El sábado, día 20, unas 12.000 personas se manifestaron en Vigo para exigir que les sean reintegrado sus ahorros, invertidos en preferentes. A pesar del sistema de arbitraje, puesto en práctica por el Gobierno del Partido Popular, miles de personas afectadas por las preferentes o por la deuda subordinada, muestran por todos los rincones de España, día tras día, su disconformidad con lo que está ocurriendo. Parece claro que de esto trágico suceso se pueden sacar conclusiones como las que siguen:
1- La presión social sí sirve para modificar la visión de los gobernantes.
2- Los miserables no van a la cárcel, y más si pertenecen al partido que gobierna.
3- El sistema se basa en una estafa piramidal en el que los ciudadanos ponen siempre el dinero, bien en forma de preferentes, bien en forma de rescate.
Un informe de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) defiende que, en 2012, el 10% de los hogares españoles no podía afrontar el pago del recibo de la luz o del gas. Como consecuencia de lo expuesto en el citado informe, millones de ciudadanos españoles han visto como ha decaído su calidad de vida, afectando a su salud. Imagino que la ministra Báñez inventará algún nombre para definir la situación, que, por supuesto, será capaz de subsanar.
Fátima Bañez, ministra de Trabajo (sería más adecuado decir de paro y semiesclavitud), utilizó el eufemismo movilidad exterior para ocultar que muchos ciudadanos españoles se van a la extranjero para no pasar hambre en nuestro país. Bañez, Montoro o de Guindos constituyen el vivo ejemplo de como enrevesar el lenguaje sólo sirve para distraer la atención de los ciudadanos, volcando su indignación ante los personajes que se dedican a intentar distorsionar la realidad con palabras tan huecas como su moral. A uno se le ocurre que todos estos tipejos, y tipejas, deberían realizar un viaje con destino incierto desde esos cargos de libre designación que ostentan hasta lo más profundo del sistema de evacuación de residuos de las ciudades, no abandonando nunca tal lugar. Todo ello conseguiría que la calidad de vida de los ciudadanos, aludidos en sus frecuentes discursos, ascendiera de forma considerable, consiguiendo, de paso, que la concatenación de verdades inciertas no afectaran al sistema nervioso del común de los mortales.
La nueva Ley de Costas que está pergeñando el Desgobierno supone, según las asociaciones ecologistas, un atentado contra los espacios públicos costeros. La futura ley, que permitirá que viviendas, hoteles, chiringuitos permanezcan a una distancia menor de 200 metros de la línea de playa supondrá un atentando salvaje contra el medio ambiente, contra los bienes naturales del país, una privatización de los espacios públicos y un atentado salvaje contra el futuro de nuestros hijos y nietos. La vieja excusa de: sirve para crear empleo, realmente constituye un ataque contra el patrimonio natural del país. Se pueden crear cientos de miles de empleos sostenibles, desde el uso de energías renovables, hasta la potenciación de cierto tipo de agricultura. Sin embargo, poco parece importar ese tipo de empleos a nuestro Desgobiernos. ¿Por qué? Tal vez la respuesta resida en el lugar donde han trabajado antes alguno de ellos y donde trabajarán cuando acaben su etapa gubernamental.
El número de personas empadronadas en nuestro país disminuye por primera vez en 17 años, debido al descenso de número de extranjeros registrados en el I.N.E. Parece ser que el problema de nuestro país no eran los extranjeros, que contribuyeron con su trabajo, legal o ilegal, dependiendo de los empresarios, a mejorar la economía de nuestro país. Por cierto, qué opinarán ahora los tipos de extremo centro que culpaban a los inmigrantes de todos los problemas de España. Y qué opinarán de las medidas que en otros países toman contra nuestros compatriotas que van allí a buscarse las habichuelas. Medidas y opinión desfavorable auspiciada por habitantes de esos países que, como ellos, militan en el extremo centro.
Tras los nuevos datos macroeconómicos del año pasado (déficit público de más del 10%), las previsiones para éste (de Guindos empieza a barajar una caída del PIB del 1,5%) y para el siguiente (diversas fuentes hablan de otra caída del PIB y del aumento del paro durante esos doce meses) todo parece indicar que las "reformas" no han servido para aquello que nos dijeron que iban a conseguir. Uno sigue en sus trece y piensa que estos tipos, que tanto admiran el teórico funcionamiento de la empresa privada, deberían aplicar sus creencias a su propia vida, largándose, motu proprio, a su casita por incompetentes. Desgraciadamente, lo que aplican son los fundamentos reales de la empresa privada: los dirigentes siguen medrando, aún siendo unos zotes, y los que realizan los sacrificios son los de abajo, trabajadores y/o ciudadanos.
Tras la campaña de difamación realizada por miembros destacados del Partido Popular y la prensa de extremo centro contra la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (tildándoles de etarras y nazis) ahora acusan a su portavoz, Ada Colau, de haber protagonizado una serie televisiva. En breve se acusará a sus miembros de tener flatulencias cuando comen alubias y de no ir a misa a confesarse por su pecados. Por cierto, estos mismos tipos parece que no tienen problema en no condenar actuaciones tan lamentables como las de un par de correligionarios palentinos, que agredieron a un miembro de la PAH.
Durante este fin de semana Rubalcaba a propuesto una serie de medidas, todas de corte izquierdista, tendentes a redistribuir la riqueza y perseguir el fraude. Lástima que durante la porrada de años que ocupó cargos ministeriales en los diferentes gobiernos del PSOE no hubiese tenido los mismos ataques izquierdistas. Tal vez, de haber sido así, ahora no sería ni un militante de base de dicha agrupación política.
Rocuo y sus huestes han realizado declaraciones exigiendo que el Estado acepte sus puntos de vista doctrinarios y reaccionarios. Resulta paradójico que en un país donde más de las tres cuartas partes de la población se declara, de una u otra manera, católica los jerifaltes de dicha organización intenten imponer su doctrina a todo perro quisque. Tal vez todo se deba a que una gran mayoría de los ciudadanos que dicen seguir la doctrina que representan Rouco y sus huestes pasan, en su vida diaria, de lo que intentan imponer los chicos de la Conferencia Episcopal. Por cierto, si siguiéramos los razonamientos de los medios de extremo centro surgiría de forma inmediata la siguiente pregunta: ¿en que elecciones democráticas han elegido los ciudadanos españoles a Rouco y a su troupe?
En la política italiana casi todo sigue igual: imposible crear un gobierno, debiéndose parchear la elección de presidente de la República con la autosucesión de Napolitano. El dato más destacado es lo ocurrido en el centro-izquierda del país transalpino, donde se observan las dos "almas" existentes en ese espacio político en casi toda Europa. Por un lado lo que aquí denominaríamos progresistas, que se preocupan de que el sistema siga funcionando, a costa de lo que sea, y, por otro lado, encontramos una izquierda más preocupada de cumplir con su programa electoral y de representar a los ciudadanos, que de mantener un sistema injusto e ineficaz. Esta división ha llevado a Bersani, líder del Partido Democrático, a dimitir de su cargo. Postura que ha sido seguido por algún otro miembro de la ejecutiva de dicho partido.
Este fin de semana se ha disputado el Gran Premio de Bahrein de Fórmula 1. Dicho acontecimiento ha estado rodeado de manifestaciones, duramente reprimidas, protagonizadas por ciudadanos del país regido por dicha monarquía feudal, que exigían mayor libertad. Imagino que no habrá acudido ninguna comisión de parlamentarios españoles, ni de ninguna otra nacionalidad, a dar fe de como una monarquía teocrática reprimía a sus ciudadanos. El mundo de las relaciones internacionales puede definirse como complejo, delicado y lleno de hipocresía.
Fátima Bañez, ministra de Trabajo (sería más adecuado decir de paro y semiesclavitud), utilizó el eufemismo movilidad exterior para ocultar que muchos ciudadanos españoles se van a la extranjero para no pasar hambre en nuestro país. Bañez, Montoro o de Guindos constituyen el vivo ejemplo de como enrevesar el lenguaje sólo sirve para distraer la atención de los ciudadanos, volcando su indignación ante los personajes que se dedican a intentar distorsionar la realidad con palabras tan huecas como su moral. A uno se le ocurre que todos estos tipejos, y tipejas, deberían realizar un viaje con destino incierto desde esos cargos de libre designación que ostentan hasta lo más profundo del sistema de evacuación de residuos de las ciudades, no abandonando nunca tal lugar. Todo ello conseguiría que la calidad de vida de los ciudadanos, aludidos en sus frecuentes discursos, ascendiera de forma considerable, consiguiendo, de paso, que la concatenación de verdades inciertas no afectaran al sistema nervioso del común de los mortales.
La nueva Ley de Costas que está pergeñando el Desgobierno supone, según las asociaciones ecologistas, un atentado contra los espacios públicos costeros. La futura ley, que permitirá que viviendas, hoteles, chiringuitos permanezcan a una distancia menor de 200 metros de la línea de playa supondrá un atentando salvaje contra el medio ambiente, contra los bienes naturales del país, una privatización de los espacios públicos y un atentado salvaje contra el futuro de nuestros hijos y nietos. La vieja excusa de: sirve para crear empleo, realmente constituye un ataque contra el patrimonio natural del país. Se pueden crear cientos de miles de empleos sostenibles, desde el uso de energías renovables, hasta la potenciación de cierto tipo de agricultura. Sin embargo, poco parece importar ese tipo de empleos a nuestro Desgobiernos. ¿Por qué? Tal vez la respuesta resida en el lugar donde han trabajado antes alguno de ellos y donde trabajarán cuando acaben su etapa gubernamental.
El número de personas empadronadas en nuestro país disminuye por primera vez en 17 años, debido al descenso de número de extranjeros registrados en el I.N.E. Parece ser que el problema de nuestro país no eran los extranjeros, que contribuyeron con su trabajo, legal o ilegal, dependiendo de los empresarios, a mejorar la economía de nuestro país. Por cierto, qué opinarán ahora los tipos de extremo centro que culpaban a los inmigrantes de todos los problemas de España. Y qué opinarán de las medidas que en otros países toman contra nuestros compatriotas que van allí a buscarse las habichuelas. Medidas y opinión desfavorable auspiciada por habitantes de esos países que, como ellos, militan en el extremo centro.
Tras los nuevos datos macroeconómicos del año pasado (déficit público de más del 10%), las previsiones para éste (de Guindos empieza a barajar una caída del PIB del 1,5%) y para el siguiente (diversas fuentes hablan de otra caída del PIB y del aumento del paro durante esos doce meses) todo parece indicar que las "reformas" no han servido para aquello que nos dijeron que iban a conseguir. Uno sigue en sus trece y piensa que estos tipos, que tanto admiran el teórico funcionamiento de la empresa privada, deberían aplicar sus creencias a su propia vida, largándose, motu proprio, a su casita por incompetentes. Desgraciadamente, lo que aplican son los fundamentos reales de la empresa privada: los dirigentes siguen medrando, aún siendo unos zotes, y los que realizan los sacrificios son los de abajo, trabajadores y/o ciudadanos.
Tras la campaña de difamación realizada por miembros destacados del Partido Popular y la prensa de extremo centro contra la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (tildándoles de etarras y nazis) ahora acusan a su portavoz, Ada Colau, de haber protagonizado una serie televisiva. En breve se acusará a sus miembros de tener flatulencias cuando comen alubias y de no ir a misa a confesarse por su pecados. Por cierto, estos mismos tipos parece que no tienen problema en no condenar actuaciones tan lamentables como las de un par de correligionarios palentinos, que agredieron a un miembro de la PAH.
Durante este fin de semana Rubalcaba a propuesto una serie de medidas, todas de corte izquierdista, tendentes a redistribuir la riqueza y perseguir el fraude. Lástima que durante la porrada de años que ocupó cargos ministeriales en los diferentes gobiernos del PSOE no hubiese tenido los mismos ataques izquierdistas. Tal vez, de haber sido así, ahora no sería ni un militante de base de dicha agrupación política.
Rocuo y sus huestes han realizado declaraciones exigiendo que el Estado acepte sus puntos de vista doctrinarios y reaccionarios. Resulta paradójico que en un país donde más de las tres cuartas partes de la población se declara, de una u otra manera, católica los jerifaltes de dicha organización intenten imponer su doctrina a todo perro quisque. Tal vez todo se deba a que una gran mayoría de los ciudadanos que dicen seguir la doctrina que representan Rouco y sus huestes pasan, en su vida diaria, de lo que intentan imponer los chicos de la Conferencia Episcopal. Por cierto, si siguiéramos los razonamientos de los medios de extremo centro surgiría de forma inmediata la siguiente pregunta: ¿en que elecciones democráticas han elegido los ciudadanos españoles a Rouco y a su troupe?
En la política italiana casi todo sigue igual: imposible crear un gobierno, debiéndose parchear la elección de presidente de la República con la autosucesión de Napolitano. El dato más destacado es lo ocurrido en el centro-izquierda del país transalpino, donde se observan las dos "almas" existentes en ese espacio político en casi toda Europa. Por un lado lo que aquí denominaríamos progresistas, que se preocupan de que el sistema siga funcionando, a costa de lo que sea, y, por otro lado, encontramos una izquierda más preocupada de cumplir con su programa electoral y de representar a los ciudadanos, que de mantener un sistema injusto e ineficaz. Esta división ha llevado a Bersani, líder del Partido Democrático, a dimitir de su cargo. Postura que ha sido seguido por algún otro miembro de la ejecutiva de dicho partido.
Este fin de semana se ha disputado el Gran Premio de Bahrein de Fórmula 1. Dicho acontecimiento ha estado rodeado de manifestaciones, duramente reprimidas, protagonizadas por ciudadanos del país regido por dicha monarquía feudal, que exigían mayor libertad. Imagino que no habrá acudido ninguna comisión de parlamentarios españoles, ni de ninguna otra nacionalidad, a dar fe de como una monarquía teocrática reprimía a sus ciudadanos. El mundo de las relaciones internacionales puede definirse como complejo, delicado y lleno de hipocresía.
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