El amable lector habitual habrá observado que en este blog no ha aparecido comentario alguno sobre la elección del nuevo líder de la Iglesia Católica. No se trata de ninguna causalidad ni de ninguna estrategia calculada con frialdad y precisión suiza, líbreme Dios. En realidad no ha aparecido ninguna referencia en esta bitácora sobre tal asunto porque, con sinceridad, me importa una higa lo que un conjunto de ancianos decidan sobre el jefe que van a tener a partir de ahora. Me importa un pimiento si la decisión viene avalada por una paloma o por la defecación de dicho animal.
No resultará novedad alguna para el lector la noticia de que el ateísmo es mi creencia, o mi no creencia, y, por tanto, lo que ocurra dentro de una institución religiosa, especialmente en lo referido a la elección de su jefe, me la trae al pairo. Allá ellos con sus cuitas. Diría más, esta desafección por los hechos acaecidos últimamente en el microestado Vaticano, creo que constituye un acto de respeto hacia la libertad religiosa. Libertad religiosa pues ellos montan su fiesta como desean y los que no creemos en su historia les dejamos en paz. Aquí paz y después gloria. Lo único que pido es que los gerifaltes de esa Iglesia, una más de las muchas que hablan de un dios verdadero, y sus seguidores más ultras obren de igual manera y se dediquen a predicar su buena nueva de manera exclusiva entre sus seguidores, dejándonos a los demás en paz.
También considero que la lucha contra la pobreza, eso que muchos, creyentes o no, llamamos justicia, no debe ser considerada como propiedad exclusiva de un Papa, o de una religión. La justicia forma parte de la ética, por tanto sería de agradecer que si la jerarquía católica se sube al carro, cosa que dudo, aclararan que esta idea no es suya, y que además ellos han llegado los últimos a esta fiesta.
También considero que la lucha contra la pobreza, eso que muchos, creyentes o no, llamamos justicia, no debe ser considerada como propiedad exclusiva de un Papa, o de una religión. La justicia forma parte de la ética, por tanto sería de agradecer que si la jerarquía católica se sube al carro, cosa que dudo, aclararan que esta idea no es suya, y que además ellos han llegado los últimos a esta fiesta.
No creo que merezca la pena dedicar ni una línea más al asunto, por lo que, por una vez, voy a realizar una entrada corta de verdad.
Un saludo.
2 comentarios:
Lo malo es que ellos no actúan de igual modo, pues se inmiscuyen en todo aquello que les puede reportar algún tipo de beneficio económico, los famosos bienes terrenales que tanto codician en contra de lo que predican.
Hola, Piedra.
La entrada iba a ser más corta, pero decidí, a última hora, resaltar que la nueva imagen publicitaria que va a vender la iglesia, veremos durante cuanto tiempo, va a ser la de la pobreza. Pero, como bien dices, en el fondo, como cualquier otra religión, lo único que ansía es el poder terrenal, con todo lo que conlleva.
Un saludo.
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