lunes, 26 de marzo de 2018

FEMINISMO (IV y última)

Parece llegado el momento de llegar a conclusiones, tras la gran cantidad de datos aportados, muchos de ellos extraísdos de de organismos oficiales, que parecen pintar un panorama bastante distinto al que las Pepa Bueno, Barbisjaputas, AnitasBotwin, las que se parapetan bajo el nombre de Thermis y demás tropa nos presentan.
Toda esta gente nos presenta a la mujer como un ser desvalido (menos ellas, por supuesto), en manos del hombre, despiadado y cruel. Por supuesto, todo ello huele a esencia de nacionalcatolicismo (muchos aún no se han quitado esa forma de pensar de su fuero interno). Situar a la mujer como un ser débil, incapaz de decidir por sí misma y sometida al hombre, constituye una caricatura de la realidad. Una caricatura de la realidad interesada, que cierta gente, con pocas luces e igual de totalitarista que los Herrero Oria o los Gomá, llevan hasta sus últimas consecuencias:



Pilar Primo de Rivera tiene que estar partiéndose de risa en su tumba. Aunque, por suerte, hay mujeres, con mucha experiencia, que saben que estas feministas de tercera generación son una vuelta al pasado más oscuro y retrógado:

https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/mujeres-artistas-e-intelectuales-francesas-critican-el-puritanismo-de-la-campana-contra-acoso/10004-3486918

Tal vez el mejor diagnóstico de todo este moralismo progre haya aparecido en esta página de la revista Mongolia




Una de las cuestiones que parece sostener el argumentario de las feministas de tercera generación es el tema de la violencia de género. Como hemos visto, la cuestión no se debe a eso que llama heteropatriarcado, produciéndose violencia en todo tipo de relaciones, incluidas la de las madres hacia los hijos, ver segunda y tercera parte de Feminismo, entre parejas lesbianas, ver tercera parte de Feminismo, e, incluso, mujeres matan a hombres que eran parejas o exparejas suyas, ver tercera parte Feminismo. Entonces, ¿por qué fijar la vista sólo en parte del problema? Puede que la respuesta la tengamos en esta majadería protagonizada por Carles Francino:

http://cadenaser.com/programa/2016/10/26/la_ventana/1477481515_946742.html

Esta metedura de pata, que bien podría haberle costado el puesto, deja entrever lo que ocurre con estos apóstoles del nuevo feminismo (que no buscan la igualdad).
En primer lugar dan credibilidad a todo lo que diga una mujer contra un hombre, llegando un tipo que se denomina periodista a no contrastar las fuentes.
Cuando se demuestra que el fulano es un mal profesional habla de un terrible problema que jamás se toma la molestia de analizar a fondo (véase Feminismo III).
A cambio de esa contribución a la "causa" recibe premios de asociaciones ¿feministas?
Parece que está claro, se trata de presentar a las mujeres siempre como víctimas de unos monstruos difusos, criados en el machismo y el heteropatriarcado. El heteropatriarcado sirve igual para justificar un baile nacionalcatólico, como el de arriba, como para tapar la incompetencia periodística. Pero, ¿qué es el heteropatriarcado?
Una cosa parece obvia, las sociedades en las que vivimos hasta ahora son patriarcales. A partir de aquí, el heteropatriarcado es algo etéreo, que igual sirve para buscar la causa de una muerte que para quejarse porque te dejan pasar primero, por la mala educación de un tipo que se espatarra en un transporte público o por el lenguaje. Obviamente, el heteropatriarcado (término absurdo, pues existe la palabra patriarcado) sirve para justificar lo que le da la gana a unos iluminados que profesan una religión basada en distinguir entre buenos y malos. Estos malos no siempre deben ser hombres, las mujeres que opinan que estos profetas son unas iluminadas. Por supuesto hay una palabra que califica todo lo que no les gusta a estas nuevas feministas: machista. Resulta obvio que si cierta gente te califica de machista lo hace porque tiene un Master en machismo, feminismo, un doctorado en Sociología y otro en Psicología Social; aunque, lo más frecuente, es que se traten de personajes venidos a más, como la auxiliar de vuelo que se esconde bajo el pseudónimio Barbijaputa.
Volviendo al lenguaje, me gustaría que el lector viese este tuit:



Este tuit viene provocado por una entrevista a una mujer que profesa el Corán y que se declara feminista

https://elpais.com/elpais/2018/03/12/mujeres/1520868364_462914.html

Por supuesto defiende que el Corán no defiende la discriminación, pero como todas las religiones, son interpretadas como a cada uno le interesa. Ella no ve discrimatorio que por ser mujer tengas que ponerte un velo. Curioso concepto de machismo. Por supuesto, que se olvida del papel secundario de las mujeres en casi todos los países islámicos (también se olvida de que Mahoma se casó con una niña), pero habla de lenguaje inclusivo. Pero, como dice el tuit de manera muy acertada, las formas, el lenguaje, nada tienen que ver con la igualdad real. Sin embargo, existe cierta gente que insiste en ello. ¿Sabe el lector cuánto dinero PÚBLICO  se gasta en pagar a personas que van hablando por centros educativos, que publican folletos o dan charlas defendiendo que el lenguaje es machista, no inclusivo y otro tipo de ocurrencias similares? Algo parecido sucede con otros temas, atribuyendo en exclusiva ciertas conductas a los hombres, por ejemplo el tema de los celos, que, como se ha visto en el asesinato de un niño hace bien poco, no resulta una característica diferenciadora de los hombres. Incluso en sus extremos más patológicos. Los celos pueden llegar a ser un infierno en una relación, pero no resultan exclusivos de hombres o de mujeres.
Pero sabe, querido lector, la publicidad institucional, esa que pagan las administraciones, que pagamos entre todos, a los medios de comunicación y  a otras entidades, es un buen reclamo para no profundizar. Leía que antes de la crisis algún grupo de comunicación, el grupo Vocento, llegaba a recibir un 10% de sus ingresos gracias a la publicidad institucional. De nuevo dinero público, de todos, para unos pocos.
Esta gente, muy orgullosa de haberse conocido a sí misma, intenta desvirtuar todo, incluido el deporte.En los últimos tiempos se ha puesto muy de moda comparar los éxitos de las mujeres y los de los hombres. Las mujeres han conseguido tantas medallas y los hombres menos. Esta comparación es tan absurda como los personajes que la hacen. Los que practicamos deportes sabemos que competimos, en primer lugar, contra nosotros mismos, llegando siempre un poco más allá o, en mi caso, no perdiendo mucho con el paso de la edad. Por si eso fuera poco, los deportistas suelen competir contra otros deportistas de su mismo sexo, excepto en Hípica y o en curling. Por tanto, establecer comparaciones entre hombres y mujeres parece un poco chusco. Uno imagina que Garbiñe Muguruza prefirió tener en la final de Wimbledon del año pasado a Venus Williams que a Rafa Nadal. Han convertido una práctica necesaria para el bienestar de la gente en una pretendida lucha de sexos.Parece mucho más normal tomar nota de lo que realiza la Federación Española de Baloncesto, donde en las categorías masculinas y femeninas, tanto en las inferiores como en las absolutas, los éxitos son continuos.
Ya hemos visto en la entrada anterior que el tema de la violencia de género no es algo tan simple como aquello que nos quieren vender. Pero desde muchas estancias, políticos incluidos, se habla de erradicar la violencia de género. Para los políticos es algo muy cómodo: nadie pide responsabilidades reales por las propuestas. En general basta con prometer medidas y repartir dinero público entre asociaciones feministas y de expertos, que, en algunos casos, como vimos en la entrada anterior contratan a gente que poco ejemplo pueden dar o, como hemos visto con el lenguaje, basan sus argumentos en cuestiones falsas.
Uno de los argumentos que esgrimen las feministas de tercera generación es que desean acabar con todas las muertes del machismo. Yo también. De hecho desde que Hammurabi realizó su código acabar con las muertes, los robos... es uno de los empeños de todos los códigos legales. Pero, por desgracia, las cárceles siguen llenas a día de hoy, casi tres mil años después. Cuando escucho esto me acuerdo de esa campaña absurda que lanzó un grupo de comunicación que buscaba conseguir 0 accidentes de tráfico. Imposible. Por desgracia, como he dicho, seguirá habiendo asesinatos de todo tipo, robos, estafas, etc., porque el ser humano es imprevisible y siempre hay alguien dispuesto a salirse de la norma (y más, si como dice el estudio que aparece en la anterior entrada, el 45% de las muertes de mujeres a manos de sus parejas no tienen ningún antecedente de violencia). Lo que se debe perseguir es disminuir todo lo posible este problema. El ejemplo lo tenemos con los muertos en accidentes de tráfico, que han disminuido todo lo posible, hasta alcanzar un mínimo, que parece está generando un pequeño rebote en el número de víctimas por esta causa. Este mismo ejemplo lo encontramos en el número de asesinatos cometido en este país, que han descendido de más de mil al año a unos trescientos, tras una campaña para disminuir estos hechos delictivos. Resulta obvio que para disminuir la violencia de género hablar del heteropatriarcado no sirve. Se deben analizar datos, realizar investigaciones serias, dejando de derrochar dinero dinero de todos en majaderías. Obviamente, esto implicaría que mucha gente iba a perder subvenciones y muchas gente iba a perder su modus vivendi. Como diría mi padre: ¡Que se vayan a picar piedra! Esa gente está malgastando el dinero de todos y eso, queridas feministas 3.0 supone robar, entre otros, a las mujeres o a personas con discapacidad:

http://www.hoy.es/extremadura/sentimos-rabia-quitan-20180307003826-ntvo.html

Sin embargo, el dinero para asociaciones feministas y para cuestiones relacionadas con la mujer en el ámbito rural no deja de fluir. ¿Quién controla en realidad la finalidad de todo ese gasto y, sobre todo, su rentabilidad? (Cuando releo esto me acuerdo de lo que me dijo una amiga sobre las inversiones de dinero público en emprendedores, el poco control de ese dinero y los escasos resultados de dichas inversiones. Y me lo dijo alguien que participaba en esos proyectos).
Aunque me he sentido tentado no voy a restregar que entre esas personas con discapacidad que han visto recortados sus servicios, o la posibilidad de vivir con la persona que aman, existen mujeres, a las que ninguna asociación feminista de tercera generación defenderá. No se trata de hacer amarillismo como ellos.
Resulta obvio que toda esta gente tan maravillosa jamás se plantarán delante de un prostíbulo donde sepan que tienen mujeres esclavizadas (si lo hacen, por favor avísenme, porque contarán conmigo) para luchar por erradicar algo tan horrible como la esclavitud de mujeres, sólo por el mero hecho de ser mujeres. Desde sus despachos o parapetados detrás de un teléfono de última generación se encargarán de criminalizar a todo aquel que no piense como ellos y no sólo eso, de negar la capacidad de reinserción de alguien condenado por violencia de género, aunque sea por un insulto, como vimos en la anterior entrada o de condenarle de antemano, obviando la presunción de inocencia que diferencia a un estado de derecho de, por ejemplo, a un estado como la España de Franco. Eso sí, si el acusado es colega, no dudaremos en llevarlo a donde sea a defenderse, como hizo Pepa Buena con su amiguete el exministro del que hablamos en el anterior post.
Por todo ello, no me cabe duda de que todo este movimiento feminista de tercera generación, de profundas raíces neoliberales y elitista, no se encarga de velar por la igualdad, sino por algo bien distinto. El ideal de mujer triunfadora que venden, basado en el ideal calvinista que inspiró el Capitalismo y a entidades como el Opus Dei, deja bien a las claras que todo gira en torno al triunfo en el mundo laboral, minimizando hasta el ridículo otros aspectos. No se trata de liberar a las mujeres de nada. Más bien pretenden imponer una visión del mundo. Están en su derecho de hacerlo, pero lo que parece hipócrita es desvirtuar la realidad, criminalizar a otros seres por su sexo, contraviniendo sus derechos fundamentales y aprovecharse del dinero ajeno para implantar su doctrina.
Fruto de esa doctrina se hizo un simulacro de huelga el 8-M que, de manera obvia, sólo sirvió para calibrar a cuanta gente se podía sacar a la calle e intentar imponer un mensaje único. El problema es que todo ello acabó siendo desenmascarado por sí mismo. Cuando la nieta de un dictador genocida reivindica a su abuelo como feminista:


O cuando ponen como ejemplo de lucha por la igualdad a una mujer que debe todo lo que es a casarse con un hombre, a una mujer, de familia franquista, que hace un par de semanas intentaba convencer a una anciana de que Podemos era mala y otra que no hizo el programa el 8 M porque nadie quería hacer el programa.



O cuando alguien, que si que ha sido igualitario, al menos para ciertas cuestiones, se olvida del pasado.


O cuando alguien, con 30 años, se queja de que le descuenten un día de huelga



O, en fin, cuando a la gente se le va la pinza y debería recibir terapia.


Por cierto, el tal Moha es el que anda lecciones sobre lo racistas que somos.
O cuando el Presidente del Gobierno, el que debe actuar para aquellas desigualdades desaparezcan, está de acuerdo con la huelga:

http://www.europapress.es/epsocial/igualdad/noticia-rajoy-acuerdo-reivindicacion-huelga-feminista-cree-aporta-mas-causa-trabajando-20180301113949.html

Tenemos lo que tenemos. Una performance, a mayor gloria de cuatro iluminados, que sirve para medir músculo, pero que en nada a cambiado las cosas. Vamos a poner ejemplos de actos que si han servido para cambiar algo:

http://www.elmundo.es/madrid/2017/11/07/5a01ff24268e3e1f638b45db.html

https://www.elperiodico.com/es/economia/20170629/estibadores-y-patronal-firman-un-acuerdo-que-pone-fin-a-la-huelga-en-los-puertos-6136477

https://www.efe.com/efe/espana/economia/desconvocada-la-huelga-de-maquinistas-en-renfe-tras-un-acuerdo-con-empresa/10003-3539272

http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2016/03/11/malaga-pone-10-dias-huelga/835110.html

Aquí la empresa ofreció mejoras, pero los trabajadores siguen en sus trece y luchan por conseguir lo que creen justo
http://www.eltelescopiodigital.com/index.php/es/san-fernando-de-henares/55427-los-trabajadores-de-amazon-no-desconvocan-la-huelga-tras-reunirse-con-la-empresa.html

Y podría seguir ad infinitum, pero no deseo aburrir al lector.
Sin embargo, este esperpento ha servido para desvirtuar todas aquellas huelgas, como las que figuran arriba, que sí que tiene objetivos claros y realizables y que tanto incomodan a los neoliberales. Tal vez esa sea la clave: estas caminatas solidarias sirven para desmovilizar a los trabajadores, haciendo creer a una parte de ellos que están haciendo algo para cambiar las cosas saliendo un rato a caminar con los colegas. Por supuesto esta troupe de "triunfadores" no van a ir a casa de la mujer, y del hombre, que trabaja por dos euros la hora a luchar con ellos, codo con codo, para cambiar las cosas. Es más, es posible que alguna de estas liberadoras de la mujer se codeen en algún acto con Patricia Botín o las Koplowitz. Pero, tranquilos, que ellas no denunciaran que algunas de estas triunfadoras lo son por cuestiones de genes, no de capacidad. Y no lo harán porque tienen mucho que perder.
Un saludo.

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