jueves, 22 de marzo de 2018

FEMINISMO (II)

España, este país donde vivimos es uno de los más seguros del mundo, como se puede ver en este informe de ACNUR, donde figuramos en el puesto veintetrés de los países más seguros del mundo.

https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/eventos/cuales-son-los-paises-mas-seguros-del-mundo


Pero, por si eso fuera poco, España es el quinto país del mundo más seguro para las mujeres.

https://es.statista.com/grafico/11772/espana-quinto-mejor-pais-del-mundo-para-nacer-mujer-segun-un-estudio/

Añadido a todo ello somos un país en el que el número de asesinatos es de los más bajo del mundo. A pesar de que lo que podamos pensar por casos como el reciente del niño brutalmente asesinado en Almería, por la actual pareja de su padre, o de casos como el de la madre que hace unos días asesinó a su hijo recién nacido.

http://www.cope.es/noticias/madrid/una-mujer-mata-bebe-oculta-cadaver-armario_175114

Entonces, ¿por qué desde un parte del feminismo se habla de una violencia generalizada hacia las mujeres?
Para explicarlo nos vamos a ir a la acera contraria, cuya forma de pensar y de actuar resulta idéntica a la gente que desde el feminismo lanza esta idea, y vamos a utilizar el ejemplo de la percepción que tiene cierta gente de la derecha de los inmigrantes.
Como es sabido, cierto sector de la ciudadanía defiende que los inmigrantes, especialmente los procedentes de ciertos lugares, vienen a España a delinquir, asociando inmigración a delincuencia. Sin embargo, si vamos a las estadísticas, nos encontramos con que de los más de 4.400.000 inmigrantes que hay censados en España, sólo hay algo más de 17.000 inmigrantes cumpliendo condena en las cárceles españolas. Los datos, de nuevo, demuestran que ser inmigrante no implica ser delincuente y que una información distorsionada, resaltando hechos puntuales e inconexos, ayuda a adquirir una percepción falsa de la realidad, buscando con ello la adhesión a una causa.
De hecho, yo he hecho algo parecido hace un momento. El lector se habrá dado cuenta de que he citado dos asesinatos de mujeres a niños, como excepción a la baja tasa de homicidios en este país. Imagine el lector que cada vez que hay un asesinato de niños por parte de una mujer se utilizase como excusa para hablar de violencia femenina contra los niños. Pues esta es la estrategia de esta gente.
El caso de Pepa Bueno es un claro ejemplo. Lo que pasa a que, a veces, de tanto forzar la máquina e intentar que la realidad cuadre con sus tesis, se olvida de que estudió periodismo. Por eso, cuando tras denunciar a bombo y platillo casos de violación múltiple, dos en los últimos tiempos, y demostrarse que nada tuvieron de violación, en vez de rectificar, pedir disculpas a los oyentes, y revisar su práctica profesional, apareja su metedura de pata a la condena de un tuitero por sus opiniones y, en el segundo caso, aparece un tipo de la SER de Miranda diciendo, sin pruebas, que los que antes tildaba de violadores, al menos, sabían que era menor de edad. Eso sí, todo ello sin prueba alguna.
Todo ello será desarrollado en la entrega donde se abordará lo que se denomina violencia de género o, violencia machista.
Aunque no me gustaría acabar este apartado sin aportar una nota de humor. En los últimos tiempos parece que todo es pecado, al menos si se hace público. Esta actitud extrema, que ha provocado quejas en las mujeres afectadas (véase, por ejemplo, las azafatas de la Fórmula 1, que han perdido una forma de ganar un dinero fácil y rápido), ha llegado a extremos surrealistas. Cuando hace algo más de un año se pudo escuchar esto en televisión.



No me cabía duda, si aún la albergaba, de que la cosa se nos estaba yendo de las manos. Estuve a punto de buscar una dirección de correo electrónico de esta mujer que cambió de partido, cuando vio que el suyo se hundía, para tranquilizarla. Parece claro que ella no debía temer que nadie la  piropeara. Incluso aunque yendo a la ONCE, debería estar tranquila, casi seguro nadie iba a piropearla si había hablado antes. Aunque, lo reconozco, hubo gente que tuvo ideas más solidarias que la mía.




Aunque, tal vez, esta anécdota, realizada para quitar hierro al asunto, ilustre a la perfección en que consiste este movimiento: en percepciones, en buscar culpables difusos y, ¡como no!, en una cierta superioridad moral (intelectual no, como salta a la vista) que se arrogan estas personas.
Esta superioridad moral se traduce, cuando lanzan su mensaje al público en una absurda proclama: las mujeres son superiores a los hombres y cuando llegan arriba lo hacen con sus esfuerzo.
En primer lugar parece ser que todas las mujeres son magníficas y realizan su trabajo a la perfección. Podría contar mi experiencia al respecto, pero vamos a utilizar los hechos para desmontar esta falsa, y absurda, hipótesis. Comencemos por una realidad que dejará retratada a las propias mujeres que defienden esta teoría:
Imaginemos un puesto ocupado por mujeres, por ejemplo, una alcaldía como la Madrid, ocupada por dos mujeres de manera sucesiva en las últimas legislaturas (la segunda ciudad española por número de habitantes, Barcelona, también está dirigida por otra mujer). En función de la ideología que el lector tenga pensará que una de las dos realiza o realizó una excelente labor y la otra ejerce o ejerció su cargo de manera nefasta. Resulta obvio que la gente que defiende que la mujer es mejor por el mero hecho de tener dos cromosomas XX se identifican con una de ellas y no con la otra. De igual manera repudiarían a personajes como Esperanza Aguirre, María Dolores de Cospedal, la oportunista Inés Arrimadas o Cristina Cifuentes (la verdad, yo tampoco tendría nada en común con ellas si fuese mujer). Sin embargo, esas mujeres representan lo que las feministas defienden: el triunfo en lo suyo.
Fuera del ámbito de la Política, también podemos encontrar ejemplos que desmienten que todas las mujeres que han llegado a ocupar un puesto importante o han tenido un reconocimiento por su labor , lo han conseguido por su capacidad y que han tenido que luchar más que los hombres.
No parece que haya ciertas mujeres que hayan tenido que sortear los obstáculos que les pone un mundo machista para llegar a la cima. Me vienen a la memoria casos como la hija de Emilio Botín,  la de Francisco González, la de Amancio Ortega, las Koplowitz... Parece que en la cima del poder económico no hay tanto problema para las mujeres.
Por otra parte, existen casos sangrantes de mujeres que han llegado a ocupar un lugar importante en la sociedad, debido a su esfuerzo, que demuestran ser unas perfectas incapaces:

http://www.lavanguardia.com/vida/20180309/441375992061/los-medicos-reprueban-una-conferencia-del-cabildo-que-liga-autismo-y-wifi.html


O estas dos feministas, apoyadas por CCOO, que ha conseguido una respuesta bastante generalizada entre los profesionales de la docencia, que lanzan afirmaciones sin conocer el día de los centros, por mucho que una de las autoras trabaje en una Facultad de Educación y la otra se proclame educadora.

http://www.te-feccoo.es/2018/02/15/breve-decalogo-de-ideas-para-una-escuela-feminista/

Por cierto, la profesora universitaria no tiene ni idea de cuál es la función real de la Escuela. Creo que resulta peligroso, en especial para las personas con menos posibilidades de la sociedad, que ciertas personas accedan a ciertos puestos.
Pero no sólo hablamos de profesionales con alta cualificación. Existen casos aún más sangrantes, como la de la mujer que recibió el Premio Nobel de la Paz y ahora calla cuando los budistas, los suyos, están cometiendo un genocidio con los habitantes rohinya, musulmanes, de su país.

https://www.nytimes.com/es/2017/09/13/rohinya-birmania-daw-aung-san-suu-kyi/

No. Las mujeres no son ni peores ni mejores que los hombres en sus trabajos. Hay mujeres muy buenas en sus trabajos y hombres muy buenos, así como existen mujeres ineptas y hombres ineptos.. Y sobre lo de luchar para llegar arriba, tal vez, sólo tal vez, si eres hijo o hija de un multimillonario todo sea más fácil. Pero eso no les interesa decirlo a ciertas feministas, porque su lucha no es por la igualdad de oportunidades para todas de las personas. Su lucha es  por lo que sea...
Antes de concluir vamos a desmontar otro mito: el de las madres, que lo son buenas por el mero hecho de ser madre.
Cuando escribo esto me acuerdo de las palabras de un amigo que lleva muchos años trabajando en Servicios Sociales con menores: "Lo primero que le digo a la gente que empieza en esto es que el instinto maternal o paternal no existe". Y, por desgracia, en determinados casos resulta cierto. Pero antes de seguir veamos un par de tablas estadísticas del Centro Reina Sofia





Como se puede observar las agresiones se producen en un mayor porcentaje por parte de mueres y los niños sufren en un porcentaje algo mayor estas terribles situaciones que las niñas.
No voy a hacer mayores comentarios al respecto, pues este tema, junto con otros, que se ocultan, cuando no se tergiversan, será tratado cuando hablemos de la violencia de género.
Sin embargo, a modo de reflexión final, deberíamos pensar que interés tienen ciertas asociaciones y personajes en extender una imagen de mujer superheroína y un hombre insensible y cruel. Uno, que es apasionado de la Historia, ve similitudes entre esta estrategia y, por ejemplo, la de los nazis. Primero se culpa a alguien de todos los males, después se le denigra de manera repetida, siguiendo los once principios que Goebbels dictó. Se termina tratando a ese colectivo como algo infame, que no merece respeto alguno y se termina... Se termina como veremos en la próxima entrada.
Un saludo.

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