martes, 19 de julio de 2011

EN RESPUESTA A JUAN ROSELL

Ayer el presidente de la CEOE arremetió contra los funcionarios, una vez más, pero esta vez se permitió el lujo de hablar de funcionarios prepotentes e incumplidores, que haberlos hailos, en un sentido genérico, desprestigiando a todo un colectivo de trabajadores, entre los que me incluyo, pues pertenezco al cuerpo de maestros. 
Este hombre, experto en los últimos tiempos en proclamar majaderías a los cuatro vientos (véase el ejemplo hace unos días cuando habló sobre educación), ha cargado contra uno de los colectivos peor tratados en los últimos tiempos, porque es fácil y además. si desviamos la atención de los problemas reales, y, en especial, del problema más serio que tenemos en este país, el paro, básicamente porque los empresarios a los que representan son incapaces de crear empleo o, en otros casos, como por ejemplo Telefónica, a pesar de poder hacerlo, deciden despedir a miles de trabajadores para aumentar aún más sus ganancias, pues eso que llevamos ganado.
Este tipo, Juan Rosell, en un momento de crisis aguda en nuestro país, intenta que sus teorías neoliberales: educación para los ricos, sanidad para los que se la puedan costear y despido gratuito para todo quisque, se lleven a la práctica. Para qué, para lo de siempre, para que nadie pueda sacar los colores a tipos como él, que gestionan una entidad que en los últimos tiempos ha obtenido logros como tener que largar, aunque pareciera otra cosa, a su antiguo presidente, contar con la oposición de la CEPYME hace dos años, sobre los objetivos básicos a defender...
¿Por qué está este fulano tan crecido? Obviamente porque los políticos le dejan, tanto los que ocupan el poder ahora, como los que lo van a ocupar, previsiblemente, dentro de unos meses. ¿Sólo por eso? Si, sólo por eso, porque todo lo demás que han aportado: despido más barato, flexibilidad laboral... no sólo no ha servido para crear empleo, todo lo contrario lo ha destruido. Pero lo mejor será que nos detengamos a analizar los "grandes logros" de la CEOE con este personaje y con él que le precedió.
Entre los grandes logros de ambos tipos encontramos tener una de las economías menos productiva y menos competitiva de Europa. ¿Por qué? Por dos motivos: una buena parte de los empresarios durante los últimos años han buscado el beneficio rápido, sin invertir parte de las ganancias en la mejora de su negocio (¡ojo! no hablo de todos, no soy tan simple como el tal Rosell cuando habla de los funcionarios). En segundo lugar, la incapacidad de muchos de estos empresarios para organizar el trabajo, de ahí que aún siendo uno de los países de Europa donde más horas se trabaja, menos se rinde. Es más, ciertas empresas españolas, generalmente factorías de grandes empresas que sí que tienen organizado el trabajo de una manera racional, (lo de racional depende como se mire, pues en muchos casos no puede existir nada más alienante) se encuentran entre las más productivas de las citadas multinacionales. Parece ser que el problema no es exclusivamente del trabajador, pero eso no resulta fácil reconocerlo a "intelectuales" de la talla de Rosell.
Sigamos hablando un poquito más del tal Rosell y sus ideas. Parece que este tipo es de los que piensa que los sindicatos son un lastre económico (para lo que hacen por el trabajador, lo son, añado yo, pero aún así y todo los defenderé frente a la patronal). Pues parece que ellos también reciben un montón de pasta de las administraciones, como CEOE, y gestionan varios centenares de millones de euros anuales para formación???. No sólo eso, el organigrama de la CEOE tiene ocho empleados por cada liberado sindical. Vaya, parece que no son tan eficientes como propugnan. Si comparamos cuantos liberados sindicales hay y a cuantos trabajadores representan con el número de "funcionarios" de la CEOE y a cuanta gente representan, da que pensar.
Respecto al buen funcionamiento de la empresa privada, pues hombre hay de todo. Parece ser que funcionan bien cuando se forman oligopolios (véase las petroleras, las multinacionales de la telecomunicación, las empresas de aviación, o, como han demostrado hace poco, las tabaqueras que, casualmente, siempre subían el tabaco a la vez y ahora que una compañía lo ha bajado, se ha comprobado que todas podían hacerlo, es decir existía un pacto más o menos tácito) y joden al ciudadano, pues pactan los precios, ganando cantidades ingentes. Aunque uno sigue sin explicarse porque, si funcionan tan bien, necesitan recibir tantas subvenciones, dinero de todos, máxime cuando tienen una de las fiscalidades reales más bajas de Europa. No sólo eso, lo más doloroso es comprobar como alguna de esas multinacionales, subvencionadas con el dinero de todos nosotros, triplican sus ganancias respecto al año 2009, por ejemplo Renault España. También existen empresas que además de recibir cuantiosas subvenciones o contando con capital público en su accionariado, y aún teniendo carga de trabajo suficiente, cierran las puertas cuando les apetece. Un ejemplo típico es el de  Monprint en Plasencia, donde se explotó a los trabajadores hasta decir basta.
Pero sigamos con el aspecto de los objetivos que persigue, o debería perseguir el señor Rosell. A nadie se le escapa que el gran problema para la pequeña y mediana empresa en este país, y en otros, es la falta de crédito, los bancos no sueltan ni los buenos días. ¿Qué han conseguido el antecesor del tal Rosell y el mismo desde que llegó para mejorar la calidad de vida de sus afiliados mas modestos? Nada. No sólo no ha hecho nada, sino que ha callado como un muerto, incluso cuando los bancos dificultaban las concesiones de créditos ICO, esos que ofrece la administración de la que tanto reniegan, que tuvo que salir en auxilio de los afiliados de la CEOE, que no veían futuro, gracias a la inacción de personajes como Rosell.
Respecto a lo de la libre competencia, sobre la que tanto cacarean organizaciones como la CEOE, y que se saltan a la torera cuando se trata de recibir subvenciones, tampoco han hecho gran cosa. No hace falta ser economista para darse cuenta de que la competencia más feroz que existe en el libre mercado es la competencia ilegal, aquella que no paga impuestos, la que no sigue las leyes establecidas. Parece evidente que en un país donde el 20% de la economía se supone que se sitúa al margen de la ley, una parte significativa de los empresarios defraudan a Hacienda, a la Seguridad Social, para defraudar por definición se necesita un empresario que venda algo sin IVA o contrate a alguien ilegalmente, por ejemplo. En otras palabras, no estafan a todos, incluidos a los funcionarios que tenemos un nómina pública. Pero no sólo eso, además hacen competencia desleal a los empresarios honestos. ¿Qué ha hecho este mártir de la causa neoliberal que dice defender a los empresarios al respecto? Que se sepa, nada.
Por tanto, señor Rosell, háganos un favor a todos y cuide de su jardín, antes de meterse en jardines ajenos, pues lo suyo anda bastante jodido: incapacidad para ser competitivos, debido a una prodigiosa incapacidad organizativa; falta de cultura empresarial, prima el pelotazo; falta de fondos para los pequeños y medianos empresarios, que también pertenecen a la CEOE, porque los bancos no sueltan el dinero, como es su obligación, para eso existen. Empresarios altamente subvencionados, en muchos casos sin necesitarlo. Y, para acabar de arreglarlo todo, competencia desleal por fraude a sus afiliados y, lo más importante, a todos nosotros.
Y volviendo al tema incial, el de los funcionarios. A uno le da que pensar que el tipo éste, el tal Rosell, opine sobre todos los funcionarios, como si les conociera a todos, puedo asegurar que a mi no me conoce ni por casualidad,  o como si hubiera tenido la mala suerte de dar con los prepotentes que no trabajan. Si es lo primero, creo que debería dedicar más tiempo a sus negocios y a la CEOE y dejar de mirar a la "competencia". Si es lo segundo, ha dado con los más vagos, yo no dejaría la CEOE en manos de un tipo con tan mala suerte. Pero, aunque no creo, tal vez pretende desprestigiar a unos ciudadanos que han aprobado una oposición para ingresar en la Función Pública. Ya digo que no creo que sea así, y más cuando el nepotismo y el enchufismo son moneda común en la empresa privada, porque dicha forma de ver las cosas sería la misma que la del tipo que piensa que todos los empresarios son unos bocazas o unos estafadores, basándose únicamente en ejemplo como el de Ruiz Mateos o la de algún dirigente de la CEOE. Como considero que nadie quiere ofender a nadie, pongamos que esta última postura no es real, pues faltaría a la verdad y demostraría que además del hijo puta de Esperanza Aguirre, en este país habría unos cuantos más.
Con todo lo expuesto anteriormente la conclusión es evidente:  ¡majete!, lo mejor que podías hacer es callarte la boquita, dejar de decir estupideces y trabajar por la gente que te ha aupado a la presidencia de la CEOE. El resto, una muestra más de incompetencia por parte de este mal orador y peor intelectual, que intenta focalizar la atención en lugares remotos para no tener que rendir cuentas. Espero, lo sé, que todos los empresarios en España no sean tan peculiares como el tipo al que he dedicado la entrada, o como su antecesor, malos ejemplos ambos cuando se trata de gestionar intereses comunes, y en el caso del que se tuvo que largar, mal ejemplo incluso de gestión de sus propios recursos privados.
Igualmente espero que, dentro de un tiempo, este  humilde bloguero no considere necesario volver a perder su tiempo escribiendo sobre un tipo que se dedica a esparcir mierda, cuando tiene su casa hasta los topes de heces de todo tipo y condición, algunas de ellas ya coprolitos (fosilizadas) por su larga existencia. Lo espero fervientemente, porque supondría que la cosa ha mejorado para todos y porque, de la misma manera, nadie  pierde su tiempo, por muy jerifalte de los empresarios que sea, y se lo hace perder a los demás, hablando y no cumpliendo con sus obligaciones.
Un saludo.

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