domingo, 24 de octubre de 2010

CENSURA, AUTOCENSURA Y LECCIONES DE PROFESIONALIDAD

Desde estas páginas se ha criticado, repetidamente, el papel de la prensa como factor distorsionador de la realidad, siempre al servicio de unos intereses bastardos, los de los dueños de dicha prensa. Pero, hete aquí, que a través de Internet, WikiLeaks les está sacando los colores a la administración estadounidense, publicando documentos clasificados sobre la guerra de Irak.
Parece ser que, a diferencia de la prensa clásica, este invento,WikiLeaks,  funciona con aportaciones anónimas, es decir no tiene unos dueños fijos, y, por si fuera poco, su dueño lo concibe como un medio 100% cibernético. 
Como escribí hace unos meses, refiriéndome a la importancia de la Web 2.0, el medio informático, que tiene otros problemas, permite unas licencias que los formatos clásicos, entre las que incluyo la publicación de períodicos digitales por parte de editoriales que generan también prensa en papel. Entre estas ventajas encontramos la facilidad de publicar en cualquier parte del planeta, evitando la censura previa, y, por supuesto, la inmediatez, la capacidad de transmitir esas noticias u opiniones a cualquier persona en cualquier parte del planeta.
Es evidente, que este tipo de actividad cibernética conlleva una serie de problemas: fiabilidad, aportaciones interesadas, etc., pero, a cambio, cuenta con las dos ventajas que he descrito en los párrafos previos. Como era de esperar, poder saltarse la censura de los estados (esa que mucha prensa se autoimpone) es un ataque a la impunidad de los dirigentes mundiales y, por tanto, éstos tienen que hacer algo. ¿Qué han hecho? Advertir del peligro al que pueden verse sometido ciertos colaboradores. 
Sinceramente, el argumento tendría cierto sentido si no fuera por un pequeño detalle: los informes publicados demuestran que han muerto cerca de 100.000 civiles por el artículo uno. Porque sí.
Tal vez sea conveniente recordar que, por sucesos como éste, varios dirigentes balcánicos están sentados en el banquillo en el Tribunal de la Haya, acusados de crímenes contra la Humanidad.
Todo ello me hace pensar sobre el papel real de la prensa "oficial". Esa misma prensa y esos mismos expertos en prensa (profesores universitarios, periodistas eméritos, etc.) que critican a la Red como fabricante impenitente de bulos. Es muy posible que antes de criticar a los demás, debieran mirar debajo de sus alformbras y sacar toda la mierda que existe en ese espacio, poco visible para el común de los mortales. Sólo entonces tendrían la autoridad moral para criticar. Mientras tanto deberían tomar nota y recapacitar sobre su verdadera función: ser intermediarios entre la realidad y el público. Por que uno tiene la impresión de que están instalados en otra historia, la de deformar la realidad para que el público sólo atienda a los intereses bastardos de los dueños de los medios.
Un saludo.

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