con el dinero obtenido con nuestro trabajo, no era más que una ficción, creada para consumir. Nos vendieron la irrealidad de que todo se podía conseguir sin gran sufrimiento. Todo los no podrían arreglar sin gran sufrimiento, porque el sufrimiento era una palabra maldita, y, de repente, hemos comprobado que existe la vulnerabilidad, la incertidumbre que, incluso, existe en las soluciones a la situación. Baste como ejemplo lo que ocurre con las vacunas. Ante un riesgo ínfimo ciertas personas, en su derecho, prefieren no "arriesgarse". Deberíamos aprender que la incertidumbre y el riesgo forman parte consustancial de la existencia y que nada ni nadie puede evitarlo. Quizás, si fuésemos consciente de ello disfrutaríamos más de la vida.
Por otra parte, la existencia de los negacionistas deja a las claras la gran diversidad de ideas y opiniones sobre cualquier tema que existe en las sociedades. Pero también deje entrever la existencia de un porcentaje de la población que creen en ideas mágicas, entendiendo como ideas mágicas aquellas que solo se sustentan en la fe de quienes las defienden. Las personas que defienden este tipo de posturas suelen utilizar  argumentos tipo: demuestra que esto no es así o esto en lo que creo es así porque lo digo yo. Pero la cosa no funciona así. En realidad la cuestión es, y debería ser: yo soy negacionista y te demuestro que estás equivocado por esto, por esto y por esto otro y puedes comprobar en cualquier momento, mediante pruebas objetivas, que lo que digo es cierto. Esto funciona así y, mientras alguien alegue que yo debo demostrar que lo que él dice es falso, sin haberme aportado antes ninguna prueba que verifique su veracidad, lo único que sostiene una teoría es el pensamiento mágico. Lo cual deja claro también lo poco que muchos de nosotros conocemos sobre como funciona la Ciencia y el método científico y esto sí que nos debería preocupar, y mucho.
Otro aspecto, que ya recogí en otra entrada, es la importancia que los trabajadores de a pie, en muchos casos muy mal pagados, tienen, y no solo para la Economía, sobre todo para el funcionamiento de la sociedad. Un transportista, un celador, una cajera, el que envasa la comida para perros, las personas de ayuda a domicilio... Todos ellos son fundamentales para nuestro día, pero, por lo general, en los medios se da voz a imbéciles que no han trabajado en su vida y que dicen saber mucho de Economía o de otras ramas del conocimiento, o del desconocimiento, afines. Si tras lo ocurrido los trabajadores no se han dado cuenta de su poder es que no hemos salido mejores; más bien seguimos igual de alienados.
Por supuesto, no conviene olvidar a los profesionales de la bronca (políticos, periodistas y demás chusma), que no dejan pasar cualquier oportunidad, por muy trágica que esta sea, para sembrar la discordia, la división y el odio. Y no, no hemos salido mejores, porque si lo hubiésemos hecho esta chusma estaría en el fondo del Mediterráneo y hubiésemos ensalzado a aquellos que durante este tiempo han actuado pensando en el bien colectivo. Pero seguimos escuchando a la misma chusma en los mismos medios, esparciendo la misma mierda. 
Me gustaría concluir con una nota positiva. Muchas personas se han volcado con los más necesitados, conocidos o no, buscando con su tiempo, dedicación y/o esfuerzo mejorar la vida de los demás. Este hecho, que ya ocurría, pero que se ha acentuado durante estos meses, deja bien a las claras que mucha gente es admirable y que dentro de muchas personas existe algo admirable, muy lejano del triunfador que nos venden los medios. Personas que, a cambio de nada, buscan hacer un mundo mejor para los demás.  Personas que siempre han estado ahí y siempre estarán.
Un saludo.

lunes, 19 de abril de 2021

REFLEXIONES SOBRE...

Escucho loar, especialmente en los medios declarados de derechas (los medios progres también lo hacen, pero con un poquito más de disimulo), la labor de los empresarios durante la pandemia, haciendo especial hincapié en lo mal que lo han pasado, porque es bien sabido que los trabajadores que se han ido al paro, o están en un ERTE, pagado entre todos para que las empresas no desaparezcan, no lo han pasado, y no lo pasan mal. Lo curioso es que muchos de estos grandes emprendedores piden dinero, bajadas de impuestos y demás prerrogativas para poder seguir funcionando. Cosa curiosa en este mundo donde ellos son los creadores de riqueza y el Estado es un lastre, al menos según ellos, piden dinero a esa institución que tildan de opresora.


El falso debate sobre la libertad no es más que eso: un falso debate. No existe libertad sin unas condiciones dignas de vida y el neoliberalismo que defienden los que se apropian de este concepto no es más que una forma de opresión y la dictadura del gran capital sobre la humanidad. 


Viendo, hace unos días, un documental sobre como la especie homo se ha caracterizado, y se caracteriza, por un espíritu de exploración y un ansia de conocer, me vino a la mente la frase tan manida, y absurda, que denigra todo gasto en aspectos como la exploración espacial. El problema no es gastar en aspectos que implican conocimiento y, lo más seguro, una mejora en nuestras vida. La cuestión es la desigual distribución de la riqueza. Unos pocos acaparan los recursos que generarían una mejora en la calidad de vida de miles de millones de personas y acabar, por ejemplo, con la carrera espacial no iba a cambiar este aspecto. 


Escucho a Irene Montero cambiar las vocales finales de las palabras y me pregunto: ¿en qué puto mundo vive? Como he defendido desde este blog de manera reiterada, no se trata de colectivos se trata de personas, necesidades y satisfacerlas. Por cierto, Irene Montero, la lucha no la has hecho tú. Tú solo te apuntas tantos. La lucha la hicieron los precursores y el cambio lo protagonizamos la mayoría, considerando algo denigrado hasta hace bien poco en algo normal. Creo que el hecho de que algunos colectivos se adhieran al verbo vacío y fácil de cierta gente solo provoca una mayor distancia de una buena mayoría de la ciudadanía que solo quiere vivir y dejar vivir.


Me cansa que la Política sean batallitas dialécticas entre cuatro mastuerzos y sus medios afines (manipulando a modo). La Política y la democracia (gobierno del pueblo) son algo más que cuatro botarates ambiciosos lanzando eslóganes y diatribas contra aquel que considera su rival. Como diría don Julio Anguita: "Programa, programa, programa" y grado de cumplimiento de ese programa si se llega al poder. ¡Ah! y programas mensurables, no estupideces vacías que pueden firmar igual Podemos que VOX.


Resulta curiosa la lucha por conseguir el voto de lo que se denomina feminismo entre PSOE y Podemos, con sus dos caras visibles: Irene Montero, con sus continuas y, en muchas ocasiones, absurdas declaraciones, y, por parte del PSOE, Carmen Calvo, una tipa curtida en mil historia políticas, que deja hacer a la del partido morado y, de vez en cuando, mete una pulla a la ministra para convertir en parodia el discurso de la residente en Galapagar. Por cierto, para ello se vale, a veces, del mismo discurso victimista respecto a los hombres que utiliza la de Unidas Podemos. Resulta curioso que ese mismo discurso, el macho alfa..., lo empleó Más Madrid para arrinconar un posible pacto con Pablo Iglesias. Al final, cuando se construye sobre discursos basados en la exageración y la deformación de la realidad se acaba recibiendo de la propia medicina.


¿No resulta preocupante que un personaje tan nulo como la persona que gobierna la Comunidad de Madrid vaya a ganar de calle las próximas elecciones? Parece necesario que los progresistas y demás recua afín se planteen qué están haciendo mal ellos, para que alguien como Díaz Ayuso les vaya a barrer. Sin embargo, me temo que esa autocrítica no va a existir. Se recurrirá a lo de siempre: la gente no sabe votar, no ha votado la gente suficiente... Igual lo que debían plantearse es que pueden hacer ellos para que los ciudadanos los vean como una opción alternativa y para eso se necesita: Programa, programa, programa y dejar de copiar las propuestas neoliberales de la derecha.


¿Por qué los progres hablan siempre de la educación, refiriéndose al sistema educativo, como la palanca que a de cambiar todo? ¿Por qué no hablan de eficiencia en su gestión para cambiar las cosas, demostrando con hechos que las cosas pueden cambiar? Lo sé, porque es más fácil culpar de los males a algo abstracto. 


Una última reflexión, que creo se puede extrapolar a diferentes ámbitos. ¿Cree el lector que a alguien que le guste algo estaría todo el día hablando de aquellos más conflictivos de esa actividad que le atrae? Pues eso es lo que hacen los periodistas futbolísticos (de deportivos tienen poco) cuando hablán de fútbol. Inciden continuamente en la polémica y no se recrean en aquellos aspectos fantásticos que tiene el citado deporte. No les gusta el fútbol, solo generar polémica, para llenar con comodidad sus programas. Recuérdelo cuando escuche a alguien que diga que le apasiona tal o cual cosa, pero solo realce los aspectos más negativos o conflictivos. 

sábado, 10 de abril de 2021

EXPERIENCIAS SEXUALES

 Lo reconozco, la vida de hombre sin compromisos sentimentales es un mundo complejo, donde no siempre resulta fácil estar a la altura, en especial cuando te enrollas con una jugadora de baloncesto que te saca una cabeza. 

Pero, en realidad, ese es el menor de los problemas. El problema fundamental reside en conseguir contactar con mujeres, ¿y qué mejor sitio que esas aplicaciones para solteros, separados, divorciados, curas de incógnito y demás tropa? 

Yo me metí una vez en una y pronto comprendí que las mujeres se dividían entre las que buscaban conversaciones serias y las que querían reír. Uno, más necesitado que un ñu en la temporada de sequía en la sabana, daba me gusta a toda foto que iba acompañada de dos pechos y la primera con la que hice match fue una de las que buscaba conversaciones serias y ahí me empleé a fondo. Tras el primer hola y su respuesta la pregunté: "¿Qué opinas de los resultados obtenidos en el Gran Colisionador de Hadrones y la posibilidad de que exista una quinta fuerza fundamental, hasta ahora desconocida?" Imagino que se puso a buscar información sobre el tema y aún anda en ello, porque no me volvió a contestar. 

La segunda vez que el match llamó a mi puerta fue con una de esas mujeres que quieren reír. Tras el pertinente saludo la conté lo siguiente: "¿Te querrás creer que diez minutos antes he hecho match con otra mujer que quería conversaciones serias, la hablé de lo ocurrido en el Gran Colisionador de Hadrones y no me ha vuelto a contestar? ¿A que es para partirse?" Paso un rato y me llegó su respuesta: "¿Me lo estás diciendo en serio?" Y yo, que ya veía camino el camino abierto, contesté: "Sí, aún tienen que volver a interpretar los datos, pero parece que la quinta fuerza existe". Y no volví a saber nada de ella. Desde entonces  solo hablo del Gran Colisionador de Hadrones cuando estoy de copas con los colegas, justo después del Asturias patria querida.

A pesar de todo, no me ha ido mal en la vida en el tema de las mujeres. Incluso se podría decir que tengo una cierta experiencia con ellas. Y sí, voy a contar algunas anécdotas con ellas. 

En la primera, y ocasiones única, ocasión en que te acuestas con una mujer existe un tema peliagudo: quitarla el sujetador. Existen dos posibilidades: quitárselo a la primera, ante lo cual la respuesta es siempre la misma: "Se nota que tienes experiencia", que, por lo general, se acompaña de una sonrisa pícara. Reconozco que alguna vez con ganas de decir que he trabajado cuatro años en una fábrica de Playtex, pero me he mordido la lengua a tiempo, porque a un colega que gastó la broma a una mujer con la que acababa de pillar obtuvo como respuesta que "a ver si era posible que le sacara unos cuantos a precio de fábrica" y de ahí a compartir casa hay cuarto de hora.

Luego está aquellas ocasiones en las que es más fácil quitar un cinturón de castidad que los cierres del sujetador. Ahí la respuesta de ellas suele ser algo como lo que sigue: ¡Jajaja! Eres un poco torpe con el sujetador. Al principio te quedas un poco descolocado, lo que, a la larga, resulta más adecuado, porque si contestas como yo hice: "Con el modelo nuevo, el que salió hace tres años, no me ocurre. Es solo con este modelo, que ya está descatalogado, entre otras cosas por la dificultad para quitarlo", la cosa puede que no vaya por el mejor camino.

Pero antes del sujetador siempre está la pregunta típica: "¿Pero tú qué tal en la cama?". Antes daba explicaciones y demás, pero ahora ni me molesto. Me limito a sacar la cartera y rebuscar, entre los condones y los billetes, el certificado ISO 22000 de calidad sexual y seguridad alimentaria (hay que contemplar todos los aspectos). Se le enseño y me ahorro explicaciones. Yo, en estos casos, soy más de aportar pruebas, aunque, la verdad, reconozco, que fue un poco violento cuando los inspectores de calidad estuvieron tomando notas mientras practicaba sexo. 

Yo, lo reconozco, soy un tipo con suerte. Recuerdo una vez que ligue con una tía y a las dos horas estábamos en su cama practicando el bello arte del sexo nocturno. Cuando estábamos en los prolegómenos ella me dijo que no solía hacer esto y que era la primera vez y ahí fue donde yo pensé que era un tipo con suerte: era la quinta vez que una mujer me decía eso en lo que iba de año. ¿A qué es para sentirse afortunado? Todas las mujeres que echan una cana al aire por primera vez me tocan a mí.

Una cosa que no soporto, lo reconozco, es que, si el plan es para una sola noche, ella me llame cariño. Lo detesto. En estas ocasiones siempre me viene a la cabeza una anécdota real que me ocurrió en un trabajo que tuve hace muchos años. Repito que es real. Tenía un compañero de pueblo, con su barba cerrada y su apariencia rural, pongamos que se llamaba Rubén, y otro que era lo que técnicamente se llama una loca, le denominaremos Roberto, este último le sacaba una cabeza al hombre rural. Un día a Roberto se le ocurrió anteceder una pregunta de la palabra cariño y la respuesta del nuestro agreste hombre fue inolvidable: "A mí solo me llama cariño mi mujer y mi madre". Pues cuando una mujer en la cama me llama cariño, si solo hay sexo, me entran ganas de contestar lo mismo que Rubén; pero luego pienso que para poder decir eso tengo que buscar una mujer y casarme con ella y se me quitan las ganas. 

Dando vueltas a este asunto llegué a una solución, que desde entonces uso con notable resultado. Cuando el vocablo cariño aparece por segunda o tercera vez suelo decir con voz indecisa que me gustaría pedirla algo, pero que no me atrevo. Ella suele responder: ¿A ver qué es? Yo la digo que me da un poco de palo y ella insiste en que la cuente lo que pienso y ahí es cuando, con voz temerosa, la digo que nunca nadie me había hecho disfrutar tanto con el sexo oral como ella, que si no la importaba repetirlo... y un halago de este tipo no suele folla..., perdón, fallar.

Una vez me encontré con una mujer que me pedía que firmásemos un consentimiento para practicar sexo, la cosa me pillo un poco de sorpresa, pero rápidamente la remití a mi apoderado (llevo tantos años viviendo en el pueblo que yo no tengo representante, como los de ciudad, tengo apoderado, como los toreros). Al final, quedamos en echar un polvo, y si nos gustaba y repetíamos llevábamos ambos un documento de consentimiento firmado. En esa ocasión no estuve a la altura. Pensaba en todo lo que debía llevar en la cartera para darme un revolcón: condones, certificado ISO, certificado de penales, documento de consentimiento mutuo, certificado médico de no padecer enfermedades contagiosas... y se me vino todo abajo; especialmente eso. 

Lo que sí recomiendo es no beber mucho antes de enrollarte con una mujer. Seguro que todo el mundo piensa que el rendimiento baja con el alcohol, puede ser, pero el mayor problema viene al día siguiente cuando te despiertas y ves a tu lado una mujer despeinada, con el maquillaje corrido, que en nada se parece a lo que el sexto gintónic te hizo ver. Si fuese una compra por Internet se podría pedir que te devolvieran el dinero, o el polvo, por publicidad engañosa. Lo jodidos es cuando te dicen: "Podemos desayunar juntos".  La respuesta es inmediata: "Me encantaría, pero soy sagitario y los sagitario no desayunamos los... ¿Qué día es hoy?¿Sábado? ¡Gracias! Pues eso, que los sagitario no desayunamos los sábados". 

Todo esto puede parecer una exageración, que lo es, pero puedo asegurar que alguna de las cosas contadas, convenientemente deformadas, son reales. 

Y ahora voy a ver si echo un ratico en el Tinder, que anoche estuve con una vegana y me supo a poco.