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miércoles, 11 de julio de 2018

NEOFASCISMO PROGRESISTA

"La posverdad es el prefascismo"

Sobre la tiranía. Timothy Snyder


De vez en cuando me gusta dar al botón del recuerdo y, cuando esto ocurre, a veces aparecen situaciones varias y personas variopintas, que en ocasiones son apenas una cara y/o un nombre . Hace no mucho, en uno de esos trances de retorno al pretérito me acorde de la Ely. La Ely era un tío que trabajaba en una fábrica de harinas, de mi ciudad. Como su propio nombre indica no ocultaba que el sexo que aparecía en su DNI poco tenía que ver con su orientación sexual y con su forma de vestir lo hacía patente... hace treinta años. Desconozco que ha sido de la Ely, entre otras cosas porque la vida te lleva de aquí para allá y entre mis preocupaciones cuando vuelvo a mi patria chica nunca estuvo saber de ella. 
Como he dicho di unas cuantas vueltas por aquí y por allá y acabé viviendo en un lugar donde existía una persona con un planteamiento vital similar al de la Ely. Respondía al nombre de Arturo, murió hace años, y, en cierta forma, formaba parte del panorama fundamental del lugar. La única diferencia entre la Ely y Arturo era que el primero vivía en una ciudad de varios cientos de miles de habitantes, no por ello menos conservadora, al menos una parte de su población, y el segundo en una población de unas decenas de miles de habitantes.
La Ely, Arturo y otra mucha gente fueron pioneros, en momentos de incomprensión. Personas valientes cuando pintaban bastos, a los que mucha gente debe mucho, pero que no aparecerán en ningún lugar como luchadores. Es más, tengo la convicción de que gente que en su momento les criticaron, a fecha de hoy son defensores acérrimos de los derechos LGTB.
Al igual que ocurrió con la lucha por la igualdad existieron pioneras en la lucha por la igualdad de derechos de las mujeres, que en su momento sufrieron incomprensión, cuando no persecución. Muchas de estas personas son gente anónima, que buscó con tesón, a pesar de las trabas, un mundo mejor e igualitario. Unos pusieron un pequeño granito de arena; otros, por la mayor repercusión de sus actos, aportaron algo más, pero todos hicieron de esta sociedad algo mejor. Vaya desde aquí un reconocimiento sincero a todos ellos, por su lucha y por ayudar a construir una sociedad mejor para todos.
Me vienen recuerdos de una conversación, lejana en el tiempo, con el padre de un conocido, que me explicaba que, en ocasiones, se escondían en las tumbas vacías cuando los grises les perseguían para brearlos a modo in situ o en la comisaría. De nuevo, gente jugándosela para conseguir una sociedad mejor para todos.
Todos esos tiempos quedan lejos. La lucha de esas personas, y de otras muchas, en busca de una sociedad que permitiera a todos los integrantes de ella no ser juzgados por los poderes del Estado, por sus creencias políticas, religiosas, por su sexo o por sus tendencias sexuales, por su raza o por cualquier otra cuestión ha sido un éxito. Los poderes del Estado velan por esa igualdad, así como por otras conquistas como la presunción de inocencia, el derecho a un juicio justo, a no ser detenido de manera arbitraria. De igual manera, se logró abolir la pena de muerte, que la dictadura franquista aplicó hasta sus últimos momentos, así como se buscó que las personas condenadas en firme por un delito tuviesen la oportunidad de reinsertarse en la sociedad.
Sin embargo, las acciones valientes de esas personas, casi siempre a nivel individual, se han visto sepultadas por el tiempo, y por algunos de los que han cogido el testigo en los diferentes colectivos, que dicen luchar por los derechos de los oprimidos. Estos colectivos, en algún caso con mucho poder mediático, dicen representar a todos las personas que, en teoría, se amparan bajo sus siglas. Aunque esto no es cierto, porque en dichos colectivos hay disensiones y gente que no se siente representada:


http://www.publico.es/orgullo-gay/orgullo-orgullo-gay-mercantilizacion-lucha.html


https://www.izquierdadiario.es/Un-Orgullo-critico-y-anticapitalista-marcha-masivamente-en-Madrid-contra-el-capitalismo-rosa?id_rubrique=2653


En algunos casos se apela a datos alejados de la realidad para exacerbar a los seguidores. Si el lector recuerda en la entrada Feminismo (I) se puede comprobar, con datos extraídos de instituciones públicas, que la gran mayoría de los reivindicaciones que exponen las convocantes de la huelga feminista se basan en una distorsión, por desconocimiento o por interés, de la realidad.
Hablando sobre la entrada Feminismo (I) me gustaría hacer una rectificación: existen datos sobre la incidencia de la pobreza entre hombres y mujeres en España, no sólo los que expuse sobre personas que viven en la calle, y, de nuevo, las estadísticas oficiales, esta vez europeas, desmienten el planteamiento de las convocantes de la huelga feminista. Aquí se puede leer.
Echa esta aclaración me gustaría continuar exponiendo algo que creo crucial. Parece innegable que estas asociaciones han copado una parte del poder (con la connivencia de políticos, en busca de fotos y votos, y de medios de comunicación), y como todo poder, intenta perpetuarse, por lo que están comenzando a intentar imponer una forma de actuar, de pensar en los demás, que tiene mucho de adoctrinamiento, pues intentan meterse en el ámbito de lo privado, y que buscan imponer a base de mensajes que distorsionan la realidad (merece la pena leer esta reflexión al respecto) y, en algunos casos, mediante la petición de leyes represivas (algunas ya existen) que se amolden a sus ideas o necesidades.
Cuando se observa todo esto uno se pregunta: ¿qué ha pasado desde que la Ely o Arturo tenían el valor para ser ellos mismos en la calle, luchando en los momentos crudos para que nadie se inmiscuyese en lo personal, hasta hoy?
Creo que la respuesta es obvia. Por un lado, muchas organizaciones, que dicen representar a colectivos perseguidos y/o marginados, que se han convertido en aparatos de recibir subvenciones y permiten vivir muy bien a algunos, no a todos, sus integrantes. Lo mismo pasa con algunas ONGs (recuérdese los escándalos varios descubiertos en los últimos años). De igual manera pasa con la gran cantidad de cargos públicos, creados en muchos casos para dar curre, con dinero público, a gente afín (merece la pena este artículo que trata sobre el asunto). Por otra parte, en esta "élite" del pensamiento, bajo la bandera del progresismo (no confundir con la izquierda), se han instalado gente muy conservadora en lo esencial. Gente que, por desconocimiento o por interés, reniegan de la presunción de inocencia, del derecho a un juicio justo, del derecho a la reinserción tras ser condenados, de la importancia de las formas en lo relativo al sistema judicial. Esta gente, que no comprende que, hasta que exista una sentencia firme, nadie es culpable, llegan a pedir abiertamente la pena de muerte o el linchamiento popular. Eso contra lo que lucharon durante cuatro décadas anarquistas, comunistas y otra gente de izquierda en este país.



Lo terrible es que este mismo espíritu era el que imperaba en la Directrices del golpista general Mola en 1936:
" En el primer momento, y antes de que empiecen a hacerse efectivas las sanciones a las que de lugar el bando de Estado de Guerra, deben consentirse ciertos tumultos a cargo de civiles armados para que eliminen determinadas personalidades...".
O en las locuciones radiofónicas de Queipo de Llano desde Sevilla.
"¿Qué haré? Pues imponer un durísimo castigo para callar a esos idiotas congéneres de Azaña. Por ello faculto a todos los ciudadanos a que, cuando tropiecen con uno de esos sujetos, lo callen de un tiro. O me lo traigan a mí, que yo se lo pegaré".
El mismo modus operandi: justicia popular contra Estado de Derecho. Fascismo en su máxima expresión.
Como he dicho en otras ocasiones, lo que se llama Transición no fue un modelo a seguir, al menos en lo económico, pero tengo claro que, con sus fallos, algunos muy graves, sí se instauró un Estado de Derecho, o algo muy parecido, que resultó mucho mejor que aquello que teníamos. Se abolió la pena de muerte, se instauró la presunción de inocencia (que consiste en que se tiene que demostrar que alguien ha cometido un delito, no en que el acusado tenga que demostrar que no lo ha cometido), se busca, al menos en teoría, la reinserción del condenado... Sin embargo, la nueva moral progre (muy, muy conservadora) enfoca toda su acción hacia la represión y el castigo de quien no "piensa" igual. Mientras tanto, la pobreza aumenta, el reparto desigual de la riqueza es mayor, pero al tipo como el del tuit, que tiene las espaldas bien cubiertas, le importa una mierda, porque él, como muchos de estos ideólogos del neofascimo progresista,  no ven esos problemas todos los días. A lo sumo, saben de él a través de algún programa de televisión, que deforma de manera conveniente la realidad. 
Querido lector, piense una cosa: el fascismo no es sólo cosa de Hungría, Polonia o Trump. Aquí, en este país, la gente que dice luchar contra el mismo, apoya la disolución del estado de Derecho. Actúan igual que los fascistas que critican. Este peligro está aquí, en España, son la misma escoria.
Un saludo.

domingo, 9 de octubre de 2016

GOEBBELS EN EL SIGLO XXI

Mas vale una mentira que no pueda ser desmentida
que una verdad inverosimil.

Joseph Goebbels

Hace tiempo me topé con una interesante información sobre los principios de actuación de la propaganda nazi. Goebbels dirigió con mano maestra este apartado, como lo prueba el hecho de que muchos no alemanes siguieran las locas ideas propagadas por Hitler y sus seguidores (antes del inicio de la 2ª Guerra Mundial existía un partido nazi en el Reino Unido, prohibido en 1940, que empiezo siguiendo la doctrina italiana de Mussolini y acabó decantándose por la hitleriana, antisemitismo incluido). Alguien podrá pensar que las estrategias puestas en práctica por el cojo político nazi murieron en 1945, cuando él y su mujer se suicidaron, asesinando de manera previa a sus seis hijos. Nada más lejos de la realidad.
Creo pertinente, antes de seguir desarrollando la entrada, que el lector puede acceder a la información de la que llevo hablando y que existe la posibilidad que no conozca. Aquí dejo el enlace de los once puntos:



Como el lector habrá podido comprobar existe una premisa básica: simplificar en la medida de lo posible, apelando a lo más básico. Una o pocas ideas repetidas hasta la saciedad de diferentes formas, unificar el concepto de enemigo, mensaje sencillo, destinado al individuo más inculto, estás conmigo o contra mí (en el fondo lo de seguir al rebaño es lo mismo, pero desde un punto de vista intrapersonal), unir el mensaje a lo más visceral (muchas veces se hace creando mártires involuntarios) y, aspecto muy importante, intentar llenar todo con el mensaje deseado, dejando el menor tiempo posible para confrontar ideas o buscar alternativas, es la base de este sistema doctrinario. Resulta una forma sencilla y efectiva cuando se quiere implantar una forma de pensar y actuar monocorde. Cuando hablo de doctrina no me refiero sólo a creencias religiosas. La política,  la Economía, ciertas tendencias actuales, en teoría muy solidarias, llevadas al extremo y que parecen no pueden ser cuestionadas ni un ápice, por situarte, si lo haces, de manera automática en el lado de los malos, siguen estos principios.
A todo ello se le debe añadir algo muy importante: no sólo existe un enemigo, también se puede identificar con facilidad un bien superior, atacado por ese enemigo. El bien superior, como toda entelequia, resulta inalcanzable, lo que da pie a los ideólogos de la doctrina a seguir incidiendo en la existencia de enemigos o de ideas perversas, que impiden avanzar en la consecuencia de ese bien. La necesidad de tener adversarios lleva a crear versiones, cada vez más esperpénticas, del malo o del mal. Son los mismos, o al menos poseen la misma mentalidad, los que asesinaron a Hypatia en el siglo V d. C. que los que ha fecha de hoy ven, y crean, enemigos por el mero hecho de no coincidir con sus ideas políticas, morales o económicas. Y son los mismos, porque si las circunstancias tornaran y se convirtieran en las adecuadas, no dudarían en reprimir de manera física al enemigo.
Resulta evidente que jamás se alcanzará el bien común. De la misma manera, resulta evidente que el problema no reside en su incapacidad para gestionar la situación o para revisar la validez de su idea. El quid de la cuestión siempre está en la conspiración judeo-masónica, y la lluvia pertinaz, que arruina aquello tan maravilloso que la propaganda nos ofrece.
Tal vez el ejemplo más transparente que tengamos a fecha de hoy sea el de la Economía neoliberal: siempre se ha de luchar contra los derechos sociales y laborales que impiden crear riqueza y que el Mercado rinda de pleno. Siempre existen palos en las ruedas del ideal, que, por otra parte, resulta imposible alcanzar, pues siempre se ciernen sobre el horizonte amenazas en forma de previsiones de organismos internacionales.
Sin embargo, existen otras doctrinas muy de moda, que sólo resultan una versión, disfrazada de buenismo, de esa propaganda totalitaria, y por ende de ese totalitarismo. Estas doctrinas totalitarias han contado con el apoyo inestimable de las redes sociales que a través del principio de vulgarización, del que se habla en el punto quinto del enlace, funcione de manera demoledora. Cierta gente, que hace mucho ruido, no necesita informarse de lo que ocurre en profundidad, sólo quiere que le proporcionen una causa para hacerse notar. Como aparece en el punto cuarto, la exageración y desfiguración sirven de carnaza para un determinado número de personas. Si ello se aliña con una anécdota sangrienta, tenemos el cultivo perfecto para que se ladre odio desde el desconocimiento. No se juzgan actuaciones precisas. Se descalifica el todo y cuando eso ocurre resulta muy fácil la confrontación.
Hace un tiempo hice una prueba, carente de rigor científico, pregunté a varias personas sobre un asunto y pedí que lo cuantificasen. La respuesta que me dieron en todos los casos superaba con creces a la realidad. Sin embargo, la cantidad de dinero e intereses personales que mueve ese asunto transmite una visión del asunto distorsionada en todos los sentidos. Se necesitaba crear un estado de alarma, salpicado de anécdotas trágicas (obviando otras que descartarían el montaje), para que mucha gente siga creyendo en esa idea.
Alguien me decía hace unos días, tras narrarme un suceso relacionado con lo que cuento, que se sentía fastidiado porque tenía la sensación de que no nos podíamos fiar de nadie. La respuesta a tal afirmación creo que resulta obvia: podemos, y debemos, fiarnos, de actos de personas u organizaciones, pero no de todos los actos, de ciertos actos, de aquellos que podamos valorar en su justa medida, debido, sobre todo, a que contamos con la información pertinente. En el fondo, todos los humanos, y nuestras obras y estructuras, poseen virtudes y defectos, por tanto, no puede existir algo beatífico en extremos, y menos si lo es en contraposición con un enemigo difuso y perverso hasta extremos increíbles.
Tal vez, la enseñanza que podamos extraer de estos principios de la propaganda nazi sea que no por pertenecer a un colectivo, de manera voluntaria o accidental, se posee una serie de cualidades, llamémoslas innatas. Nadie resulta bueno o malo por poseer un carnet o una filiación. La bondad o la maldad, por otra parte, no resultan extremas (salvo en alguna patología) en nadie. Incluso los seres más abyectos de la Historia mostraban cariño y respecto hacia alguna persona. Desposeer a una persona de todos sus atributos positivos, o en sentido contrario de los negativos (que también se da el caso) por pertenecer a un grupo resulta una muestra del mismo nazismo del que Goebbels hacía gala. Por desgracia los principios de la propaganda utilizada por los seguidores de Hitler siguen funcionando en nuestra sociedad; produciéndose el desgarrador y terrible hecho que esta estrategia la utilizan personas y organismos que dicen defender a los más necesitados.
Un saludo.

jueves, 29 de septiembre de 2016

MISCELANIA

Contemplo en las elecciones autonómicas del País Vasco como las armas han callado (sería más certero decir que ya no empuñan las armas los terroristas), espero que para siempre. Me pregunto ¿para qué han servido las muertes, las mutilaciones, el miedo y derrochar la vida en pos de un ideal vacuo? La respuesta tal vez sea aún más demoledora: para que, al final, los mismos de siempre obtengan la mayoría de siempre, para que casi nada cambie. Ni patria, ni revolución, sólo lo mismo de siempre, gestionado por los de siempre.



Me llaman la atención los nuevos periódicos digitales que buscan autofinanciarse mediante suscriptores. Reconozco que la idea me resulta atractiva. No depender de la publicidad de las grandes empresas para sobrevivir, con la soga que ello genera (atacar a quien te da de comer no suele traer buenas consecuencias). Sin embargo, contemplar la línea editorial, al menos del que más conozco, me subleva. Lejos de hacer prensa, el diario se trata de un panfleto ideológico, donde el ataque, con o sin razón, se convierte en la forma de presentar la realidad. Nunca soluciones; siempre cosas que no funcionan o execrables. Tal vez, en Periodismo se debería enseñar que la en la vida cotidiana existen situaciones buenas y malas, siendo la prensa un reflejo de esa verdad. Periodismo independiente, si, pero de las grandes compañías (o eso parece), pero no de una forma de entender la realidad que busca la confrontación, generando bandos e inquinas. 



La vida en muchas ocasiones se basa en una política de costes: pierdo o gano más haciendo... 
¿Quién recuerda cuando fue la última vez que hizo algo trascendente en la vida sin valorar los costes?



Uno de los grandes problemas de la Economía actual es el gran tamaño de ciertas empresas y bancos. La cantidad de trabajadores que dependen de estas empresas, o de estos bancos, así como el dinero que manejan, o aparentan manejar (en muchos casos los números rojos se convierten en seña de identidad), convierten a estos monstruos multinacionales en fabulosas máquinas de presión para los gobiernos, bien por el poder económico o bien, como hemos visto en esta crisis, porque la caída de estos mamotretos con pies de barro, provocarían una crisis mayúscula, tanto por el número de empleos destruidos, como por el agujero financiero que crearían. Este aspecto resulta crucial para entender la desvergüenza e incapacidad de muchos gestores. Hagan lo que hagan no dejarán caer su empresa, pues la cantidad de impagos que generaría (o pagos que deberían hacer los gobiernos) produciría un auténtico terremoto financiero, que arrastraría a otras muchas empresas. Al final, todo el sistema es un entramado ficticio, al menos en lo referido al sistema financiero y eso supone un hándicap muy grande para el ciudadano.




No puedo evitar rechazar de entrada a todos aquellos que hablan de cambiar actitudes para transformar el mundo. Podría deberse a que me hago viejo y gruñón. Aunque creo que más bien podía responder a que durante el tiempo que he vivido todo aquello que se me ha presentado como definitivo jamás ha resultado serlo. Con el paso de los años comienzo a pensar que las personas, con sus cosas buenas y sus cosas malas, se encuentran por encima de los ideales y de los mesías que ofrecen la salvación. Existen personas que siguen ideales (religiosos, políticos...) o que creen en recetas infalibles, somos muchos sobre la faz de la Tierra y debe haber de todo, pero, en general, la gente se limita a vivir su vida, la que ha construido o la que le han dejado construir  las circunstancias, y pasa de grandes, y vacíos, ideales o respuestas.



Tengo la certeza de que todos los que se empeñan en decirte como vivir y como pensar resultan muy peligrosos. Los fundamentalistas (religiosos, políticos o de cualquier causa, por muy loable que aparente ser) se rigen por un mismo patrón: imponer sus ideas. Los medios afines a cada una de las ideologías cumplen con su papel de adoctrinamiento. Presentar verdades a medias, directamente mentiras u ocultar información resulta el arma más demoledora y eficaz. Si a ello le unimos el linchamiento moral (a través de sus medios afines o de las redes sociales), cuando no real, de quien denuncia la manipulación y falsedad de los profetas de la división y el odio, el panorama resulta desolador.



Cada vez tengo más claro que resulta necesario huir de todo aquello que acabe en -ismo y de sus impulsores. Muchos de ellos, en las circunstancias adecuadas, no dudarían en cometer cualquier atrocidad, o mandarla ejecutar, para imponer sus ideas. Los que pasamos de esa sinrazón somos muchos, pero carecemos de organización, cosa que ellos sí tienen. En esa organización de minorías delirantes se basa su poder. La organización, y la publicidad, bien vestida, de las ideas dota de fuerza social a todo esta gente.



Lo único que veo en Pedro Sánchez, como en otros muchos de sus antecesores, es ambición. No me preocupa, al menos en exceso, que existan personas con ambición, capaces de cometer disparates, y en algunos casos atrocidades, por conseguir lo que consideran oportuno. Me ocupa más conocer cuándo la gran mayoría de nosotros enterramos parte de nuestras ambiciones y nos dedicamos a encajar nuestra vida real con nuestra perspectiva del mundo. No veo este hecho como una derrota. Al contrario, la derrota es perseguir metas siempre mirando de frente, sin ser capaces de aprehender el significado de los adverbios hoy y ahora.



Para concluir, y aquí sí que hablo de Política, si tuviese que definir a la derecha lo definiría como toda idea política que deja campar a sus anchas al gran capital. Felipe González, ZPpero o Pedro Sánchez son de derechas. No se trata de que gobierne uno u otro, se trata de lo que se va a hacer para defender a los ciudadanos de los que gestionan los grandes capitales y como la riqueza se va a repartir de manera justa. Lo demás, luchas por el poder.

lunes, 1 de febrero de 2016

UN PREMIO, UNA MENCIÓN Y GOMORRA

En la mayoría de los casos
la ignorancia es algo superable.
No sabemos por qué 
no queremos saber

Aldous Huxley
 

Tras leer Gomorra, de Roberto Saviano, he quedado impresionado. Como el lector sabrá, la obra trata sobre la Camorra napolitana y sus diversas ramificaciones. El argumento, bastante más complejo de lo que pudiera esperarse a primera vista, me ha estremecido. No tengo intención de destripar la novela/ensayo/narración periodística (o lo que sea), deberá ser el lector el que, si aún no lo ha leído y le interesa, se enfrente a las trescientas y pico páginas del relato. Sin embargo, no he podido evitar asociar el trasfondo del relato a una noticia que he escuchado en la radio en el día de hoy y que, por asociación, me ha retraído a una vivencia de hace más de una década. para no liar al lector empiezo a desgranar los hechos y luego, si soy capaz, expongo una conclusión, o algo que se le parezca.
Siguiendo un orden cronológico comenzaré por una experiencia que presencié, y viví, hace más de una década. Una institución en la que participaba se postulaba para recibir un premio nacional (no voy a decir ni que institución, no necesariamente privada, ni de que premio se trataba). Para acceder al galardón se realizaron un par de inspecciones con la finalidad de comprobar que aquello que aparecía en los papeles se correspondía con la realidad. Los encargados de confirmarlo se pasaron por la institución y dieron su visto bueno, consiguiendo el primer premio la entidad en cuestión. Todo eran parabienes y felicitaciones por la gran labor realizada. La verdad sea dicha, la labor era buena. Ante el aviso de las inminentes inspecciones todos se acomodaba a lo que esperaban los evaluadores. Por supuesto, una parte significativa de los profesionales encargados del día a día no compartían el espíritu que defendían los papeles guiaban el quehacer diario. Una puesta en escena, que sirvió para dar fama a... Me ahorro calificativos. Tal vez deba completar la información alegando que el asunto es uno de esos tan de moda en estos días. 
Es posible que alguien pueda alegar que debí levantar la voz. Ni yo, ni otros cuantos que pensábamos que era una farsa, y tal vez la respuesta haya que buscarla en que el sistema, con sus avisos previos de inspección y con el interés de cierta parte de la administración, luchaba por que los hechos diesen la razón a sus intenciones. No se puede luchar contra los elementos. O sí y yo soy un cobarde. Vete tú a saber.
El segundo caso tiene que ver con otro asunto también muy candente en estos últimos tiempos y también encontramos en él un premio. He escuchado, como dije esta mañana, que a una organización de ayuda (me abstengo de decir a quién) le han concedido un premio, o una mención, a nivel nacional, por su buen hacer. De nuevo muchos parabienes y felicitaciones por el trabajo bien realizado. Resulta que sobre como funciona el asunto tengo información de primera mano y el descontento entre cierto sector profesional por el uso indiscriminado que es está haciendo de ciertas atribuciones es patente. Al ser un asunto muy de moda, donde se busca lo emocional para tapar ciertas barbaridades, los profesionales, muy cualificados, sólo pueden hablar de ello sotto voce. Sin embargo, nadie se cuestiona la veracidad de los datos (de nuevo el papel, que lo aguanta todo).
Cuando escuchaba esta noticia no podía evitar pensar en Gomorra y en un episodio que en él se relata. Siento destripar algo de la obra, pero va a ser muy poco, y aviso con antelación por si el lector no desea leer. 
En un capítulo se narra como dos clanes de la Camorra emprenden una guerra y los muertos se convierten en el pan nuestro de cada día. Ante el macabro espectáculo la prensa nacional (italiana en este caso) e internacional hace acto de presencia en un lugar olvidado y que sólo resulta interesante porque el número de personas asesinadas ha aumentado de manera exponencial. El autor del relato no duda en describir escenas de sus compañeros periodistas que no desentonarían en una obra de Valle-Inclán. Nadie tenía intención de llegar al fondo del asunto. Los reporteros desplazados sólo querían presentar una realidad parcial, moldeada por su prejuicios. Voy a contar una sola cosa para que el lector se haga una idea. Ante la insistencia de plumillas y correveidiles por aparecer al lado de gente de baja estofa la propia Policía, para quitarse de encima a esa panda de chupatintas, hizo pasar por camellos a algunos agentes del orden, eso sí, vestidos de paisano. Camellos que, por casualidad, acabaron hablando con los avispados reporteros, ofreciéndoles el material tan anhelado a dichos profesionales.
De nuevo, aunque de otra forma, el papel lo aguanta todo. La realidad presentada de manera parcial, cuando no inexistente, se convierte en la verdad oficial. 
Uno, que ya ha vivido bastante, considera que la gente que luchó por ganar el premio, por ganar la mención o los periodistas citados (alguno de cadenas internacionales muy famosas) consiguen vender su visión del asunto porque ellos son los que luchan por estar ahí. No tengo ningún problema en reconocerlo. Sin embargo, por el mero hecho de que hayan llegado allí no poseen la verdad absoluta. Al contrario, muchas veces intentan, y consiguen durante un tiempo, imponer su verdad (acallando o, en sentido figurado, aniquilando a aquél que disiente). Resulta muy posible que cuando se llega a un cierto estatus se debe en buena parte por ambición personal (en muchos casos disfrazada de buenas intenciones) y aquel que llega a un determinado lugar para saciar su ambición con mucha probabilidad se negará a reconocer que en determinados momentos se equivoca o que, en realidad, sus hechos se dan de patadas con aquello que defiende. Es más, los refuerzos externos (en forma de premios, menciones o estatus profesional) sirven para avalar sus tesis.
Nosotros, los seres humanos de a pie, no debemos saber de todos los asuntos, para eso están lo presuntos expertos y la prensa; pero ese órgano mediador, así como los presuntos expertos, se han convertido en... 
Es posible que el lector me tilde de pesimista o de cualquier otra cosa peor. Puede que tenga razón; pero le invito a que haga un breve ejercicio de reflexión y analice el funcionamiento real de aquello que conoce, comparándolo con la visión que la gente de a pie que no domina el asunto, tiene sobre ese aspecto de la realidad. 
Un saludo.


martes, 26 de noviembre de 2013

LEY DE ¿SEGURIDAD? CIUDADANA

Uno considera que las leyes deben adecuarse a los tiempos que corren. Como consecuencia de este pensamiento nació, hace tiempo, una entrada en la que se criticaba con dureza la ley que permitía que la banca se quedase con los inmuebles embargados y que, a pesar de ello, esta acción no sirviese para cancelar la deuda en su totalidad con el prestamista. 
En los días que corren, donde pretenden hacernos creer que desde un punto de vista moral resulta más aceptable perseguir a un manifestante que a un gran defraudador, el Partido Popular, con su ministro de Interior a la cabeza, pretenden reformar la Ley de Seguridad Ciudadana. El borrador que ha transcendido de dicho anteproyecto se caracteriza por penar, en el sentido económico, con mayor dureza a los infractores, pudiendo llegar las sanciones a los ¡¡¡600.000!!! euros de sanción. Este dislate económico puede servir como forma de prevención para evitar actuaciones tan "lesivas" para la convivencia como: los escraches, poner una pancarta antinuclear en una central de este tipo, manifestarse ante el Congreso o el Senado un sábado o  un domingo sin autorización o grabar imágenes en las que se vea la jeta de algún que otro miembro de las fuerzas de seguridad del estado cuando se exceden en sus funciones (¿se acuerda el amable lector del tipo de la perilla?), pues, según reza el borrador, se le puede identificar y eso puede poner en peligro su seguridad.

Acciones como la realizada por Greenpeace para protestar contra la ley que nos ocupa hoy, pueden ser consideradas graves si se realiza en un edifico es público. Treinta mil leuros puede constituir la pena por realizar dicha acción. 
Dentro de este tipo de faltas se incluyen las referidas a los insultos a los agentes del orden. Uno no duda en que los insultos, sean a quien sean, no resultan adecuados, y más si se dirigen a funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones. Pero uno también tiene la impresión de que si este campo no se acota de manera muy clara y precisa, por ejemplo mediante la presentación de pruebas concluyentes, los treinta mil euros se pueden convertir en un arma discrecional, que puede acarrear nefastas consecuencias para la libertad de manifestación y expresión de los ciudadanos.


Cuestión aparte, por su punto surrealista,tiene la sanción a los que líen parda y vayan encapuchados o con cualquier otro tipo de autendo que dificulte su identificación. Vamos a ver, señores del Gobierno, lo normal, aunque no lo más ético, es que aquel que vaya a hacer algo ilegal intente que nadie le reconozca (con la excepción de los que evaden impuestos en grandes cantidades,  que lo hacen con la cara descubierta, el resto de delincuentes actúan así). Por tanto, lo que debe cambiar es la legislación penal al respecto; pero lo de los treinta mil boniatos por ir encapuchado me parece una memez. Al tío que va a arrojar un cóctel Molotov o a romper escaparates se le trae al pairo una multa o menos. Lo importante en este caso para el fulano en cuestión es irse de rositas. Que no le pillen.


Cuando leí esta "medida" que recoge el anteproyecto de ley no pude evitar acordarme del Motín de Esquilache. Nuevos tiempos, viejos tiempos.
De igual cariz resulta la idea de multar a prostitutas y clientes que entren en tratos cerca de lugares infantiles o cuando pongan en peligro la seguiridad vial. En el fondo, y entramos en el segundo apartado de esta entrada, se castiga a las personas menos pudientes, cuando no marginadas o esclavizadas, como ocurre en muchos casos de mujeres obligadas a prostituirse por mafiosos hijos de la gran puta.
Esta ley, como otras muchas, va encaminada a castigar a los ciudadanos que sufren en sus carnes las "medidas", o "reformas", que en realidad son recortes de derechos, y que osan protestar por tales cuestiones. Tal como han concebido esta ley se observa que la finalidad principal es acallar a todo aquel que no acepte las normas establecidas, entre ella la de manifestarse e irse a casa sin más. De nuevo el poder intenta perpetuar las desigualdades silenciando a los que sufren las consecuencias de dicho sistema y tienen la osadía de hacerlo notar.


Desde una perspectiva desapasionada la ley se podría denominar Ley Mordaza y Acata, pues tal resulta ser su finalidad. La sumisión de los ciudadanos. El silencio ante las atrocidades que se comenten en nombre del dios dinero. La penitencia, en muchos casos inasumible, por llamar a las cosas por su nombre. Todo ello y mucho más constituyen la esencia de un bosquejo de ley encaminada a dar una vuelta más de tuerca a la dictadura a la que estamos sometidos. Si en un principio nos esquilmaron, destinando nuestro dinero, el de todos los ciudadanos, a subsanar las tropelías de unos pocos, que han salido indemnes, o han mejorado su estado, durante esta estafa, esta ley supone un segundo escalón en la estrategia neoliberal. Se tratra de recortar libertades fundamentales como la de expresión, reunión o manifestación.
Sin embargo, uno tiene la impresión de que a pesar de los intentos de estos personajes por ocultar la realidad, por deformar los sucesos a su antojo, la realidad, la rabia, la frustación, el empobrecimiento de los ciudadanos, la miseria moral acabarán actuando de catalizador, generando un efecto contrario al esperado por estos hombres de bien. Los movimientos sociales ya existentes muchos de ellos, y que leyes como éstas intentan silenciar, acabarón generando grietas en su sistema, provocando la caída, tanto de ellos como de sus sistema. Los ciclos históricos pueden ser largos y estamos asistiendo al inicio de uno de ellos.
Un saludo.

Aquí dejo un enlace donde se pueden ver las cuestiones que la nueva ley pretende perseguir:

 


lunes, 4 de marzo de 2013

REFLEXIONES

Leo en este enlace del blog de Miguel Jara, http://www.migueljara.com/2013/02/26/la-mentira-oficializada-cuanto-cuesta-un-medicamento/, que el proceso de investigación y creación de un nuevo medicamento cuesta diez veces menos de lo que pretenden hacernos creer las farmacéuticas. No sólo eso, una parte significativa del dinero que las citadas empresas utilizan para dichas investigaciones provienen de dinero público. Teniendo en cuenta que, entre todos (bien vía subvenciones, bien pagando un sobrepecio por los medicamentos, como se ha demostrado una y otra vez; la última vez en nuestro país ha sido hace menos de dos años) pagamos la investigación de los laboratorios, y que los avances, a veces presuntos avances, en el mundo de la medicamentos, suponen un bien para toda la humanidad, uno se pregunta ¿Es necesario que existan estos laboratorios privados que ganan dinero, a veces de aquella manera, a costa de nuestra salud, o de nuestra ausencia de salud? ¿No constituye el derecho a la salud un derecho inalienable del individuo? ¿No se trata de optimizar recursos? ¿Qué mejor forma de optimizar recursos que no pagar el marketing, los precios abusivos de los medicamentos... consiguiendo, de paso, que todas las medicinas lleguen a cada uno de los rincones del planeta? ¿Qué mejor forma que haciendo público algo que concierne a todos y cada uno de los seres humanos que habitamos la Tierra?


Los casos de "espionaje" político , llevados a cabo por una agencia de detectives, constituyen, para la clase política y sus aledaños, un problema social de primer orden (los responsables del Ministerio del Interior lo calificaron como prioritario). Como ha demostrado el tiempo, los tejemanejes de políticos y demás tropa importan una mierda al común de los mortales. Genera sorpresa, e indignación, observar como un problema creado por ellos, en los que los únicos perjudicados, y beneficiados, son ellos puede interesar más a esta casta de iluminados que el paro, la corrupción (la suya propia), la pobreza, los desahucios... ¿Cómo han podido llegar los políticos a crear una burbuja y creerse que en el espacio de esa burbuja cabe toda la realidad de sus conciudadanos?


¿Por qué existe esa profusión de documentos que desmienten, casi de inmediato, las aseveraciones de cierto partido político, intentando justificar lo injustificable? Vista la procedencia, heterogénea, de dicha documentación, uno empieza a sospechar que el hartazgo generado por las medidas de este Desgobierno tiene justa respuesta en la "publicidad" de documentos que contradicen todas y cada una de las estúpidas, y falsas, justificaciones de los miembros del Partido Popular. ¿Quién acerca a la prensa esa información que debería estar guardada en dependencias de la administración? A uno le parece claro que no bastó con hacer una mención elogiosa, por parte de Mariano Rajoy Brey, a los funcionarios y  a los sacrificios que sufren. Tal vez todo se deba a que uno sostiene que los que realmente quedan son siempre los de abajo, que son los que manejan una buena parte de la información; siendo circunstancial que mande uno u otro. Como decía alguien: "He visto pasar una multitud de jefes. Yo sigo aquí".


Sudán del Sur accedió, de manera oficial,  a la independencia el 9 de julio de 2011. Una de las causas de que la comunidad internacional apoyara la formación de este país fue la gran cantidad de petróleo que se encuentra en el subsuelo de dicho país, que, sin embargo, debían pasar, para ser comercializados por el otro Sudán. Lo importante del asunto es que hoy, algo más de un año y medio después de la independencia, ONGs como Médicos sin Fronteras advierten de que la violencia en algunas de las regiones del nuevo estado, violencia que ya existía anteriormente, se ha recrudecido y afecta, cada vez con mayor asiduidad a los civiles. Como podemos comprobar, la creación de estados, banderas, himnos parecen interesar más a la prensa, y a nosotros, que las situaciones calamitosas vividas por una gran cantidad de seres humanos.
Si algún lector está interesado en conocer la situación del país, aquí dejo este enlace, en el que se puede encontrar un informe sobre Sudan del Sur entre enero de 2011 y septiembre de 2012:
http://www.msf.es/sites/default/files/adjuntos/Informe-MSF-Sudan-del-Sur.pdf


Me contaba una compañera que su marido, que lleva más de un año en paro, está desesperado. Desesperado no por estar en paro, sino por no poder trabajar, que es lo que ha hecho toda su vida.  Este proceso lo hemos vivido muchas personas, especialmente tras los dos o tres primeros meses de engrosar las listas del INEM. Los imbéciles de la economía patológica defienden que quien no trabaja es porque no quiere y que existen un gran número de vagos, que no realizan acción alguna encaminada a disminuir la lacra del paro en nuestro país. Parece incuestionable que esos tipos, cuyo trabajo, generalmente, no lo han conseguido por sus méritos (si fuera por méritos todos deberían estar en la puta calle hace mucho tiempo), nunca han estado desempleados y no han conocido las consecuencias sobre la salud mental, a veces física, de la impotencia que genera tal situación. Es más, puedo asegurar que esos tipos, que se caracterizan por su nula capacidad autocrítica, jamás han convivido con seres humanos de verdad.


Invito al lector a que lea este enlace, no es muy largo, sobre como montar una empresa dedicada a gestionar fondos. http://www.miguelangeldiez.com/2012/10/06/fondos/
El mecanismo de funcionamiento de dichas empresas de ¿inversión? no puede ser más simple. Aunque lo que más me llama la atención sea el hecho de que un tipo que acierte un 60% de las veces en sus inversiones sea considerado un gran gestor, especialmente teniendo en cuenta que el índice estadístico de aciertos es de un 50%. De nuevo se demuestro que la economía que nos venden y lo de experto es una paparrucha. Como digo siempre: si un tipo supiese mucho de economía no se dedicaría a gestionar el dinero de los demás, se haría rico directamente.


Veo imágenes de manifestaciones con policías de la U.I.P. actuando fuera de toda lógica. No me llama tanto la atención este tipo de actuaciones, en especial las de algunos de ellos, que se repiten con cierta frecuencia, como el hecho de que esas imágenes aparezcan en Internet casi de inmediato. Los teléfonos móviles de última generación, sin desdeñar la tradicional cámara, se han convertido en un instrumento de información, también de desinformación, tan importante o más que los medios de comunicación tradicionales. La inmediatez, la falta de censura (al menos en un primer momento) y ofrecer otra perspectiva de los sucesos constituyen algunas de las grande ventajas de estos aparatos, que nos asoman a otra realidad, tan verdadera, en algunas ocasiones más, como la de los mass media tradicionales.

martes, 2 de octubre de 2012

¡QUÉ NO! ¡QUÉ NO! ¡QUÉ NO NOS REPRESENTAN!

Hace cuatro o cinco días mantenía un encendido debate con un amigo a través de una red social respecto al tema de la intervención policial el 25 S. Como el lector habrá adivinado, el que suscribe defendía que la Unidad de Intervención de la Policial se había pasado tres pueblos, al menos una parte de los profesionales que la componen, las imágenes de Atocha, entre otras, no tienen nombre. Me gustaría aclarar que la discusión llegó a extremos bastante duros, aunque una amistad de más de tres décadas consiguió mitigar la mala baba que por una y otra parte creaba el asunto de marras. 
Seguramente al lector le importará una higa mi vida privada y mis discusiones, con toda la razón del mundo, pero creo necesario narrar este hecho, y alguno otro más, para que la entrada de hoy resulte coherente y , de paso, para que el lector siga el hilo que me condujo al razonamiento que intentaré exponer en este post.
Creo que la cosa había quedado en una reconciliación, si se puede llamar con ese pomposo nombre, entre mi amigo y yo. Durante un par de días intentamos no tocar el tema, pero fue inevitable. Volvió a ocurrir, esta vez con un mejor talante por parte de los dos, pero yo tenía claro que él no era mi enemigo, ni yo debía ser el suyo, porque el asunto que nos enfrentaba era un divertimento que servía para distraer al personal de la verdadera idea: la falta de representatividad de los sujetos en los que en teoría recae la soberanía nacional, los diputados y senadores y, por supuesto, los diferentes desgobiernos, empezando por el del Reino de España y acabando por el de muchos municipios, pasando por todas y cada una de las comunidades autónomas, sin olvidar las diputaciones. Esa falta de legitimidad, luego veremos porqué, de los políticos que se han aupado al poder era el motivo de la protesta de miles de ciudadanos, no sólo en Madrid, en ciertas capitales de autonomías también hubo intentos de rodear los parlamentos autonómicos.


Creo que la intervención policial durante el 25 de septiembre se puede, y debe, criticar (de hecho un líder sindical de la Policía lo ha hecho, exigiendo la dimisión del comisario encargado de la actuación), por excesiva; tanto en el planteamiento de los que diseñaron el sistema, como por la forma de actuar individual de algunos elementos policiales. Pero este no es el quid de la cuestión. O tal vez sí, pero no tal como nos lo presentan. Veamos a lo que me refiero.
Imaginemos que el líder sindical policial tiene dos opciones: callar o exponer toda o parte de la realidad. Parece evidente que la elección elegida es la segunda (creo que expone parte de la realidad, porque no pide que aquellos policías que se han excedido sean investigados). Pero..., ¿por qué actúa así? Pueden existir varias explicaciones: pero a mi hay dos que me parecen las más plausibles. Dos explicaciones que además se complementan a la perfección.
La finalidad primera del representante del sindicato policial, el mismo sindicato que calificó de grave error la orden que auspiciaba la carga policial ocurrida en Valencia de hace unos pocos meses,es exculpar a sus posibles afiliados, cargando contra un alto cargo policial como último responsable de todo lo ocurrido. Como diría el otro: "si es blanco y en botella, es leche".
Una segunda finalidad de dicha explicación es devolver la pelota a los que imparten las órdenes, en este caso un comisario, que, muy posiblemente, recibe órdenes de algún cargo político (cargo político que, a lo mejor, ve como el nombre de su marido aparece en un boletín oficial, solicitando que aquella persona que sepa de su paradero haga el favor de notificarlo). Este aspecto, el de devolver la pelota, resulta mucho más importante de lo que pudiera parecer. Veamos porqué.
Aunque la actuación de la U.I.P. del 25 S deje en algunos momentos bastante que desear, no debemos obviar que obedecían órdenes. Es este aspecto el más importante, pues marca la diferencia en muchos aspectos. Como algún miembro de la Policía comentaba la U.I.P. se encuentra presente en miles de actos en Madrid cada año y en más del 95% de ellos no interviene. ¿Qué o quién hace que intervengan? Los políticos de turno, obviamente. ¿Qué motiva que los políticos decidan la intervención de esta unidad? Básicamente, desde mi punto de vista, dos aspectos, que se pueden solapar o no: que la alteración del orden público adquiera un carácter tal que se necesite el concurso de este tipo de unidades y, dos, los intereses políticos de los mandamases de turno. Veamos un ejemplo.


Cuando el Partido Popular llegó al poder nacional empezó a utilizar a la policía para reprimir cualquier atisbo de contestación en la calle. Los indignados sufrieron esta forma de proceder en sus carnes. Esta misma política de represión la aplicaron en Valencia durante las protestas estudiantiles, con el resultado que todos conocemos, teniendo que recular en días posteriores, no ordenando la intervención de los antidisturbios. La no intervención de la U.I.P., casualmente, provocó que no se produjeran disturbios.
Paralelamente a la orden de intervención de las unidades policiales, los medios de comunicación de ultraderecha (invito al lector a que conozca el canal de televisión TreceTV, quedará encantado de la objetividad informativa de dicha cadena, que, a veces, deja a Interlobotomía a su izquierda) lanzaban una campaña, justificando la actuación policial, tanto en el caso de Valencia como en el del 25 S, en ambos casos totalmente desproporcionada. La intervención torticera de los medios de comunicación, que no de información, conseguía distraer la atención de una parte significativa de la ciudadanía, enfrascados en atacar o defender la actuación de las fuerzas antidisturbios, olvidando que en Valencia protestaban por la falta de unas condiciones mínimas en el centro de estudio.
Lo acontecido hace una semana sigue los mismos patrones: el representante político de turno ordena cargar contra los manifestantes sin contemplación alguna. En este caso además de la típica manipulación de los hechos mientras estos ocurrían, y por supuesto después también (¡qué forma tan sencilla de llenar la programación!), se produjo una manipulación previa, tanto de políticos (la Cospedal, imagino, que después de sus declaraciones acudiría al confesionario más cercano o aquél de su total confianza) como de vociferantes tertulianos y plumillas que, tras verlos actuar, situarían  en la izquierda al mismísimo Manuel Fraga. Todo este clima no se creo para desconvocar la manifestación. Al contrario. Interesaba que la manifestación se convocara porque el objetivo era criminalizar a los que acudieron a la misma (según fuentes policiales unos 6.000, pero que nadie dude de que ese mismo número de personas se contabilizarían como 600.000 si fuese una manifestación a favor de la ¿familia? o contra la negociación con E.T.A.). ¿Por qué interesaba que la manifestación tuviera lugar y que hubiese jaleo? Básicamente por dos motivos:

  • Para asustar a los ciudadanos que quisieran adherirse a la manifestación y no lo tuvieran claro. Asustarles porque podían recibir de la policía. Asustarles porque alguien pudiera asociar a ese ciudadano "honrado" con una panda de delincuentes profesionales, que acaban con todo lo que se pone a su paso. No hace falta ser muy listo para saber que los que montan el pollo, infiltrados policiales aparte (merece la pena leer críticas satíricas que circulan por la Red sobre la indumentaria de los infiltrados), son una minoría, los de siempre y que la gran mayoría, como se ve en las imágenes, van a hablar de lo suyo: el secuestro de la democracia. Por tanto, se trataba de deslegitimar a unos ciudadanos que pedían democracia real. 
  • En segundo lugar, si se impelía a las fuerzas antidisturbios a actuar con contundencia muchos ciudadanos ya tendrían nuevo enemigo: el madero del casco y la porra (¡ojo! aquí no se trata de exculpar aquellos comportamientos abusivos de aquellos policías que los cometieron, aspecto éste que algunos vídeos delatan con claridad) o el tipo, radical en palabras oficiales, que se enfrentaba a las fuerzas policiales. Que el enemigo sea uno u otro dependerá de la ideología, pero el objetivo se cumple: no debatir sobre el asunto que ha juntado a miles de personas cerca del Congreso. 


Como se puede contemplar, a modo de resumen, el objetivo perseguido era doble, aunque el tiro, en parte, les salió por la culata, pues la gente no pareció achantarse en días posteriores y, al final, se demostró que el problema no eran tanto los radicales, como las ganas de deslegitimar un movimiento. 
Me gustaría hacer un inciso a este respecto. Me resulta repugnante que los mismos que hubiesen vivido igual de bien si hubiese triunfado en este país un golpe militar, bien a finales de los setenta o bien a principios de los ochenta del siglo pasado, ahora se erijan en paladines de la democracia. 
Volviendo al asunto que nos traemos entre manos, parece claro que los disturbios, o al menos una buen parte de su intensidad, pudieron ser evitados (como se demostró en días posteriores), pero intereses bastardos facilitaron que ocurrieran, buscando un objetivo que no debemos dejar que se consiga. Todos debemos tener en cuenta lo que pretenden: QUE OLVIDEMOS QUE NUESTROS POLÍTICOS NO NOS REPRESENTAN. 
Un saludo.

martes, 25 de septiembre de 2012

CARTA DE AGRADECIMIENTO

Esta misiva, a disposición de todo aquel que desee leerla y difundirla, la dirijo a todos aquellos ciudadanos que con sus preocupaciones y desvelos están ayudando a construir un país mejor, ¡dónde va a parar!. País en el que todos, en breve, no sentiremos tan cómodos como en el sofá de nuestro salón (todos los que aún no han sido desahuciados) o con esa plácida y gratificante sensación de bienestar que nos embarga cuando atravesamos el zaguán de nuestro hogar, tras haber disfrutado durante todo un maravilloso día de la compañía de nuestros suegros.
He sentido la necesidad, casi casi compulsiva, de mostrar mi agradecimiento a todos ellos, sin mostrar rubor alguno a la hora de hacer públicos mis sentimientos, ejercicio este último en desuso y no bien visto por una buena parte de nuestra sociedad, ellos sabrán porqué.
Seguramente el lector comprenderá mejor los motivos de esta epístola cuando enumere todos, o una gran parte, de los actos, individuales y colectivos, de mis conciudadanos. Actuaciones que me empujan a plasmar estas torpes líneas que intentan glosar lo glorioso y casi heróico de las mismas, más en este país de vagos y rojos.
¿Cómo agradecer a toda esa gente de bien su preocupación, sus desvelos por nuestras cuentas públicas? ¿Cómo osa alguien gastar lo que no se tiene? Esos viejecitos que se pulían buena parte de nuestro presupuesto en medicinas que apilaban, como si de un Lego se tratara, innumerables cajas de medicamentos cargadas cada una de ella de una cantidad desmedida del fármaco en cuestión, que aunque pareciera el envase familiar era el más pequeño de todos los que había (que nadie se lleve las manos a la cabeza que los laboratorios fabricaban los medicamentos con un número de dosis tan abultado por si a algún enfermo no le bastaba con la dosis normal; se han descrito uno o dos casos en los últimos tiempos). Los ancianos acumulan tantos medicamentos que obligaron a lanzar un Real Decreto que consiguió que ciertas medicinas de uso común bajaran de precio una media de un 40%. Tal era el gasto de estos ancianos que las compañías del ramo no tuvieron más remedio que renunciar a parte de sus ganancias para que los ancianos fueran a su médico a por más recetas gratuitas de Paracetamol.
No encuentro forma humana de felicitar a esas mismas personas por luchar contra todas las formas de fraude contra la Seguridad Social. Famosos son los casos en los que muchos de ellos, en público y privado, han denunciado a esos trabajadores abusones que obligan a los empresarios a que los contraten sin darles de alta en la Seguridad Social. De la misma manera sé que estos tipos, que tanto bien hacen por nuestro país, no han dudado en denunciar a aquellos otros tipos, tipejos diría yo, que teniendo una enfermedad laboral han recalado en la Seguridad Social para cobrar su baja laboral; y todo ello a pesar de los intentos de sus mutuas por convencer a los trabajadores en cuestión de que sus enfermedades  son de carácter profesional, llegando a cobrar más dinero por su incapacidad temporal. Pero nada, ni así entran por el aro. Con tal de hacer daño algunos trabajadores son capaces de cualquier cosa.
Pero no acaban aquí las loas a todas las personas, muchas, muchísimas, que en este país abogan por estas políticas económicas que tanto bien crea y, sobre todo, creará en un futuro próximo. ¿Qué decir de su encendida defensa a todas aquellas tesis que defienden que una Educación tan mala no necesita tanto dinero? Al contrario, demasiado dinero se derrocha en niños y jóvenes inapetentes y desagradecidos; así como en docentes apesebrados y ahítos de que llegue el siguiente período vacacional. Valiente bobada esa que defienden las instituciones europeas que postula que por cada euro invertido en educación el país recupera tres. ¿Cómo vamos a recuprar tres euros por cada uno invertido? El lector sabe que nuestros universitarios no están capacitados para trabajar aquí, en este gran país, y por eso no se le contrata o se le paga un salario ridículo. Tal es su falta de capacitación que deben irse a países del extranjero a engañar a los empresarios de allí.
De igual manera no puedo menos que elogiar la actitud de aquellas personas que defienden, si fuera menester con su sangre, que la Iglesia Católica no sea esquilmada. Pagar impuestos, como el resto de mortales, constituye una herejía, o debería constituirlo. Qué es más importante para el hombre, y la mujer, de bien: mantenerse en la fe, sin desvío posible de la verdad, o dar dinero a esos investigadores que tantas teorías incompresibles, y seguro que alguna herética, aportan para justificar su holganza y buen nivel de vida. No hay color, ¡por Dios! (nunca mejor dicho).
Loas infinitas sean dadas a todas aquellas personas, millones de ellas, que defienden la verdad del asunto, sin dejarse cegar por el embate de esos rojeras que tergiversan la realidad a su manera. No podemos permitirnos gastar más y punto. El dinero que daremos, hemos dado y seguiremos dando, a los bancos, que, por degracia, computará como deuda, no hubiera sido necesario de no haber ejercido los ciudadanos con irresponsabilidad la potestad de pedir créditos a las entidades bancarias, tan bien gestionadas ellas. Esos ciudadanos ociosos, que en vez de ejercer su labor profesional con ahínco se empeñaron en querer comprar casas y coches para disfrutar de su tiempo libre, han constituido la gran rémora de este país. Su impudicia ha llegado a arrastrar a nuestra bien amada banca a esta situación lastimosa. Es más, personajes con tan buen tino y tantos conocimientos económicos como nuestro nunca bien ponderado ministro de Economía, Luis de Guindos, llegaron a quedar en evidencia, debido a esta panda de pedidores compulsivos de créditos. De no haber sido por esta cuadrilla de sinvergüenzas, arruinapaíses,  se hubiesen cumplido sus predicciones de 2003 (en ese momento era el número 2 del ministerio que dirige ahora) sobre la, para él, no burbuja, cuando aseguró que no existía la burbuja inmobiliaria y que con el aumento de los alquileres se produciría un aterrizaje suave de dicho sector. Cualquier cosa hacen estos sinvergüenzas con tal de dejar en evidencia a personas tan clarividentes como la anteriormente citada.
Volviendo al tema de la banca, tan bien defendido por los millones de personas a los que dirijo la carta, que, a buen seguro, no expondrá fielmente todo el agradecimiento que siento hacia ellos. Parece mentira que decenas de miles de personas se manifiesten por lo que ellos llaman El fraude de las preferentes. ¿30.000 millones de euros? ¿Varios cientos de miles de personas afectadas (algunas de ellas, muchas, han perdido los ahorros de toda su vida)? Las cajas y los bancos no son los culpables. Las personas que pidieron créditos en la época de vacas gordas, obligando a recapitalizarse a dichas entidades y algún director de sucursal, que actuó por su cuenta, deben situarse en el punto de mira de los manifestantes. Esos sí que son los culpables. Ni tan siquiera parece lógico que el Fiscal General del Estado haya "instado" a que todas las demandas vayan por lo Civil. Aquí los únicos que deben ser encausados son los antisistema del 15 M, los de Ocupa el Congreso y demás gente de mala vida y peor condición (menos mal que la Policía no duda en cargar contra ellos con la contundencia que se merecen).
Y hablando de temas candentes, jamás serán lo suficiente bien ponderados, estas personas, millones ellas, que tanto ayudan al país con su defensa a ultranza de un modelo energético basado en el realismo y no en la pretenciosidad que supone implantar energías limpias que permitan cuidar el medio ambiente y conseguir una mayor independencia energética, o eso dicen ellos. La defensa que han realizado de lo nuclear consigue henchirme el alma de orgullo. Nada más coherente que seguir explotando las centrales ya existentes, aunque tengan más de cuarenta años y sean del mismo tipo que las de Fukushima, pequeños detalles sin importancia. Es tal vuestro afán que superáis incluso a las industrias propietarias de dicha central en vuestra defensa de tales ingenios nucleares. Es triste que vosotros, encomiásticos defensores de la verdad, tengáis mayor capacidad de análisis de la realidad que las propias industrias propietarias de las centrales nucleares. Como se nota que en países como Alemania o Japón, donde van a cerrar todas la centrales atómicas, no existen personas con vuestra lucidez. ¿Y esos de la U.E. que han calificado en un informe de este mismo año como desastrosa la nueva política energética de este Gobierno? ¿Quién coño son ellos para decir eso? Lo dicho, unos mártires de la causa y encima desinteresados.
Tampoco debería pasarse por alto la gratitud que siento cuando estos mismos mártires del bienestar de los españoles cargan contra la corrupción política, especialmente cuando se sitúa en la acera del partido opositor. Su fiereza a la hora de denunciar la impudicia del de enfrente (el suyo nunca hace nada) y de defender al pobre empresario envuelto en tales tejemanejes, obviamente contra su voluntad y coaccionado por los politicos rojos y masones, poco menos que hijos de Satán. Gracias por vuestra lucha, por establecer la verdad y abrir los ojos a millones de conciudadanos descarriados.
No me gustaría concluir esta misiva sin poderos agrader vuestro pundonor a la hora de establecer con claridad las prioridades que han de regir nuestra vida. Parece evidente que donde se encuentre un tema como la excarcelación de un terrorista, hállese o no en estado terminal, cualquier otra cuestión deberá volatizarse. Ni los informes de Cáritas, ni los de la Unión Europea, denunciando el aumento, casi exponencial, de la pobreza en nuestro país deben apartarnos del camino de la verdad que tan clarividentemente nos enseñáis con vuestras prédicas sobre la libertad y lo correcto. ¡Gracias de todo corazón! ¡Qué suponen la vida de millones de conciudadanos al lado del indulto o no de un terrorista que está, estaba, cumpliendo condena! Pero claro, vosotros, firmes partidarios del honor y la honra patria, tampoco sois comprendidos por una gran parte de vuestros compatriotas, aunque tal vez no merezcan ese nombre, cuando apostáis por un ejército bien dotado de armamento. Vosotros, en los que reside la esencia patria, formáis esa minoría que entiende que se destinen nuevos fondos para gastar en armamento, aunque dicho dinero suponga el dinero que se va a recortar en Educación. ¿De qué sirve saber leer o escribir si nos invade un moro de mierda o nos chulean los gabachos?
 Menos mal que no cejáis en el empeño de presentarnos la realidad sin tapujos, pero con comprensión. Con la comprensión del padre que no desiste en reconducir a su hijo descarriado. El amor, la comprensión y el perdón forman parte de vuestro ADN, no hay más que escuchar vuestros discursos basados en la tolerancia y la fraternidad.
Por todo ello, y alguno otra cosa que me olvido, ¡gracias! Vuestro esfuerzo se verá recompensado con una admiración, casi casi amor, similar al bien que hacéis día a día con vuestra dedicación y esfuerzo.

lunes, 16 de abril de 2012

NUEVA COLECCIÓN DE TÓPICOS

Si no existieran las agencias de calificación habría que inventarlas. Posiblemente eso sea lo que haya que hacer, inventarlas de nuevo. Resulta "inexplicable" que unas empresas privadas, que se llevan un pastizal de dinero público, tras mostrar su incapacidad manifiesta para hacer su labor sigan siendo defendidas por los presuntos expertos en el área. Tal vez todo se deba a que las conexiones espurias entre especuladores, "expertos" y dichas agencias vayan más allá de lo meramente establecido como correcto.

Los mercados demandan más reformas y ajustes. Resulta curioso que habitualmente no salga ningún gran gestor, inversor o representante de un banco de los que especulan con la deuda ofreciendo este mensaje. Casualmente los primeros que lanzan esta idea suelen ser políticos o "economistas" que, también casualmente, han trabajado para grandes gestores, grandes inversores o bancos de los que especulan con la deuda, con los alimentos, con el petróleo... Este hecho se puede atribuir a que estos políticos conocen el paño, o, tal vez, a que tras un período, más o menos largo en la gestión de lo público, desean volver a ganar unos grandes sueldos y unos aún más amplios bonus de aquellas empresas a las que tan bien parecen conocer.

Esta persona (que cada uno ponga el nombre que desee) sabe mucho de economía. ¿Fue capaz de predecir la crisis que sufrimos (fueron muy pocos lo que adivinaron lo que se avecinaba, de ellos trabajan en universidades y fueron considerados como unos apestados por sus compañeros)? Casualmente la gran mayoría de los que a día de hoy siguen alardeando de sabiduría económica no supieron ver lo que se venía encima; no sólo eso, en los primeros momentos, varios meses, estuvieron callados, porque no entendían nada. Errar es humano, ser un ignorante y no reconocerlo, viviendo además del cuento, es de sinvergüenzas.

No nos podemos permitir seguir viviendo como hasta ahora y nuestros hijos vivirán peor. Resulta de una hipocresía total que los fulanos que lanzan este mensaje son los que han creado las políticas económicas que nos han llevado hasta aquí, por tanto son los culpables del desaguisado, destrozando una forma de entender la economía que funcionaba medianamente bien en Occidente, y ahora quieran hacernos pagar a todos su ignorancia y su estupidez.

Los recortes en Educación, que supone que menos docentes atiendan a igual número de alumnos (aumentar la ratio), no aceptará a la calidad de la educación. Tal vez esto no ocurriría si en política se disminuyera la ratio: menos políticos por habitante y muchos menos asesores y gente de confianza por político. También se podía disminuir la ratio en el número de instituciones políticas: desaparición del Senado, de las Diputaciones...

¿Qué prefieres este sistema o te gustaría vivir en la U.R.S.S.? Sinceramente, me gustaría que todos los neoliberales que argumentan esta estupidez trabajaran picando en una cantera, por ejemplo, ocho horas al día durante varios años por la estratosférica cantidad de 700 euros mensuales. Transcurridos esos años les preguntaría: ¿qué prefieres una democracia en la que se redistribuya la riqueza o seguir trabajando en la cantera por un sueldo de miseria? Tal vez, a estos mismos tipos que te suelen soltar esta chorrada no les interese escuchar lo siguiente:

http://blogs.publico.es/dominiopublico/5082/el-problema-es-mayor-que-el-1-es-el-10/

Si no hacemos ahora estos recortes vendrán otros que harán muchos más. ¿Quién ha dado autoridad política a esos tipos para que vengan? ¿Qué elecciones han ganado? Y, por cierto, los que hacen los recortes: ¿lo hacen por ser necesarios?  ¿Al dictado de otros? ¿Por qué es lo que su doctrina les dice?  o, lo que parece, cómo una huida hacia delante, para no tocar los privilegios a sus amigos los especuladores, y ver si todo escampa con el tiempo y se arregla sólo. De todas formas, los ciudadanos decidieron que fueran los miembros electos del P.P. los que nos gobernaran, si no son capaces que convoquen nuevas elecciones y se vayan a su casa. Nadie les obliga a permanecer en el cargo, ni mucho menos a cedan la soberanía popular, o lo que sea esto, a unos tipos que nadie ha elegido.

Las economías de corte neoliberal implantadas hace tiempo funcionan muy bien, ¡mira Chile! Como ya se ha dicho el 10% del P.I.B. del país sudamericano proviene de una empresa pública: la del cobre, siendo las desigualdades en este país brutales, por ejemplo tienen las universidades más caras de todo el mundo (ver en otra entrada anterior donde sitúa el coeficiente de Gini, que mide las desigualdades sociales, a Chile). Pero estos mismos tipos se olvidan de que a la vez que en Chile esas mismas políticas se intentaron llevar a cabo en la Argentina de los golpistas asesinos militares. Resultado: sin comentarios.

Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Casualmente, mientras los salarios perdían poder adquisitivo, la banca daba créditos a todo bicho viviente. Por tanto, las posibilidades existían. No sólo existían las posibilidades, los economistas, políticos y muchos medios de comunicación alababan esta forma de entender la economía, que según muchos de ellos no iba a parar de crecer ad infinitum. Por tanto, sería más honesto decir: una gran mayoría de personas creyó en lo que defendíamos y ahora están pagando las consecuencias.

http://www.attac.es/2012/04/11/ocultacion-mentiras-y-manipulacion-del-lenguaje/

Una fiscalidad alta aleja a los inversores. Resulta chocante que teniendo una de las fiscalidades más bajas de Europa, al menos hasta hace bien poco (ahora tampoco es de las más alta para los que más tienen, sí para los ciudadanos de a pie) también espantáramos a los inversores. Parece que sólo atraíamos a los especuladores. 

Debemos seguir el modelo de Estados Unidos. No me queda claro a qué se refiere la gente que defiende esta tesis: ¿a la desregulación del mercado laboral? ¿A una sanidad más cara y excluyente que la española? ¿A gastar una parte sustancial del presupuesto nacional en defensa, más del 4%, y cerca del 50% del gasto mundial en armamento? ¿A invertir dinero por parte de la Reserva Federal para crear riqueza y empleo? ¿A la pena de muerte?...

La energía nuclear es más barata. Sobre todo si no ocurren accidentes nucleares y, lo sería mucho más si los residuos nucleares de larga duración no existieran. ¿Quién pagará dentro de 500 años el mantenimiento en perfectas condiciones de esos residuos: ¿Iberdrola, que posiblemente ya no exista, o, tal vez, TEPCO, la industria propietaria de Fukushima?

Debemos hacer recortes duros y dolorosos. ¿Por qué siempre se refieren a recortes en gastos de sanidad, educación y dependencia y siempre obvian la gran cantidad de dinero que se destina a subvenciones a empresas, desgravaciones fiscales por los más variopintos asuntos, dinero destinado a "reflotar" a la banca...?

China es el ejemplo a seguir. Tampoco me queda claro a que se refieren: ¿a mano de obra semiesclava? ¿A la pobreza de una buena parte del país, especialmente la población del interior? ¿A cómo se están cargando el medio ambiente a pasos agigantados? ¿A una élite gobernante dictatorial? ¿A la mala calidad de una parte significativa de los productos caducados? (Seguro que los que defienden el modelo chino no se comprarían un coche proveniente de ese país) ¿A la corrupción de los mandos intermedios y locales? ¿A la burbuja inmobiliaria? ¿A la pena de muerte? ¿A la censura?

El dinero público destinado a la Iglesia sirve para hacer una gran labor social. Él destinado a Cáritas sí, el destinado a la Iglesia no. No se debe confundir el dinero destinado a Cáritas, que sale del 0,7 del IRPF destinado a ONGs y de donante privados, del dinero destinado a la jerarquía eclesial, que procede de la otra casilla del 0,7. La jerarquía eclesial apenas destina un 2, 3% de su dinero a Cáritas (hasta hace tres años no destinaba ni un céntimo). Igualmente sería absurdo no reconocer que existen personas que ejercen como sacerdotes o como monjas, que fuera de la labor de Cáritas realizan una labor social apreciable (no toda la que se vende, pero sí que hay gente muy implicada). A cambio de esta generosa aportación a Cáritas, debido al Concordato, la Iglesia goza de exenciones fiscales escandalosas, que impiden a las administraciones recaudar más dinero, que redundaría en beneficio, o así debería ser, de los más, llamémosles, desfavorecidos.

Un saludo.

viernes, 27 de enero de 2012

PIRATAS Y PIRATAS

Hace unos días se cerró Megaupload y sus dirigentes fueron detenidos, alguno en Nueva Zelanda. La operación, llevada a cabo por el F.B.I., fue portada en los medios de comunicación, que no de información, de medio mundo y parte del extranjero. A esta operación, meramente policial, le siguió una campaña de difamación del creador de dicha página de Internet, Kim Shcmitz, basándose en su forma de vida y sus caprichos. 
No seré yo él que defienda el gasto suntuario y el derroche de recursos, pero me parece una absoluta desfachatez la campaña de intoxicación que se ha emprendido contra dicho sujeto, por muy hortera y derrochador que fuera. Al menos este tipo lo hizo con los rendimientos que obtuvo con un negocio, hasta hace unos pocos días legal, y gastaba de lo suyo. No ocurriendo lo mismo en el caso directivos de bancos, aseguradoras y demás chiringuitos financieros que gastan dinero a espuertas, una buena parte de él dinero recibido de los estados, que juegan con el dinero de todos los ciudadanos, con la excusa de reflotar el sistema financiero. Parece que los medios de comunicación, que no de información, no han sido tan exhaustivos ni  han se han mostrado tan interesados a la hora de detallar la forma de vida de estos tipos, algunos de ellos accionistas o ejecutivos de empresas que poseen acciones de esas empresas de comunicación. Curiosamente a la mayoría de nosotros nos interesa bastante más lo que se haga con nuestro dinero que en que se gaste la pasta un fulano obeso y bastante hortera que tira de los suyo.
Pero éste, con ser un aspecto nada baladí, no constituye el tema principal de la entrada de hoy ni del asunto tratado en este blog en estos momentos. Personalmente me preocupa más la maniobra llevada a cabo por las autoridades estadounidenses contra un página web con el fin de dar ejemplo, obviando los derechos de los usuarios de dicha página.


La operación policial contra Megaupload, amparada en una orden judicial de un juzgado de Virginia, ha clausurado dicha página, donde se podían encontrar contenidos que se podían descargar ilegalmente con otros aportados o almacenados por partículares sin ningún de tipo de protección legal. ¿Por qué este bloqueo de todos tipos de contenidos?
Por un lado, como se dijo anteriormente, la operación tiene un aspecto ejemplarizante: él que no se atiene a las normas, por muy fuerte que sea, la paga. Evidentemente, tras todo ello se esconde la presión de la industria del entretenimiento, no confundir con industria cultural, que ve como el intercambio de archivos con su contenido hace que sus beneficios desciendan de manera significativa. Desde un punto de vista ético nada se puede alegar a unos tipos que defienden su modelo de negocio. Sin embargo, su modelo de negocio, basado en la limitación de productos, vendidos hasta la extenuación a través de la publicidad, cerrando el paso a todo aquello que ellos no consideran adecuado tampoco es la panacea. En el fondo se trata de un monopolio. Unas pocas compañías, mediante el uso de ciertas estrategias de venta y el abuso de su poder dominante, cierran el paso a todo aquello que no les interesa o, mejor dicho, a todo aquel producto que les pueda restar ganancias. La industria del entretenimiento no se trata de un mercado libre. Canciones, películas y ciertos libros, llegan a nosotros como una verdad revelada. Verdad fruto de un gasto publicitario infinitamente superior al que pueden permitirse otras compañías de entretenimiento, pequeñas o independientes, que no pueden competir contra esa potencia de fuego publicitario. La aparición de sus productos en emisoras de radio, televisiones y prensa escrita acaban generando un oligopio en la industria del entretenimiento. Aspectos como las radiofórmulas, algunas de ellas sólo emiten música de determinadas compañías, el pequeño chantaje a que se ven sometidos las salas de cines, obligadas a comprar auténticos bodrios si quieren exhibir los éxitos del momento, o prácticas tan gratificantes como la de la compañía Gestmusic, que tasaba el precio de venta de los CDs y las ganancias por unidad que debían tener los propietarios de las tiendas de discos que querían vender los discos de OT 1 (hecho que me narró, visiblemente contrariado, hace tiempo el dueño de una tienda de discos), distan bastante de permitir el libre mercado de este tipo de empresas que, por ejemplo, ha visto como ha disminuido significativamente, a pesar de la inflación, el precio de los CDs en nuestro país, ante la presión de la piratería (resultaba curioso que todos los discos tuvieran un precio similar, sin importar los costes de grabación, no es lo mismo una grabación con 10 días de estudio o de 2, no es lo mismo grabarlo en un estudio o en otro, que el productor sea uno u otro, no es lo mismo que te gastes decenas de millones de euros en publicidad a que no lo hagas...).


En segundo lugar parece que el poderoso mundo de Hollywood y el discográfico, en gran parte seguidor de Obama, necesitaba un gesto de éste ante las elecciones de noviembre. ¿Qué mejor detalle que acabar con la página web que era la enemiga número uno del mundo de la industria del entretenimiento?
Sin embargo queda un aspecto, el más espeluznante, de todo esta actuación. ¿Por qué se castiga con la pérdida de su información, la que han colgado en Megaupload y pertenece en exclusiva a los usuarios, a todos aquellos ciudadanos que no realizaban prácticas ilegales? Reconozco que dar una respuesta certera a esta pregunta me resulta imposible; no estoy en la mente de quien decidió el cierre total de dicho sitio web. Pero una cosa parece clara, se están vulnerando los derechos de todos aquellos que sin haber cometido delito alguno, o aún cometiéndolo, sin haberse demostrado, han visto como la información que tenían almacenada en lo que ahora se llama La Nube, ha desaparecido por arte de birlibirloque. No hace falta ser un jurista de renombre para tener claro que se están atentando contra los derechos individuales de cualquier ciudadano. Precisamente aquí radica el peligro: parece que si te equivocas de lugar eres un delincuente en potencia.
Veamos que ocurriría si esto se trasladara a otros ámbitos de la vida que pasaría y lo haremos con un ejemplo.
Imagine el lector que le sobran diez mil euros y que decide invertirlos en una empresa que anuncia pingües beneficios, por ejemplo en una de Ruiz Mateos. Meses después de invertir ese dinero se entera, con gran sorpresa, de que Ruiz Mateos y parte de su cuantiosa familia ha sido detenida por fraude. Imagino que tras ciscarse en los muertos del jerezano y darse cabezazos por ser poco espabilado, buscará la forma de recuperar su dinero, acudiendo a abogados, asociaciones de consumidores y rezando, si es creyente. Pues ahora imagínese que la policía, el juez, o quien fuere le dice que no espere recuperar su dinero, pues los dueños del negocio donde ha invertido son unos presuntos ladrones y, por tanto, todo lo que haya invertido está bloqueado.
El lector no tendrá mayor problema para trasladar el ejemplo y comprobar como la justicia ha vulnerado los derechos, posiblemente intelectuales en algún caso, de personas que han actuado de buena fe.
Tal vez lo más tremendo es el precedente: si algo no cuadra, tras la presión de los lobbys correspondientes, los contenidos de Internet pueden ser clausurados, sean estos delictivos o no. Es más, los pasos que están dando los diferentes estados se encaminan a saltarse a la torera a los jueces y convertir el cierre de páginas web en un acto administrativo, al menos en un principio. Todo ello puede conducir a que nos acerquemos peligrósamente a países tan democráticos como China y que el pensamiento verdadero se constituya en fuente de derecho, al menos a la hora de permitir o prohibir contenidos en la Red.


El título, Piratas y piratas, fue pensado porque cuando concebí esta entrada me resultaba chocante que los gobiernos pongan tanto empeño en detener a un hortera y cerrar su página y pongan tan poco empeño en acabar con todos aquellos especuladores y demás ralea que con la connivencia de los políticos están llevando a cientos de millones de ciudadanos a la miseria y dejan que millones de personas, unos mil millones de personas, tengan problemas para comer, beber agua potable o adquirir medicinas. ¿Quiénes son los piratas?
Un saludo.