miércoles, 22 de febrero de 2017

ME HAN DICHO...

Me han dicho que los sentimientos se crean y se destruyen, con su círculo de felicidad y tristeza inherente; pero también me han dicho que las heridas profundas no cicatrizan nunca del todo y dejan un poso de desencanto, que te hacen aferrarte a la realidad con uñas y dientes. Se deshilvanan las certezas perennes y se crean nudos férreos que atan a la realidad más inmediata. 


Me han dicho que un experto dijo en un curso que no se puede permitir criticar lo que creen los demás, si no se va a ofrecer, a cambio, algo mejor. Me han dicho que alguien que escuchó a ese tipo respondió a una amiga que no importaba lo que el creyese respecto a las creencias de ella, lo importante es que a ella le servía para caminar con la vida con ciertas certezas. 


Me han dicho que alguien vio desde el balcón de un hotel a una pareja de jóvenes que parecían discutir. Él se dedicaba a jugar con la situación y ella adoptaba una postura entre el enfado y el juego. Me han dicho que ese espectador, mientras presenciaba esa escena, decidió no perder el tiempo con discusiones, palabras no dichas y sobreentendidas y con complicaciones innecesarias. Las relaciones flotan o se hunden por sí solas. No necesitan ser reflotadas cada dos por tres. 


Me han dicho que una amiga le preguntó a un tipo si estaba enamorado. Me han dicho que la respuesta de él fue: "Yo qué sé", y procedió a disculparse por la indefinición de su argumentación  y por poder parecer excesivo o desafortunado. Me han dicho que todo resulta bastante complejo en la vida de los adultos.


Me han dicho que, con el paso del tiempo, cierta gente aprende a barajar diversas opciones, para prevenir quedarse en la estacada. Me han dicho que lo importante no es sentirse desplazado cuando lo planeado falla, sino embarcarse en lo que se emprende como si no hubiese mañana. La be puede resultar una letra tan bonita como la a, incluso la ce puede tener más brillo que sus predecesoras. 


Me han dicho que existía un tipo que no creía en el alma y sí en el poder de las neuronas de Ramón y Cajal. Me han dicho que ese tipo pensaba que el efecto del poder de la oxitocina debería ser considerado como una de las mejores vivencias que le  podían pasar a cualquier persona. 


Me han dicho que la capacidad de entrar y salir de las situaciones de las personas constituye una forma básica de supervivencia. Me han dicho que no existe un número predeterminado de veces que se puede entrar y salir. Me han dicho que, a veces, la vida lleva a nuevas puertas y se cierran, de manera definitiva, las anteriores.


Me han dicho que todo el mundo posee, en determinados momentos, una cierta incapacidad para interpretar señales de otras personas. Me han dicho que, a veces, no se ve lo que existe y en otras se cree ver lo que no existe. Me han dicho que existen tipos a los que les gusta el riesgo de equivocarse.

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