domingo, 6 de noviembre de 2011

NO DEBERÍAMOS OLVIDAR

Una de las normas básicas para seguir hacia delante  con el día a día consiste en ir arrinconando aquellos sucesos que han entrado en nuestra vida hace tiempo y que no constituyen una novedad.  Esa estrategia, que tanto criticamos, tal vez con razón, en los medios de comunicación, también la utilizamos en nuestro quehacer diario, obviando aquellos hechos o sucesos que no nos resultan transcendentales o impactantes. Tengo el total convencimiento de que se trata de una estrategia adaptativa de la especie, que le permite seguir avanzando, centrando su curiosidad en nuevos estímulos que generan un mayor conocimiento y, muy probablemente, un mayor control sobre el entorno. 
Sin embargo, una característica diferencial de este homínido que es el homo sapiens, nosotros, es la capacidad de evocar voluntariamente recuerdos, hechos pasados, con mayor o menor fiabilidad, cuestión que nos permite que sucesos como el de Fukushima no queden enterrados en el olvido y ésto es lo que pretendo con esta entrada, recordar el desastre nuclear de Fukushima y , de paso, hablar sobre la situación actual de dicha central.


Hace unos días se publicaba en varios medios de comunicación escrita una noticia donde se exponía un dato contundente: los escapes de materiales radiactivos producidos en los diferentes reactor de la central japonesa son, a fecha de hoy, algo menos de la mitad de los producidos en la peor tragedia nuclear civil de todos los tiempos, la de Chernobil. Es decir, que esa "pequeña avería" que siguió al tsunami, y que pretendidamente solo afectaba a uno de los reactores, con el paso del tiempo se ha convertido en el segundo peor accidente nuclear de todos los tiempos. Produciéndose dicho siniestro en un país que presumía de la seguridad de sus centrales, preparadas, al menos en teoría, hasta para, si fuera el caso, superar con nota las consecuencias del Juicio Final.


Tras leer estos datos deberíamos preguntarnos cuales han sido las consecuencias para el medio ambiente, seres humanos incluidos, de dicho vertido de sustancias radiactivas al medio ambiente. Aunque existen ciertas notificaciones de las autoridades al respecto, parece que tampoco muestran un excesivo interés por aportar detalles sobre las consecuencias de dicha fuga radiactivo o sobre el estado actual de los reactores de dicho engendro nuclear. Baste como muestra que hace unos días los técnicos de TEPCO, la empresa que gestiona la central nuclear, detectaron un gas radiactivo, xenón, que suele ir aparejado a la fusión del núcleo y lo han dejado correr, utilizando la misma estrategia de siempre: no se trata de algo importante. Todo está controlado, parece ser la consigna, al menos la consigna de la empresa gestora del zarrio radiactivo.
Sin embargo, parece ser que tal seguridad y control de la situación unque, dicho control parece no ser tal pues las autoridades niponas han destinado un fondo para hacer un seguimiento durante los próximos treinta años de los efectos de las radicaciones en los habitantes de la zona. Pero el estado japonés no sólo ha destinado dinero para vigilar la salud de sus ciudadanos. Además ha dispuesto una ingente cantidad de yenes que prestará a TEPCO, con la finalidad de que ésta pague las cantidades convenidas a los ciudadanos afectados por el desastre y, de paso, para que dicha empresa no quiebre. O sea, el estado ha adelantado, prestado, dinero de todos los ciudadanos para que una empresa privada pague a los ciudadanos que se han visto afectado por la catástrofe nuclear sucedida en una instalación gestionada por la archiconocida corporación eléctrica, que, por cierto, ya había cometido irregularidades antes del accidente en ésta y en otra central nuclear gestionada por ellos.


El accidente nuclear ha llevado a las autoridades del País del Sol Naciente a replantearse su política energética, apostando por incrementar en un futuro el uso de energías alternativas, relegando a la energía nuclear si no a un segundo plano, si a ocupar un papel menos preponderante en el porcentaje total de la energía generada por dicho país. Pero tal vez lo más hilarante, o lo más hipócrita, de todo el asunto, sea que estos mismos tipos que han optado por redefinir su política energética no tengan ningún empacho en vender su tecnología nuclear a otros países, como por ejemplo a Turquía.
Podemos resumir todo lo expuesto en esta entrada de la siguiente manera: ochos meses después la central de Fukushima sigue sin estar controlada. Las consecuencias negativas para el medio ambiente y las personas de dicho "accidente" existen y, desgraciadamente, seguirán existinedo durante muchos años. La falta de información, en muchos casos interesada se trata un hecho constatable. Al lobby nuclear no le interesa que el tema se recuerde y, como mucho, permite o le agrada que se hable del mismo para premiar la los liquidadores. El estado, con el dinero de los ciudadanos, debe subsanar, al menos debe intentarlo, el desastre, bien adelantando dinero a la empresa, bien con estudios constantes y muy duraderos en el tiempo. Parece que los "molinillos" y las placas solares si pueden servir para que el segundo país más rico del mundo , a medio plazo, siga creciendo, por tanto la energía nuclear no era indispensable para seguir creciendo en el futuro (el tercero, Alemania, parece que sigue por el mismo camino y el país más rico del mundo, EE.UU. también ha impulsado la implantación de energías alternativas).
Un saludo.

2 comentarios:

Claudia Baelo dijo...

Hola Paco: Por no decir que este país fue el primero en sufrir los desastres de bombas atómicas .Una no comprende como apostaron por esta energía si no supiéramos lo que es la avaricia,el progreso sin control y los gobiernos corruptos.Japón tuvo y tiene unos gobiernos corruptos que muchos desconocen.
Una no comprende como en un país con tantos seísmos implanten en zonas de mucho riesgo centrales nucleares,nada más ,ni nada menos que cuatro reactores y la cantidad de centrales que hay allí, una locura.
Una sí comprende por qué no se dice toda la verdad, este lobby tiene mucho poder.Cuidado con el pescado que viene del Japón,se está vendiendo en las plazas.Y no es por meter miedo,es que no sabemos,como bien dices Paco, las consecuencias de este desastre tan horrible,como no sabemos tampoco todas las consecuencias del vertido en el Golfo de México de petroleo...después el tabaco mata,sí,pero a saber cuántas cosas nos están matando y con la aprobación de los distintos gobiernos y poderes.
Un saludo!

PACO dijo...

Hola, Claudia.
Hablas del terrible vertido en el Golfo de Méjico (por cierto BP ya está operando de nuevo en esa zona), pero te invito a que indagues sobre el petróleo vertido en el Niger o las burradas que se están cometiendo, éstas por parte de compañías chinas, en algunos lugares de África.
El dinero, su ganancia rápida, está acabando con todo y, encima, con el apoyo de los gobiernos.
Un saludo.