Hace unos días se cerró Megaupload y sus dirigentes fueron detenidos, alguno en Nueva Zelanda. La operación, llevada a cabo por el F.B.I., fue portada en los medios de comunicación, que no de información, de medio mundo y parte del extranjero. A esta operación, meramente policial, le siguió una campaña de difamación del creador de dicha página de Internet, Kim Shcmitz, basándose en su forma de vida y sus caprichos.
No seré yo él que defienda el gasto suntuario y el derroche de recursos, pero me parece una absoluta desfachatez la campaña de intoxicación que se ha emprendido contra dicho sujeto, por muy hortera y derrochador que fuera. Al menos este tipo lo hizo con los rendimientos que obtuvo con un negocio, hasta hace unos pocos días legal, y gastaba de lo suyo. No ocurriendo lo mismo en el caso directivos de bancos, aseguradoras y demás chiringuitos financieros que gastan dinero a espuertas, una buena parte de él dinero recibido de los estados, que juegan con el dinero de todos los ciudadanos, con la excusa de reflotar el sistema financiero. Parece que los medios de comunicación, que no de información, no han sido tan exhaustivos ni han se han mostrado tan interesados a la hora de detallar la forma de vida de estos tipos, algunos de ellos accionistas o ejecutivos de empresas que poseen acciones de esas empresas de comunicación. Curiosamente a la mayoría de nosotros nos interesa bastante más lo que se haga con nuestro dinero que en que se gaste la pasta un fulano obeso y bastante hortera que tira de los suyo.
Pero éste, con ser un aspecto nada baladí, no constituye el tema principal de la entrada de hoy ni del asunto tratado en este blog en estos momentos. Personalmente me preocupa más la maniobra llevada a cabo por las autoridades estadounidenses contra un página web con el fin de dar ejemplo, obviando los derechos de los usuarios de dicha página.
La operación policial contra Megaupload, amparada en una orden judicial de un juzgado de Virginia, ha clausurado dicha página, donde se podían encontrar contenidos que se podían descargar ilegalmente con otros aportados o almacenados por partículares sin ningún de tipo de protección legal. ¿Por qué este bloqueo de todos tipos de contenidos?
Por un lado, como se dijo anteriormente, la operación tiene un aspecto ejemplarizante: él que no se atiene a las normas, por muy fuerte que sea, la paga. Evidentemente, tras todo ello se esconde la presión de la industria del entretenimiento, no confundir con industria cultural, que ve como el intercambio de archivos con su contenido hace que sus beneficios desciendan de manera significativa. Desde un punto de vista ético nada se puede alegar a unos tipos que defienden su modelo de negocio. Sin embargo, su modelo de negocio, basado en la limitación de productos, vendidos hasta la extenuación a través de la publicidad, cerrando el paso a todo aquello que ellos no consideran adecuado tampoco es la panacea. En el fondo se trata de un monopolio. Unas pocas compañías, mediante el uso de ciertas estrategias de venta y el abuso de su poder dominante, cierran el paso a todo aquello que no les interesa o, mejor dicho, a todo aquel producto que les pueda restar ganancias. La industria del entretenimiento no se trata de un mercado libre. Canciones, películas y ciertos libros, llegan a nosotros como una verdad revelada. Verdad fruto de un gasto publicitario infinitamente superior al que pueden permitirse otras compañías de entretenimiento, pequeñas o independientes, que no pueden competir contra esa potencia de fuego publicitario. La aparición de sus productos en emisoras de radio, televisiones y prensa escrita acaban generando un oligopio en la industria del entretenimiento. Aspectos como las radiofórmulas, algunas de ellas sólo emiten música de determinadas compañías, el pequeño chantaje a que se ven sometidos las salas de cines, obligadas a comprar auténticos bodrios si quieren exhibir los éxitos del momento, o prácticas tan gratificantes como la de la compañía Gestmusic, que tasaba el precio de venta de los CDs y las ganancias por unidad que debían tener los propietarios de las tiendas de discos que querían vender los discos de OT 1 (hecho que me narró, visiblemente contrariado, hace tiempo el dueño de una tienda de discos), distan bastante de permitir el libre mercado de este tipo de empresas que, por ejemplo, ha visto como ha disminuido significativamente, a pesar de la inflación, el precio de los CDs en nuestro país, ante la presión de la piratería (resultaba curioso que todos los discos tuvieran un precio similar, sin importar los costes de grabación, no es lo mismo una grabación con 10 días de estudio o de 2, no es lo mismo grabarlo en un estudio o en otro, que el productor sea uno u otro, no es lo mismo que te gastes decenas de millones de euros en publicidad a que no lo hagas...).
En segundo lugar parece que el poderoso mundo de Hollywood y el discográfico, en gran parte seguidor de Obama, necesitaba un gesto de éste ante las elecciones de noviembre. ¿Qué mejor detalle que acabar con la página web que era la enemiga número uno del mundo de la industria del entretenimiento?
Sin embargo queda un aspecto, el más espeluznante, de todo esta actuación. ¿Por qué se castiga con la pérdida de su información, la que han colgado en Megaupload y pertenece en exclusiva a los usuarios, a todos aquellos ciudadanos que no realizaban prácticas ilegales? Reconozco que dar una respuesta certera a esta pregunta me resulta imposible; no estoy en la mente de quien decidió el cierre total de dicho sitio web. Pero una cosa parece clara, se están vulnerando los derechos de todos aquellos que sin haber cometido delito alguno, o aún cometiéndolo, sin haberse demostrado, han visto como la información que tenían almacenada en lo que ahora se llama La Nube, ha desaparecido por arte de birlibirloque. No hace falta ser un jurista de renombre para tener claro que se están atentando contra los derechos individuales de cualquier ciudadano. Precisamente aquí radica el peligro: parece que si te equivocas de lugar eres un delincuente en potencia.
Veamos que ocurriría si esto se trasladara a otros ámbitos de la vida que pasaría y lo haremos con un ejemplo.
Imagine el lector que le sobran diez mil euros y que decide invertirlos en una empresa que anuncia pingües beneficios, por ejemplo en una de Ruiz Mateos. Meses después de invertir ese dinero se entera, con gran sorpresa, de que Ruiz Mateos y parte de su cuantiosa familia ha sido detenida por fraude. Imagino que tras ciscarse en los muertos del jerezano y darse cabezazos por ser poco espabilado, buscará la forma de recuperar su dinero, acudiendo a abogados, asociaciones de consumidores y rezando, si es creyente. Pues ahora imagínese que la policía, el juez, o quien fuere le dice que no espere recuperar su dinero, pues los dueños del negocio donde ha invertido son unos presuntos ladrones y, por tanto, todo lo que haya invertido está bloqueado.
El lector no tendrá mayor problema para trasladar el ejemplo y comprobar como la justicia ha vulnerado los derechos, posiblemente intelectuales en algún caso, de personas que han actuado de buena fe.
Tal vez lo más tremendo es el precedente: si algo no cuadra, tras la presión de los lobbys correspondientes, los contenidos de Internet pueden ser clausurados, sean estos delictivos o no. Es más, los pasos que están dando los diferentes estados se encaminan a saltarse a la torera a los jueces y convertir el cierre de páginas web en un acto administrativo, al menos en un principio. Todo ello puede conducir a que nos acerquemos peligrósamente a países tan democráticos como China y que el pensamiento verdadero se constituya en fuente de derecho, al menos a la hora de permitir o prohibir contenidos en la Red.
El título, Piratas y piratas, fue pensado porque cuando concebí esta entrada me resultaba chocante que los gobiernos pongan tanto empeño en detener a un hortera y cerrar su página y pongan tan poco empeño en acabar con todos aquellos especuladores y demás ralea que con la connivencia de los políticos están llevando a cientos de millones de ciudadanos a la miseria y dejan que millones de personas, unos mil millones de personas, tengan problemas para comer, beber agua potable o adquirir medicinas. ¿Quiénes son los piratas?
Un saludo.
La operación policial contra Megaupload, amparada en una orden judicial de un juzgado de Virginia, ha clausurado dicha página, donde se podían encontrar contenidos que se podían descargar ilegalmente con otros aportados o almacenados por partículares sin ningún de tipo de protección legal. ¿Por qué este bloqueo de todos tipos de contenidos?
Por un lado, como se dijo anteriormente, la operación tiene un aspecto ejemplarizante: él que no se atiene a las normas, por muy fuerte que sea, la paga. Evidentemente, tras todo ello se esconde la presión de la industria del entretenimiento, no confundir con industria cultural, que ve como el intercambio de archivos con su contenido hace que sus beneficios desciendan de manera significativa. Desde un punto de vista ético nada se puede alegar a unos tipos que defienden su modelo de negocio. Sin embargo, su modelo de negocio, basado en la limitación de productos, vendidos hasta la extenuación a través de la publicidad, cerrando el paso a todo aquello que ellos no consideran adecuado tampoco es la panacea. En el fondo se trata de un monopolio. Unas pocas compañías, mediante el uso de ciertas estrategias de venta y el abuso de su poder dominante, cierran el paso a todo aquello que no les interesa o, mejor dicho, a todo aquel producto que les pueda restar ganancias. La industria del entretenimiento no se trata de un mercado libre. Canciones, películas y ciertos libros, llegan a nosotros como una verdad revelada. Verdad fruto de un gasto publicitario infinitamente superior al que pueden permitirse otras compañías de entretenimiento, pequeñas o independientes, que no pueden competir contra esa potencia de fuego publicitario. La aparición de sus productos en emisoras de radio, televisiones y prensa escrita acaban generando un oligopio en la industria del entretenimiento. Aspectos como las radiofórmulas, algunas de ellas sólo emiten música de determinadas compañías, el pequeño chantaje a que se ven sometidos las salas de cines, obligadas a comprar auténticos bodrios si quieren exhibir los éxitos del momento, o prácticas tan gratificantes como la de la compañía Gestmusic, que tasaba el precio de venta de los CDs y las ganancias por unidad que debían tener los propietarios de las tiendas de discos que querían vender los discos de OT 1 (hecho que me narró, visiblemente contrariado, hace tiempo el dueño de una tienda de discos), distan bastante de permitir el libre mercado de este tipo de empresas que, por ejemplo, ha visto como ha disminuido significativamente, a pesar de la inflación, el precio de los CDs en nuestro país, ante la presión de la piratería (resultaba curioso que todos los discos tuvieran un precio similar, sin importar los costes de grabación, no es lo mismo una grabación con 10 días de estudio o de 2, no es lo mismo grabarlo en un estudio o en otro, que el productor sea uno u otro, no es lo mismo que te gastes decenas de millones de euros en publicidad a que no lo hagas...).
En segundo lugar parece que el poderoso mundo de Hollywood y el discográfico, en gran parte seguidor de Obama, necesitaba un gesto de éste ante las elecciones de noviembre. ¿Qué mejor detalle que acabar con la página web que era la enemiga número uno del mundo de la industria del entretenimiento?
Sin embargo queda un aspecto, el más espeluznante, de todo esta actuación. ¿Por qué se castiga con la pérdida de su información, la que han colgado en Megaupload y pertenece en exclusiva a los usuarios, a todos aquellos ciudadanos que no realizaban prácticas ilegales? Reconozco que dar una respuesta certera a esta pregunta me resulta imposible; no estoy en la mente de quien decidió el cierre total de dicho sitio web. Pero una cosa parece clara, se están vulnerando los derechos de todos aquellos que sin haber cometido delito alguno, o aún cometiéndolo, sin haberse demostrado, han visto como la información que tenían almacenada en lo que ahora se llama La Nube, ha desaparecido por arte de birlibirloque. No hace falta ser un jurista de renombre para tener claro que se están atentando contra los derechos individuales de cualquier ciudadano. Precisamente aquí radica el peligro: parece que si te equivocas de lugar eres un delincuente en potencia.
Veamos que ocurriría si esto se trasladara a otros ámbitos de la vida que pasaría y lo haremos con un ejemplo.
Imagine el lector que le sobran diez mil euros y que decide invertirlos en una empresa que anuncia pingües beneficios, por ejemplo en una de Ruiz Mateos. Meses después de invertir ese dinero se entera, con gran sorpresa, de que Ruiz Mateos y parte de su cuantiosa familia ha sido detenida por fraude. Imagino que tras ciscarse en los muertos del jerezano y darse cabezazos por ser poco espabilado, buscará la forma de recuperar su dinero, acudiendo a abogados, asociaciones de consumidores y rezando, si es creyente. Pues ahora imagínese que la policía, el juez, o quien fuere le dice que no espere recuperar su dinero, pues los dueños del negocio donde ha invertido son unos presuntos ladrones y, por tanto, todo lo que haya invertido está bloqueado.
El lector no tendrá mayor problema para trasladar el ejemplo y comprobar como la justicia ha vulnerado los derechos, posiblemente intelectuales en algún caso, de personas que han actuado de buena fe.
Tal vez lo más tremendo es el precedente: si algo no cuadra, tras la presión de los lobbys correspondientes, los contenidos de Internet pueden ser clausurados, sean estos delictivos o no. Es más, los pasos que están dando los diferentes estados se encaminan a saltarse a la torera a los jueces y convertir el cierre de páginas web en un acto administrativo, al menos en un principio. Todo ello puede conducir a que nos acerquemos peligrósamente a países tan democráticos como China y que el pensamiento verdadero se constituya en fuente de derecho, al menos a la hora de permitir o prohibir contenidos en la Red.
El título, Piratas y piratas, fue pensado porque cuando concebí esta entrada me resultaba chocante que los gobiernos pongan tanto empeño en detener a un hortera y cerrar su página y pongan tan poco empeño en acabar con todos aquellos especuladores y demás ralea que con la connivencia de los políticos están llevando a cientos de millones de ciudadanos a la miseria y dejan que millones de personas, unos mil millones de personas, tengan problemas para comer, beber agua potable o adquirir medicinas. ¿Quiénes son los piratas?
Un saludo.
5 comentarios:
Gran entrada y gran reflexión, pero cuidado, hay a quien por menos de algo como esto lo han llevado a Guantánamo.
Hola Piedra. Me alegro de que te guste la entrada, de hecho yo tenía mis dudas sobre la calidad de lo misma. Sinceramente, me parecía algo floja.
Respecto a lo de Guantánamo, creo que nos deberían llevar a muchos que a través de distintos blogs o periódicos digitales, algunos incluidos como enlaces en el mío propio, defendemos cosas similares. Tampoco me imagino a Don José Luis Sampedro, por ejemplo, en la prisión cubana, por verter opiniones tremendamente negativas, y razonadas,contra la ideología y los intereses imperantes. Sinceramente, no creo que nadie me considere tan importante como para tomar represalias contra mi. Todo lo más algún troll puede hacer comentarios poniéndome a caer de un burro. Cuestión que agradezco pues me hace dar más vueltas a los temas tratados e informarme aún más sobre ellos, para formarme una idea más fundamentada sobre mi percepción de los asuntos expuestos.
Un saludo.
Grandes verdades has dicho y no se les cae la cara de vergüenza, ante la situación actual que nos hacen vivir a los ciudadanos, haciéndonos creer que existe una crisis, cuando en realidad no existe. Son ellos quienes nos la están creando y vendiendo a cada momento para que en realidad nos creamos que existe.
Nos quieren tener siempre dominados y nada mejor que dominar por el hambre a los demás.
Somos sus víctimas y también somos el elemento que con nuestro esfuerzo diario para nuestra supervivencia, estamos produciendo para que ellos vivan, a nuestra costa, como están viviendo.
Esta situación no puede durar mucho, pues son millones de personas, muy jóvenes la mayoría, que tienen todas las puertas cerradas por culpa de estos políticos de turno que sólo piensan en enriquecerse ellos a costa del sufrimiento y necesidades del pueblo.
Grandes verdades has dicho y no se les cae la cara de vergüenza, ante la situación actual que nos hacen vivir a los ciudadanos, haciéndonos creer que existe una crisis, cuando en realidad no existe. Son ellos quienes nos la están creando y vendiendo a cada momento para que en realidad nos creamos que existe.
Nos quieren tener siempre dominados y nada mejor que dominar por el hambre a los demás.
Somos sus víctimas y también somos el elemento que con nuestro esfuerzo diario para nuestra supervivencia, estamos produciendo para que ellos vivan, a nuestra costa, como están viviendo.
Esta situación no puede durar mucho, pues son millones de personas, muy jóvenes la mayoría, que tienen todas las puertas cerradas por culpa de estos políticos de turno que sólo piensan en enriquecerse ellos a costa del sufrimiento y necesidades del pueblo.
Gracia por el comentario, Amadeus.
No tengo nada que añadir, pues estoy totalmente de acuerdo contigo.
Un saludo.
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