Escucho como el líder del PSOE en Castilla y León, Óscar López, acude, con dos cojones, a la manifestación del 1 de mayo en Segovia. Este personaje, del cual no tengo más que noticias dispersas, se convierte en claro ejemplo de la esquizofrenia en la que viven instaladas ciertas personas, no sólo políticos, cuando se trata de distinguir entre izquierda, o progresismo, como lo llaman muchos de ellos, y derecha y de identificarse con los unos o con los otros. Veamos a que refiero.
Vivimos en un país con casi cinco millones de parados, que no han aparecido por obra gracia del Espíritu Santo, aunque no seré tan burdo como para responsabilizar, en exclusiva, al gobierno del inepto Zapatero, de la situación, pero, pero si se puede identificar al derechista leonés de las políticas represivas, y no sólo en el aspecto económico, puestas en práctica contra trabajadores, pensionistas, funcionarios... Los recortes en los derechos de los trabajadores, esos que iban a crear empleo, han mostrado su ineficacia en este aspecto, no sólo no han contenido la avalancha de pérdidas de trabajo, sino que no nos encontramos mejor que hace un año a la hora de contabilizar pérdidas de puestos trabajo día a día (creo recordar que en el primer trimestre del año pasado se perdieron menos empleos, y la ley de marras no había sido aprobada). ¿Entonces? ¿No era necesario una ley para reformar el mercado laboral? ¿No iba a crear empleo? Pues no. Es evidente. La realidad es bien distinta. En España, aproximadamente, las PIMES crean el 85% del empleo. Casualmente, son datos del jueves o el viernes, las PIMES siguen teniendo unos problemas inauditos para recibir créditos de bancos y cajas (en ningún otro país de la U.E. existen esos problemas), por lo que el número de pequeñas y medianas empresas condenadas al fracaso, por falta de financiación, aumenta día a día. El gobierno hace algo para mejorar la situación, realmente no. Parece oportuno que los créditos ICO, que se conceden a través de la banca privada????, funcionaran mejor, aunque lo que parece más acertado es crear una banca pública que cumpla con la función que no cumple la banca privada (si la banca privada, paradigma del negocio capitalista, no cumple con su función, ¿cómo son capaces algunos imbéciles de decirnos que lo privado funciona siempre mejor que lo público?). Uno puede pensar que, a lo mejor, las medidas no sirven para crear empleo en la pequeña y mediana empresa, pero si en la gran empresa. Falso, además del ejemplo de Telefónica, existen otros, en los que se demuestra que, a pesar de sus fabulosos beneficios, no tienen ningún problema en despedir a cientos de empleados. Recomiendo que se contemple también las estadísticas de la EPA del primer trimestre, observándose que el número de trabajadores indefinidos que han perdido el empleo ha aumentado significativamente (posiblemente no sea todo a causa de la nueva ley, pero, lo que es claro es que cada vez es más barato contratar y despedir).
El nieto de falangista, mal que le pese e intente ocultarlo, parece que no ha acertado con esta medida, pero, a lo mejor, ha tomado otras medidas sociales para acabar con los lastres de nuestra economía. Seguro que la reducción del déficit se ha conseguido con medidas equitativas, en los que los que más tienen han contribuido con más caudales. El lector habrá adivinado que es una broma, pues la bajada de impuestos que favorece a los más ricos, no hablo de los que más ganan con una nómina, no sólo no ha sufrido ninguna variación, al contrario, pareciera que muchas medidas económicas van favorecidas a que conserven sus privilegios. Eso sí los funcionarios, pensionistas y personas dependientes han sufrido en sus carnes los recortes. La subida del IVA, que ha contibuido a sangrar más aún a parados y trabajadores con nóminas exiguas, la mayoría, se ha convertido en otra de las medidas estrella del gobierno del progrelisto. Nuevamente, la derecha campa a sus anchas en lo económico-político.
Es entonces cuando uno se pregunta cómo el fulano ese, el de Segovia, tiene los santos cojones de asistir a la manifestación segoviana del 1 de Mayo. Es entonces cuando uno se pregunta cómo los seguidores de Zapatero, no necesariamente con cargo político, se atreven a identificar al PP con la derecha, y a su partido, el PSOE, con la izquierda o el progresismo. Es entonces cuando uno se pregunta cómo puede haber tanto hooligan de partido político, que no ve que lo que hace su mesías, es la aplicación de las más abyectas medidas neoliberales, en perjuicio del ciudadano.
Curiosamente, todas las medidas que ha puesto en práctica el partido en el poder, favorecen a los mismos y perjudican a la mayoría. La consigna es clara: duro con el débil, servil con el fuerte.
Es entonces cuando YO ACUSO a Zapatero y a toda la gente que le vota, de cómplices de un proyecto neoliberal, cuyo único fin es enriquecer en mayor medida a los más ricos a costa del dinero de todos. Todos y cada uno de los votantes del PSOE (tal vez la única excepción sea en las elecciones locales, donde la política, en muchos casos, especialemente en poblaciones pequeñas y medianas, se mueve por otros parámetros) son cómplices de una política basada en la desgracia del ciudadano, en la pérdida de libertades y de capacidad económica, en beneficio de unos pocos. Si, YO ACUSO a todos aquellos que depositen un voto en las próximas elecciones con el anagrama de la rosa y el puño de ser la misma cosa que el PP, neoliberales, radicales de derechas y traídores a la idea de socialdemocracia.
Un saludo.
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