jueves, 18 de abril de 2013

LA SALUD, DE BIEN COMÚN A BIEN PRIVADO (I)

Tal vez el ejemplo más claro de lo que supone el actual capitalismo lo encontremos en las grandes multinacionales farmacéuticas; empresas que acaparan el desarrollo y la venta de productos destinados, al menos en teoría, a cuidar y mejorar nuestra salud. Sin embargo, a nadie se le escapa que el objetivo último de toda empresa consiste en ganar dinero, cuanto más y más rápido mejor. Dicho así este axioma no pudiera parecer malo per se (por ejemplo, descubrir un fármaco revolucionario proporcionaría mucho dinero a la empresa y dicha corporación empresarial cumpliría con la finalidad social que se la presupone). Sin embargo, cuando el objetivo marca a fuego todo el proceso existe un problema, un grave problema, pues el aspecto de la utilidad social (entendiendo por utilidad social dar respuesta a uno de los derechos fundamentales de los seres humanos) queda relegado a un segundo, tercer o, incluso, a un inexistente plano.


Nadie duda de que los avances médicos, entre los que se incluyen nuevos fármacos, han contribuido a aumentar la esperanza de vida de los ciudadanos, especialmente en los países desarrollados (en los subdesarrollados también, pero en menor medida). Sin embargo, estos avances no siempre se encuentran al alcance de todos los habitantes de este planeta y no siempre han contribuido a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Al contrario, el uso masivo de medicamentos, así como la poca fiabilidad de los estudios sobre los efectos secundarios de dichos compuestos, han contribuido a disminuir nuestra calidad de vida. ¿Por qué se produce ésto? Obviamente porque priman más los resultados económicos que el fin social.
Tal vez el mejor ejemplo de lo que narro lo encontremos en la lucha contra el SIDA en los países en vías de desarrollo. Los fármacos "de marca" cuestan anualmente unos 10.000 dolares, los genéricos, producidos en su mayoría en la India, cuestan ¡¡¡¡¡80 euros!!!! Menos de un 1% del precio de venta de los fármacos "pata negra". Y, ¡ojo!, este uso de genéricos también sirve para luchar contra enfermedades como la malaria.

http://www.msf.es/entrevista/%E2%80%9C%C2%A1si-no-hubiese-medicamentos-genericos-pacientes-sida-moririan%E2%80%9D

¿Qué hacen los países desarrollados ante esta realidad? Desgraciadamente, primar los intereses de las farmacéuticas sobre los de los ciudadanos más pobres del mundo. ¿Cómo? Por ejemplo, deteniendo e incautando el contenido de barcos que transportan medicamentos a países en vías de desarrollo. En el siguiente enlace se puede comprobar como, entre 2008 y 2009, se actuó así, al menos, con 18 cargamentos de genéricos en tránsito:

http://www.odg.cat/documents/deutes/b83_caso_UE_TPP_Medicamentos_def.pdf

O, por ejemplo, empujando a países como India o Tailandia a que acepten unas condiciones que favorecen en esencia a las grandes multinacionales del fármaco:

http://www.euroxpress.es/index.php/noticias/2013/1/4/alarma-entre-los-usuarios-de-genericos-por-el-acuerdo-de-libre-comercio-ue-tailandia/

De igual manera resulta llamativo que la Organización Mundial del Comercio sólo permita el uso y venta, en un principio no permitía la comercialización entre países, de genéricos, mientras existan productos similares con patentes en otros países, cuando en una determinada nación se produzca una epidemia. En otras palabras la situación debe ser crítica para poder burlar la vigilancia de las grandes farmacéuticas.

http://www.consumer.es/web/es/salud/2002/11/16/54213.php

Posiblemente, fruto de la propaganda oficial, se considere que el gasto de los laboratorios para desarrollar un medicamento sea desorbitado. Ellos lo cifran en unos 800 millones de dólares. Sin embargo, esta cifra contiene también el dinero destinado a la promoción de dicho medicamento, aproximadamente el 87,5% del precio final. Es decir, desde que se empieza a investigar hasta que el producto se comercializa los laboratorios gastan en desarrollar ese producto unos 100 millones de dólares. El resto se invierte en publicidad del mismo.

http://www.migueljara.com/2013/02/26/la-mentira-oficializada-cuanto-cuesta-un-medicamento/

Como bien se denuncia en este fragmento del programa Salvados, más del 90% de los cursos de formación de médicos sobre nuevos fármacos y sus efectos lo realizan los propios laboratorios. Evidentemente, ese gasto corre a cuenta de los propios laboratorios, que esperan, y consiguen, ver recompensado su esfuerzo inicial con unas suculentas ventas posteriores de los productos que elaboran, que, en ocasiones, sirven para curar enfermedades que aparecen en el listado de enfermedades justo a la vez que el medicamento que sirve para "curar" las citadas, y nuevas, patologías (recuerde el lector que desde estas páginas se ha denunciado la sobrediagnosticación de niños con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, el conocido TDAH).

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Aún quedan algunos aspectos por desarrollar de este tema, pero la lectura de los enlaces, junto con la visión del vídeo ya habrá ocupado demasiado tiempo del amable lector. Por ello, prefiero dividir esta entrada en dos partes, que se publicarán de manera sucesiva.
Un saludo.

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