lunes, 29 de julio de 2019

PENSAMIENTOS DE UN MAESTRO VOCAL DE TRIBUNAL DE OPOSICIÓN

Durante dos o tres semanas en este blog no han aparecido nuevas entradas. Además de la pereza (escribir requiere un esfuerzo, aunque se haga tan mal como lo hago yo), ha habido una causa de fuerza mayor: el escaso tiempo que me dejaba la participación como miembro de tribunal, por segunda vez, de las oposiciones para acceder al Cuerpo de Maestros. Y es sobre esa experiencia que me propongo hablar, yo hoy, aportando mi visión de este proceso, buscando, si soy capaz, ayudar a aquella gente que se embarca en esta estresante situación para acceder a una plaza de maestro. 
Como todos los que pertenecemos al gremio sabemos para formar parte de un tribunal, con las excepciones de algunos que son voluntarios, sobre todo presidentes de tribunal, lo más importante es la letra que define a partir de que apellidos se empieza a decidir quien conformará parte de los tribunales. Por tanto, no suele ser algo elegido y si impuesto. Este último aspecto no implica que los que forman parte de los tribunales no realicen su trabajo; más bien que te ha tocado trabajar el mes de julio y que cuánto mejor se hagan las cosas menos problemas habrá y antes concluirás (siempre que los otros actores implicados con capacidad de decisión no tengan alguna ideas de última hora). 
A partir de aquí conviene recordar algunas cuestiones:
- Las plazas se reparten entre los opositores en función de sus notas y de la fase de concurso. Resulta obvio que en la fase de concurso los tribunales no tienen influencia alguna.
- Los opositores compiten contra ellos mismos. Son sus notas las que les sitúan en un lugar u otro.
- Aunque haga tiempo que hayamos obtenido la plaza, no olvidamos lo que un opositor vive, y ha vivido los meses anteriores. Por otra parte, aunque parezca mentira, también se tiene en cuenta que todos los que se sitúan frente a nosotros son compañeros o, en el caso de los más nuevos, lo serán. 
- Los miembros de los tribunales no deciden el tipo de oposición, muy desfasado e injusto.
- Y un último punto muy importante: los tribunales con nuestro trabajo valoramos en conciencia, consiguiendo con ello que  los mejores, al menos en ese momento y antes de la fase de concurso, formen parte del Cuerpo de Maestros, mejorando con ello el sistema educativo.
A partir de aquí intentaré transmitir lo que yo he vivido en este último mes.
Comenzaremos diciendo que este proceso es agotador para todos aquellos que tienen valorar a la idoneidad de los aspirantes, aún más si no se reside en la localidad donde se realizan las pruebas. Además de los viajes, los madrugones, se debe tener activada la atención en todo momento para intentar no perderse ripio de lo que la persona que se encuentra frente a ti dice o hace, para intentar obrar con justicia.
Esto no es una queja, es una realidad que forma parte del proceso. 
Para quien lea esto y desconozca en que consiste el proceso diremos que un día, un sábado, los opositores tienen que realizar un examen con dos partes. En una desarrollan un tema y en la otra resolverán un supuesto práctico.
Me gustaría aclarar antes de continuar que mi especialidad es P.T. y hablo desde mi experiencia, que, tal vez, no sea generalizable a otros ámbitos. Aunque intuyo que ciertas cosas son aplicables a casi cualquier ámbito de la vida.
Un par de días después los opositores deberán leer lo escrito ante los tribunales o, en otras comunidades autónomas, lo leerán directamente los tribunales. Decir que, hasta donde yo conozco, leer mejor o peor no penaliza, lo importante es el contenido. Es normal que la persona que lee se ponga nerviosa y, en ocasiones, necesite parar un ratito. No pasa nada. Lo que sí puede penalizar es inventarse cosas que no están escritas (conviene recordar que cuando el opositor termina la lectura y abandona el aula el tribunal puede leer lo escrito por él).
Como todo el mundo habrá intuido el tema que se debe desarrollar es teoría, donde se deben plasmar todos los conocimientos posibles sobre el tema a tratar. Por tanto citar todo tipo de programas, experiencias, metodologías... resulta muy conveniente (siempre que tengan que ver con el temario); pero en el supuesto práctico no parece tan ideal citar todo tipo de programas o metodologías si luego no se van a llevar a cabo o, en algún caso, si se van a seguir pautas de actuación o trabajo que chocan con lo que se ha propuesto en un inicio. Parece más apropiado hablar de pocas cosas, dominarlas con fluidez y aplicarlas al caso.
Por otra parte, parece muy apropiado tener en cuenta las necesidades educativas especiales del alumno y no plantear actividades que resultan no sólo imposibles por las características del alumno, sino inapropiadas y perjudiciales.
Mi consejo es aprovechar el año en que no hay oposiciones para buscar información, bien en libros, bien en Internet, sobre personas que trabajan con alumnos que responden a diferentes tipos de discapacidad y preparar un esquema de actuación que responda a las necesidades educativas de esos alumnos. No se trata de hacer muchas cosas, los que trabajamos en esto de la Educación Especial sabemos que este es un trabajo que se caracteriza por la insistencia para que los alumnos consigan adquirir los aprendizajes.
En resumen, conocer en profundidad las características, o algunas de ellas, de los chavales con los que se trabaja y hacer planteamientos realistas. Imaginemos que en el supuesto práctico tengo que dar solución a los problemas de un niño con TEA, que tiene dificultades para comunicarse con sus iguales y que emite conductas disruptivas, llegando a ser agresivas, hacia ellos. Por mucho que esté de moda un programa de patios, no parece muy apropiado llevarlo a cabo, al menos en un principio, con este alumno, que necesita ambientes estructurados y, muy probablemente, trabajar los juegos, que a él le interesan, en un principio con el maestro tutor, el PT y/o el ATE, para poco a poco incorporar a algún otro niño a ese juego.
Esto mismo vale para el aprendizaje cooperativo, los programas de habilidades sociales o la educación emocional, que tanto se citan y casi nadie los pone en práctica de manera correcta o, directamente, no los ponen en práctica aunque se diga que va a trabajar con ellos.
Menos es más. Y menos bien hecho es mucho más.
Sobre el tema teórico me ha chocado escuchar temas que ya estaban obsoletos la vez anterior que estuve de tribunal, hace más de diez años.  Es importante dominar la terminología y distinguir ciertos conceptos. Para eso Internet no tiene precio.
Existe también una tendencia entre opositores a estructurar su tema en forma de cuento o narración. Algún preparador ha tenido la genial idea de que los miembros de los tribunales tengan que escuchar varias veces la misma historia. En mi modesta opinión es un disparate y un error.
Primero porque, como se dijo, eso no aporta nada a la nota del opositor, porque se valoran los conocimientos, no la capacidad narrativa de los aspirantes.. Segundo, porque a los opositores que han ido con el mismo esquema se les puede comparar muy fácilmente. ¿Y eso qué?, se puede preguntar alguien. Muy fácil. Si yo  entreno los cien metros durante unos meses, con un plan similar al de Usain Bolt, el jamaicano me va a dar para el pelo, por mucho que los entrenos sean similares. Pues cuando dos, tres o cuatro opositores exponen el mismo tema de la misma manera, pero de manera diferente, porque cada uno tiene una capacidad y/o un momento diferente, es muy fácil comparar quién tiene más o menos nota.
Por otra parte, queridos opositores que leéis esto, pensad en lo que escribí un poco más arriba del cansancio acumulado y poneos en nuestro lugar. Imaginaos si nosotros viniésemos a contaros historias de un viaje figurado, que no aportan nada y que, al oírse varias veces, ni tan siquiera es original. ¿Os lo imagináis? Es más sencillo ir al grano y ocupar ese tiempo en ordenar y estructurar el tema, para hacer más atractivo y fácil de seguir todo lo que sabéis. ¿No os parece?
Sobre el segundo examen, la programación y las unidades didácticas, algunas cosillas.
Las programaciones, que las hacen los opositores, es, por ejemplo, un buen momento para desarrollar en las diferentes unidades didácticas, de manera secuenciada, el aprendizaje cooperativo. El opositor tiene la posibilidad de mostrar como los niños van aprendiendo y mejorando en este tipo de aprendizaje, mostrando una cada vez mayor autonomía.
Sobre los materiales. Si alguien tiene los mismos materiales para las quince unidades didácticas tiene un problema. Un médico no utiliza la misma medicina para una gripe que para un neumonía. Un docente no puede utilizar exactamente los mismos materiales para enseñar cosas diferentes. Parece obvio, pero...
No se trata de traer materiales muy vistosos. Se trata de que tengan un lógica y que sean apropiados para que los alumnos aprendan (y esto también tiene que ver con los problemas motóricos que puedan tener). Algunos de los mejores opositores que vi en mi tribunal apenas trajeron materiales.
Respecto a la contextualización, no hace falta contar un cúmulo de desgracias familiares. Lo que interesa es las necesidades de alumno y si la familia colabora o no y, si no lo hace, contar que se puede hacer al respecto desde el centro y por parte de los docentes (cosa que nadie suele contar).
Por otra parte, no es raro escuchar a opositores con una gran variedad de patologías que luego no se abordan a la hora de responder a las necesidades educativas del niño. Parece lógico pensar que cuando más problemas tenga más respuestas debo dar y si no lo hago estoy fallando. Como dije antes, menos es más y menos bien hecho es mucho más.
Por otra parte, hay que tener mucho cuidado con las TICS. Conviene profundizar en dos, tres, cuatro aplicaciones y buscar, si es posible, su utilidad en los niños con los que trabajamos. Citar muchos programas es absurdo. De nuevo, menos es más...
Si antes tenía dudas sobre el proceso ya no me cabe ninguna, la primera prueba debería ser un test. Agilizaría el proceso y haría una primera criba, con una ventaja para el opositor, sabría lo que ha contestado bien o mal, cosa que ahora no ocurre. Siendo, además un ahorro de tiempo para opositores y tribunales y un ahorro de dinero para la Administración, todos nosotros. Por supuesto se trata de una impresión personal.
Respecto a los temarios qué decir. Resulta "chocante" que no hayan variado, sólo para disminuir el número de temas, en más de veinte años, habiendo sido aprobadas diferentes leyes educativas.
Por último, consejo para opositores, en especial para los más jóvenes: es mejor buscar consejo en los que han obtenido plaza o los que han aprobado con buena nota, aún no habiendo conseguido plaza. Los tribunales no tienen la culpa de nada. Hace un par de semanas o tres hablé con un compañero interino de otra especialidad para ver cómo le habían ido las cosas y me dijo que la nota había sido baja, un seis medio, para a continuación decirme: "algo he hecho mal". La semana que viene le llamaré para saber si sigue en la lista de aprobados con plaza tras el segundo examen y las reclamaciones.
Un saludo.

1 comentario:

Inma Hernández Hdez (Profesora P. T.) dijo...

Paco, como tú he vivido la experiencia desde dentro y estoy de acuerdo con tus comentarios, que considero muy coherentes para los opositores. Quienes pocas veces pueden escuchar comolo ven los evaluadores.
De acuerdo también con la necesidad de modificar el procedimiento de acceso, solo añadir que en este caso a quien compete organizar este proceso no les preocupe la opinión sobre el mismo de quienes lo ponen en práctica .....