lunes, 12 de marzo de 2012

A PROPÓSITO DE LA HUELGA GENERAL

No desvelo ningún secreto al traer a esta entrada que los sindicatos, no sólo los dos de clase, han convocado una huelga general para el próximo día 29 de marzo, jueves. De hecho algún sindicato nacionalista? ya había convocado una huelga general en los territorios donde tiene representación. Obviamente los dos grandes sindicatos de clase, esos traidores a la clase obrera, son los grandes impulsores del asunto. De las misma manera toda la derecha, al menos la que ostenta el poder y sus medios afines, esos que dicen defender al trabajador restándole derechos, se oponen con argumentos más o menos absurdos. Parece que en el patio de Monipodio todos quieren jugar sus cartas para intentar mantener una imagen prístina de si mismos frente al ciudadano.
Vaya por delante que éste que suscribe ese día no va a ir a trabajar, no tanto por secundar a los sindicatos, que siento que bien poco me representan, como por reivindicar mi disconformidad con la medida, la Reforma Laboral, que ha generado esta acción reivindicativa. A lo que podíamos unir todas las medidas tomadas por los ejecutivos que en estas últimas dos décadas han asolado nuestro país.
Una vez realizada esta acotación creo llegado el momento de seguir desarrollando esta entrada.
Como bien he puesto de manifiesto, los sindicatos de clase, U.G.T. y CC.OO., carecen, moralmente, de legitimidad alguna para erigirse en los representantes de los trabajadores por su inacción ante los continuos embates de gobiernos y empresarios (baste comprobar como los trabajadores españoles hemos perdido en la última década casi un 20% de poder adquisitivo si nos fiamos de las estadísticas oficiales, más de un 30% si seguimos las de alguna asociación de consumidores). Los sindicatos, durante bastante años, han seguido una política pactista, evitando toda confrontación social con gobiernos y patronal. Error craso que les restado, justamente, legitimidad ante los trabajadores a los que presuntamente representan. La política del consenso es necesaria, pero para llegar a ese consenso se pueden utilizar varias vías y el adormecimiento social no siempre se trata de la mejor opción. En cualquier negociación existen tiras y aflojas, y a veces hay que tirar mucho, cosa que no han querido hacer este par de sindicatos de clase, con la consiguiente pérdida de legitimidad ante sus representados. Lo triste del asunto reside en que los poderes políticos y económicos se han sentido tan fuertes que no necesitan a los sindicatos para refrendar sus políticas salvajes. Ellos mismos, los sindicatos, se han desprestigiado tanto que han dejado de ser interlocutores válidos, y temidos, por qué no decirlo, ante los poderes económicos.


Sin embargo, en este momento tenemos dos vías para manifestar nuestro descontento: los sindicatos y los movimientos sociales como el 15-M, ambos, por diferentes motivos, sin la fuerza suficiente a día de hoy para poner en jaque al Gobierno. Si queremos construir algo, o tal vez sería más apropiado decir resistir para, posteriormente, construir algo, debemos asirnos a la cuerda que nos lanzan. Se trata de las primeras escaramuzas de una larga batalla contra el poder omnímodo que el neoliberalismo detenta en estos momentos. Escaramuzas iniciales que no van a conducir a la victoria, el movimiento debe articularse con más fuerza y no sólo en nuestro país, pero en cualquier guerra hay que iniciar los movimientos, aunque sean tímidos, para intentar que el enemigo se sienta incómodo.
Habrá observado el lector que he empleado términos bélicos. Lo he hecho de manera totalmente intencionada. Lo que vivimos en estos momentos es una batalla, la del gran capital contra los ciudadanos. El gran capital busca seguir acumulando magníficos beneficios, no dudando en esquilmar a los ciudadanos para seguir su criminal carrera en pos de balances anuales espectaculares y bonus de directivos aún más espléndidos. Aunque no han tenido el detalle de invitarnos a esta guerra, nos están haciendo partícipe de ella, utilizándonos como carne de cañón (a uno le recuerda la estrategia zarista o de los mencheviques en la Primera Guerra Mundial), haciéndonos sufrir en primera persona las consecuencias de la misma.


Evidentemente, los políticos y los medios de comunicación, que no de información, afines al gobierno demonizan la convocatoria de los sindicatos. Los argumentos utilizados demuestran una gran "inteligencia" por su parte. Veamos los dos más recurrentes:

  1. La jornada de protesta, lucha, o como se quiera llamar, no es buena para el país, mucho menos en una situación como la actual. Esta soflama, difundida a los cuatro vientos por medios, políticos de los partidos de derechas y demás tropa reaccionaria y neoliberal, se olvidan de un asunto importante: el país lo constituimos los ciudadanos y debemos ser nosotros los que decidamos que nos conviene o no. Aunque también pueden querernos decir que los ciudadanos españoles somos tan gilipollas que no somos capaces de saber contra lo que debemos protestar y ellos sí que están en posesión de la verdad. En ese caso sólo decir que creo que se han equivocado al utilizar la palabra gilipollas y tal vez habría que aplicar otra palabra: iluminados, pero referida a ellos. Porque en realidad hace falta ser imbécil para aceptar un recorte de derechos sociales que, según los que le han promovido, no servirá de momento (nunca sabremos en que momento servirá por si mismo para crear empleo, pues se han cuidado muy mucho de no decirlo) sin rechistar. Según el iluminado de Guindos (ése que tres semanas antes de que quebrara el banco, cuya dirección ostentaba en la Península Ibérica, y fue el detonante de la crisis, el único problema económico que veía en lontananza era la inflación) se debía haber hecho antes la reforma y ya daría resultados. Según el tal Rosell, la Reforma funcionará cuando mejore la situación (entonces ¿para qué tanta urgencia?) y según Rajoy... Bueno según Rajoy el problema está en que los bancos no sueltan pasta en forma de crédito (como hemos defendido en este blog desde hace mucho tiempo) y les pide en un charleta organizada por banqueros que lo hagan, a lo que los banqueros le respondieron con una larga cambiada que ríete tú de José Tomás.            Evidentemente, los que perdemos somos los trabajadores que no vamos a ir a trabajar, que veremos mermadas nuestras nóminas. Las empresas, de una u otra forma, recuperarán lo perdido. Sobre éstos último no hay ninguna duda.
  2. El segundo argumento utilizado es él de la imagen que proyectamos al exterior (no sabemos si la imagen la proyectamos a Laos, a Venezuela, a Somalia o más allá del Sistema Solar, eso no nos lo dejan claro). Cuando uno escucha este argumentos de labios de la pregonera de la Semana Santa vallisoletana de este año, Soraya Sáenz de Santamaría, justo el día en que miembros de la U.E. vienen a revisar las cuentas presentadas por el Gobierno de España, cuentas que generan más desconfianza entre los propios socios europeos que un discurso de Aznar sobre física cuántica, parece un poco osado hablar de proyectar imagen al exterior. Si a ésto le unimos el celo con el que el Gobierno del Reino de España, ése en él que la pucelana ocupa una vicepresidencia, guarda los futuros presupuestos, cuestión que está sacando de sus casillas a los socios europeos, no parece que este gobierno tenga mucha legitimidad para hablar de proyectar imagen al exterior. 

En resumen, cada cual que haga lo que le venga en gana, o pueda, pero lo que parece claro que este paso, necesario desde mi punto de vista, no va a servir más que para apuntalar, aunque sea mínimamente, un movimiento aún embrionario que ha caminar, seguramente de manera lenta, hacia otro tipo de movimientos, más estructurados que han de encauzar un movimiento más generalizado y potente.

http://blogs.publico.es/dominiopublico/4905/la-novena-r/

Un saludo.


12 comentarios:

Piedra dijo...

Se tenga más o menos simpatía por los sindicatos mayoritarios, no hay que olvidar que no son los únicos y que este tipo de actuaciones de deben emprender a título personal, puesto que al margen de nuestras convicciones políticas, somos obreros, parados, pensionistas... en definitiva: Pobres y debemos reivindicar un mínimo de derechos o seremos menos que esclavos, simples herramientas desechables.

PACO dijo...

Hola, Piedra.
Totalmente de acuerdo. Nada que añadir.
Un saludo.

Anónimo dijo...

SIC. "Los sindicatos, durante bastante años, han seguido una política pactista, evitando toda confrontación social con gobiernos y patronal."
No será que antes lo hacían por que gobernaba la izquierda y no se muerde la mano del que te da de comer? y que ahora gobierna la derecha y de alguna manera hay que justificarse? desde luego da toda la impresión, en ocho años de despropósitos con una consecuencia de cinco millones de parados y con otra reforma laboral a la que también la hicieron una huelga general, pero de manera muy distinta a esta y con cincuenta millones de euros por el medio, ninguno de los sindicatos sacó a los obreros a la calle.
La democracia es lo que tiene, no siempre gana la izquierda, se nos llena la boca de esa palabra hasta que pierden los nuestros, entonces nos echamos a la calle contra la tiranía que el propio pueblo ha querido en las urnas, y en este país no hay suficientes tiranos capitalistas como para ganar unas elecciones por mayoría absoluta con solo su voto.

santos dijo...

Y si haciendo todo un ejercicio de democracia sacamos esta reforma laboral a referéndum?
Y si el pueblo soberano vota sí a la reforma, igual que votó mayoritariamente al partido que gobierna?
respetaríamos entonces la decisión del pueblo, o seguiríamos pensando que la mayoría son tontos y no saben que lo que verdaderamente les conviene es que gobierne la izquierda???

PicoyPan dijo...

Yo tambien me sumaré a la huelga. Creo que es lo mínimo que puedo hacer para dejar clara mi indignación.

PACO dijo...

Hola a los tres.
Anónimo, efectivamente, los dos grandes sindicatos de clase bailaron al son del PSOE, que no de la izquierda, durante un período de casi siete años, a pesar de los recortes que sufrimos los trabajadores durante ese tiempo. Lo cual me parece una aberración. Respecto a lo de echarse a la calle, los ciudadanos, los unos y los otros, tenemos la libertad de hacer lo que consideremos oportuno en cada momento. Cada colectivo defiende sus intereses, con mayor o menor razón, como han hecho todos los sectores de la ciudadanía durante todos estos años.
Sobre lo de ganar la izquierda, dudo mucho que el PSOE sea la izquierda. En tal caso no es el PP en ciertos aspectos, porque en economía es tan parecido que Rajoy ha copiado alguna de las medidas propuestas por Rubalcaba en su programa electoral, por ejemplo subir el IRPF o aplazar parte del recorte.
Santos, sólo una pregunta ¿y si el referéndum sale en contra de los intereses del PP? Conjeturar es fácil y no nos lleva a nada. Tal vez más importante sea considerar lo que han declarado cada uno de los impulsores respecto a la Reforma (Rosell, el de la CEOE, el gran beneficiado, asocia ver sus efectos a que antes mejore la economía, por poner un ejemplo). De todas formas yo no quiero ésta forma de encarar las relaciones laborales para mi hijo. Piensa si tu deseas que cuando se incorpore dentro de unos años quien ya sabes al mercado laboral viva bajo estas condiciones.
PicoyPan. El 29 de marzo ejerceremos un derecho constitucional. Nada más que decir.
Un saludo.

santos dijo...

El verdadero éxito o fracaso de las mentiras electorales, los recortes y la reforma laboral del PP se verán dentro de cuatro años en las urnas, y no en las cifras interesadas de la cantidad de manifestantes o de huelguistas, que en ningún caso llegarán a la cantidad de votos ganados por el PP en las elecciones.
A quejarnos tenemos todo el derecho del mundo, menos la Guardia Civil, que no tenemos derechos,pero tenemos que quejarnos gobierne quien gobierne, y no solo cuando gobierna la derecha.

PACO dijo...

Hola Santos.
Efectivamente a quejarnos tenemos derecho todos, cuando queramos y lo consideremos oportuno.
De todas formas volvemos a lo mismo. Parece absurdo que englobes a todo el mundo en el mismo saco. Yo he participado en las últimas huelgas, por lo que te rogaría que no generalizaras al respecto.
Por otra parte, mal vamos si consideramos ésto una huelga exclusivamente contra el PP, o a favor del PSOE, tanto da, ésto se considera una movilización contra una medida concreta. La chufla de que es contra el PP es una forma de manipulación bastante chusca.
Sobre lo del éxito o el fracaso dentro de cuatro años, puede que tengas razón, o no. Depende como se mida la cuestión. Si fiamos todo a las urnas pues sí. Si hablamos de mentiras y consecuencias, tanto del PP como el PSOE, pues no.
A ti no te chirría que el PP haya puesto en práctica medidas que no llevaba en su programa electoral, como hizo el PSOE en su tiempo. Eso no es democracia, querido amigo, eso es partitocracia.
Un saludo.

santos dijo...

por lo de meter a todos en el mismo saco no te preocupes, en mi oficio nos meten a todos en el mismo saco siempre y aquí estamos, no pasa nada, ya se sabe que cuando se generaliza se cometen injusticias.

PACO dijo...

Hola, Santos.
Sinceramente, el último argumento no tiene mucho que ver con el tema tratado.
Un saludo.

santos dijo...

joder Paco, a veces flipo contigo, no me dices que meto a todos en el mismo saco y que generalizo...leeté tus propias respuestas y luego reflexiona cuando hables de determinados gremios y actitudes.

PACO dijo...

Hola Santos.
No sé porque flipas, no llego a entenderlo, pero en cuanto a lo de generalizar me gustaría que apreciaras un pequeño detalle: procuro hablar de hechos puntuales, de comportamientos en determinadas circunstancias, no de personas que son malas o buenas. La diferencia radica en criticar, con acierto o no, circunstancias concretas, no a colectivos por el mero hecho de serlo, pues en los colectivos hay personas de todo tipo y condición.
Si lo de los colectivos va por donde creo, pienso que yerras, pues lo que hago es criticar, o halagar si es menester, comportamientos concretos. De hecho en Facebook pinchaste en me gusta cuando subí hace un par de días una noticia referida a una persona de la Iglesia que creo merece hace una labor formidable. Tal vez esa sea una muestra de que no tengo nada contra colectivos, si no contra comportamientos determinados.
Un saludo.