domingo, 26 de febrero de 2012

¿INFORMACIÓN? PARA LAS VÍSCERAS

En los últimos tiempos, no sé delimitar exactamente desde cuando, podemos contemplar como en los medios de comunicación, que no de información, se nos presentan personas o hechos con la única función de corroborar pretendidas noticias, mediante el testimonio personal o la presentación de ciertos hechos. Resulta evidente que esta forma de asociar a las informaciones anécdotas personales o sucesos, generalmente marcados por un fuerte tinte dramático, buscar tocar la fibra sensible del receptor. Esta circunstancia, premeditada a más no poder, resulta bastante clarificadora sobre cuales son las intenciones reales de los medios cuando intentan transmitir su visión de la realidad,  de lo que teóricamente sucede en el mundo (en realidad lo que nos intentan vender es como les gustaría que fuera la realidad y para ello utilizan diferentes subterfugios). 
No hace falta estar en posesión de cuatro titulaciones universitarias, dos masters del Universo y un doctorado calificado cum laude, tras presentar una tesis sobre reflexología podal, para darse cuenta de que este tipo de presentaciones buscan apelar a lo emocional, a la parte no racional de nuestra persona. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que aquello que nos llega a las entrañas no requiere, generalmente, de un análisis previo objetivo, donde se sopesan los pros y los contras, y se valora con mayor frialdad aquello que ocurre en nuestro entorno.
Este tipo de prácticas periodísticas, por llamarlas de alguna manera, son muy efectivas, especialmente cuando se asocian a hechos luctuosos y/o trágicos. Tenemos ejemplos recientes en nuestro país que, seguramente, vendrán a la cabeza  del lector cuando lea estas líneas. Sin embargo, para desgracia de todos nosotros y de lo que se denomina la profesión periodística, esta estrategia no aparece asociada en exclusiva con sucesos trágicos. Con relativa frecuencia, mucha frecuencia sería más exacto decir, informaciones de todo tipo, incluso algunas reales, suelen aparecer acompañadas de tipos, a los que denominaremos con el calificativo de peculiares, que "aportan" a través de sus declaraciones, vestimenta, ademanes... una información lanzada directamente a nuestro lado más visceral. De la misma manera los sucesos narrados se pueden acompañar de hechos, o pretendidos hechos, que apelan a aquellas teorías implícitas con las que funcionamos y no somos conscientes de que lo hacemos. 
Me explico. Cuando cierta cadena presenta a un pretendido universitario (dejaremos aparte si era un actor o un verdadero universitario) vestido con el uniforme oficial de la kale borroka, con un lenguaje digno de un niño de 10 años y hablando sobre lo malote que es y lo que va a hacer con un antidisturbios como le ligue de marrón, no hay duda, dicha cadena apela a la parte emocional del espectador, especialmente del seguidor acrítico de dicha emisora, para justificar la visión de dicho medio sobre los hechos acaecidos en Valencia hace unos días.  
Evidentemente en Interlobotomía, la cadena mencionada en el ejemplo, son muy burdos y sus montajes suelen cantar más que que Belén Esteban en la universidad; pero existen otro tipo de manipulaciones, menos sutiles, o eso creen ellos, en los que también el higadillo, la víscera, del espectador también se convierte en el objetivo del informador. Veamos un ejemplo.
Un conocido diario nacional, de claro signo derechista, presentaba una ¿información?, ¿noticia? sobre un manual de lucha callejera obtenido vete tú a saber donde, pero muy lejos de Valencia, creo recordar que en Madrid. ¡Hombre! Se puede considerar como una exclusiva chachi lerendi, obtenida por este periódico tras una ardua labor de investigación o, por contra, se puede considerar como un documento, posiblemente almacenado en espera del mejor momento para rescatarlo, dirigido a un público fiel, con una determinada interpretación de la realidad, en la que el desorden, o pretendido desorden, no tiene cabida, ni tan siquiera como supuesto teórico. Con toda certeza un plan organizado para llevar a cabo actos que suponen un desafío a la autoridad no pasará por el filtro de la razón de los lectores de este periódico e irá, de manera directa, a la parte más irracional de los seguidores del diario.
Estas estrategias, no nos engañemos, no son potestad exclusiva de la prensa de derecha, o que podemos situar más a la derecha. Ciertos temas, banderín de enganche de los medios progres, también son utilizados de esta manera por periódicos, televisiones y radios de los grupos de comunicación que se definen como de izquierdas para recordar a sus consumidores habituales que existe un mundo hostil, muy de derechas, y que en su regazo comunicativo reside la verdad. Baste ver como el franquismo se utiliza en determinados momentos, en muchos casos cuando no existen grandes noticias con las que llenar páginas o minutos de radio y televisión, para, apelando a lo más visceral, mantener al usuario del medio medianamente indignado.
Curiosamente en este aspecto, el tema del franquismo, se trata desde un punto de vista que puede considerarse folclórico (me gustaría desligar de aquí el tema de las fosas comunes, una vergüenza para un país que se autodenomina democrático). Digo folclórico, porque el franquismo era un sainete, trágico es cierto, pero un sainete. La descripción del funcionamiento del sistema y de sus jerifaltes, sería más instructivo y más destructivo, pues se comprobaría como todos y cada uno de los postulados sobre los que decía sostenerse ideológicamente la dictadura constituían una gran mentira. ¿No sería más instructivo ilustrar al usuario del medio sobre como Franco firmó un acuerdo con los EE.UU. que a Carrero le pareció ka venta de España a los norteamericanos?
En el fondo se trata de algo similar a lo del manual de lucha callejera: lo tengo ahí y cuando lo crea conveniente lo utilizo.
Tampoco hace falta ser un genio del periodismo o de la psicología para darse cuenta de que ciertas noticias afectan directamente a la parte emocional, sin necesidad de añadirlas artificios. Veamos un par de ejemplos: Un tipo implicado en el escándalo de los E.R.E.s de Andalucía se gasta varios cientos de miles de euros del erario público en cocaína, que eso debía parecer una peli del Oeste, tiros por todos los lados; o esa otra  que nos anunciaba que unos fulanos en Valencia se habían pulido dos millones de euros, igualmente del erario público, que iban destinados a ayuda y cooperación con Nicaragua, en adquirir varios pisos. En un país con más de cinco millones de parados, con recortes hasta en las tijeras, estos dos casos hinchan los testículos hasta al santo Job.
La gran diferencia entre el manual de instrucciones y los mangantes radica en que en la primera se adereza la realidad a modo, o simplemente se ligan sucesos inconexos, mientras que en las descritas en el párrafo anterior basta con describir los sucesos para generar una reacción de rabia, indignación o como se quiera llamar entre el común de los mortales.
A modo de resumen comentaré que los medios de comunicación juegan con nuestra parte emocional para asegurarse nuestra filiación, si es que es necesario, manipulando convenientemente las noticias y que esta forma de actuar es una forma más, ni la mejor ni la peor, de manipular de los grandes grupos de prensa. A veces el filtro de la razón, no del periódico, por supuesto, es bastante útil para distinguir el grano de la paja.
Un saludo.

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