Hace algún tiempo, aún gobernaba el artista anteriormente conocido como Z.P., el que suscribe avisaba del peligro que conllevaba atacar a un colectivo de trabajadores, en aquel caso el de los controladores aéreos, porque robar derechos a cualquier colectivo suponía un retroceso injustificado para dicho grupo, que, tarde o temprano, nos afectaría a todos. Sin embargo, en la opinión pública, en una buena parte de la ciudadanía, se instaló un sentimiento de que esos trabajadores tenían "excesivos" derechos, a pesar de realizar su trabajo a la perfección (por suerte para todos).
Algo similar ocurrió con el colectivo de pilotos de Iberia, que tras aceptar una merma en sus condiciones laborales, a cambio de no desmantelar la compañía de bandera, vieron como sus esfuerzos no sirvieron para nada. Contando, por si ésto fuese poco, con el desafecto de una gran mayoría de ciudadanos, que no supieron entender que la compañía de bandera de nuestro país, creada y mantenida con el dinero de todos, iba a ser destrozada por "criterios económicos".
Tres cuartas partes de lo mismo ocurrió cuando el artista conocido anteriormente con el nombre de Z.P., con su vocero particular a la cabeza, Pepiño Blanco, cargó contra los funcionarios para justificar la bajada de sueldos de un 5% que sufrió este colectivo. Mucha gente se alegró, "porque tenían trabajo para toda la vida" (lo cual es una estupidez por muchos motivos, pero especialmente porque aquel que lo dice desconoce la legislación vigente, así como los diferentes tipos de trabajadores públicos que existen).
Tres magníficos ejemplos de como a tres colectivos diferentes les laminaron derechos, sin que sus conciudadanos hiciesen nada por evitarlo. Es más, muchos se alegraron de que pusieran a esa panda de impresentables en su sitio.
Pasó el tiempo, no mucho, y apareció en escena Mariano Rajoy Brey, y su desgobierno de maricachis, que aportó una innovación a lo realizado hasta la fecha: tocó los cojones a un gran número de colectivos a la vez (excepto a la banca y a la gran empresa). El resultado no se hizo esperar, las calles rebosaban indignación, de todas aquellas personas hartas con las injustas, y crueles, medidas tomadas por la banda de Mariano. Pareció, al menos en un principio, que los ciudadanos iban a echar un pulso al de la barba y a su troupe. Pero todo quedó en pareció...
El gallego y sus chavales comprendieron que no podían tocar los cojones a todos a la vez, porque todos somos muchos, y puso en práctica una nueva estrategia: realizar cambios que afectaban a determinados colectivos, intentando no pisar el callo a muchos sectores sociales a la vez (o si es así, intentando diferenciar entre unos y otros). Además, muchas de las medidas las intentaban colar de rondón. Un anexo por aquí, una reforma a tal ley aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid... En definitiva, los cambios, recortes, se implantan en sanidad en tal cosa, en educación en tal otra, en derechos laborales, en aquesta cosa, pero siempre presentándolos como cambios que afectan a determinado sector, y como pequeñas mutaciones "inevitables". Consecuencia: la movilización de sectores de la sociedad muy determinados y con escasa fuerza per se. Divide y vencerás.
Si en un principio distintos movimientos ciudadanos consiguieron aunar las protestas y la indignación, de manera progresiva, bien por desidia o hastío de los ciudadanos, bien por ausencia de una estrategia bien definida, bien por... el globo se desinchó y se pasó a la sectorización de la lucha. La división entre colectivos.
Antes de concluir me gustaría reseñar que el sindicalismo de clase ha jugado un papel en este asunto digno de la trayectoria que han seguido estos últimso años. Desde mi modesto punto de vista, el sindicalismo "tradicional", superado por los acontecimientos, se ha dedicado a intentar apaciguar el malestar de los ciudadanos, buscando con ello mantener una supuesta prevalencia como interlocutor social. Sin embargo, el descrédito de las grandes organizaciones sindicales, mariscadas y EREs aparte, es patente entre los ciudadanos y, creo, que se lo han ganado a pulso.
Concluyo, tras este inciso sindical, lanzando una propuesta al amable lector. La lucha por nuestros derechos no depende sólo de que ciertos sectores se movilicen. Debemos hacer nuestra la lucha de sectores como la sanidad, la educación, la dependencia... y apoyarla. Cuanto más seamos, más problemas tendrán para intentar arrasar con todo.
Un saludo.
Si en un principio distintos movimientos ciudadanos consiguieron aunar las protestas y la indignación, de manera progresiva, bien por desidia o hastío de los ciudadanos, bien por ausencia de una estrategia bien definida, bien por... el globo se desinchó y se pasó a la sectorización de la lucha. La división entre colectivos.
Antes de concluir me gustaría reseñar que el sindicalismo de clase ha jugado un papel en este asunto digno de la trayectoria que han seguido estos últimso años. Desde mi modesto punto de vista, el sindicalismo "tradicional", superado por los acontecimientos, se ha dedicado a intentar apaciguar el malestar de los ciudadanos, buscando con ello mantener una supuesta prevalencia como interlocutor social. Sin embargo, el descrédito de las grandes organizaciones sindicales, mariscadas y EREs aparte, es patente entre los ciudadanos y, creo, que se lo han ganado a pulso.
Concluyo, tras este inciso sindical, lanzando una propuesta al amable lector. La lucha por nuestros derechos no depende sólo de que ciertos sectores se movilicen. Debemos hacer nuestra la lucha de sectores como la sanidad, la educación, la dependencia... y apoyarla. Cuanto más seamos, más problemas tendrán para intentar arrasar con todo.
Un saludo.
3 comentarios:
Así es.Otro aporte complementario a la unión,sin el cual no se entiende ésta,ya que unirse no significa solo ir de manifestación y enfrentarse a los gorilas de turno,es la iniciativa comunal,el asociacionismo para enfrentarse a los problemas y a las necesidades del día a día o que vayan surgiendo.Pero seguimos con la mentalidad del individualismo y la telenarcotización,por tanto,como diría Pérez Reverte,hay cabreo,pero no hay DEBATE INTELECTUAL.Un debate intelectual es el que tiene por ejemplo,el activista inglés Roger Hayes,que ha desvelado a quienes le escuchan,el secreto de esa figura legal llamada "persona jurídica",por la cual,puedes demostrar que no te haces cargo de esa "empresa"(las letras MAYÚSCULAS de tu DNI)si se te acusa de algo que pertenece a las "leyes marítimas",como el impago de una hipoteca o un impuesto,o el hecho de poder formar una comunidad SU PROPIA MONEDA,que no hay ninguna ley que LO PROHIBA,que ésta tiene que ser SIN INTERESES,una moneda DEL PUEBLO.Razón no le falta.Los políticoss PERMITEN otras monedas siempre que quienes las usen no prosperen más allá de sus límites establecidos,pero ante su prohibición en caso de prosperidad,está la determinación,la desobediencia civil....en suma,DEBATE INTELECTUAL.
Hola Anónimo.
No sólo debate intelectual, acción a través del asociacionismo, como bien dices. Hablar sólo sirve si sobre esas palabras se asientan acciones.
Un saludo.
Así es.Estaría bien si todo el mundo se interesara en APRENDER CÓMO nos engañan,en leer a la economista Susana Martín Belmonte("Nada está perdido")escuchar y aplicar lo que dice Roger Hayes,hacerse preguntas,inventarse cosas para no tener que depender del sistema y echarle un pulso por ello...Algo de todo esto ha habido y habrá,pero parece que al final tienen que ganar "los malos" aunque solo sea porque el pueblo...tiene una mente muy borreguil...y LES SOMETEN LAS ARMAS cuando la mente borreguil FALLA.
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