domingo, 17 de octubre de 2021

LA ÚNICA DIVERSIDAD

"Lo mejor que el mundo tiene
está en los muchos mundos 
que el mundo contiene"

Eduardo Galeano

La reproducción sexual de los animales produce individuos distintos, incluso dentro de una misma camada. Resulta obvio, que esto ocurre exactamente igual en nosotros, seres humanos, que no dejamos de ser un animal. Fruto de este tipo de reproducción, cada uno de nosotros es diferente a cada uno de los, aproximadamente, siete mil millones de personas que pueblan este planeta. Y eso, querido lector, es la diversidad, que tanto aporta para que no se transmitan errores genéticos, al menos una parte de ellos, a nuestros descendientes. 
Por supuesto, reconocer que todos y cada uno de nosotros somos diferentes (tal vez, con la excepción de los gemelos univitelinos), a ciertas personas les chirría y no les convence, porque es más fácil, al menos para ellos, agrupar a las personas por cuestiones anecdóticas secundarias, como pueden ser el color de la piel, la religión, el sexo, la edad o cualquier otra cuestión que el amable lector pueda conocer o imaginar. Cabe destacar, que esto se puede utilizar para despreciar a las personas que responden a las características elegidas o para ensalzarlas, bien como héroes,  bien como víctimas. 
Durante siglos las personas que practicaban la religión judía estuvieron perseguidos por el hecho de pertenecer a esta fe. Véase los pogromos, las expulsiones de los practicantes de esta creencia de Francia, siglos XII y XIV, Inglaterra, siglo XIII, Granada (almohades), siglo XII, o España, siglo XV. O asuntos mucho más cercanos en el tiempo como el Caso Dreyfus, Francia  siglo XIX. Sin olvidar la barbarie nazi, que alcanzó, por desgracia, no solo a personas judías, también personas de etnia gitana, eslavos, personas con discapacidad, homosexuales (aunque no debemos olvidar que Ernst Röhm y parte de su cúpula de las SA eran homosexuales)... sufrieron la locura de unos tipos que les negaban cualquier derecho, solo por ser "distintos".
¿Distintos a qué? A un ideal que no deja de ser eso: un ideal, algo inexistente en la vida real. Todos, repito, todos, somos distintos, irrepetibles, con nuestras virtudes y nuestros defectos, que variarán en función de quién los analice. El ideal de persona es, únicamente, un intento vacuo por unificar aun colectivo con una doble finalidad: que una minoría alcance el poder político, buscando para ello crear unos enemigos o unos tipos distintos, que impiden que ese ideal se lleve a cabo. No se juzga a las personas por sus actos, se les encasilla por un estereotipo, pretendiendo borrar la esencia del ser humano: su irrepetibilidad.
Como dije al principio este intento de unificar, de no juzgar a las personas por sus actos si no por una característica, generalmente aleatoria y que no depende del individuo, no solo se aplica con un sentido discriminatorio. En nuestros días se utiliza por parte de cierto sector de la que antes era la izquierda, para justificar una pretendida superioridad de ciertos colectivos por ser "discriminados", generalmente por el mismo colectivo los hombres blancos. 
Ni que decir tiene que la vida de Carmen Polo, esposa de Franco, Pilar Primo de Rivera o cualquier mujer noble durante el franquismo, no se acerca, ni de lejos, a la vida que a tenido mi padre (trabajando de sol a sol desde los nueve o diez años, aprendiendo a leer y escribir ya adulto), pero ese detalle no importa a cierta gente, porque no importan las circunstancias y los hechos, importa el colectivo.
Esa importancia del colectivo les lleva a cometer disparates como el de recomendar a una pretendida mujer, Carmen Mola (en realidad tres hombres que escriben bajo ese pseudónimo) como un ejemplo de escritora feminista (véase que el Instituto de la Mujer de Castilla la Mancha solo recomienda leer a mujeres).


Un breve inciso. Cuando uno lee esto se acuerda de la película Europa Europa, que narra la experiencia  real de un joven judío que se hace pasar por ario para escapar a una muerte casi segura. Y me recuerda ese film, porque en un fragmento de la película el experto nazi pone como ejemplo de ario puro al protagonista de la película, el joven hebreo Solomon Perel. 
Pero volvamos a la diversidad y su utilización espuria por parte de unos y otros.
 La bandera de la diversidad, sea eso lo que fuere, la ha enarbolado una pretendida izquierda, mejor llamarlo progresía, que se ha dedicado a realizar paquetes de personas, atendiendo a una característica, dos a lo sumo, con una única finalidad: poner la etiqueta de buenos o malos. Para colocar dicha etiqueta solo es preciso un aspecto: haber sufrido discriminación o no. ¿Discriminación? Sí, discriminación y, a ser posible, por el hombre blanco heterosexual. Eso ya da carné de colectivo discriminado para la eternidad. 
Pero, pero, pero, es que la mujeres de la jerarquía franquista vivían mucho mejor que mi padre, mis tíos o mi abuelo. 
Ya, pero ellos oprimían a las mujeres. 
Pero es que eso no era así en casa de mi5s padres. 
Eso es mentira, porque lo digo yo y porque lo dice fulana o fulano de tal.
Por no hablar de quién preside el mayor banco español o quién es la número dos, que será la uno cuando muera su padre, de la empresa más grande española, y una de las más importantes del mundo, Inditex. Pero es que la mujer está discriminada. Y el hombre que se pasa años en paro también. Pero es que...
No. Ni la gente de extrema derecha ni la gente progresista defiende la diversidad humana, que, a pesar de ellos es la base de nuestra existencia. Unos y otros defienden concepciones de la sociedad que distan muy mucho de la realidad diaria, que es la que vemos envueltos las mayoría de nosotros, pero, en ambos casos, intentan hacernos creer que su visión, por lo general rayana en la paranoia, es la verdadera.
Además de esta percepción distorsionada de la realidad, unos y otros tienen otra cosa en común: no quieren acabar con un sistema irracional y cruel, que solo interesa a quienes acumulan las riquezas de todos, privando en muchos casos hasta de lo más básico, casi un 10% de la población mundial, manteniendo en un estado de precariedad severa a cerca del 40% de la población mundial.


No, ninguno de ellos quieren abordar los problemas reales, en España el porcentaje de personas que viven en pobreza extrema es casi del 10% de la población, (y no, las mujeres no son más pobres que los hombres en España , como se puede encontrar en los datos del INE). Ni unos ni otros quieren luchar contra la desigualdad económica, buscando el reparto real de la riqueza, aunque sea confiscándola. Queda mucho mejor culpar a los "moros" o al hombre blanco de todo. Y esto resume bien lo que son ambos enfoques: una panda de débiles intelectuales, con el mismo trasfondo ideológico, que lucha contra la diversidad, la que dice que cada ser humano es diferente y especial, para buscar una uniformidad ideológica, evitando con ello analizar y luchar contra el problema que hombres, mujeres, blancos, negros, indios, chinos, heterosexuales, homosexuales, transexuales... tenemos y padecemos: la desigualdad económica.
La verdadera diversidad es respetar a todas y cada una de las personas por el mero hecho de serlo. Y, si a nivel individual, hay que juzgar a alguien por sus actos, se juzgan los hechos de esa persona, no a toda la persona, porque a pesar de todo, por lo general, los seres humanos tenemos muchas facetas, en función del papel que asumamos en cada momento (padre, pareja, trabajador, hijo...). Alguien puede atropellar a otra persona y dar positivo por alcohol. Ese acto reprochable no conlleva el infractor pueda ser un tipo maravilloso con su pareja, un excelente padre, un amigo leal... 
Me gustaría concluir con una reflexión: piensen en un colectivo "malo" para un facha o "discriminado" para un progre. Imagínese ahora que ese moro pertenece a la familia real saudí o que esa mujer o esa persona homosexual sean hijos de un multimillonario. ¿Cree de verdad en lector que el facha pensara que ese miembro de la realeza saudí o esa mujer o homosexual están discriminados? 
Un ejemplo que sirve para desmitificar a esos colectivos "perseguidos". Siempre se ha dicho que los homosexuales han estado perseguidos, no es cierto, aunque no voy a profundizar en ello. Solo quiero poner un ejemplo de que incluso en los peores momentos, cuando una ley de la II República, la de Vagos y Maleantes, se amplió durante el franquismo para incluir en dicha ley a personas homosexuales. Sin embargo, sí que había homosexuales que no corrían peligro en ese periodo: los sacerdotes, que violaban a niños de manera impune. 
Tal vez, aceptar la diversidad depende en un alto porcentaje del dinero o poder que se posea o de hablar de actos individuales y no de colectivos.
Un saludo.



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