Tras la entrada de hace un par de días que trataba someramente el tema de la educación, en esta entrada intentaré exponer mi visión sobre diversas cuestiones del sistema educativo actual de una manera más reposada y fundamentada. Lo intentaré hacer desde un punto de vista racional y con la perspectiva que me da ser parte del sistema educativo. Sin más preámbulos voy a desarrollar alguna de las cuestiones que me parecen cruciales.
Respecto a la asignatura Educación para la ciudadanía o su presumible sustituta, Educación Cívica mi opinión personal es que me la trae al pairo. Sé que lo que acabo de decir no es políticamente correcto, pero es lo que siento. Una buena parte de las dos asignaturas forma parte del trabajo diario en el aula. No olvidemos que unos de los fines fundamentales del sistema educativo es la socialización de los alumnos. Por tanto, el sustrato de ambas asignaturas, quede como quede el nuevo área de conocimiento adelantado por Wert, no supone más que un refrendo teórico de algo que se ha de trabajar en la práctica día tras día: el respeto, la aceptación de la diferencia, acatar las normas democráticas de convivencia... Sobre si es necesario teorizar sobre ello, pues habrá opiniones de todo tipo, pero creo que un buen docente puede hacer ese mismo trabajo en el aula, mostrando que los derechos y deberes están recogidos en una Ley Fundamental, que se saltan a la torera los políticos, y que, en la microsociedad que es la escuela, esos mismos derechos y deberes se respetan.
Cuestión diferente es la asignatura de Religión, sea cual sea, pues en algunos lugares es la religión musulmana e, incluso, he conocido un colegio donde acudía un evangelista. Para empezar, si hablamos de adoctrinamiento, resulta chocante que los que más lo critiquen sean los que defiendan una asignatura basada en dicho modelo de aprendizaje. Por si ésto fuera poco resta a los estudiantes horas para otras asignaturas básicas, y en un sistema caracterizado por un alto índice de fracaso escolar la cuestión es preocupante.
Por último, pero no menos importante, existe una cuestión de gestión de recursos, despilfarro sería más adecuado, que resulta sorprendente en un período de recortes. Habitualmente la gente considera que contratar profesores de Religión es un despilfarro, entre los que me incluyo, pero en muchos casos no consideran otro punto de vista del asunto. Existen alumnos que no dan Religión, que deben ser atendidos por docentes en plantilla, cuya única certeza es que no deben, ni pueden, dar contenidos referidos a lo trabajado en clase en otras asignaturas. En definitiva: son necesarios dos docentes para un grupo clase, sin que se pueda reforzar a aquellos que van mal, ni Dios que la fundó. Grupos clase que durante el resto de la semana funcionan con un sólo docente.
Curiosamente la mayoría de las reformas consideran que lo fundamental es reformar la Educación Secundaria, especialmente en los últimos cursos, para acabar con el fracaso escolar. Tan es así que la Educación Primaria desde la L.O.G.S.E. ha sido retocada muy poco. Resulta harto sorprendente que el fracaso escolar se intente abordar "en serio" en los últimos cursos ,cuando una parte significativa de alumnos lleva escrito la palabra fracaso antes de terminar la Educación Primaria y a éstos se unen otra parte significativa en los dos primeros cursos de Educación Secundaria (porcentualmente no sabría dar un dato, pero el fracaso escolar se fragua en su gran mayoría en estos ocho años). Parece que interese bastante más dar una mínima formación laboral a los alumnos rebotados del sistema, que siempre los habrá, que procurar abordar el problema desde la raíz.
Sobre la ausencia de un modelo educativo estable, poco que decir. Solo comentar que las reformas se implantan gradualmente y que una reforma necesita unos cinco años para implantarse en su totalidad. Con la excepción de la L.O.G.S.E. resulta difícil evaluar lo que buscaban las otra reformas. Sin embargo es fácil de determinar lo que han sembrado entre una parte de la docencia: hastío y desinterés por una legislación muy genérica, que donde realmente se desarrolla es a través de Reales Decretos, circulares y demás parafernalia. Resulta curioso que algunas de las disposiciones, con pequeños retoques, que rigen ciertos aspectos de las educación tienen más de una década y están desarrolladas en forma de Reales Decretos y Órdenes. Por cierto, alguna de esas leyes siguen siendo bastantes buenas.
Asunto fundamental en nuestros días es la Formación Profesional, tema que reconozco no dominar en profundidad , aunque todas las informaciones que tengo apuntan a que la oferta educativa debería ser mayor. Si bien en muchos lugares la diversificación de la oferta es un hecho, en muchos casos ajustándose a las demandas del mercado, el número de plazas ofertadas en diferentes lugares y especialidades es insuficiente para la demanda existente. Tal vez se debería empezar por hacer un estudio de las necesidades y de la oferta, aspecto éste que facilitaría la inserción laboral de muchas personas que optan por aprender una profesión, consiguiendo de paso que la sobrecualificación fuera cada vez menor en nuestro país.
Los recortes en el sistema educativo son una constante en los últimos años en todas las comunidades autónomas, aunque en algunas sean más espectaculares, o al menos los medios inciden más en ellas. Debemos considerar que España jamás ha llegado a gastar, ni por asomo, en el capítulo educativo un porcentaje del P.I.B. similar al de los países más desarrollados de nuestro entorno, por lo que aquí siempre hemos tenido una desventaja significativa en ese aspecto. Desventaja que por otra parte cada vez se va haciendo mayor, pues los recortes, lo quieran decir o no, son tónica habitual en este apartado. Estos recortes afectan en especial a las ratios docente-alumnos. Cada vez el número de alumnos por enseñante es mayor, consiguiendo con ello que la educación sea cada vez menos individualizada. Posiblemente alguien podrá alegar que cuando estudiaba él había 35 alumnos por clase. Pero la calidad en la educación, entre otras cosas, viene definida por una atención individualizada y a menos ratio más posibilidades de que esto ocurra.
Para concluir habría que citar al cuerpo docente, protagonista fundamental de cualquier cambio futuro en nuestro sistema educativo. Aunque la percepción de que se nos ningunea, especialmente por parte de los políticos y añado yo, por parte de los medios de comunicación, que tienen una parte de los docentes es, desde mi punto de vista, real, no es menos cierto que una parte significativa de los docentes deben cambiar su forma de entender la educación y, por ende, su función como docente. Sé que lo que voy a decir a continuación no va a ser muy bien recibido por algún compañero, pero, una vez más, es lo que pienso. La concepción de la educación como proceso en que los alumnos deben aprender exclusivamente unos contenidos y él que no lo hace es porque tiene un problema de difícil solución, debe ser desterrado de una santa vez de los centro educativos. Educamos personas, con sus virtudes y sus defectos, y las dificultades no deben ser un hándicap insalvable debido a cuestiones endógenas insondables para los enseñantes. Frecuentemente nos olvidamos de que las personas tenemos diversas facetas, entre ellas las emocionales, y no prestamos especial atención a que muchos alumnos sólo necesitan atención, confianza y transmitirles un sentimiento de autoeficacia que, por lo que sea, no tienen (este aspecto también es fundamental a la hora de formar personas. Sentirse útil, eficiente, es una forma de hacer crecer a las personas). Enseñar a los más listos es muy fácil, incluso muy poco costoso, pero a todos nos pagan para que todos los alumnos, incluidos los que tienen más dificultades, progresen. Debemos desterrar la cultura del problema y adentrarnos en la cultura del reto.
Espero no haber aburrido al amable lector con estos desvaríos educativos, pero considero importante que se escuche a alguien que ve la educación desde dentro y también desde fuera como padre.
Un saludo.
Asunto fundamental en nuestros días es la Formación Profesional, tema que reconozco no dominar en profundidad , aunque todas las informaciones que tengo apuntan a que la oferta educativa debería ser mayor. Si bien en muchos lugares la diversificación de la oferta es un hecho, en muchos casos ajustándose a las demandas del mercado, el número de plazas ofertadas en diferentes lugares y especialidades es insuficiente para la demanda existente. Tal vez se debería empezar por hacer un estudio de las necesidades y de la oferta, aspecto éste que facilitaría la inserción laboral de muchas personas que optan por aprender una profesión, consiguiendo de paso que la sobrecualificación fuera cada vez menor en nuestro país.
Los recortes en el sistema educativo son una constante en los últimos años en todas las comunidades autónomas, aunque en algunas sean más espectaculares, o al menos los medios inciden más en ellas. Debemos considerar que España jamás ha llegado a gastar, ni por asomo, en el capítulo educativo un porcentaje del P.I.B. similar al de los países más desarrollados de nuestro entorno, por lo que aquí siempre hemos tenido una desventaja significativa en ese aspecto. Desventaja que por otra parte cada vez se va haciendo mayor, pues los recortes, lo quieran decir o no, son tónica habitual en este apartado. Estos recortes afectan en especial a las ratios docente-alumnos. Cada vez el número de alumnos por enseñante es mayor, consiguiendo con ello que la educación sea cada vez menos individualizada. Posiblemente alguien podrá alegar que cuando estudiaba él había 35 alumnos por clase. Pero la calidad en la educación, entre otras cosas, viene definida por una atención individualizada y a menos ratio más posibilidades de que esto ocurra.
Para concluir habría que citar al cuerpo docente, protagonista fundamental de cualquier cambio futuro en nuestro sistema educativo. Aunque la percepción de que se nos ningunea, especialmente por parte de los políticos y añado yo, por parte de los medios de comunicación, que tienen una parte de los docentes es, desde mi punto de vista, real, no es menos cierto que una parte significativa de los docentes deben cambiar su forma de entender la educación y, por ende, su función como docente. Sé que lo que voy a decir a continuación no va a ser muy bien recibido por algún compañero, pero, una vez más, es lo que pienso. La concepción de la educación como proceso en que los alumnos deben aprender exclusivamente unos contenidos y él que no lo hace es porque tiene un problema de difícil solución, debe ser desterrado de una santa vez de los centro educativos. Educamos personas, con sus virtudes y sus defectos, y las dificultades no deben ser un hándicap insalvable debido a cuestiones endógenas insondables para los enseñantes. Frecuentemente nos olvidamos de que las personas tenemos diversas facetas, entre ellas las emocionales, y no prestamos especial atención a que muchos alumnos sólo necesitan atención, confianza y transmitirles un sentimiento de autoeficacia que, por lo que sea, no tienen (este aspecto también es fundamental a la hora de formar personas. Sentirse útil, eficiente, es una forma de hacer crecer a las personas). Enseñar a los más listos es muy fácil, incluso muy poco costoso, pero a todos nos pagan para que todos los alumnos, incluidos los que tienen más dificultades, progresen. Debemos desterrar la cultura del problema y adentrarnos en la cultura del reto.
Espero no haber aburrido al amable lector con estos desvaríos educativos, pero considero importante que se escuche a alguien que ve la educación desde dentro y también desde fuera como padre.
Un saludo.
2 comentarios:
también estoy en la enseñanza, de acuerdo en tu observación sobre que los que se quejan de que la ciudadanía adoctrina son precisamente los defensores de la religión en la escuela, pérdida de tiempo. Me tocan las dos cosas, dar ciudadanía, que no es adoctrinamiento, y dar la alternativa a la religión, una bonita forma de rellenar el horario, en vez de dar las asignaturas que me corresponden.
En tu último párrafo no estoy de acuerdo: a la escuela se va a aprender, hay que trabajar, hay que estudiar, hay que hacer deberes, ayer hoy y mañana. Ello no está reñido con que educamos personas y la parte psicológica y emocional no se debe dejar de lado, pero hay que enseñar a los niños a trabajar, hay que enseñar a leer, a escribir, a hacer cuentas, descubrir las ciencias, la historia...el saber, por favor, que es la base de unos ciudadanos responsables y con iniciativa.
Gracias por leer la entrada y por tu comentario, Ana A.
Me alegro que en buena parte de lo expuesto estemos de acuerdo.
Respecto a lo último, intuyo que no fui capaz de expresarme bien y la idea quedó algo coja. Me explico.
Hablas del esfuerzo, la adquisición de aprendizajes como fundamento del sistema educativo, uno de ellos desde mi punto de vista, y no puedo estar más de acuerdo. De hecho cuando hablo de socialización de manera implícita (no quería extenderme en la entrada) se supone que parte de esa socialización consiste en que los alumnos adquieran los contenidos que esta sociedad, o sus políticos, consideran fundamentales para nuestros jóvenes.
Respecto al esfuerzo nada que decir. De hecho uno de los lemas que tengo es: yo os puedo enseñar a hacer las cosas, pero sois vosotros los que debéis esforzaros por hacer las. Pero este mensaje obvia, intencionadamente, una parte: yo también debo motivar a los alumnos para que ellos vayan implicándose y esforzándose cada vez más. Cómo. Devolviendo un sentimiento de autoeficacia a los alumnos, soy PT, que en muchos casos tienen bastantes más capacidades de las que desarrollan. A eso me refiero con lo de no ver problemas y ver retos profesionales. Estarás conmigo en que una parte de la profesión se escuda en los problemas, reales o no, de los alumnos para mirar para otro lado, mostrando un determinismo extraño y muy cómodo (ésto pasa en todas las profesiones, no sólo en la nuestra)
Espero que esta aclaración sirva para que el mensaje que quería transmitir sea más preciso y evite malos entendidos.
Me gustaría decir que una de las cosas que aborrezco es a todos los teóricos de la educación, que en su vida han entrado en un aula, y que nos intentan explicar lo maravilloso de sus teorías, sin conocer la realidad, ni tener intención de hacerlo.
Un saludo.
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