domingo, 20 de enero de 2013

BREVE MANUAL PARA SOBREVIVIR EN LA POLÍTICA PATRIA

Esta entrada intentará guiar al amable lector por el intrincado mundo de la política nacional. Desde la más absoluta modestia, intentaremos que el amable lector tenga un referente para comprender y, si es menester, participar en el digno arte de la politica patria. Para ello, y siempre con ánimo divulgativo, nos permitimos ofrecer una serie de consejos y referentes que ayudarán a comprender o, si se da el caso, participar de manera activa, en el mundo de la política, tan injustamente denostado en nuestro días por botarates y envidiosos incapaces, exentos de la visión altruista que caracteriza a toda la tropa que en nuestra nación se dedica a la cosa pública.
No parece buena idea extenderse en la presentación de esta entrada, por lo que abordaremos el asunto que nos traemos entre mano sin más demora.
Imagine el amigo lector que desea conocer o participar de la vida política de cierta parte de España a la que, por ejemplo, unos nacionalistas cualesquiera denominan Paisos Catalans, que vete tú a saber que es eso (aunque algunos dicen que se trata de Cataluña, las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana), pero que promete como sitio donde la política se ejerce con vigor y eficacia. Sepa el amable lector que en dicho lugar entraña cierto peligro pertenecer a la política en su nivel autonómico, pues, de una u otra manera, todos los dirigentes relacionados con el poder acaban en los tribunales, o cerca de ellos, debido a que la gestión desprendida y desinteresada de los servidores públicos no cae bien a ciertos jueces y medios de comunicación. Es más, si el presidente de un partido de derechas va a apoyar, sin fisuras, al presidente de la autonomía de una de las regiones de los citados Paisos, huya. En breve las rencillas e intrigas de Madrid conseguirán que estos prohombres autonómicos acaben encausados con cualquier excusa. No parece buen lugar un parlamento autónomo de estos lugares de ensueño para la vida de un político actual o de uno en ciernes. Diría más, si tiene la idea el lector de fundar un partido pequeño, de carácter regional, absténgase de que el nombre de la citada formación política comience con la palabra Unió. Las experiencias, en Cataluña y en Mallorca, han sido nefastas para los honrados hombres y mujeres que han sostenido con su esfuerzo y desinterés estas agrupaciones políticas. La envidia, la incomprensión, la necedad han llegado, incluso, a dar con los huesos en la cárcel de una de las políticas ejemplares, M. A. Munar. Dios perdone a todas estas malvadas personas.



Sea usted político de los Paisos Catalans, hijo de político influyente, o político de los de amiga folclórica, no parece oportuno el uso de bolsas para transportar dinero, especialmente cuando la churri con la que has salido durante cierto tiempo lo sabe todo y acaba siendo cambiada por otra, más vistosa o con más bigote. Eso igual da. Se han observado casos de antiguas parejas despechadas que han achacado a estos próceres de la política el uso de bolsas para acarrear dinero a paraísos fiscales. Por lo prevenimos a nuestros políticos, presentes y futuros, sobre el uso indebido de parejas resentidas y de bolsas, seguramente llenas de papeles del trabajo, que pueden generar confusión y malos entendidos.
Uno de los dichos más populares en política suscribe que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Nada más incierto en nuestra vieja piel de toro. Nadie podrá achacar al hecho de que un partido permanezca treinta años en el poder autonómico la corrupción en su feudo. El dinero, que está ahí para gastarlo, fluye en beneficio de todos, especialmente de aquellos que quieren jubilarse pronto. ¿Qué algunos se lo gastan en prostitutas y farlopa? En todos las familias hay putañeros y viciosos. Es más, recoger a este tipo de  personas en el seno de una organización política debería considerarse una labor social. Pero claro, ¡qué fácil es desacreditar!
También resulta peliagudo el aspecto de las viviendas, habituales y las de vacaciones. Si usted pretende ser, por ejemplo, presidente autonómico y vive en un cigarral que no figura a su nombre o su vivienda habitual de vacaciones tiene un precio de alquiler ridículo comenzarán las sospechas. Lo lógico es elogiar la capacidad de estos prohombres, y promujeres, que con su exiguo sueldo consiguen estas gangas. Pues no. Todo el mundo a degüello contra estos hábiles gestores de lo suyo y de lo común.


Lo sé, el amable lector se encontrará desolado por la maledicencia del personal. Estos honrados político vituperados, sin razón  alguna, por la plebe, deseosa de sangre y de escarnio. Pero, por desgracia, no sólo en el ámbito autonómico encontramos ejemplos de como el poblacho desprecia a los esforzados trabajadores de la política. Veamos por ejemplo lo que ocurre en las diputaciones provinciales, esas entidades donde el trabajo y dedicación de los políticos sólo se ve recompensada por la satisfacción que sienten al realizar su trabajo, al realizar el bien común. De qué otra manera se puede explicar que  José Luis Baltar, ex presidente de la Diputación de Orense, ese "cacique bueno", según sus propias palabras, tenga problemas con la Justicia por el mero hecho de conseguir trabajo para gente necesitada del mismo, cosa que él sabía porque conocía personalmente a la mayoría de las personas empleadas. Ni ser un samaritano parece estar bien visto por la sociedad en estos momentos.
Lo que tiene que estar pasando en estos momentos otro insigne, y afortunado, político como Carlos Fabra, inventor, además de político, de cuestiones como los aeropuertos para pasear, mérito que jamás se le reconocerá. Este santo varón, elegido por el Señor (de qué otra forma se puede explicar sino que haya sido agraciado varias veces con el premio gordo de la lotería), sufre las iras y frustraciones de una parte considerable del populacho por ser un adelantado a su época, inventando el aeropuerto para pasear. Incomprensión, miseria moral... es todo lo que pueden ofrecer los críticos con este venerable anciano de aspectos y formas envidiables. Por lo que recomendamos al lector que, si decide encauzar su vida a la política se abstenga de crear aeropuertos (qué se jodan y vayan en coche o a pie a los sitios) y aléjese de las administraciones de lotería, que sólo pueden generarle problemas.
Concluiremos con otro ejemplo de incomprensión pública hacia el político, que podrá dar alguna pista de actuación al, casi seguro, escandalizado lector. El chófer del presidente de la Diputación de Málaga, que se embolsa la justa, y posiblemente insuficiente, cantidad de 54.000 euros brutos al año. Las malas lenguas ya han cargado contra él y contra el presidente que el nombró. Pero ninguno ha querido escuchar que además de chófer es asesor aúlico del citado presidente, asesorándole sobre cualquier asunto sin necesidad de realizar llamadas ni Dios que la fundó. Chófer y asesor. 54.000 euros, un chollo.


El asunto de los conductores de cargos públicos es recurrente para todos aquellos que deciden cargar contra la política y sus protagonistas. Uno recuerda como desacreditaron al Presidente de la Asamblea de Extremadura por elegir a un primo como conductor personal. El buen hombre aclaró que tal decisión la había tomado por la necesidad que tenía de hablar por teléfono con su familia y que en el sitio donde lo podía hacer con mayor libertad era en su coche oficial, por lo que, si contrataba a un familiar, las conversaciones que pudiera escuchar quedarían en casa. Un argumento impecable. Pues no. Los tipos que se dedican a tocar las narices empezaron a hablar de nepotismo, desvergüenza y la retahíla de siempre. ¡Gentuza! ¡Cuánto daño hacen a los servidores públicos, y a la familia, esta gentuza!
Lo de tener chófer y recoger a gente, por caridad, en los trayectos puede resultar algo más que problemático. Imagínese el atento lector que usted decide ser ministro de cualquier cosa y en el trayecto descubre a un pobre empresario en una gasolinera. El empresario se encuentra despistado respecto a ciertos asuntos y le pide, a usted, ya ministro, que le asesore al respecto. Cualquier ser caritativo no dudaría en echarle una mano al perdido emprendedor. Pues, de nuevo, la chusma le acusaría de golfo, de favorecer a un pobre empresario, de la muerte de Manolete. Se agotan los calificativos para describir a estos ciudadanos de moral espuria, que buscan en la descalificación y deformación de la realidad su modus vivendi. Entenderá ahora el amable lector la necesidad de que el país tenga aeropuertos por doquier, evitando de esta manera que los coches oficiales tengan que repostar en cualquier lugar donde pueda haber un empresario necesitado de pautas para desenvolverse en el intricado mundo actual.
Pero, lo más probable, es que al lector lo que más le interese sea la política municipal, la más cercana. En este campo tan específico también existen problemas de comprensión, que enfangan la vida municipal. Los ejemplos son innumerables: alcaldes que favoreciendo el empleo, facilitando que ciertas empresas consigan las concesiones en litigio, son acusados de corrupción. Concejales que deben dimitir por favorecer que la población para la que trabajan crezca, gracias a la construcción a troche y moche de viviendas, que conseguirán que vivan más vecinos en su localidad y que, por tanto, los habitantes de toda la vida puedan relacionarse con más gente... Ejemplos de como la labor política es denigrada sin motivo alguno que no sea las ganas de manipular la realidad. Se ha dado el caso (se lo puedo jurar, amable lector) de ediles que han tenido que dimitir por la aparición de noticias interesadas, que desfiguraban el rostro de la realidad con la única intención de hacer caer a algún honesto y cabal representante de la ciudadanía. Afortunadamente estos casos son los menos y los políticos, tome nota todo aquel que esté interesado en hacer carrera en la política, aguantan todas estas embestidas, aferrados al sillón, cual Ulises al mástil de su embarcación.
Pero la inquina del malévolo personal no se ciñe sólo al momento en que los honestos profesionales de la cosa pública ejercen como representantes electos. Uno recuerda como honestos ex políticos han sido acusados de alcanzar ciertos empleos en la empresa privada gracias a haber sido políticos, ejerciendo sus labores de tal en sectores relacionados con los de las empresas que les han contratado. Incluso se han producido casos de familiares de cargos electos, que han sido criticados por ocupar determinados cargos.  ¡La repanocha! Efectivamente, amigo lector, la maldad de ciertos ciudadanos no tiene fin, no dejando vivir tranquilos a estas abnegadas personas ni cuando han abandonada su trabajo de cara al público. Por no hablar de la felonía que supone atacar a la familia, no valorando los méritos de mujeres, hijos, primos, sobrinos, hermanos... Parece que los vocingleros no ven en los familiares gente capaz, de amplia experiencia, capaces de abordar cualquier empresa que se propongan.
Concluyo este breve manual, no deseo agotar al sufrido lector, que espero haya servido para que usted, que está leyendo estas líneas haya tomado conciencia de lo que supone trabajar en la política patria. Personalmente le recomendaría que huyera de tal actividad, los sufrimientos no compensan. Pero sí aún así desea emprender tal actividad, sepa que contará con toda mi comprensión, que será, al menos, tan grande como la que ha tenido Mariano Rajoy Brey con el ex tesorero de su partido, el Partido Popular.
Un saludo.

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