domingo, 18 de diciembre de 2016

SIRIA, UN COMPLEJO ENTRAMADO

Desde hace cuatro o cinco semanas sentía la necesidad de escribir sobre la Guerra de Siria, que, como veremos más adelante, sólo forma parte de un conflicto más amplio y complejo. Durante este período he ido acumulando material, que he encontrado en diversos medios, hasta que, al fin, apareció, hace unos días, algo que consiguió, por sí solo, dar cuerpo a todo: la intervención de una reportera canadiense, curtida en la zona, que describe, en la O.N.U. la manipulación a las que nos someten los medios de comunicación occidentales. Sólo dos minutos... demoledores.




La misma niña rescatada en dos ciudades diferentes, con un mes de diferencia. Elecciones en Siria con más de un candidato en 2014. Organizaciones con un sólo miembro, que vigilan los derechos humanos en Siria, que están radicadas en Reino Unido. Cascos blancos celebrando muertes de soldados sirios... Suma y sigue. 
Existen vídeos y fotografías de supuestos rescatados y rescatadores que, tras tremendas penalidades por sobrevivir, se hacen un selfie sonriendo, celebrando que la obra de teatro ha sido un éxito de público (lo de la crítica resulta más cuestionable). También se encuentran textos de una niña siria de siete años pidiendo ayuda en Alepo, hablando y escribiendo un perfecto inglés, digno de un universitario de Oxford. Pero no merece la pena perder el tiempo en burdas manipulaciones. Vamos a abordar el asunto con cierto rigor, intentando dar luz en esa tragedia. 
Hablar de bandos en la Guerra Siria resulta complejo, por no decir imposible. En el conflicto están involucrados facciones, países cercanos y remotos, etnias, grupos terroristas...Tal vez lo mejor sea empezar a hablar de algunos de ellos, los que tienen mayor importancia para ir desbrozando el terreno.
El eje sobre el que pivota toda la historia es el Gobierno de Bashar al-Ássad, aliado de Rusia, Irán y no enemistado con los kurdos. Al-Ássad era el máximo dirigente de Siria cuando en su país, como en otros, se hicieron patentes los efectos de lo que se denominó la Primavera Árabe, cuyas consecuencias, en muchos casos menores, se pueden encontrar pinchando aquí. Llama la atención que, con la excepción de Yemen, lo ocurrido en los diversos países aliados de los países occidentales siempre han conseguido mantener, o aupar, al poder a alguien afín a los intereses de EE.UU. y sus aliados (incluida la invasión de Bahrein por Arabia Saudí). Sin embargo, los países no afines a los intereses de la O.T.A.N., como Siria, Libia e Irak (con una mayoría chií proiraní) han sufrido guerras intestinas, en las que ha aparecido un nuevo contendiente: Estado Islámico. De hecho, parte de los nuevos miembros de Estado Islámico prefieren Libia, por las mejores condiciones, entre ellas las económicas, que encuentran en el país africano.
Al-Ássad, aliado tradicional de Rusia, sufrió los embates de una serie de "rebeldes" al régimen que, desde muy temprana hora, tenían un arsenal considerable, proporcionado por los países occidentales, en especial EE.UU. Armas que, por otra parte, fruto del contrabando y de otros intereses han acabado, en ocasiones, en manos de Estado Islámico.
En un principio, todas esas fuerzas rebeldes, entre las que no se incluye E.I., pero sí Jabhat Fatah al Sahm, que no es otro cosa que el nombre de Al Qaeda en Siria (hasta poco se autodenominaba Al-Nusra), parecieron ganar la partida al gobierno de Al-Ássad, que vio como unos llegaron a ocupar parte de Damasco en 2012. Sin embargo, la cada vez mayor implicación de Rusia en la contienda empezó a decantar la balanza a favor del gobernante alauita, como se ha podido comprobar con la reciente reconquista de Alepo.
Antes de seguir, parece necesario aclarar que los rebeldes que intentaron aliviar el cerco de las tropas gubernamentales mantenían sobre Alepo eran todos miembros de Jabhat Fatah al Sahm, o lo que es lo mismo, Al Qaeda. Resulta curioso que medio "progres", como la SER, llegasen a entrevistar a un comandante de este grupo, presentando al fundamentalista como un paladín de la libertad.
Además de Rusia e Irán, el gobierno sirio cuenta con el apoyo de la milicia proiraní Hezbollah. Hezbollah nace en Líbano, como respuesta a la agresión israelí. En poco tiempo integra en sus filas a personas de diferentes confesiones, formando una milicia multiconfesional (cristianos incluidos) que luchan contra Israel. Cuando Israel bombardea, e intenta penetrar en Líbano en 2006 se encuentra con la resistencia de la organización chií, que consigue parar por tierra al hasta entonces todopoderoso ejército hebreo. Hezbolá tiene dos enemigos básicos: Israel y Estado Islámico (suníes). Por supuesto, para el estado judio Hezbollah, así como Siria, forman parte de sus enemigos. Por ello, Israel interviene también en el conflicto de Siria, aunque de manera puntual. Sin ir más lejos, hace unos días bombardearon una zona cerca de Damasco. Hezbollah ha enviado de manera continua hombres para apoyar el gobierno de Damasco, aumentado la cantidad de combatientes de manera ostensible a partir de 2014. Este repunte en el número de combatientes coincide con la mayor implicación de Rusia e Irán y con las ofensivas del gobierno de Al-Assad.
Por otra parte, en el Norte nos encontramos con Turquía y sus intereses. En el Norte de Siria hay población con raíces turcas y, por si fuera poco, los kurdos, a los que los de Ankara consideran sus enemigos, tienen un fuerte implantación, así como un ejército considerable y bastante eficaz, que lucha contra E.I. Si bien  el gobierno de Erdogán, suní, en un principio, no quiso implicarse, llegando a impedir a los aviones de EE.UU. utilizar sus bases (a pesar de pertenecer a la O.T.A.N.) o haciendo la vista gorda ante el paso de mercancías y combatientes de E.I,, de manera progresiva ha ido implicándose en el conflicto, invadiendo parte del norte sirio, atacando por igual a kurdos y E.I.
Los kurdos, pueblo que habita en Irán, Irak, Siría y Turquía, son un fiel aliado de Al-Ásad, combatiendo, desde el inicio, a Estado Islámico, no sólo en Siria, también están participando en el cerco a Mosul (Irak). Se sabe  de manera certera que los kurdos han recibido proposiciones de Arabia Saudí (suníes) para cambiar de bando, a cambio de todo tipo de ayuda.
Hemos hablado de Irán y Rusia, que desde 2014 han aumentado sus efectivos sobre el terreno, incluyendo bombardeos desde aviones, barcos e inclusos con misiles de largo alcance. Siria está suponiendo un excelente banco de pruebas para el nuevo armamento ruso.
El gobierno del alauita ha encontrado también la posibilidad de apoyo en Irak (mayoría chií) en su lucha contra el Estado Islámico. Bagdad ofreció tropas a sus vecinos sirios para luchar contra el Daesh.
Si hasta aquí todo parece, más o menos, claro, respecto al resto de grupos insurgentes e, incluso, en lo que respecta a la intervención de EE.UU. y otros países como Gran Bretaña, la cosa se llena de claroscuros.
Los famosos grupos rebeldes "moderados" de los que se haba han sufrido evoluciones, fusiones, deserciones, problemas de corrupción y, casi, casi, la desaparición.
El primer grupo rebelde que nace en el Ejército Libre Sirio (ELS) que surgió al inicio de las protestas contra el gobierno sirio. En teoría, nace como consecuencia de la deserción de una parte del ejército del país y, en muy poco tiempo, se convierte en una fuerza muy poderosa (se habla de más de 30.000 combatientes). Se sabe que una parte de ese contingente estaba formada por mercenarios británicos, estadounidenses y de otros países. El ELS ocupó grandes zonas de Siria, llegando a conquistar algunos barrios de Damasco, pero en 2014 comenzó un rápido declinar de este grupo, fruto del empuje de Estado Islámico (parte de los miembros del ELS se pasaron, con armas y bagaje a las filas de E.I.), del Frente Islámico y del gobierno de Al-Assad (ocurriendo lo mismo que se ha descrito con anterioridad, pero esta vez engrosando las filas del ejército sirio). En el ELS estalló en 2014 un escándalo de corrupción que costó el puesto a parte de la cúpula. En la actualidad no controla ninguna gran población del país.
Un poco más tarde que el ELS, en 2013, surgió con fuerza  el Frente Islámico. Nace como consecuencia de la unión de siete grupos, todos de carácter islámico, que combatían contra el poder damasquino. Aún no siendo tan radicales como E.I., no aceptan la democracia, ni la cultura de Occidente (se regirían por la Sharia), aunque sí respetan a los miembros de otras religiones. Algunos de los grupos que componen el Frente Islámico no han ocultado su simpatía por Al-Qaeda. Al igual que ocurre con el ELS, este conglomerado de grupos han perdido importancia, redudiéndose su poder e influencia sobremanera desde 2014.
Sin embargo, los dos grupos mayoritarios "opositores" en este momento en Siria son el ya citado Jabath Fatah al Sahm (filial de Al-Qaeda en Siria) y Estado Islámico.
Jabath Fatah al Sahm ha aprendido de los "errores" anteriores y ahora busca conseguir instaurarse de manera pausada, pero efectiva. No se trata de un guerra de conquista rápida y de imponer su ideología a costa de lo que sea. Intentan asentar su ideología poco a poco, estrechando lazos y alianzas con la población local. En el ataque para aflojar el cerco a la zona Este de Alepo, se sabe que contaron con apoyo, encubierto, de Occidente.
Estado Islámico es el otro gran grupo que interviene en Siria. No parece que necesite mucha presentación, pues sus atrocidades son de sobra conocidas. Sin embargo, si merece la pena pararse un poco sobre la posición, en ocasiones ambigua, de EE.UU. y sus aliados con este grupo. Se sabe que en 2014 un envío de material de guerra realizado por EE.UU. se realizó, "por error", de manera directa a E.I. Como se ha dicho, se han descubierto armas procedentes de EE.UU. en las ciudades reconquistadas al Daesh. Tal vez la postura de Hillary Clinton, que propugnaba seguir atizando la caldera Siria, sea una buena explicación a lo que en realidad acontece. EE.UU. y sus alíados europeos y árabes han bombardeado el espacio ocupado por Daesh, sin pedir autorización previa al gobierno de Damasco, lo que supone un atentado contra la soberanía nacional. Además, los norteamericanos tienen tropas en suelo sirio, que ellos dicen sirven para asesorar a los rebeldes, pero de los que se tiene imágenes en el frente.
Mención aparte merece el tema de los hospitales, los bombardeados de verdad y los montajes. Por desgracia esta forma de hacer la guerra se ha convertido en algo habitual en los diversos conflictos, como se puede comprobar en los diversos enlaces que siguen


http://www.nytimes.com/es/2016/06/26/por-que-un-avion-estadounidense-bombardeo-un-hospital-de-medicos-sin-fronteras-en-afganistan/


http://www.lainformacion.com/policia-y-justicia/terrorismo/un-bombardeo-iraqui-causa-dos-muertos-y-destrozos-en-un-hospital-del-norte_8QGTKTl95xYh6Gadny6po6/

http://www.rtve.es/noticias/20160815/bombardeo-contra-hospital-medicos-sin-fronteras-yemen-deja-menos-siete-muertos/1386520.shtml

Por si eso fuera poco, en el caso sirio resulta bastante frecuente que, unos y otros utilicen esta forma obscena de hacer la guerra como estrategia.
Esta guerra no se diferencia de otras en su saña y crueldad con los civiles. Los cercos a la población civil son crueles y los que las sufren son los que no pueden, o quieren, huir. Bastará poner como ejemplo Mosul, ciudad iraquí en posesión de Estado Islámico, que intenta ser conquistada por los aliados de Occidente. La ONU habla de crisis humanitaria sin precedentes, pero de eso no se habla en los medios.
La Historia la escriben los ganadores, no cabe duda, por ello Al-Ássad es presentado por el malo, incluso por países cuya actuación en la conquista de otros países deja entrever que se cometieron crímenes de guerra: EE.UU. en Afganistán.
En la guerra de Siria existen demasiados intereses. Los propios de los sirios. Los de las potencias de la zona: Irán, Arabia Saudí (este país y alguna monarquía más del Golfo han contribuido a la expansión de la fe wahabita, sobre la que se asienta la doctrina de Estado Islámico y Al-Qaeda) y Turquía. Y, por último, los intereses de Rusia, EE.UU., e incluso China (que ha llegado a intervenir en el conflicto contra Estado Islámico). Vender la cuestión como algo sencillo en la que un tipo malo, Al-Ássad, comete atrocidades sin cuento es zafio y se aleja de la verdad. Olvidar, por ejemplo, las atrocidades de Estado Islámico, que ha vuelto a reconquistar la ciudad de Palmira, hasta hace poco en manos del gobierno de Siria, fruto, entre otras cosas, de que los sitiadores de Mosul, han dejado que parte de los defensores de la ciudad, miembros del Daesh, huyan por el Oeste, dirección Siria, lo que ha provocado la huida de unos 50.000 civiles, supondría un crimen hacia esas personas que han tenido que dejar sus hogares.  Olvidar que en Yemen (de nuevo chiíes contra suníes) se están produciendo atrocidades día sí, día también, como denuncian, entre otros, Amnistía Internacional. Aunque es un conflicto de largo recorrido, todo parece haberse acelerado tras la invasión de Arabia Saudí y de otros países árabes aliados. Olvidar que muchos países se están jugando la supremacía de la zona, supone no desear comprender la realidad y, por tanto, no desear buscar soluciones al conflicto. Olvidar todo  supondría no comprender que en la zona existe un problema generalizado que, por desgracia, se ha extendido a ciertas zonas de África. 
Sólo me queda despedirme, esperando no haber aburrido al lector.y deseando que la conferencia de paz convocada por Rusia, Turquía e Irán para el día 20 acerque a este país, y a la zona, a la paz y no puedan producirse denuncias como ésta.
Un saludo.

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