Tras los datos, nombres y relaciones entre grupos parece poco oportuno seguir por ese camino, debido al riesgo que puede existir de que el amable lector abandone esta entrada, con toda la razón. Es por ello que obviaremos aspectos como los diferentes credos que componen la nación Siria: maronitas, seguidores de la Iglesia Ortodoxa siria, sunitas, la mayoría, chiítas, alauitas (la minoría de la que proviene Al-Asad), drusos y otras tantas facciones católicas y musulmanas, que denotan que al actual Siria fue un laboratorio religioso, a la par que un cruce de caminos, donde calaban las diferentes creencias de conquistadores o comerciantes.
Sin embargo, considero que sí merece la pena detenernos en un aspecto fundamental para esta confrontación entre conciudadanos: la procedencia de las armas de cada bando.
Respecto al bando gubernamental, el encabezado por Bashar Al-Asad, no hay duda alguna de que sus principales proveedores son Rusia e Irán. A pesar de que el armamento que poseen los progubernamentales se puede calificar de anticuado, Rusia parece tener interés en modernizar dicho arsenal, pues el país de los zares se ha comprometido a vender a su aliado su sistema de misiles aéreos estrella, el denominado S-300 (según unos ésto ocurrirá en 2014, según el gobierno sirio ya poseen dicho sistema de misiles). La venta de dicho sistema ha provocado repetidas quejas por parte de EE.UU., que pudiera ver comprometida de alguna manera su aplastante supremacía aérea. De igual manera se han establecido negociaciones para adquirir 10 aviones Mig 29 MM2, no tan moderno como el sistema citado anteriormente, pero suficiente para asegurar la superioridad aérea frente a los rebeldes. Entre los proveedores que suministran armas al bando del partido Baath, o Baazz, también se nombra a Corea del Norte, que posiblemente sea la salida de armas de China hacia el país mediterráneo.
Los rebeldes han recibido apoyo, de manera más o menos explícita, de todos los países interesados en la caída del régimen del alauíta, pero llama la atención que parte del armamento ligero de los opositores proceda de Croacia, ¡¡¡ del remanente de la Guerra de los Balcanes!!!
Otro aspecto tragicómico es comprobar como Israel y Arabia Saudí se compromenten a enviar armamento por valor de 50 millones de dólares, parte del cual irá destinado a comprar armamento deshechado por el ejército israelí, que tendrá como destino al bando opositor al gobierno del dictador Al-Asad.
Sobre el papel de la U.E., que levantó hace unos meses el bloqueo de la venta de armas a Siria, buscando favorecer a los suyos, a los rebeldes, poco se puede decir que no se haya publicado ya en los diferentes medios de comunicación. De igual manera, se cree que EE.UU. proporciona armas a los del Ejército de Liberación Siria.
Visto todo lo anterior no cabe duda alguna, dentro de Siria están imbricados los intereses propios de los sirios y los internacionales. En este último tipo de intereses se pueden distinguir entre los intereses de los países de la zona, de las grandes potencias de la zona, y los intereses de las grandes potencias mundiales. Aunque, en el fondo, los intereses de las grandes potencias se cristalizan en los distintos países de la zona, mediante el sistema de alianzas.
Sea como fuere, por primera vez podemos encontrar en esta guerra a un vencedor: los que de manera legal o ilegal venden armas a los unos y a los otros. A fecha de hoy no cabe duda de que ellos son los únicos que han conseguido arrimar el ascua a su sardina en esta guerra, que dura ya dos años y ha causado unos 100.000 muertos, de los que, al menos, 40.000 eran civiles. De nuevo el vendedor de muerte, hombre respetado en su comunidad, ha sacado tajada del dolor, la muerte y la destrucción.
Además de los muertos y los heridos podemos englobar en el bando de los perdedores a todos los refugiados y desplazados, tanto fuera como dentro del propio país. El número total de personas de procedencia siria refugiada en otros países, como consecuencia de la guerra, se puede cifrar, según fuentes de ACNUR y UNICEF en 2.000.000, siendo la mitad, un millón niños. Los países limítrofes se han convertido, obviamente, en los lugares de recepción de dichas personas: Jordania, Líbano, Irak, Turquía e incluso Egipto. Como ocurre siempre en este tipo de situaciones ONGs como Intermón Oxfam o Médicos Sin Fronteras, entre otras, se encuentran sobre el terreno ayudando a los expatriados. ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, a puesto en marcha la mayor operación de toda su historia para intentar atender a los desplazados que huyen del horror, la barbarie y la muerte.
Por otro lado se estima que cerca de cuatro millones de personas deambulan dentro de Siria, obviamente habiendo perdido su hogar, escapando de la destrucción, la represión y la destrucción. Del total de los desplazados interiores ACNUR y UNICEF estiman que dos millones son menores de edad.
Resulta evidente que estos seis millones de personas, más los muertos, heridos y las mujeres violadas, son los grandes perdedores de este conflicto.
No merece la pena perder un segundo sobre el transcurso de la guerra, pues en cualquier medio de comunicación, que no de información, podrá encontrar el amable lector información mucho más detallada y fidedigna que la que yo puedo aportar. Sin embargo, antes de acabar me gustaría hacer mención al acontecimiento que estos días trae de cabeza a todas las cancillerías del mundo mundial: el uso de armas químicas.
Uno, que ha leído un poquito para realizar estas dos entradas, observa con divertimento como en función de la fuente los que han usado dichas sustancias mortales y criminales han sido unos u otros. Reconozco que no tengo respuesta a dicha cuestión: puede haber sido Al-Asad, alguna facción radical del bando de Al-Asad (incluso sin permiso del dictador), pueden haber perpetrado esta acción asesina alguna facción del ejército rebelde, o incluso servicios de inteligencia extranjeros. No lo sé. Sin embargo, sí que me llama la atención la nota de prensa que ha publicado Médicos Sin Fronteras, quejándose del uso que unos y otros gobiernos han hecho de la información proporcionada respecto al tema por dicha ONG. De nuevo la guerra de la propaganda para intentar justificar las actuaciones futuras, que como se vio hace unos días en el Parlamento Británico resulta insuficiente para convencer a nadie de una actuación sobre el país del Próximo Oriente.
En el fondo, ocurra lo que ocurra, los vencedores y los perdedores siempre serán los mismos.
Un saludo.
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