Leo un artículo de la BBC, donde se habla de la disminución de la esperanza de vida en EE.UU. Como bien ilustra la información, el problema no reside tanto en que sea una tendencia, por lo menos por el momento, como en el aumento de las muertes, por desesperación, sobre todo entre varones blancos. Las causas de estas muertes por desesperación son: sobredosis, alcoholismo y suicidio. Parece que la crisis económica tiene algo que ver con este aumento de defunciones. Tal vez aquí podamos encontrar una de las respuestas a por qué Trump se impuso en las últimas elecciones de EE.UU.
Parece que en Siria se ha llegado a un acuerdo entre el gobierno de ese país y los grupos rebeldes, no considerados como terroristas para establecer un alto el fuego. Rusia, Irán, Turquía (que intuyo representaba también a EE.UU. y sus intereses) han facilitado este primer paso para iniciar conversaciones de paz. Al final el problema no era Al-Ássad, mal que el pese a muchos, si no parte de la solución (como escribí hace meses). Intuyo que Obama ha tirado la toalla y ya no intentará derrocar a Al-Ássad (más viendo las consecuencias en Libia de su apoyo a los rebeldes). No está de más que haya reconocido que se equivocaron a la hora de valorar la capacidad de acción de Estado Islámico. Parece que los malos no eran los que los medios nos querían vender o, al menos, no eran los únicos malos.
Si pregunto al lector sobre el Caracazo, seguro que sabrá lo que es, por muchos que los medios de comunicación tengan especial cuidado en omitir este asunto en sus noticias sobre Venezuela, ese país foco de todos los problemas según estos medios. Si pregunto por el gasolinazo es casi seguro que también conozcan el asunto, a pesar de que los medios de comunicación no se han hecho eco, al menos con tanta profusión, sobre los hechos que acarrea la decisión del Gobierno del país. Tal vez, sólo tal vez, porque un intento neoliberal de hacer las cosas por las bravas, con el precio que conlleva para los ciudadanos, en especial para los que menos tienen, no vista tanto como el enemigo apaleado y sin capacidad de defensa, al menos en los medios. en que se convirtió Venezuela. Tal vez, sería mejor hablar de como en Perú, en gran parte gracias a la movilización de los ciudadanos, se ha repartido la riqueza y en diez años ha descendido, en torno al 50%, la pobreza del país.
Se ha aprobado la baja por paternidad de cuatro semanas en España. En cierta forma me parece una medida acertada: la madre, en especial si ha sufrido una cesárea, también necesita ayuda para volver a su vida diaria y, además, estar los dos progenitores con el hijo es fantástico. Sin embargo, el argumento que se esgrime por cierta gente: compartir las tareas, no considero que se ajuste a la demanda real del asunto. Unos cuantos llevamos predicando por una baja de maternidad/paternidad mucho más larga y remunerada, porque lo que importa, sobre todo, es que los progenitores, uno o los dos, estén los primeros meses, o el primer año, de vida, siendo la referencia principal para su bebé. Se trata del cuidado del bebé, no de una cuestión de igualdad. Si en una baja por crianza del bebé de diez meses o un año quieren "obligar" al padre a que se coja una parte de ella, me es indiferente, pero el problema real es que los niños con escasos meses de vida, deben ir a una guardería, pudiendo estar en ella una gran cantidad de horas. De nuevo el esnobismo se impone a la necesidad.
Tras el pacto para limitar la producción entre los países exportadores de petróleo, el precio del crudo ha subido de manera muy considerable. Resulta obvio que esta subida beneficiará a países como Venezuela o Rusia, que vieron disminuir de manera significativa sus ingresos. También aliviará la economía de otros países, de los que no se habla, como Arabia Saudí, que ha visto como la rebaja en el precio del crudo, junto con la guerra que mantiene en Yemen, y en la que no le va nada bien, ha supuesto un quebranto para su economía. Aunque no se habla de ello, el país del Golfo ha tenido problemas para realizar pagos a empresas en 2015 y en 2016. Para evitar la protesta de los trabajadores, que tampoco han cobrado, no han dudado en encarcelarlos y condenarlos a pena de latigazos.
Si yo fuera directivo de Antena 3, estallaría de satisfacción por el resultado del último programa del año de la cadena. La Pedroche y su vestido ha sido la comidilla de unos y otros. Su estrategia ha sido muy simple: sacan a una mujer atractiva con un vestido que deja entrever una buena parte de su anatomía, acompañado de un tío nada atractivo en lo físico, para potenciar aún más a su acompañante. Cierta gente, los de siempre, criticarán que la presentadora, que se llevará un pastón, salga en la pantalla de esa guisa y, mientras, la cadena se llevará otro, en forma de publicidad. Sencillo. No, no se trata de una mujer objeto. Más bien hablamos de una mujer que, de manera voluntaria, interpreta un papel, por el que cobrará, con total certeza, más dinero que el que ganará durante el mes de enero mucha de la gente que la critica. Es más, su pareja, David Muñoz, no dudó en posar unos días antes de las campanadas con el vestido que iba a lucir la presentadora. Blanco y en botella... campaña publicitaria, de unos y otros para llamar la atención. A mí me llamo más la atención la entrevista en la que Cristina Pedroche asegura que su padre, que ha sobrepasado la cincuentena con creces, se encuentra en paro y tiene pocas, o ninguna expectativa de encontrar empleo, debido a su edad. Y este hombre, dentro de lo malo, tiene suerte: su hija, que gana bastante dinero, dice que siempre contará con su ayuda.
Hablando de cuestiones que preocupan, o parecen preocupar al personal, al menos según los medios: existe una necesidad, casi paranoide, de imbuirnos la idea de que el terrorismo nos puede matar a todos y cada uno de nosotros casi cada segundo de nuestra vida. Los medios de comunicación se regodean hasta el paroxismo con cada atentando acontecido en Europa Occidental, buscando vender su burra y, de paso, creando, o intentando crear, un estado psicológico de inseguridad. Los políticos también necesitan vender esa expectativa, pues, aunque la amenaza es real, aunque no tan gigantesca, a ellos les interesa que no piensen en como han sumido en la pobreza a millones de personas y como siguen haciendo todo por favorecer a los que ganaron el pulso en la estafa que se llamo crisis: los poderosos. Todos podemos morir, víctimas de un atentado de un hijo de puta que busca ir a su cielo, pero también podemos morir atropellados, de un infarto o víctimas de un accidente de tráfico. Forma parte del juego de la vida.
Veo a José María Aznar y a José Luis Rodríguez Zapatero muy locuaces en los últimos tiempos, sentado cátedra incluso. Me resulta curioso que unos tipos que han creado y ayudado a crecer una burbuja económica, que ha arrojado a millones de sus compatriotas a la pobreza, tengan los arrestos para decir a los demás que deben hacer. Avisados como estaban, en los informes del Banco de España de 2002, 2003 y 2004, realizados por los inspectores de la entidad (funcionario) ya se anticipa el problema que puede surgir, así como en las misivas mandadas por estos mismos funcionarios en 2006, parece mentira que pretendan mostrarnos el camino. Desde hace tiempo poseo la firme convicción de que ambos personajes, así como sus ministros de Economía, directores del Banco de España y ciertos secretarios generales, deberían estar en la cárcel, por actuar de manera negligente en una cuestión que ha llevado a millones de personas a la pobreza. Creo que debería existir un delito que se denominara traición a la ciudadanía, o algo similar, por la que se pudiera juzgar a los dirigentes políticos que hacen dejación de sus funciones, con consecuencias funestas para los ciudadanos.
Se ha aprobado la baja por paternidad de cuatro semanas en España. En cierta forma me parece una medida acertada: la madre, en especial si ha sufrido una cesárea, también necesita ayuda para volver a su vida diaria y, además, estar los dos progenitores con el hijo es fantástico. Sin embargo, el argumento que se esgrime por cierta gente: compartir las tareas, no considero que se ajuste a la demanda real del asunto. Unos cuantos llevamos predicando por una baja de maternidad/paternidad mucho más larga y remunerada, porque lo que importa, sobre todo, es que los progenitores, uno o los dos, estén los primeros meses, o el primer año, de vida, siendo la referencia principal para su bebé. Se trata del cuidado del bebé, no de una cuestión de igualdad. Si en una baja por crianza del bebé de diez meses o un año quieren "obligar" al padre a que se coja una parte de ella, me es indiferente, pero el problema real es que los niños con escasos meses de vida, deben ir a una guardería, pudiendo estar en ella una gran cantidad de horas. De nuevo el esnobismo se impone a la necesidad.
Tras el pacto para limitar la producción entre los países exportadores de petróleo, el precio del crudo ha subido de manera muy considerable. Resulta obvio que esta subida beneficiará a países como Venezuela o Rusia, que vieron disminuir de manera significativa sus ingresos. También aliviará la economía de otros países, de los que no se habla, como Arabia Saudí, que ha visto como la rebaja en el precio del crudo, junto con la guerra que mantiene en Yemen, y en la que no le va nada bien, ha supuesto un quebranto para su economía. Aunque no se habla de ello, el país del Golfo ha tenido problemas para realizar pagos a empresas en 2015 y en 2016. Para evitar la protesta de los trabajadores, que tampoco han cobrado, no han dudado en encarcelarlos y condenarlos a pena de latigazos.
Si yo fuera directivo de Antena 3, estallaría de satisfacción por el resultado del último programa del año de la cadena. La Pedroche y su vestido ha sido la comidilla de unos y otros. Su estrategia ha sido muy simple: sacan a una mujer atractiva con un vestido que deja entrever una buena parte de su anatomía, acompañado de un tío nada atractivo en lo físico, para potenciar aún más a su acompañante. Cierta gente, los de siempre, criticarán que la presentadora, que se llevará un pastón, salga en la pantalla de esa guisa y, mientras, la cadena se llevará otro, en forma de publicidad. Sencillo. No, no se trata de una mujer objeto. Más bien hablamos de una mujer que, de manera voluntaria, interpreta un papel, por el que cobrará, con total certeza, más dinero que el que ganará durante el mes de enero mucha de la gente que la critica. Es más, su pareja, David Muñoz, no dudó en posar unos días antes de las campanadas con el vestido que iba a lucir la presentadora. Blanco y en botella... campaña publicitaria, de unos y otros para llamar la atención. A mí me llamo más la atención la entrevista en la que Cristina Pedroche asegura que su padre, que ha sobrepasado la cincuentena con creces, se encuentra en paro y tiene pocas, o ninguna expectativa de encontrar empleo, debido a su edad. Y este hombre, dentro de lo malo, tiene suerte: su hija, que gana bastante dinero, dice que siempre contará con su ayuda.
Hablando de cuestiones que preocupan, o parecen preocupar al personal, al menos según los medios: existe una necesidad, casi paranoide, de imbuirnos la idea de que el terrorismo nos puede matar a todos y cada uno de nosotros casi cada segundo de nuestra vida. Los medios de comunicación se regodean hasta el paroxismo con cada atentando acontecido en Europa Occidental, buscando vender su burra y, de paso, creando, o intentando crear, un estado psicológico de inseguridad. Los políticos también necesitan vender esa expectativa, pues, aunque la amenaza es real, aunque no tan gigantesca, a ellos les interesa que no piensen en como han sumido en la pobreza a millones de personas y como siguen haciendo todo por favorecer a los que ganaron el pulso en la estafa que se llamo crisis: los poderosos. Todos podemos morir, víctimas de un atentado de un hijo de puta que busca ir a su cielo, pero también podemos morir atropellados, de un infarto o víctimas de un accidente de tráfico. Forma parte del juego de la vida.
Veo a José María Aznar y a José Luis Rodríguez Zapatero muy locuaces en los últimos tiempos, sentado cátedra incluso. Me resulta curioso que unos tipos que han creado y ayudado a crecer una burbuja económica, que ha arrojado a millones de sus compatriotas a la pobreza, tengan los arrestos para decir a los demás que deben hacer. Avisados como estaban, en los informes del Banco de España de 2002, 2003 y 2004, realizados por los inspectores de la entidad (funcionario) ya se anticipa el problema que puede surgir, así como en las misivas mandadas por estos mismos funcionarios en 2006, parece mentira que pretendan mostrarnos el camino. Desde hace tiempo poseo la firme convicción de que ambos personajes, así como sus ministros de Economía, directores del Banco de España y ciertos secretarios generales, deberían estar en la cárcel, por actuar de manera negligente en una cuestión que ha llevado a millones de personas a la pobreza. Creo que debería existir un delito que se denominara traición a la ciudadanía, o algo similar, por la que se pudiera juzgar a los dirigentes políticos que hacen dejación de sus funciones, con consecuencias funestas para los ciudadanos.
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