domingo, 11 de diciembre de 2016

DIARIO DE UN MAESTRO GRUÑÓN (11-12-2016)

Se publicó el famoso informe PISA y ha dado mucho que hablar, como no podía ser menos.
Cuando pienso en lo que representa dicho informe no puedo evitar sentir ciertas contradicciones, que no consigo solventar, por muchas vueltas que le doy. 
Por una parte considero que está bastante bien que los medios de comunicación de masas y los políticos dediquen parte de su tiempo a hablar del sistema educativo. Por otro lado, no puedo evitar pensar que casi todos los que hablan, incluidos ciertos personajes que se nos presentan como expertos, no tienen ni la más repajolera idea de aquello sobre lo que pontifican. Lo que demuestra una teoría que tengo desde hace bastante tiempo: Sobre Educación, como del fútbol, todo el mundo sabe. Me hace gracia escuchar a contertulios y expertos varios defendiendo que Finlandia a descendido en la "clasificación" del informe PISA, cuando en el anterior informe, el de 2012, se encontraba en unas posiciones similares. Ni los datos se molestan en mirar.
También me genera una gran contradicción saber que la entidad encargada de realizar la evaluación de la calidad educativa de los diferentes sistemas sea, ni más ni menos, la OCDE. Una estructura supranacional cuyo carácter neoliberal, a veces contra viento y marea, atraviesa cada uno de sus actos. ¿Qué se mide? ¿La capacidad de formar obreros eficientes y sumisos? ¿Ciudadanos que cuestionen el orden económico establecido? ¿Formar personas para mejorar la competencia de sus ciudadanos, generando una mayor riqueza, fruto de esa competitividad? No lo sé.
Parece que la competitividad de un país y su puesto en las calificaciones PISA, no se encuentran estrechamente ligados. El tercer país más competitivo del mundo, que hasta hace no mucho ostentaba el número uno, EE.UU. figura a la par que España en los diferentes apartados. Suiza, el segundo país con mejor capacidad competitiva, con la excepción de en Matemáticas, tampoco obtiene calificaciones excepcionales (en lectura está por debajo de España).
Seguí dando vueltas y vueltas al asunto, escuchando mientras tanto a consejeros y presidentes autonómicos, vanagloriarse o justificarse por las puntuaciones del informe, hasta que di con un artículo, que  me pareció esclarecedor, el de uno de los mayores expertos sobre PISA en España, el sociólogo Julio Carabaña, que no dudó en desmitificar el informe citado, aportando datos. pero, el mejor es la propia introducción que aparece en todas las ediciones del informe PISA:

“Téngase en cuenta a la hora de interpretar estos datos que cuando un país está por encima de otro en las clasificaciones ello no se debe a las escuelas solamente, porque las puntuaciones PISA dependen de toda la experiencia vital de los individuos.”

¿Cómo? Entonces, ¿se determina la influencia de la escuela, las familias, el contexto... cuando se emite opinión sobre los sistemas educativos de cada país? No. 
¿Cuándo se aportan recomendaciones a los sistemas educativos, se hace también a otros subsistemas que interactúan con los niños y contribuyen a esa valoración final? No, porque el informe no se molesta en analizar esos subsistemas.
Lo más interesante del asunto fue seguir leyendo el artículo del citado sociólogo, en él, y en otros que leí a posteriori, se afirma que PISA mide aptitudes que no se enseñan en la escuela. Afirmación que me pareció absurda, hasta que leí que eran los propios miembros de PISA los que lo afirmaban. Reconozco que tuve que leer el artículo varias veces, porque no daba crédito a lo que leía.

http://www.eduglobal.cl/2016/12/07/pisa-mide-aptitudes-que-no-se-desarrollan-en-la-escuela/

Cuando, al fin, me convencí de lo que aparecía negro sobre blanco ante mí, me vino a la imagen el asunto de los test de inteligencia. ¿Qué mide un test de inteligencia? La inteligencia. ¿Qué es la inteligencia? Pues un constructo teórico que... Venga, vale: la capacidad de un individuo para resolver un problema. Pero un problema de su vida diaria, o un problema asociado al sistema escolar y a cierta situaciones standarizadas de la vida. Parece que mide lo que alguien considera importante, sin interesarse por el niño, sus vivencias, sus prioridades, su motivación.
 PISA se basa en lo mismo: queremos medir la literacia, que vete tú a saber lo que es, pero mientras miden lo que se enseña en las escuelas, que nada tiene que ver con su idea. Un galimatías de tres pares de narices. 
Creo que el Informe PISA se parece bastante a esas películas de intriga, que comienzan con un argumento buenísimo, pero que a media película ya hacen más aguas que el Titanic. Unos tipos se intentan apoderar del concepto de Educación y todos, durante unos días, tiemblan si los resultados no resultan ser lo esperados. 
Me da igual PISA, me dan igual las reformas educativas mágicas y los vendedores de métodos infalibles para ejercer la docencia. Me siento bien con mi eclecticismo a la hora de enseñar, y de aprender a enseñar. En el fondo creo que todo docente debe tener claro que su misión en esta historia de la enseñanza es:

  • Enseñar a hacer.
  • Enseñar a generalizar.
  • Mirar al alumno, intentar saber lo que piensa e, incluso, lo que siente, para comprenderle y que la adquisición de lo que pretendemos aprenda sea más fácil.
Pero, por hoy resulta suficiente, querido diario. Creo que estos tres puntos los desarrollaré el siguiente día, u otro, de manera más detallada. 

No hay comentarios: