Hace cinco, diez, quince años, el santo y seña era: "hay que bajar impuestos para crear riqueza". Y a fe que lo hicieron, como ya he comentado en este blog en otras ocasiones. Pero hete aquí que alguien, Ignacio Escolar, ha descuartizado la teoría que defiende que a menos impuestos más riqueza. ¿Cómo? Muy sencillo, ha explicado en siete puntos lo que diferencia al sistema fiscal español de la mayoría de sistemas europeos. Entre estas discrepancias encontramos una fiscalidad media bastante más baja que la media europea, mayor fraude fiscal o mayor presión fiscal sobre los asalariados, bastante mayor, que en nuestros países vecinos de crisis y de imposiciones.
Por si alguien quiere leer el artículo completo dejo el enlace:
Entonces, ¿no era mejor un sistema con impuestos fueran más bajos? La realidad parece ser tozuda y ni a Irlanda ni a España, por poner dos ejemplos donde la fiscalidad es muy baja, ha parecido irles bien (alguien podrá hablar de Luxemburgo como ejemplo de fiscalidad baja. Sí, pero no es lo mismo dar de comer a cuatro que a un ejército. Cuatro se pueden repartir un conejo y comen. Un ejército necesita, al menos, una piara de cerdos para saciar el hambre y, aunque viven muy bien, la realidad de la renta per cápita luxemburguesa dista bastante de lo que la media estadística expone, es más no es lo mismo un paraíso fiscal, o semiparaíso, que un país que intenta atraer con impuestos más bajos a empresas, caso de Irlanda, pues en este último caso lo que se consigue es que las sedes declaren allí sus ganancias, pero realmente producir bienes, lo que se dice producir, más bien poco), todo lo contrario. Es más, cuando han llegado las vacas flacas, escuálidas diría yo, se han encontrado con un problema: los especuladores han incrementado el valor de los intereses por la deuda, en algún caso como el español, por ganar dinero a troche y moche, pues, como he repetido hasta la saciedad, la deuda pública española es bastante baja, concretamente, a falta de nuevos datos, más baja que la alemana. Pero han debido plegarse al "juego", pues no había recursos, o eso nos quieren hacer creer, para que esta deuda aumente, uno considera que una deuda controlada no es mala. De hecho ¿alguien se ha preguntado que pasaría sí los países no tuvieran deuda? Se les cerraría uno de los grandes mercados a los inversores y especuladores varios.
En España el dinero dejado de recaudar por la bajada continua de impuestos durante los últimos años ha sido escandalosa, Escolar habla de decenas de miles de millones de euros, es decir, de todo el déficit que se ha creado durante estos tres años.
Tras comprobar objetivamente que la bajada de impuestos per se no crea riqueza, en tal caso concentra mucho más la riqueza en manos de unos pocos, se produce un hecho paradójico: los mismos gobiernos seguidores de las doctrinas neoliberales han tenido que subir los impuestos para "cuadrar" cuentas. Le ha dado igual subir impuestos indirectos, de donde primero han tirado para seguir ahondando en las desigualdades sociales, que crear nuevos impuestos o tasas y, en la actualidad, ya se están atreviendo con los más ricos (esos que, según los neoliberales, crean riqueza cada vez que cagan). Uno podría considerar que es un movimiento de ciertos gobiernos a la desesperada, pero no. Los organismos económicos internacionales, todos de corte neoliberal, son los primeros que animan a llevar estas políticas.
¿Nos hemos vuelto locos? ¿Han comprobado que sus teorías fallan y se arrepienten? ¿Seguirá utilizando gomina Sergio Scariolo si se queda calvo? La repuesta a todos las preguntas, menos a la última, es no. Simplemente para que se cumpla la finalidad última del neoliberalismo, la acumulación del dinero en pocas manos, se necesita ir variando sobre la marcha la teoría inicial, pues el chicle no se puede seguir estirando ad infinitum, acaba por romperse, por lo que necesitan añadir fragmentos nuevos, que sacan del bolsillo de los menos pudientes, aunque ahora intenten meter mano a los que más tienen, da igual, todo es estética pues el resto de las medidas de los gobiernos, tomadas o no, como veremos a continuación, facilitan que aún acumulen más dinero. Las privatizaciones, el despido cada vez más barato, el aumento de la edad de jubilación, los contratos precarios, la no condena de la hipoteca por la dación de la casa hipotecada, la no prohibición de la cláusula suelo en las hipotecas, la permisividad con los oligopolios como él de las petroleras, tabacaleras hasta hace poco, eléctricas (aunque de vez en cuando monten un paripé y las sancionen o nos hagan creer que lo hacen por pactos secretos contra la competencia) , la no persecución real de los grandes defraudadores o la impunidad de los paraísos fiscales para realizar sus negocios... o medidas tan aparentemente nimias como lo de ampliar el tiempo en que los autores pueden cobrar derechos por sus temas, que en el fondo no sólo favorecen a los artistas y es una imposición de las multinacionales del sector, o la prohibición de que wifi libres en edificios oficiales, como reza una sentencia del Supremo. Todo, todo, va encaminado a favorecer a los emporios, que, en el fondo, están regidos, o poseen, las personas que más tienen.
El pretendido cambio: cobrar, o pretender cobrar, más a aquellos que más poseen es una estrategia para seguir beneficiando a estas mismas personas o corporaciones, porque el problema no reside en recortar el gasto, por mucho que insistan en ello los medios y los pretendidos expertos, esos que ahora apoyan lo que hace cinco años era una herejía, el verdadero problema es el desempleo, y no sólo en España, que genera anualmente un significativo aumento del número de personas que pueden ser consideradas pobres. Pero este tema, que parece ocupar mucho de boquilla a ciertos líderes políticos, no se aborda con seriedad. Lo primordial parece ser ¿aplacar a los mercados? y como mucho mejorar la competitividad, lo que generará más paro y pobreza, pues en líneas generales implica producir por menos, y en ese menos entra el dinero que cobra el trabajador y el número de trabajadores que se necesitan para producir algo. En realidad parece no importar mucho la economía productiva. La economía financiera, especulativa, ha pasado a ser el centro de atención. La compra de deuda, la Bolsa, el mercado de futuros...
Tal vez todo se deba a que los gestores de fondos de inversión y los bancos se han adueñado del mensaje político, utilizando a sus esbirros , los medios de comunicación, para tal fin, propagando una verdad revelada: lo importante es ganar mucho y pronto, no importando como. Pero tal vez, sólo tal vez, en el fondo subyace otras cuestión: el sistema, tal como está montado, no puede dar trabajo a todo el mundo si lo que se persigue es competitividad, la ganancia rápida, produciendo cada vez más, con menos gente, encima peor pagada. No sólo eso, el sistema de mercado, producir y consumir cada vez más, está agotando una buena parte de los recursos naturales de nuestro planeta, lo que hará muy difícil, seguramente imposible, seguir produciendo.
Tal vez, sólo tal vez, aquí radica el asunto para nosotros los trabajadores, la imposibilidad de reducir el paro, creando empleos estables, sin crear burbujas económicas, si se siguen manteniendo estas reglas económicas. Tal vez, sólo tal vez, sea ese el problema que nos debería preocupar, la creación de empleo. Mejor dicho, el reparto del trabajo, procurando a todos una vida digna, no destrozando nuestro entorno mediante una producción ajustada a nuestras necesidades reales.
Pero, por el momento, parece que lo importante es la deuda pública, la subida de impuestos, aliñada con el espejismo de la tajada que se les saca a los ricos, todo para satisfacer al mercado y para que las desigualdades sociales se sigan agrandando.
Un saludo.
El pretendido cambio: cobrar, o pretender cobrar, más a aquellos que más poseen es una estrategia para seguir beneficiando a estas mismas personas o corporaciones, porque el problema no reside en recortar el gasto, por mucho que insistan en ello los medios y los pretendidos expertos, esos que ahora apoyan lo que hace cinco años era una herejía, el verdadero problema es el desempleo, y no sólo en España, que genera anualmente un significativo aumento del número de personas que pueden ser consideradas pobres. Pero este tema, que parece ocupar mucho de boquilla a ciertos líderes políticos, no se aborda con seriedad. Lo primordial parece ser ¿aplacar a los mercados? y como mucho mejorar la competitividad, lo que generará más paro y pobreza, pues en líneas generales implica producir por menos, y en ese menos entra el dinero que cobra el trabajador y el número de trabajadores que se necesitan para producir algo. En realidad parece no importar mucho la economía productiva. La economía financiera, especulativa, ha pasado a ser el centro de atención. La compra de deuda, la Bolsa, el mercado de futuros...
Tal vez todo se deba a que los gestores de fondos de inversión y los bancos se han adueñado del mensaje político, utilizando a sus esbirros , los medios de comunicación, para tal fin, propagando una verdad revelada: lo importante es ganar mucho y pronto, no importando como. Pero tal vez, sólo tal vez, en el fondo subyace otras cuestión: el sistema, tal como está montado, no puede dar trabajo a todo el mundo si lo que se persigue es competitividad, la ganancia rápida, produciendo cada vez más, con menos gente, encima peor pagada. No sólo eso, el sistema de mercado, producir y consumir cada vez más, está agotando una buena parte de los recursos naturales de nuestro planeta, lo que hará muy difícil, seguramente imposible, seguir produciendo.
Tal vez, sólo tal vez, aquí radica el asunto para nosotros los trabajadores, la imposibilidad de reducir el paro, creando empleos estables, sin crear burbujas económicas, si se siguen manteniendo estas reglas económicas. Tal vez, sólo tal vez, sea ese el problema que nos debería preocupar, la creación de empleo. Mejor dicho, el reparto del trabajo, procurando a todos una vida digna, no destrozando nuestro entorno mediante una producción ajustada a nuestras necesidades reales.
Pero, por el momento, parece que lo importante es la deuda pública, la subida de impuestos, aliñada con el espejismo de la tajada que se les saca a los ricos, todo para satisfacer al mercado y para que las desigualdades sociales se sigan agrandando.
Un saludo.
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