Terrorismo: 1. m. Dominación por el terror. 2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.
Terror: 1. m. por antonom. Método expeditivo de justicia revolucionaria y contrarrevolucionaria.
Violencia: 1. f. Cualidad de violento. 2. f. Acción y efecto de violentar o violentarse. 3. f. Acción violenta o contra el natural modo de proceder.
Violentar: 1. tr. Aplicar a cosas o personas medios violentos. 2.Violar a una persona. 3. Poner a alguien en una situación violenta, comprometida o apurada. 4. Dar a algo una interpretación falsa o errónea.
Antisistema: 1. adj. Contrario al sistema social o político establecidos.
Todas estas definiciones, extraídas del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, servirian para identificar a determinadas personas, y organizaciones, que con sus actuaciones socavan la normal convivencia de los ciudadanos. Pero...¿solamente realizan este tipo de actos tipos armados con pistolas y cócteles Molotov? Evidentemente, si tomamos cualquiera de las dos acepciones que los académicos de la Lengua recogen para terrorismo, no haya duda, la actual situación, en la que se juega con el miedo que sienten muchos trabajadores a perder su trabajo, y más tras la ineficaz y montaraz reforma laboral, no hay duda, el objetivo de los tipos que nos gobiernan es hacer sentir a los trabajadores miedo, terror sería más ajustado, ante la posibilidad de ser despedidos de su trabajo con una serie de nuevas normas que desprotegen por completo al trabajador. Es más, en la definición de terror se deja claro que éste no es otra cosa que un método expeditivo de justicia revolucionaria o CONTRARREVOLUCIONARIA, ¿Le suena esta cantinela al amable lector?
Resulta igualmente fácil de comprender que cuando unos tipos que dicen representar a la ciudadanía ejercen una acción que perjudica a la gran mayoría de los ciudadanos, en beneficio de unos pocos, los más ricos, los dirigentes políticos actúan contra el natural modo de proceder, especialmente cuando se supone que vivimos en una democracia y que se ha de cumplir un programa electoral, gracias al cual, entre otras cosas, se ha conseguido llegar al poder.
Parece que, mirando el asunto desde una manera aséptica, desapasionada, no hay duda de que el actual gobierno, siguiendo las directrices de los economista patológicos, ellos se denominan neoliberales, siembran el terror por doquier (recordemos que para sembrar el terror no hace falta bombas o pegar tiros) y eso, según la definición del diccionario de la RAE se denomina terrorismo. Por si queda alguna duda al respecto me gustaría remitirme a la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europa, que el lector puede encontrar a continuación.
www.europarl.europa.eu/charter/pdf/text_es.pdf
En dicho documento se pueden encontrar artículos como los que siguen:
Resulta igualmente fácil de comprender que cuando unos tipos que dicen representar a la ciudadanía ejercen una acción que perjudica a la gran mayoría de los ciudadanos, en beneficio de unos pocos, los más ricos, los dirigentes políticos actúan contra el natural modo de proceder, especialmente cuando se supone que vivimos en una democracia y que se ha de cumplir un programa electoral, gracias al cual, entre otras cosas, se ha conseguido llegar al poder.
Parece que, mirando el asunto desde una manera aséptica, desapasionada, no hay duda de que el actual gobierno, siguiendo las directrices de los economista patológicos, ellos se denominan neoliberales, siembran el terror por doquier (recordemos que para sembrar el terror no hace falta bombas o pegar tiros) y eso, según la definición del diccionario de la RAE se denomina terrorismo. Por si queda alguna duda al respecto me gustaría remitirme a la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europa, que el lector puede encontrar a continuación.
www.europarl.europa.eu/charter/pdf/text_es.pdf
En dicho documento se pueden encontrar artículos como los que siguen:
Artículo 15
1. Toda persona tiene derecho a trabajar y a ejercer una profesión libremente elegida o aceptada.
2. Todo ciudadano de la Unión tiene la libertad de buscar un empleo, de trabajar, de establecerse o de
prestar servicios en cualquier Estado miembro.
Artículo 24
Derechos del menor
1. Los menores tienen derecho a la protección y a los cuidados necesarios para su bienestar. Podrán
expresar su opinión libremente. Ésta será tenida en cuenta en relación con los asuntos que les afecten, en
función de su edad y de su madurez.
2. En todos los actos relativos a los menores llevados a cabo por autoridades públicas o instituciones
privadas, el interés superior del menor constituirá una consideración primordial.
Artículo 25
Derechos de las personas mayores
La Unión reconoce y respeta el derecho de las personas mayores a llevar una vida digna e independiente
y a participar en la vida social y cultural.
Artículo 26
Integración de las personas discapacitadas
La Unión reconoce y respeta el derecho de las personas discapacitadas a beneficiarse de medidas que
garanticen su autonomía, su integración social y profesional y su participación en la vida de la comu-
nidad.
Artículo 31
Condiciones de trabajo justas y equitativas
1. Todo trabajador tiene derecho a trabajar en condiciones que respeten su salud, su seguridad y su
dignidad.
2. Todo trabajador tiene derecho a la limitación de la duración máxima del trabajo y a períodos de
descanso diarios y semanales, así como a un período de vacaciones anuales retribuidas.
Artículo 34
Seguridad social y ayuda social
1. La Unión reconoce y respeta el derecho de acceso a las prestaciones de seguridad social y a los
servicios sociales que garantizan una protección en casos como la maternidad, la enfermedad, los
accidentes laborales, la dependencia o la vejez, así como en caso de pérdida de empleo, según las
modalidades establecidas por el Derecho comunitario y las legislaciones y prácticas nacionales.
3. Con el fin de combatir la exclusión social y la pobreza, la Unión reconoce y respeta el derecho a
una ayuda social y a una ayuda de vivienda para garantizar una existencia digna a todos aquellos que no
dispongan de recursos suficientes, según las modalidades establecidas por el Derecho comunitario y las
legislaciones y prácticas nacionales.
Basta leer lo anterior para darse cuenta de que los poderes públicos, los políticos, se han pasado por el forro de la entrepierna las prioridades que deben regir todas las actuaciones de nuestros representantes. A cambio nos hemos encontrado con miedo, terror, a ser despedidos, a engrosar el número de desahuciados, a no poder dar de comer a nuestros hijos, a ver mermadas las ya de por sí exiguas pensiones de nuestro mayores, a no poder pagar, en casos extremos (más de los que parece) las medicinas... En otras palabras a empobrecer y aterrorizar a los ciudadanos con las presuntas medidas para salir de la crisis, estafa, que siempre favorecen a los que la han creado. No sólo eso, la vulneración de los postulados recogidos en la Carta de Derechos Fundamentales supone actuar contra el sistema hacia el que se quiere caminar, y que en ciertos sentidos, se había conseguido.
De las definiciones que encabezan esta entrada queda una por tratar: antisistema. Aunque la definición parece delimitar con precisión quienes son aquellos que se pueden encuadrar bajo este vocablo, a uno no le parece tan claro y le surge una pregunta: ¿quiénes son los antisistema? Desde mi punto de vista no hay duda posible. Los verdaderos antisistema son aquellos que, gracias a sembrar el terror, fingiendo que buscan soluciones, se saltan a la torera todo aquello que debía impregnar todas y cada una de las actuaciones de nuestros representantes. En el fondo ellos mismos lo reconocen, a su manera. Su objetivo es cambiar el sistema, lo cual es lícito, si no fuera porque una mayoría de los ciudadanos no han elegido esos cambios.
De las definiciones que encabezan esta entrada queda una por tratar: antisistema. Aunque la definición parece delimitar con precisión quienes son aquellos que se pueden encuadrar bajo este vocablo, a uno no le parece tan claro y le surge una pregunta: ¿quiénes son los antisistema? Desde mi punto de vista no hay duda posible. Los verdaderos antisistema son aquellos que, gracias a sembrar el terror, fingiendo que buscan soluciones, se saltan a la torera todo aquello que debía impregnar todas y cada una de las actuaciones de nuestros representantes. En el fondo ellos mismos lo reconocen, a su manera. Su objetivo es cambiar el sistema, lo cual es lícito, si no fuera porque una mayoría de los ciudadanos no han elegido esos cambios.
Desde mi punto de vista no hay duda de que el terrorismo y las actuaciones contra el sistema no son patrimonio exclusivo de los asesinos o de los violentos que queman contenedores. Difundir el terror, infundiendo miedo ante el futuro, confundiendo a los ciudadanos intencionadamente sobre la posibilidad de repartir la riqueza de una manera justa, privar a muchos de ellos de aspectos básicos para llevar una vida plena (cuando dejándoles morir de hambre, literalmente), constituye, sin duda alguna, una forma de terror y un intento de cambiar el sistema sin poseer legitimidad alguna para hacerlo.
http://blogs.cadenaser.com/lo-llevamos-crudo/2013/05/06/las-autoridades-pueden-matarte/
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Un saludo.
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