"... y nunca seguí al rebaño
porque ni el pastor ni el amo
eran gente de fiar".
Como el viento de poniente. Elena Bermúdez.
porque ni el pastor ni el amo
eran gente de fiar".
Como el viento de poniente. Elena Bermúdez.
Tras la entrada anterior sentía que el discurso estaba incompleto. Ponía mucho el énfasis en movimientos sociales, políticos, tuiteros y demás demagogos, que se amparan en el anonimato o en el conjunto. Sin embargo, al leer la magnífica reflexión que Ruiz Soroa hace en el Diario Vasco, ver aquí, supe que había que volver a hablar de la prensa.
Unas horas después, uno de esos personajes que están ahí por ser hijo de papá, Ignacio Escolar, que dirige un periódico digital sin haber terminado la carrera de periodismo, publicitó un artículo sobre las oposiciones de Educación Secundaria, en la que aparecían informaciones falsas, otras incompletas y, por supuesto, se olvidaba de dar voz, o de intentarlo, a una de las partes implicadas en el tema. Aquí se puede leer este supuesto engendro informativo:
https://www.eldiario.es/madrid/Escabechina-oposiciones-Comunidad-Madrid-disponibles_0_790921370.html
Aparte de mentiras, como que no existe un temario para acceder al cuerpo de profesores de Educación Secundario, dicho temario no se ha modificado en más de dos décadas, siendo además el mismo en para toda España y estando publicado en el BOE, ver aquí; sorprende que los sindicatos se quejen del sistema de acceso, cuando han sido ellos los que han urgido a diferentes gobiernos a quedar todo como está, hasta que se negocie el asunto. Así llevamos más de una década. Uno ha estado en los dos lados, ha sido opositor y años después miembro de tribunal. Sorprende que el plumilla no haya entrevistado, o lo haya intentado, a ningún miembro de tribunal, todos ellos profesores de Educación Secundaria en ejercicio y funcionarios de carrera, por lo general con mucha más experiencia en el campo docente que la gran mayoría de los opositores (aspecto que parece olvidar el redactor de la noticia). A lo mejor el problema es que muchos opositores no poseen el nivel adecuado y lo que están haciendo es salvaguardar la calidad de la Educación Pública. Pero sólo a lo mejor.
Cogí este artículo porque ilustra a la perfección lo que supone la prensa en este país: sensacionalismo (basado en el victimismo del que hablaba Ruíz Soroa), aprovechándose de diversos temas como educación, sanidad, menores...; presentación de la información de manera interesada, sin dejar que las diversas partes expongan su visión del asunto (es posible que Escolar, al no haber terminado periodismo, no conozca ese axioma); atacar a los trabajadores públicos, ya sean docentes, jueces, fiscales, policías, médicos..., y, de paso, minar la credibilidad en lo Público, aunque muchos de estos personajes digan defenderlo.
En el periodismo patrio existen, grosso modo, dos especímenes, los de derechas, que no se molestan en disimularlo, y los progres, que, en lo sustancial, no quieren que nada cambie, pero se encargan de disimularlo muy bien. Para ello, como se dijo, buscan causas "nobles", que utilizan y estiran hasta el hastío, a modo de distracción de la realidad.
Cuando escribo esto me acuerdo de Ana Pardo de Vera, la baronesa, defensora de causas perdidas, que dirige el diario digital Público, que sigue teniendo los mismos accionistas que tenía cuando mandaron a los trabajadores del diario homónimo, editado en papel, a la calle, sin cobrar un duro, aprovechando la reforma laboral de Rajoy. No cobraron un duro, pero Roures contrató a uno de los bufetes de abogados más caros de España para encargarse de ello. Roures, el troskysta amigo de ZPpero, que le regaló La Sexta para minar el poder del Grupo Prisa en el PSOE, no permitió que los trabajadores compraran la cabecera y prefirió editar un periódico digital con el mismo nombre, cuya directora, a fecha de hoy, es esta hija de la nobleza, que estuvo a punto de presidir RTVE. Por supuesto, la baronesa se suele olvidar de este pequeño detalle cuando habla de justicia social o de que los trabajadores de La Sexta que no están delante de las cámaras cobran sueldos míseros (Mediapró posee el 4,23% de Atresmedia, dueña de la Sexta).
https://www.eldiario.es/zonacritica/anos-Publico_6_232086797.html
En este elenco de periodistas progres de derechas destacan personajes como Pepa Bueno. Carles Francino o Julia Otero. Capaces de señalar a jueces, con nombres y apellidos, cuando las decisiones que toman no les gustan. En el caso de Pepa Bueno llega a señalar a jueces de provincia o a trabajadores de Servicios Sociales por sus sentencias o por sus antecedentes. Siempre escudada en su pretendida moral superior. De nuevo señalar, unos y otros, a trabajadores públicos, a los que no se llama para que den su opinión. De nuevo, fiarse de una delación anónima, como en los primeros tiempos del franquismo, donde una riña por unas tierras, o un amor no correspondido podían acabar con la vida de alguien o con muchos años entre rejas. De nuevo, el poder del más fuerte contra el más débil indefenso.
Alguien podrá alegar que, por ejemplo, Pepa Bueno tiene varios premios, entre ellos alguno internacional por su trabajo:
Cuando escribo esto me acuerdo de Ana Pardo de Vera, la baronesa, defensora de causas perdidas, que dirige el diario digital Público, que sigue teniendo los mismos accionistas que tenía cuando mandaron a los trabajadores del diario homónimo, editado en papel, a la calle, sin cobrar un duro, aprovechando la reforma laboral de Rajoy. No cobraron un duro, pero Roures contrató a uno de los bufetes de abogados más caros de España para encargarse de ello. Roures, el troskysta amigo de ZPpero, que le regaló La Sexta para minar el poder del Grupo Prisa en el PSOE, no permitió que los trabajadores compraran la cabecera y prefirió editar un periódico digital con el mismo nombre, cuya directora, a fecha de hoy, es esta hija de la nobleza, que estuvo a punto de presidir RTVE. Por supuesto, la baronesa se suele olvidar de este pequeño detalle cuando habla de justicia social o de que los trabajadores de La Sexta que no están delante de las cámaras cobran sueldos míseros (Mediapró posee el 4,23% de Atresmedia, dueña de la Sexta).
https://www.eldiario.es/zonacritica/anos-Publico_6_232086797.html
En este elenco de periodistas progres de derechas destacan personajes como Pepa Bueno. Carles Francino o Julia Otero. Capaces de señalar a jueces, con nombres y apellidos, cuando las decisiones que toman no les gustan. En el caso de Pepa Bueno llega a señalar a jueces de provincia o a trabajadores de Servicios Sociales por sus sentencias o por sus antecedentes. Siempre escudada en su pretendida moral superior. De nuevo señalar, unos y otros, a trabajadores públicos, a los que no se llama para que den su opinión. De nuevo, fiarse de una delación anónima, como en los primeros tiempos del franquismo, donde una riña por unas tierras, o un amor no correspondido podían acabar con la vida de alguien o con muchos años entre rejas. De nuevo, el poder del más fuerte contra el más débil indefenso.
Alguien podrá alegar que, por ejemplo, Pepa Bueno tiene varios premios, entre ellos alguno internacional por su trabajo:
http://www.rtve.es/noticias/20091118/telediario-2-tve-premiado-como-mejor-informativo-del-mundo/301335.shtml
Tras buscar por la Red, para comprobar quienes han sido premiados en otras ocasiones, no he encontrado nada. Al final decidí pinchar en el enlace de la página web y encontré que se trata de una empresa que asesora a políticos, empresas y todo aquel que lo desee para crear una imagen positiva de los medios.
Tras buscar por la Red, para comprobar quienes han sido premiados en otras ocasiones, no he encontrado nada. Al final decidí pinchar en el enlace de la página web y encontré que se trata de una empresa que asesora a políticos, empresas y todo aquel que lo desee para crear una imagen positiva de los medios.
http://us.mediatenor.com/en/
Otro de los premios que le ha sido concedido, Francisco Cerecedo, resulta que galardona, con alguna excepción, a periodistas ligados a una corriente ideológica. Tampoco debemos olvidar que dichos premios se otorgan gracias a la colaboración de un banco, ver aquí.
Uno tiene la percepción, casi la cereteza, de que la gran mayoría de los premios que se conceden en determinados ámbitos, entre ellos el periodismo, son un intercambio de favores. Una forma de reconocer que se es de los suyos y de agradecérselo. Una forma de subir el ego, en algunos casos cuestión difícil, a los mediadores encargados de deconstruir la realidad, para darle la forma que le interesa al que tiene el poder.
Antes de seguir, me gustaría explicar que no pierdo el tiempo contando las cuitas de personajes como Losantos, Carlos Herrera, Maruhenda y demás tropa afín, porque considero que sus propios actos y palabras los descalifican. Ellos, al menos, no se esconden detrás del buenismo y reconocen, sin ambages, que defienden al poderoso, al amo.
Volviendo al asunto que nos ocupa hoy, debemos tratar un último punto indispensable para comprender la labor de los periodistas que nos ocupan, aspecto en el que no se diferencian de los citados en el párrafo superior: la presentación del mundo como un mundo de buenos y malos, sin matices posibles. Por supuesto, cuando la realidad les quita la razón, lo obvian, procurando enterrar ese detalle que contradice su discurso.
Los mamporreros mediáticos eligen causas "nobles", en las que existen buenos y malos (pueden ser personas u organizaciones), que poseen maldad o bondad de manera inherente y absoluta. Todo lo que huela a poder se denomina malo. Lo que no huela a poder, aunque lo ejerza, porque ellos no lo consideren así, es bueno. En realidad lo que intentan hacer es dar la impresión de que son unos antisistema (con unos sueldos altísimos), que se rebelan contra una sociedad injusta. Sin embargo, son parte del sistema y participan, entre bambalinas, en los tejemanejes del poder, apoyando a los suyos, participando en conspiraciones (véase a los del grupo PRISA apoyando a Susana Díaz) para alzar al poder a quienes les resultan más afines.
Por supuesto, hablar de personajes como Ana Rosa Quintana o Susana Grisso daría para un par de entradas, pero lo voy a finiquitar de una manera rápida. Fíjese el lector cuando llevan a algún abogado o jurista a explicar los fundamentos legales de alguna sentencia o la defensa de algún acusado. El invitado que sabe de leyes suele estar sentado a la derecha, los periodistas, que no suelen tener ni puñetera idea de códigos penales ni dios que la fundó, están a la izquierda. Cuando habla el experto suelen interrumpirle con cuestiones que nada tienen que ver los códigos legales que rigen nuestra vida. Si el abogado o juez replica con cuestiones jurídicas, la presentadora, en muchos casos, concluye con expresiones tipo: "Gracias por ilustrarnos con lo que dice la ley" y pasa a que los tertulianos, a los que la palabra leguleyo les viene como anillo al dedo, hagan su análisis vacuo y basado en lo que les sale de ahí.
Con esta forma de abordar la realidad basta para definir a personajes como Ana Rosa o la Grisso (hay muchos más de este cariz).
Me gustaría concluir resaltando que estos tipos que ejercen lo que ellos denominan periodismo, muchos de ellos hijos de papá, lo que les ha permitido llegar a lo más alto, buscan causas, presentando a las víctimas, o presuntas víctimas, Francino o Pepa Bueno han presentado a impostoras o a mujeres con enfermedad mental como víctimas de situaciones horribles (de nuevo la incapacidad para contrastar fuentes), para limpiar su conciencia de burgueses acaudalados. Lo curioso es que nadie les pide que no ganen dinero por su actividad. Lo que se pide es que, si se autodenominan periodistas, ejerzan como tales. Contrasten sus fuentes, aporten visiones distintas de los asuntos, no hablen de causas globales complejas, sino que describan situaciones puntuales... En otras palabras, que se ciñan a intentar retratar la realidad.
Bastaría con hacer eso, para que no ocurriera que alguien lleva, por compromiso, a un Willy Toledo a su programa y te sacan los colores diciendo que muchos de los que trabajan contigo ganan una miseria, mientras en tu programa se vende solidaridad.
Por cierto, imagino, lo desconozco, que todos estos medios progres habrán contado que tras el desmedido despliegue realizado a la llegada de los refugiados del Aquarius, casi una parte de ellos han sido acogidos por Cáritas (otros lo han sido por Cruz Roja y CEAR). Porque ésta es otra de las características de estos medios: muchos ruido ante circunstancias puntuales y luego olvidarse de los afectados por esos problemas, a los que tanto bombo dan durante unos días. Y eso, querido lector, no deja de ser un acto de manipulación en beneficio propio y de insolidaridad manifiesta. Uno, que a veces es mal pensado, considera que asociaciones como Cáritas (vinculada a la Iglesia, de la que estos periodistas progres sólo suelen reflejar lo malo), Cruz Roja o incluso CEAR son bastante menos mediáticos que otras oenegés, que visten más y, además, suele vender menos el trabajo diario y las desventuras de las personas que luchan por conseguir un lugar. Resulta mucho más espectacular un barco lleno de personas, que encima cantan y bailan de felicidad porque, al fin, termine su incertidumbre, o parte de ella. Porque, en el fondo, a casi nadie le interesa lo que harán cuando se incorporen a sus rutinas diaras. O, tal vez, sí, a muchos nos interesaría saber el proceso que siguen, informarnos de qué se hace después del despliegue de medios de todo tipo, incluidos los informativos. Pero eso no ocurre, porque es mucho más agradecido montar un show con la desgracia humana y decir que los refugiados, encima cantan y bailan, a pesar de todo.
Concluyo con un poco de humor, para intentar quitar este mal sabor de boca que pueden dejar las últimas reflexiones, y con un vídeo.
Desde hace años recomiendo escuchar, al menos una vez al mes, a Jiménez Losantos por dos motivos:
- Siempre viene bien un poco de humor surrealista para empezar el día.
- No conviene olvidar en qué no debemos convertirnos.
El vídeo es de El Cabrero, donde canta la canción Como el viento de poniente. De este tema he extraído las tres líneas que encabezan esta entrada.
Un saludo.
Otro de los premios que le ha sido concedido, Francisco Cerecedo, resulta que galardona, con alguna excepción, a periodistas ligados a una corriente ideológica. Tampoco debemos olvidar que dichos premios se otorgan gracias a la colaboración de un banco, ver aquí.
Uno tiene la percepción, casi la cereteza, de que la gran mayoría de los premios que se conceden en determinados ámbitos, entre ellos el periodismo, son un intercambio de favores. Una forma de reconocer que se es de los suyos y de agradecérselo. Una forma de subir el ego, en algunos casos cuestión difícil, a los mediadores encargados de deconstruir la realidad, para darle la forma que le interesa al que tiene el poder.
Antes de seguir, me gustaría explicar que no pierdo el tiempo contando las cuitas de personajes como Losantos, Carlos Herrera, Maruhenda y demás tropa afín, porque considero que sus propios actos y palabras los descalifican. Ellos, al menos, no se esconden detrás del buenismo y reconocen, sin ambages, que defienden al poderoso, al amo.
Volviendo al asunto que nos ocupa hoy, debemos tratar un último punto indispensable para comprender la labor de los periodistas que nos ocupan, aspecto en el que no se diferencian de los citados en el párrafo superior: la presentación del mundo como un mundo de buenos y malos, sin matices posibles. Por supuesto, cuando la realidad les quita la razón, lo obvian, procurando enterrar ese detalle que contradice su discurso.
Los mamporreros mediáticos eligen causas "nobles", en las que existen buenos y malos (pueden ser personas u organizaciones), que poseen maldad o bondad de manera inherente y absoluta. Todo lo que huela a poder se denomina malo. Lo que no huela a poder, aunque lo ejerza, porque ellos no lo consideren así, es bueno. En realidad lo que intentan hacer es dar la impresión de que son unos antisistema (con unos sueldos altísimos), que se rebelan contra una sociedad injusta. Sin embargo, son parte del sistema y participan, entre bambalinas, en los tejemanejes del poder, apoyando a los suyos, participando en conspiraciones (véase a los del grupo PRISA apoyando a Susana Díaz) para alzar al poder a quienes les resultan más afines.
Por supuesto, hablar de personajes como Ana Rosa Quintana o Susana Grisso daría para un par de entradas, pero lo voy a finiquitar de una manera rápida. Fíjese el lector cuando llevan a algún abogado o jurista a explicar los fundamentos legales de alguna sentencia o la defensa de algún acusado. El invitado que sabe de leyes suele estar sentado a la derecha, los periodistas, que no suelen tener ni puñetera idea de códigos penales ni dios que la fundó, están a la izquierda. Cuando habla el experto suelen interrumpirle con cuestiones que nada tienen que ver los códigos legales que rigen nuestra vida. Si el abogado o juez replica con cuestiones jurídicas, la presentadora, en muchos casos, concluye con expresiones tipo: "Gracias por ilustrarnos con lo que dice la ley" y pasa a que los tertulianos, a los que la palabra leguleyo les viene como anillo al dedo, hagan su análisis vacuo y basado en lo que les sale de ahí.
Con esta forma de abordar la realidad basta para definir a personajes como Ana Rosa o la Grisso (hay muchos más de este cariz).
Me gustaría concluir resaltando que estos tipos que ejercen lo que ellos denominan periodismo, muchos de ellos hijos de papá, lo que les ha permitido llegar a lo más alto, buscan causas, presentando a las víctimas, o presuntas víctimas, Francino o Pepa Bueno han presentado a impostoras o a mujeres con enfermedad mental como víctimas de situaciones horribles (de nuevo la incapacidad para contrastar fuentes), para limpiar su conciencia de burgueses acaudalados. Lo curioso es que nadie les pide que no ganen dinero por su actividad. Lo que se pide es que, si se autodenominan periodistas, ejerzan como tales. Contrasten sus fuentes, aporten visiones distintas de los asuntos, no hablen de causas globales complejas, sino que describan situaciones puntuales... En otras palabras, que se ciñan a intentar retratar la realidad.
Bastaría con hacer eso, para que no ocurriera que alguien lleva, por compromiso, a un Willy Toledo a su programa y te sacan los colores diciendo que muchos de los que trabajan contigo ganan una miseria, mientras en tu programa se vende solidaridad.
Por cierto, imagino, lo desconozco, que todos estos medios progres habrán contado que tras el desmedido despliegue realizado a la llegada de los refugiados del Aquarius, casi una parte de ellos han sido acogidos por Cáritas (otros lo han sido por Cruz Roja y CEAR). Porque ésta es otra de las características de estos medios: muchos ruido ante circunstancias puntuales y luego olvidarse de los afectados por esos problemas, a los que tanto bombo dan durante unos días. Y eso, querido lector, no deja de ser un acto de manipulación en beneficio propio y de insolidaridad manifiesta. Uno, que a veces es mal pensado, considera que asociaciones como Cáritas (vinculada a la Iglesia, de la que estos periodistas progres sólo suelen reflejar lo malo), Cruz Roja o incluso CEAR son bastante menos mediáticos que otras oenegés, que visten más y, además, suele vender menos el trabajo diario y las desventuras de las personas que luchan por conseguir un lugar. Resulta mucho más espectacular un barco lleno de personas, que encima cantan y bailan de felicidad porque, al fin, termine su incertidumbre, o parte de ella. Porque, en el fondo, a casi nadie le interesa lo que harán cuando se incorporen a sus rutinas diaras. O, tal vez, sí, a muchos nos interesaría saber el proceso que siguen, informarnos de qué se hace después del despliegue de medios de todo tipo, incluidos los informativos. Pero eso no ocurre, porque es mucho más agradecido montar un show con la desgracia humana y decir que los refugiados, encima cantan y bailan, a pesar de todo.
Concluyo con un poco de humor, para intentar quitar este mal sabor de boca que pueden dejar las últimas reflexiones, y con un vídeo.
Desde hace años recomiendo escuchar, al menos una vez al mes, a Jiménez Losantos por dos motivos:
- Siempre viene bien un poco de humor surrealista para empezar el día.
- No conviene olvidar en qué no debemos convertirnos.
El vídeo es de El Cabrero, donde canta la canción Como el viento de poniente. De este tema he extraído las tres líneas que encabezan esta entrada.
Un saludo.
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