domingo, 29 de enero de 2012

ALGO MÁS QUE LA BOMBA

Nuestros amigos, los tipos que dicen dirigir nuestros destinos, han decidido que tenemos un nuevo enemigo, malo malísimo de la muerte que te rilas. No querido lector, no hablamos de los especuladores, de los tiburones de Wall Street o de la City, de los banqueros ineptos o de los paraísos fiscales, no se haga ilusiones. El nuevo, no tan nuevo, es un país dirigido por una casta de teócratas que han decidido que no se pliegan a las exigencias del Primo de Zumosol y sus palmeros. Como ya habrá adivinado el lector me refiero a Irán.
Si bien no es nueva esta "inquina" de EE.UU. por la República Islámica????, inquina mutua, todo sea dicho, parece que ahora han decidido ser ellos los que se pringuen directamente. Recordemos que anteriormente tuvieron a un mamporrero criminal como Sadam Husein que de manera interesada, el control del petróleo es muy goloso, lanzó a sus huestes contra el país de los ayatolas para haciendo de esta menera  el trabajo sucio a EE.UU. y compañía, aunque este hecho costara un millón de muertos. Por cierto, ¿cuánta gente recuerda que el ahorcado Sadam tuvo como cómplice a Occidente en esta guerra? La memoria es frágil, y los medios de comunicación, que no de información, son expertos en borrar acontecimientos cuando conviene.


La presión del gobierno de Israel, acongojado ante la posibilidad de que alguien más tenga armas nucleares en la zona, además de ellos, sobre EE.UU. ha dado sus frutos. Aunque esa no sea toda la verdad. Si bien es cierto que el gobierno de Israel teme la creciente influencia de Irán en la zona, cuyo gobierno es hostil al máximo con Israel, tras esta decisión se esconden otros motivos geoestratégicos de mayor calado para el gobierno Obama y otros vecinos de la zona. El gobierno israelí, belicoso como pocos en el mundo, necesita un enemigo, real o no, para justificar su existencia, y más este gobierno, mezcla de conservadores y de ultrarreligiosos (cuya ideología de un Gran Israel no desentona en absoluto con la de la Alemania nazi) que amparan su gestión, al menos en parte, en la existencia de enemigos fácilmente reconocibles por tener rabo, cuernos y ser la reencarnación de Satán en la Tierra. Enemigos ante lo que todo es válido, véase la colonización constante de territorios palestinos por parte de ciudadanos hebreos, pues se les considera poco menos que alimañas.
Por si esto fuera poco, el gobierno de Israel cuenta con un antecedente a su favor: el bombardeo de instalaciones nucleares que realizaron en Irak en 1981, para impedir que Sadam tuviese acceso a armas nucleares. Acción que no supuso un gran cambio en las relaciones entre Israel y sus aliados, a pesar del paripé de EE.UU. Por tanto, el precedente está sentado.
Sin embargo, existe otro actor principal en la zona que también está impulsando las medidas contra el País de los Ayatolas y que aparece con menor frecuencia en los medios como uno de los principales impulsores de las acciones de lo que pomposamente se llama la Comunidad Internacional. Este país no es otro que Arabia Saudí, que se convierte en el garante de la zona no sólo para EE.UU. si no también para otras monarquías, más o menos teocráticas, de creencia suní.
En la zona de existe una lucha, cada vez más clara, entre países con gobiernos suníes, no necesariamente con mayoría de población de esta creencia, como por ejemplo ocurre en Bahrein, donde la monarquía pertenece a la minoría suní y países con gobiernos chiíes. El adalid de los suníes es Arabia Saudí y el de los chíies Irán. Sin embargo nada es tan sencillo. En todos los países de la zona existen minorías de una u otra creencia que conviven, mejor o peor, con mayorías de la otra creencia, generalmente peor.


Curiosamente los alíados de EE.UU. son las monarquías suníes, caracterizadas por su especial respeto hacia los derechos humanos, mientras que los enemigos coinciden con aquellos que no se alínean con dichas monarquías, bien sean teocracias como Irán o países como Siria, donde la guerra civil es casi un hecho, e incluso Líbano, convenientemente masacrada por el ejército israelí hace poco tiempo, especialmente por la aviación, pues el ejército de tierra sufrió un revés considerable. Por tanto ya tenemos enemigos en uno y otro bloque.
En medio de todo este fregado aparece un país con un gobierno de coalición, al menos hasta hace poco, Irak. Dicho país recientemente abandonado por el ejército de EE.UU., aunque queden decenas de miles de mercenarios contratados por EE.UU y, sobre todo, por empresas multinacionales que se dedican a negocios como el petróleo, que ha constituido un gobierno, o lo ha intentado, de coalición entre suníes, chiíes y kurdos. Dejando de lado el tema de los kurdos, que nadan en petróleo y sufren los ataques de Turquía, que les acusa de dar cobijo a guerrilleros kurdos turcos, nos encontramos con un problema que en el resto de países ya parece, al menos por ahora, estar solucionado, o no: ¿quién administra dicho país, los suníes o los chiíes? Y en este conflicto están enfangados hasta más arriba de las rodillas los gobiernos de Irán y Arabia Saudí, intentando cada cual arrimar el ascua a su sardina. Evidentemente, Occidente prefiere la opción suní, la que defiende Arabia Saudí, pues le evitaría, tras una invasión ilegal que se ha saldado con un fracaso estrepitoso y con un abandono del país, sobre todo por cuestiones económicas -EE.UU. no está para muchos dispendios, y menos bélicos- tener de nuevo a este país como enemigo.
Lo cual nos lleva a considerar que los intereses de Israel distan mucho de ser los mismos que los de las monarquías feudales del Golfo, aunque el objetivo sea el mismo: neutralizar a Irán.
Por tanto, tras todo este bombardeo informativo que nos habla de ingenios bélicos nucleares hay bastante más miga. Existen intereses geoestratégicos tanto militares como económicos; es evidente que un Irak aliado permitiría a las multinacionales occidentales obtener pingües beneficios con la explotación del crudo y, de paso, aseguraría a los países compradores que éste no les iba a faltar.


Otra cuestión a analizar son las consecuencias del embargo que se quiere llevar a cabo dirigido a Irán. Aunque el primer comprador de crudo del país persa es China, el segundo es la U.E., que adquiere en torno al 20% del crudo a dicho país. Si concretamos aún más, Irán es el país que más crudo vende a España. Por tanto, a pesar de que Arabia Saudí ha asegurado que venderá el crudo que Irán deje de proveer, las expectativas, al menos en un principio, no parecen ser nada halagüeñas para nosotros, los ciudadanos de la U.E., pues parece claro que este cambio de proveedor, al menos en un principio, nos va a salir por un pico. Existen previsiones, creíbles o no, que hablan de una subida de en torno a un 30% del precio del crudo.
Evidentemente, tras todo este movimiento se perfila un claro vencedor: Arabia Saudí, que puede ver como su rival en la zona pierde poder y, de paso, va a verse beneficiado por la mayor venta de crudo, posiblemente a un precio más alto que el actual. La jugada parece redonda, pero tal vez todo sea una compensación por la compra de armamento que realizó el reino de los Saud a los EE.UU., precisamente para defenderse de Irán. El monto total de dicha compra fue de 60.000 millones de dólares, por lo que tampoco parece descabellado pensar que esta maniobra es una forma de premiar a la monarquía feudal saudí por la compra de dicho armamento. De ser así existirían unos paganos claros de esta cuestión: los ciudadanos iraníes, que sufrirán otro bloqueo, y los ciudadanos occidentales, que habrán de pagar de su bolsillo, a través de los derivados del petróleo que consumen, la compra de armas del gobierno asiático, siendo el beneficiario último la empresa armamentística del país de Obama.
Lo que parece claro es que las tensiones en la zona seguirán, tanto las internas en cada país, como las generadas entre los diferente bloques religiosos del Islám y que Irak será un buen termómetro para saber como va transcurriendo todo.
Un saludo

8 comentarios:

José Antonio Galán Baho dijo...

En parte, el papel de Israel en el bombardeo de las instalaciones pre-nucleares de Iraq evitó una guerra nuclear entre Iraq e Irán, que por cierto, se tiraron una larga década masacrándose entre ellos y de paso, poner en peligro toda forma de vida en la Tierra. Creo en la paz y por lo tanto, aquí Israel hizo algo correcto. Por otro lado, la estrategia de occidente es enfrentar suníes contra chiíes, cosa que ya están empezando a fomentar con la "Primavera árabe", aquí funciona el todo por la pasta, y si no hay petróleo, lo tomamos, y me da igual que las mujeres sigan siendo objetos, o que maten a los chavales menores de edad o lapiden a quien quiera. No tiene occidente ninguna referencia moral válida que haga sombra a los crímenes y genocidios que se están prácticando cada día para apuntalar al sistema capitalista tóxico global.

PACO dijo...

Hola José Antonio Galán Baho.
Siento disentir sobre la primera parte del comentario, pero intuyo que no maneja la información correctamente.
En 1981, cuando se produjo el bombardeo de Israel, Irán no tenía programa nuclear alguno, por lo que difícilmente podía haber existido una guerra nuclear. Por tanto, la defensa de la acción de Israel basándose en tal premisa carece de todo fundamento.
Un saludo.

Ana M. Adserías dijo...

Creo que ambos, tanto José Antonio Galán Baho como el que escribe este blog, obvían que parte de la cúpula del gobierno de Irán la configuran judíos. Todo esto es un paripé. Quieren castigar a Irán para demostrarle quien manda. Igual que han castigado a Libia (no sólo lo hicieron por el petróleo, o porque Gaddafi fuera malo malísimo, no, lo castigaron porque el malo Gaddafi amenazó con sacar a la luz todos los documentos que tenía para poner en entredicho a todos los hipócritas gobiernos occidentales, entre ellos, el que más, USA... lo que pasa que Gaddafi a pesar de su inteligencia recabando pruebas documentales fue un tonto y lo soltó a los cuatro vientos).
Paco, no te preocupes por Arabia Saudí, dentro de no mucho será derrocada por la de Qatar, respaldada como siempre por USA.
Por cierto, para tu información, nosotros los europeos que presumimos de tanta democracia y de monarquía al servicio del pueblo, ya querríamos tener monarquías como las de Kwait o de los Emiratos, donde los emires claro que ganan dinero, y tienen riquezas pero sus poblaciones autóctonas son protegidas por esos emires. Ninguno de sus nacionales pasa hambre, y además les reparten dividendos anuales por la explotación del petróleo a todos los kwaitis y emiratis. Yo te aseguro que los cambiaba por nuestros Borbones.

PACO dijo...

Hola Aisha.
Obvié intencionadamente a Libia, porque no pertenece a la zona concreta de la que hablo ni al asunto en cuestión, lo mismo que hice con los kurdos y con sus problema en Turquía.
Respecto a las monarquías de ambos países, es cierto, sus nacionales viven muy bien, como bien has dicho, pero te olvidas de la cantidad de gente, no nacional, que van a desempeñar trabajos y viven en condiciones infrahumanas, y esas personas, gusten o no, también viven en esos países. Por cierto, ¿no te resulta curioso que una minoría sea la que decida como se distribuye el dinero generado por la riqueza del país?
Respecto a las democracias occidentales es bien conocida mi postura, baste decir que desde mi punto de vista se las debe calificar de pseudemocracias. Respecto al tema de los borbones,sólo decir que cada vez que les oigo hablar de esfuerzos para los ciudadanos me entra un cierto ardor de estómago.
Un saludo.

PACO dijo...

Para Aisha, de nuevo.
Respecto a lo de que una minoría controle los recursos de todos, eso ocurre en todos los sitios, desgraciadamente. Por lo que, en el fondo, no nos diferenciamos tanto.
Un saludo.

PACO dijo...

Quería pedir disculpas a José Antonio Galán, pues considero que no me expresé adecuadamente cuando dije que intuía que no manejaba la información adecuadamente. Realmente quería decir: intuyo que no tiene todos los datos sobre el tema, pues en 1981 Irán no tenía programa nuclear alguno.
Siento si he podido parecer descortés, pero a veces escribo demasiado rápido y no reviso lo escrito, como se puede comprobar en los patadas gramaticales y a la ortografía que doy en las entradas.
Mil disculpas.
Un saludo.

José Antonio Galán Baho dijo...

Hola Paco, te contesto seis años más tarde, en absoluto te expresastes mal, es cierto, estoy conforme con lo que dices, no manejo la información para un buen análisis, pero al margen de todo eso, fíjate en lo que ha pasado en todos estos años desde que publicastes este artículo en tu blog, creo que sería bueno realizar una nueva entrada y reflexión geoestratégica de esta zona y nadie mejor que tú para hacerlo, si tienes tiempo y ganas, yo te seguiré leyendo y aprendiendo. Este mundo vive en la continua desinformación y personas como tu ayudan a que el ciudadano de a pie pueda abrir su mente a otras maneras de pensamiento.

Respecto a lo que pasó en 1981 entre Israel e Irán, fue lo que en términos militares se conoce como «ataque preventivo», estamos habiados con este tipo de estrategias que han dominado la historia de la humanidad desde los últimos milenios.

Espero ahora que Trump no se sume al carro (que se sumará, no lo dudo) del ataque preventivo.

Gracias y un cordial saludo.

PACO dijo...

Hola, José Antonio.
Gracias por tu opinión sobre mí.
Ando dando vueltas al asunto de lo que ocurre en Oriente Medio, que poco o nada tiene que ver con lo que cuentan los medios, pero necesito tiempo para recabar más información. Sólo decir que, desde mi punto de vista, el avispero de los Balcanes se ha desplazado hacia el Este y que, creo, que la llegada de Trump va a contribuir a que los segundos de a bordo se jueguen los cuartos de manera aún más descarada.
Un saludo.