"...Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?..."
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?..."
Vientos del pueblo me llevan. Miguel Hernández
Hace unos días se cumplieron cuarenta años de la muerte del dictador genocida Francisco Franco. Con la excepción de unos pocos "nostálgicos" nadie parece echar en falta la figura, y la obra, del tirano. Sin embargo, un cierto número, nada desdeñable, de gente de la "izquierda" y ¿progresía? parece seguir retrotrayéndose al tiempo de la II República, y la Guerra Civil, para abordar el tema del franquismo, que no sólo de Franco. Creo importante no olvidar que el bando que provocó el golpe de Estado y, la consiguiente y cruenta Guerra Civil, contó con el apoyo de personas en todo el territorio español (por ejemplo, los nacionalistas catalanes suelen obviar que existía un tercio de requetés llamado Monserrat, o que los bombardeos italianos sobre objetivos de Barcelona contaban con la inestimable información de los quintacolumnistas de esa ciudad). Por tanto, hablar de Franco, como único culpable de ese período resulta inexacto.
Por otra parte, me parece algo absurdo anhelar una experiencia que fue un fracaso, en gran parte por el empeño de una Iglesia politizada, de un ejercito, en especial los africanistas, que veían peligrar unos ascensos conseguidos de forma arbitraria, por los monárquicos (algunos de ellos muy próximos en lo ideológico al nazismo), por los terratenientes y la alta burguesía, que no quería ceder ni un ápice de sus privilegios y, en menor medida, por ciertas movilizaciones de obreros que querían conseguir sus objetivos de manera expeditiva.
Además, me parece absurdo porque la II Guerra Mundial habría afectado a nuestro país de una u otra manera y hubiese cambiado muchos de los postulados idealizados por ciertas personas sobre la II República. No voy a ocupar ni un segundo del tiempo del lector en recordar la forma de limitar la capacidad de acción del Partido Comunista Italiano durante las décadas que siguieron a la II Guerra Mundial.
También me parece absurdo porque de los efectos del franquismo, a fecha de hoy, sólo podemos, y debemos, cambiar unas pocas cosas. A saber:
- Dar sepultura a los asesinados por los franquistas que yacen, de manera anónima, en cualquier lugar. Las administraciones deberían poner todos los medios para ello.
- Investigar a fondo el tráfico de recién nacidos que existió durante el período franquista, que llegó hasta los primeros años del felipismo. El robo sistemático de bebés a sus padres debe conocerse en todos sus aspectos. Resulta evidente que la información afectará a familias poderosas, en su momento afectas al régimen, y que hoy seguirán siendo poderosas. Tal vez por ello los medios de comunicación, siempre serviles, han silenciado este trágico tráfico ilegal de personas. Tres cuartas parte de lo mismo puede decirse de los mecanismos políticos y judiciales encargados de aclarar este criminal escándalo.
- Si aún se pueden demandar responsabilidades penales por delitos de cualquier tipo contra personas o entidades que se amparaban en el franquismo para cometer todo tipo de atrocidades, debería hacerse. Aunque intuyo que todo lo juzgable ya ha preescrito en nuestro país, creo que deberíamos facilitar la investigación en otros países, caso de Argentina.
También me parece absurdo porque la dictadura de Franco no se puede entender como un hecho aislado en la historia de España. Más bien debemos entender ese negro período como la culminación de un siglo largo de lucha entre los postulados más conservadores y los de aquellos que mantenían una visión de progreso y modernización para toda la sociedad española. Entre los defensores de la Constitución de 1812 y Fernando VII y sus herederos intelectuales (si es que a esa forma de forma de entender la vida se le puede asociar con el intelecto).
Creo que constituiría una paso adelante necesario y salubre empezar a encerrar el franquismo dentro del concepto de la Historia (de la Historia con mayúsculas), entendiendo ese período como una parte, oscura, muy oscura, de la historia de España.
Tal vez ello nos permitiría entender porque nos estuvimos matando durante más de un siglo entre nosotros y no volver a repetir los mismos errores. O porque un tipo mediocre, cuya mayor habilidad, como diría su hermano Ramón Franco, era la de arrimarse al poder, acabó ejerciendo éste de manera omnímoda. También nos permitiría situar en su justa medida a personajes como Santiago Carrillo o la Pasionaria, que no dudaron en cometer tropelías para acceder o mantener el poder (un ejemplo hilarante, que sirve para conocer la verdadera pasta de la que está hecho, es la posición que Carrillo mantuvo sobre Yugoslavia antes y después de que Tito y la U.R.S.S. se distanciasen). De igual manera no se puede entender nada de lo ocurrido sin analizar el contexto internacional y los apoyos recibidos durante la Guerra Civil, el franquismo y durante la Transición por unos y otros. Pero para ello debemos aparcar el odio y tener ganas de construir todos juntos, o la mayoría, algo mejor para todos.
Me gustaría acabar con dos reflexiones.
- Yo he gastado, según las estadísticas, más de la mitad de mi periplo vital y de Franco sólo recuerdo una bandera a media asta en un centro de Salud el día que el dictador murió.
- Lo único que permanece inalterable del franquismo son esos apellidos que siguen acaparando gran parte de la riqueza de este país.
Un saludo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario