lunes, 10 de julio de 2017

MICRORRELATOS

Enterrado bajo varios metros de nieve, en una perdida zona del Himalaya, sabía que moriría en breve. Había conseguido sobrevivir, en un primer momento, al alud, pero sabía que la gruesa capa nívea acabaría convirtiéndose en su sepultura. Su último pensamiento fue para su hijo. Deseó con todas sus fuerzas que él fuese capaz de ser el primer el ser humano en coronar, por aquella vía que a él le iba costar la vía, la montaña en la que estaba abandonando la vida.



Ella se enamoró de su profesor de su Biología. Él se dio cuenta y aceptó el reto. Ellos acabaron convirtiéndose en pareja. Ella se sintió orgullosa de conquistar a un hombre mucho más mayor y de gran cultura. 
Unos años después una alumna se enamoró de su profesor de Biología. Él se dio cuenta y aceptó el reto. Ellos acabaron convirtiéndose en pareja. Él se sintió orgulloso de seguir conquistando a mujeres jóvenes y atractivas.




Se comprometía a devolver todo lo cobrado. No tenía ningún problema en ello. En la publicidad de su negocio aparecía con letra destacada: "En caso de no satisfacer sus expectativas devolvemos el dinero recibido". Sin embargo, el furioso cliente no parece tener bastante con lo pecuniario. La predicción del adivino le empujó a tomar unas decisiones que se demostraron erróneas y que habían convertido su existencia en un infierno. Ahora, el iracundo reclamante, sabiendo que no podría recuperar su anterior vida , sólo quería cobrarse, cuchillo en mano, su deuda, acabando con la de la persona que había utilizado las cartas para destrozar la suya.




Estudió Filosofía porque le apasionaban cuestiones como el bien o el mal. Llevaba años, más de dos décadas, leyendo y escribiendo sobre estos conceptos, sintiéndose uno de los mayores expertos sobre el tema. Durante el proceso de divorcio pudo comprobar como un abogado sin escrúpulos y una expareja despechada y ambiciosa, aprendió que el amor puede convertirse en una forma de mal poderosa y destructiva.




Luchó duro para que su pequeño país lograse la independencia. Varios años de cárcel, reuniones clandestinas, golpes recibidos en comisaria... Y hoy, logrado el objetivo, situado frente al televisor comprueba que entre los ministros  del nuevo Gobierno de su país se encuentra su antiguo jefe, el mismo que le hizo la vida imposible a él por su nacionalismo y que, hasta hace bien poco, se alienaba con los ocupantes de su país. 




Comprobó que todo se encontraba en su sitio. Rezó por última vez. Cuando vio a su hijo bailando, a unos pocos metros de él, no pudo hacer nada. Acababa de activar el mecanismo de activación de su cinturón explosivo. 

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