Hace tiempo le pedí a una grandísima amiga, que comprensiblemente prefiere permanecer en el anonimato, que expresará lo que una parte significativa de los profesionales de la educación pensamos sobre como se está implementando el bilingüismo en determinados lugares. A pesar de constituir una preocupación para muchos padres y de que los políticos lo cuelguen en su escaparate como el producto estrella, la realidad dista mucho de la creencia común.
Además de los datos, llamémosles biográficos, que aporta la autora de la entrada, yo puedo agregar que ha sido durante un año profesora de español en un país angloparlante y que le encanta no sólo la enseñanza del idioma inglés, como ella misma dice, sino la docencia en general, mostrando una especial sensibilidad por los alumnos con mayores dificultades (asunto ineludible en nuestras conversaciones cuando tenemos la ocasión de coincidir, para desesperación de nuestras respectivas parejas).
Sólo me queda agradecerla públicamente el fenomenal artículo, así como su colaboración, e invitar al lector a que no se pierda ni una sola línea del mismo.
Querría empezar este artículo expresando la importancia que tiene para mí
la enseñanza de idiomas, no solo porque me da de comer sino porque considero
que es una de las maneras que ha desarrollado el ser humano para comunicarse
entre sí y para expresar la gran diversidad que representa su visión del mundo.
Ahora bien, lo que a mí me gustaría abordar en este artículo es cómo se
lleva a cabo la enseñanza de idiomas en un país como el nuestro, con muy poca
cultura lingüística y, últimamente, con un elevado afán de introducir en el
sistema elementos que, cuanto menos, me hacen estar alerta. Me estoy refiriendo
a la enseñanza bilingüe. Y no, no me refiero a la enseñanza bilingüe que se
imparte en Cataluña, País Vasco o Galicia. Las penurias de la lengua en un entorno
politizado no son ahora el foco de mi atención. Pero sí tengo intención de
mostrar mi punto de vista sobre la enseñanza bilingüe que está tan de moda en
nuestro país últimamente, que no está politizado, ¿o sí? ¿Y qué enseñanza
bilingüe? Se preguntará el lector. Podría responderse el lector que en este
país nunca se nos ha dado por los idiomas y siempre hemos pensado que en el
mundo estaban obligados a entender nuestro inglés cañí, que para eso somos
españoles, oiga “usté”.
Hay algunas comunidades, entre ellas Madrid gobernada por Esperanza
Aguirre, que tuvieron un día la idea de implementar un programa denominado
bilingüe. Sin embargo, hay que recordar que en la Comunidad de Madrid ya
existía un programa bilingüe sostenido con fondos públicos desde el año 1996,
bastante antes de que se transfirieran las competencias educativas. Este
programa se implantó a través de un convenio entre el Ministerio de Educación y
el British Council. Durante el curso 2004/05, la Comunidad de Madrid echó a
andar su propio programa bilingüe. Algunas de las diferencias entre ambos
programas son el hecho de que en el programa del British Council, los niños
reciben la formación en inglés a partir de los 3 años y en el de la Comunidad
de Madrid lo hacen a partir de los 6, lo
que puede acarrear algún problema con la adquisición de la nueva lengua. Otra
diferencia es que en el programa del British, los profesores son docentes nativos
escogidos por el British mientras que en el de la Comunidad los profesores son
mayoritariamente españoles asistidos por auxiliares que no siempre son docentes
o incluso licenciados. Esto supone un sobrecoste a la Comunidad que tiene que
contratar personal extra para apoyar a los maestros y profesores en el aula.
Con otro inconveniente, y es que estos asistentes nunca pueden quedarse solos
en el aula sin el docente de referencia en el grupo. Esto hace que los
desdobles sean más difíciles de organizar o que se necesite más personal.
También es importante señalar que los centros del British no reciben tantos
recursos como los centros bilingües de la Comunidad de Madrid, que reciben más
recursos incluso que otros centros no bilingües. Lo que quiero señalar es que
estos centros de la Comunidad de Madrid suponen una mayor inversión y un mayor
desembolso de dinero para el Estado que los ya existentes previamente.
Veamos ahora cuál es el método implantado en estas escuelas. Las
escuelas que implantan el bilingüismo siguen un método que cuyas siglas en
inglés son CLIL o Content and Language Integrated Learning. En español se llama
AICLE y según el autor Marsh "AICLE hace referencia a las situaciones en
las que las materias o parte de las materias se enseñan a través de una lengua
extranjera con un objetivo doble, el aprendizaje de contenidos y el aprendizaje
simultáneo de una lengua extranjera.” Según esta definición, el alumno va a
adquirir una serie de contenidos de algunas materias en una lengua que no es la
propia, en este caso, en inglés. Pensando en esta definición, me he acordado de
una queja de una madre que tenía a su hijo en un bilingüe. Según esta madre, su
hijo no sabía cómo decir “esguince” en español y cuando tenía que decirlo decía
algo así como “mamá, me he sprained my ankle.” El lector se puede reír y le
puede parecer surrealista pero es real. La madre mostraba su preocupación por
este tipo de cosas y razón no le faltaba. ¿Cuál es el problema entonces? Pues
parece que va a ser que en vez de bilingüismo lo que se enseña en las escuelas
es monolingüismo. Los niños aprenden contenidos de asignaturas como “science”
en inglés pero no aprenden el referente lingüístico en español.
¿Qué pienso yo que se debería hacer? Creo que los niños deberían
tener muchas más horas de lengua inglesa en las que aprender inglés y
estrategias para sobrevivir en la lengua inglesa en los primeros cursos de
primaria. Cuando esos contenidos estuvieran adquiridos en su lengua materna se
podría hacer la transición a la segunda lengua. Los alumnos ya habrían
adquirido un alto nivel en la destreza oral en la segunda lengua y otro tanto
en lectoescritura en su propia lengua. De esta forma, los alumnos ya estarían
más preparados en ambas lenguas para ser expuestos a esos contenidos tan
complejos en la segunda lengua. Me gustaría que el lector le echara un vistazo
a esta página donde aparecen cosas tan ridículas como el River Tajo o Aragon
Jota.
Por otro lado, se obvia una cosa muy importante. Hasta los 6 años,
los niños no han aprendido a leer y a escribir en la segunda lengua. Además de
esto, existen una serie de diferencias entre el aprendizaje de la lengua
inglesa, que es fonética, y la lengua española, que es silábica. A los niños
ingleses les lleva más tiempo dominar la lectoescritura de su lengua porque los sonidos
no se corresponden con la grafía. Cuando un niño español entra en bilingüe, se
le exige un nivel de escritura superior al que se le exigiría a un niño en una
escuela inglesa. Los niños españoles en
principio han alcanzado ya cierto nivel de lectoescritura en español y se les
exige un nivel equivalente en inglés. Aunque hay muchos niños capaces de seguir
este nivel, hay otros muchos que desde niveles muy básicos ya muestran serias
dificultades para seguir el aprendizaje en una segunda lengua. Y no nos
engañemos, no todos los niños tienen la misma facilidad para aprender en una
lengua que no es la materna.
Llegados a este punto querría hacer referencia a la excelencia en
la Comunidad de Madrid. La Comunidad de Madrid es pionera en este tipo de
prácticas. Según su presidenta, hay que favorecer que los mejores puedan
desarrollarse y llegar muy lejos. Esto, que me recuerda un poco a la educación
americana, es un poco perverso. De acuerdo a este ideario, no se trata de
darles a todos los mismos recursos según sus capacidades y promover así que
todos lleguen lo más lejos posible según sus características individuales. De
lo que se trata es de apartar a los buenos de los malos (esta práctica también
se puede denominar “segregación”) y darles a los buenos los mejores recursos,
dejando a los que no son tan buenos, en muchos casos, en situaciones de
desamparo educativo. Es decir, establecer una especie de determinismo educativo
tanto para los buenos como para los que no lo son tanto. Yo, a veces, también
veo ciertas coincidencias con la eugenesia.
Se establece, por otro lado, la necesidad de competir para entrar
en esos centros, para ser los mejores, para competir con tu vecino y ser mejor
que él. La red educativa en estos casos no promueve la cooperación entre iguales sino
que establece unos criterios de competitividad mediante los cuales se fomentan valores tan
poco loables como la codicia o la envidia o el
individualismo, muy presentes en nuestra sociedad, por cierto.
Considero que esto es lo que básicamente subyace en este programa
bilingüe de la Comunidad de Madrid, donde solo los mejores van a ser capaces de
sobrevivir a la segunda lengua. Se pierde de vista, por tanto, la educación
integradora y se establece una educación clasista y segregadora donde solo los
mejores y los más preparados conseguirán llegar más alto.
Dejo un link donde se explican pormenorizadamente todos los artículos
de la LOE que este programa incumple. Merece la pena echarle un vistazo porque
es bastante clarificador.
Por último,
me gustaría centrarme en la situación de los profesores que trabajan en los
centros bilingües y su situación laboral. En primer lugar, decir que hay muchos
maestros de primaria preparadísimos y con unos niveles de inglés altísimos,
suficientes para impartir esos contenidos dentro de una metodología CLIL. Yo
conozco unos cuantos. Sin embargo, hace no muchos años había muchos maestros
que sacaban sus plazas de bilingüe sin tener gran nivel de inglés. La Comunidad
de Madrid necesitaba contratar maestros de inglés para colocarlos en su
programa estrella y le daba la plaza a todo aquel que pudiera decir unas
cuantas cosas en inglés, aunque fueran aprendidas de memoria. Esto provocó que
muchos maestros, seguramente buenísimos en un aula normal, entraran en esos
programas y no fueran capaces de impartir una enseñanza de calidad. El
programa, en muchos casos, empieza a hacer aguas por ahí.
En
secundaria, el panorama es distinto. Hay especialistas buenísimos que se ven
obligados a aprender inglés si no quieren ser desplazados de sus centros.
Muchos de esos profesores son magníficos en su materia y aportan una riqueza
educativa que nunca podrán aportar en la segunda lengua porque no la dominan.
Tenemos así a muchos profes que están siendo desplazados por interinos que han
sido capaces de sacar la habilitación porque además es la única manera de
sobrevivir en el sistema. Otra vez, el sistema vuelve a ser perverso para
todos.
Por otro
lado, las horas de inglés en un instituto que no es bilingüe no aumentan, lo
cual sería muy útil para promover la enseñanza de idiomas. Lo que aumentan son
las ratios y disminuyen los desdobles. A ver quién es el guapo que realiza
actividades orales en un aula de 30 alumnos con cuatro niveles.
La Comunidad
de Madrid convoca oposiciones este verano 2012. Ha convocado 100 plazas para la
especialidad de inglés. Pero ha descubierto una
trampa terrible para todos. Durante todo el curso 2011 – 2012, se ha contratado
a profesores irlandeses y malteses para entrar en las aulas e impartir esas
especialidades como sociales o ciencias que no podían ser impartidas por
profesores españoles de la misma materia por no estar habilitados. En la
convocatoria de oposiciones se permite que esos profesores, sin demostrar su
conocimiento en español a través de un examen o siquiera su conocimiento en la
materia que imparten, concurran a esos procesos de selección en igualdad de
condiciones que otros interinos del territorio español siempre y cuando hayan
estado trabajando un año en nuestros centros. Para entrar en listas de
interinos ni siquiera se contará su experiencia docente previa salvo el año
trabajado en España o la parte didáctica de estas pruebas. Es más, la prueba
que más valor tendrá ni siquiera será la de los temidos temas sino la parte
práctica, con un 70%. Al lector le puede
parecen incongruente que yo me oponga a que nativos angloparlantes se
incorporen a nuestro sistema bilingüe, habiendo incluso hablado de los
profesores nativos del British Council. En absoluto estoy en desacuerdo, al
contrario. Creo que se debe contratar a los mejores que sepan demostrar su
valía. Y conozco algunos nativos muy buenos trabajando en nuestro sistema. Lo
que no puede primar es el conocimiento de la lengua por encima del conocimiento
de la especialidad, como pasa en algunas Comunidades Autónomas en nuestro país,
por ejemplo. Y tampoco considero justo que se organice un sistema de oposición
a la carta para contratar a estas personas. Es como si a mí me contratan en un
colegio bilingüe en Irlanda a dar Plástica o Física y Química por el simple
hecho de ser española. La trampa está
servida. La Comunidad quiere contratar a esos profesores de forma legal. ¿Quién
no recuerda las palabras de Esperanza Aguirre llamando a la insumisión por no
poderse traer sus propios profesores de la UE?
Querría
terminar este artículo hablando del bochorno que tuvo que pasar la Comunidad
con una de sus campañas publicitando este programa. Me estoy refiriendo a la
campaña en la que una niña le decía a una cámara “Yes, we want!”, buscando el
paralelismo con la campaña de Obama “Yes, we can!”. Decir que esta campaña pone
en evidencia en manos de qué lumbreras está dicho programa. Personas que no
supieron ver que ahí había un error gramatical y que después de “want” debería
ir “to” dice mucho de su valía, teniendo en cuenta que es un error muy básico.
Pero a mí me da por pensar que incluso este error fue intencionado porque lo
que se buscaba en su día era atraer la atención mediática hacia este programa.
Y muchos sabemos qué chuscos pueden llegar a ser en esta Comunidad a la hora de
generar polémica. Lo importante no es tanto la calidad sino la repercusión
política que pueda tener. Y, al final,
eso es lo que parece estar buscando Aguirre con todo este tinglado del
bilingüismo, propaganda política.
Por tanto,
aprendizaje de idiomas sí, cualquiera que elijamos aprender. Pero no a costa de
sobrevalorar el aprendizaje de un idioma en detrimento de la calidad del
aprendizaje de cualquier otra especialidad o destreza.
2 comentarios:
Yo soy anti ingles (idioma), y considero una aberración OBLIGAR a los críos desde pequeños a aprenderlo, que aprenda el que quiera, pero que no se les obligue.
(Y que me perdonen los maestros que vivan de esto).
Por supuesto que este idioma es necesario para ir a cualquier sitio, pero eso es gracias a los demás que lo permitimos, no porque sea el más adecuado.
¿Queremos un idioma universal? -Fomentemos el ESPERANTO.
Y por supuesto a cualquier producto o empresa que se quiera implantar en nuestro país, que se le exija el correcto y exclusivo uso de nuestro idioma (traductores voluntarios, no forzados), no que se prohíban los idiomas, sino que se respeten los propios y que no se impongan los extranjeros, y mucho menos uno en concreto.
Hola Piedra.
Yo creo que los idiomas sirven para comunicarse, a falta de un idioma universal, y se deberían enseñar para que la gente se conociera, no sólo, y exclusivamente, para formar trabajadores.
Un saludo.
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