Hay una idea que lleva tiempo dando vueltas en mi cabeza y que, en un principio, iba a formar parte de un relato corto, cuestión que no descarto a día de hoy. El asunto lleva bastante tiempo en un lugar indefinido y, hasta ahora, no he sentido la imperiosa necesidad de hablar sobre él. Espero que resulte interesante al amable lector.
Imagino que muchos de lo que lean esto han conocido a personas que han inventado mentiras sobre su existencia y han acabado envueltas en ella, convirtiéndose la mentira en una verdad para la persona que la creo y hasta en un modus vivendi. Lo que en un principio fue una añagaza para intentar ocultar una invención intencionada, acaba por formar parte de la vida de esa persona.
Esta mentira puede ser algo baladí y que afecta, sobre todo, al interesado o puede tratarse de algo más serio, en el que la mentira y su interiorización como verdad, sirven para justificar una acción execrable por parte del muñidor de la falsedad.
Creo justo reconocer que en algún momento todos hemos inventado alguna trolilla, e interpretado un papel, para salir lo más airosos posible de una situación, que podíamos definir como incómoda.
No son esas situaciones, casi intrascendentes, las que me han motivado a escribir esta entrada. Mi preocupación va dirigida hacia aquellas personas capaces de perpetrar atrocidades (cada una en función de sus posibilidades), intentando vender los hechos de manera que el que actúa de manera truculenta intente quedar como la víctima de lo ocurrido.
Desconozco si esto entra dentro de lo que se puede denominar como maldad, imagino que algunas situaciones sí, y también desconozco que lleva a una persona a actuar así. Sin embargo, me fascina como esos seres humanos son capaces de convivir con su proceder, desde un punto de vista moral. Me resulta digno de estudio como esa capa de mentira que extienden sobre su proceder, para intentar confundir a los demás, acaba convirtiéndose en una verdad absoluta e incuestionable para ellos. Intuyo que en algún momento o en algún lugar de su fuero interno sentirán remordimientos o sentirán vergüenza; aunque también intuyo que, en el fondo, ese histrionismo forma parte de la personalidad de esa gente y no sabrían actuar de otra manera. Igual que existe gente generosa, amable, inteligente, arisca... existen personas con tendencia a fabular para intentar justificar sus malos actos. Seres humanos que no saben vivir de otra manera, porque aquello que ellos generan lo intentan justificar y vender como errores ajenos, siendo ellos víctimas de la malvada forma de actuar de los demás.
En fin. La idea principal que quería exponer aquí está y no tengo ganas de expandirme mucho más. Por una vez voy a hacer una entrada corta, planteando la posibilidad de que este asunto dé para un relato, que era la idea inicial.
Un saludo.
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