Como bien recordará el amable lector ayer dejamos pendiente abordar el verdadero porqué de las declaraciones del presidente, o lo que sea, de la CEOE. En realidad, las declaraciones del tal Rosell constituyen una distracción, una cortina de humo para ocultar el verdadero problema: la ineptitud del personaje y su corte y el efecto desastroso sobre la economía nacional de las medidas defendidas por personajes como Rosell e implementadas por nulidades como Luis de Guindos. Es más, si el lector recuerda las tres principales preocupaciones de los españoles según todas las encuestas estas son: el paro, la crisis y la corrupción. Aunque lo analizaremos de manera sosegada piense el amable lector, ¿en estas tres preocupaciones no tienen un protagonismo decisivo los empresarios españoles?
No hace falta poseer un master del universo en Economía, aunque sea Economía Patológica, para darse cuenta de que el paro es consecuencia de que los empresarios no crean empleo. Así de simple. Es decir, los empresario no cumplen con su cometido social, al menos el cometido social que la economía de mercado y mucho más la Patológica, la que defiende el tal Rosell, encomiendan a los empresarios. Curioso, verdad, si seguimos los postulados ideológicos de Juanito resulta que los afiliados a su confederación no cumplen con su cometido. ¿Les mandará también a casa con un subsidio a sus afiliados? Es posible, recordemos que en una encuesta interna de la CEOE una buena parte de los afiliados, en torno a las tres cuartas partes, consideraban las subvenciones públicas como un derecho.
Este argumento, que en el fondo sigue el razonamiento de personajes como el que nos ocupa hoy, es demasiado simple, y tal vez merezca la pena abordar la causa principal por la que las empresas se cierran o se abren con mucha dificultad: la falta de crédito.
Cuando el 21 de diciembre de 2010 fue elegido Juan Rosell presidente de la confederación empresarial española los problemas que sufrían los empresarios españoles eran muchos, pero el principal de ellos, o para ellos, especialmente para los medianos y pequeños empresarios era el acceso al crédito. Como todo el mundo sabe la banca española, conformada por empresas privadas (muchas cajas se han convertido, o están en proceso de hacerlo, en bancos) se encuentra en una situación lamentable, en todos los sentidos: en el económico, en el moral, en... A nadie se le escapa que en estos algo más de dos años al frente de la CEOE la facilidad de acceso al crédito, especialmente de la pequeña y mediana empresa, no ha mejorado ni un ápice, más bien al contrario (hace poco escuchaba el caso de un tipo al que no le daban un crédito en España para montar una empresa, mientras que no tuvo ningún problema para que ese dinero se lo dieran bancos alemanes, ¡¡¡¡¡desde Alemania!!!!). Evidentemente, si yo fuera un miembro de la CEOE y viera que los problemas con los bancos para conseguir dinero siguen siendo graves, o aún son más graves, yo no sentiría una gran afinidad por los tipos que la dirigen. Pero claro, yo no pertenezco a la CEOE, sólo soy un simple ciudadano, funcionario del Cuerpo de Maestros, para más señas. Pero, a pesar de mis limitaciones, a uno le recuerda esta estrategia a las invectivas de Mourinho cuando pierde que, por cierto, acaba molestando incluso a algunos de los suyos.
El lector podrá pensar que estos pecadillos, veniales o capitales, que cada cual los juzgue, se le pueden perdonar a Juanillo, y a su tropa, porque... Bueno, por lo que sea. Error. Éstos no son los únicos "pecadillos" del personaje y la tropa, o una parte de la tropa, a la que representa. Si bien no podemos culpar de la crisis a Rosell o a los empresarios españoles, no podemos albergar duda alguna de que sus ideas neoliberales, semiesclavistas, nos han conducido a esta situación. Pero tampoco resulta aconsejable culpar de todo, hasta de la muerte de Manolete, al tío Juan, que igual se nos enfada y... Mejor abandonar la chanza y volver a lo serio, que no parece muy apropiado trocar en carnaval el sufrimiento de millones de personas en este país.
Como dije con anterioridad son tres los problemas que ocupan y preocupan al españolito de a pie. Abordados dos de ellos: el paro y, de manera somera, la crisis, parece el momento de enzarzarnos con el tercero: la corrupción.
Hasta un ciego puede ver que para que exista la corrupción debe existir un tipo de actor, coprotagonista en esta obra, que muchas veces, a pesar de su decisivo trabajo, no recibe toda la luz de los focos. Este engranaje fundamental de la corrupción no es otro que el empresario. Sí, aquél al que representa Rosell. A nadie se le escapa que para que un político se lucre de manera ilegal debe existir detrás un empresario que, a cambio de ventajas, deje en el bolsillo del político un sobre, un Jaguar, un viaje o lo que fuere.
Sí, querido lector, algunos de los representados por Rosell se han erigido en actores fundamentales de esta degradación moral que se ha adueñado del país. ¿Alguien ha escuchado a algún miembro de la CEOE cargar contra este tipo de prácticas (que, por cierto, van contra la libre competencia, que tanto defienden)? Seguro que no. Es más, lo único que se ha escuchado a ese respecto por parte de algún miembro de la cúpula directa de la CEOE es la palabra comprensión y la fórmula presunción de inocencia. ¡Con dos cojones!
Pero no sólo existe este tipo de corrupción. España, uno de los países de Europa donde la economía sumergida es mayor y el fraude fiscal constituye un hecho aposentado sobre una capa de solera, los principales defraudadores, según datos de los técnicos e inspectores de Hacienda, son los grandes empresarios del país, aproximadamente el 70% del fraude total. Este fraude constituye un robo a todos los ciudadanos españoles, que vemos como nos recortan derechos, mientras una minoría a los que representa Rosell, evaden impuestos, que servirían para pagar la Educación, Sanidad, Dependencia de los ciudadanos españoles. ¿Alguna crítica ha conocido el amable lector a este respecto por parte del primo Juan? Yo no tengo conciencia de ello. Aunque puede estar equivocado.
Como puede comprobar el amable lector existen cuestiones que los que dirigen la CEOE necesitan ocultar y para ello crear una cortina de humo es esencial. Pero aún no hemos acabado y vamos a volver al segundo punto, ése que tocamos de refilón: la crisis económica, para conocer todas las causas de esta estrategia.
Si yo le digo al amable lector que antes de ayer cumplió un año la reforma laboral, ley que iba a ayudar a crear empleo y que a los empresarios les pareció fantástica (seguro que todo el mundo recordará aquel comentario de dos miembros de la CEOE en la que se escuchaba que dejaran de reírse...) y que el resultado es de (redoble de tambores)... 860.000 parados más, seguro que no le transmito nada que no sepa. Pero detengámonos un instante en considerar quien defendía ese tipo de leyes. Sí, efectivamente, personajes como el colega Juanillo. ¿Por qué? Cada cual que piense lo que desee. Yo considero que tipos como el que nos ocupa hoy tienen una visión de la empresa que no hubiese desentonado en la España de los cuarenta del siglo pasado. No sólo por la nula importancia que da al trabajador, sino por el modelo de empresa que le interesa. Porque... ¿alguien ha visto a Rosell, que tanta importancia da a las subvenciones para su organización, pedir públicamente que el Estado, o cualquier administración, dedique dinero para investigación y desarrollo? La respuesta resulta clara, no. El modelo por el que aboga el tío Juan y sus colegas es el de explotación al trabajador para que el empresario gane más dinero, dinero del que no tiene que reinvertir ni en euro para mejorar su empresa, para hacerla más competitiva. El tío Juan no parece sentir especial predilección por el desarrollo tecnológico, tal vez por ello no sabe que los funcionarios de ventanilla ya tienen ordenadores, y por la investigación. Su única preocupación es machacar al trabajador. Como muestra el hecho de que aún quiera bajar el salario de los trabajadores españoles, que tenemos un salario base ridículo, comparado con otros países de nuestro entorno, presuntamente más competitivos. Lo que demuestra que el problema no son los salarios. Uno, que no es economista, empieza a considerar que el problema reside en un determinado tipo de empresario muy común en este país. Empresario más pendiente del beneficio en corto, a costo de lo que sea, que de crear empresas viables en el tiempo; donde preocupe la calidad, la innovación, la formación real, no la milonga que venden, del trabajador... En definitiva, un calco de lo que defiende Rosell.
Con todo lo expuesto hasta el momento parece claro que las declaraciones del tal Rosell intentan ser una cortina de humo, una distracción, para que nadie le eche en cara la nefasta gestión que han supuesto sus más de dos años de mandato, al menos para una gran parte de sus representados. Su verborrea constituye un vano intento de desviar la atención, intentando evitar que se critiquen sus desatinos, su incapacidad y su escasa capacidad de gestión en un momento de crisis.
¿Qué muchos empresarios ganan mucho más con la reforma? Qué se lo digan a todos aquellos, muchos más, que han tenido que cerrar sus negocios por falta de crédito, de clientes, o por impagos de otros empresarios, que se han saltado la ley a la torera, y contra los que nadie parece poder hacer nada.
Amigo Juan Rosell, yo estoy dispuesto a que vuelvas a tus negocios, y que te dejen el 30% de tu sueldo actual, el que no está pagado con dinero público. Es más, estoy dispuesto a que el 70% del dinero que recibe de todos la CEOE se destine a mejorar la competitividad y el buen hacer empresarial; destinándolo, por ejemplo, a contratar inspectores y técnicos de Hacienda, así como policías, jueces, fiscales... que luchen contra el fraude y, de esta manera, consigan que todos los empresarios compitan en igualdad de condiciones.
Un saludo.
Como dije con anterioridad son tres los problemas que ocupan y preocupan al españolito de a pie. Abordados dos de ellos: el paro y, de manera somera, la crisis, parece el momento de enzarzarnos con el tercero: la corrupción.
Hasta un ciego puede ver que para que exista la corrupción debe existir un tipo de actor, coprotagonista en esta obra, que muchas veces, a pesar de su decisivo trabajo, no recibe toda la luz de los focos. Este engranaje fundamental de la corrupción no es otro que el empresario. Sí, aquél al que representa Rosell. A nadie se le escapa que para que un político se lucre de manera ilegal debe existir detrás un empresario que, a cambio de ventajas, deje en el bolsillo del político un sobre, un Jaguar, un viaje o lo que fuere.
Sí, querido lector, algunos de los representados por Rosell se han erigido en actores fundamentales de esta degradación moral que se ha adueñado del país. ¿Alguien ha escuchado a algún miembro de la CEOE cargar contra este tipo de prácticas (que, por cierto, van contra la libre competencia, que tanto defienden)? Seguro que no. Es más, lo único que se ha escuchado a ese respecto por parte de algún miembro de la cúpula directa de la CEOE es la palabra comprensión y la fórmula presunción de inocencia. ¡Con dos cojones!
Pero no sólo existe este tipo de corrupción. España, uno de los países de Europa donde la economía sumergida es mayor y el fraude fiscal constituye un hecho aposentado sobre una capa de solera, los principales defraudadores, según datos de los técnicos e inspectores de Hacienda, son los grandes empresarios del país, aproximadamente el 70% del fraude total. Este fraude constituye un robo a todos los ciudadanos españoles, que vemos como nos recortan derechos, mientras una minoría a los que representa Rosell, evaden impuestos, que servirían para pagar la Educación, Sanidad, Dependencia de los ciudadanos españoles. ¿Alguna crítica ha conocido el amable lector a este respecto por parte del primo Juan? Yo no tengo conciencia de ello. Aunque puede estar equivocado.
Como puede comprobar el amable lector existen cuestiones que los que dirigen la CEOE necesitan ocultar y para ello crear una cortina de humo es esencial. Pero aún no hemos acabado y vamos a volver al segundo punto, ése que tocamos de refilón: la crisis económica, para conocer todas las causas de esta estrategia.
Si yo le digo al amable lector que antes de ayer cumplió un año la reforma laboral, ley que iba a ayudar a crear empleo y que a los empresarios les pareció fantástica (seguro que todo el mundo recordará aquel comentario de dos miembros de la CEOE en la que se escuchaba que dejaran de reírse...) y que el resultado es de (redoble de tambores)... 860.000 parados más, seguro que no le transmito nada que no sepa. Pero detengámonos un instante en considerar quien defendía ese tipo de leyes. Sí, efectivamente, personajes como el colega Juanillo. ¿Por qué? Cada cual que piense lo que desee. Yo considero que tipos como el que nos ocupa hoy tienen una visión de la empresa que no hubiese desentonado en la España de los cuarenta del siglo pasado. No sólo por la nula importancia que da al trabajador, sino por el modelo de empresa que le interesa. Porque... ¿alguien ha visto a Rosell, que tanta importancia da a las subvenciones para su organización, pedir públicamente que el Estado, o cualquier administración, dedique dinero para investigación y desarrollo? La respuesta resulta clara, no. El modelo por el que aboga el tío Juan y sus colegas es el de explotación al trabajador para que el empresario gane más dinero, dinero del que no tiene que reinvertir ni en euro para mejorar su empresa, para hacerla más competitiva. El tío Juan no parece sentir especial predilección por el desarrollo tecnológico, tal vez por ello no sabe que los funcionarios de ventanilla ya tienen ordenadores, y por la investigación. Su única preocupación es machacar al trabajador. Como muestra el hecho de que aún quiera bajar el salario de los trabajadores españoles, que tenemos un salario base ridículo, comparado con otros países de nuestro entorno, presuntamente más competitivos. Lo que demuestra que el problema no son los salarios. Uno, que no es economista, empieza a considerar que el problema reside en un determinado tipo de empresario muy común en este país. Empresario más pendiente del beneficio en corto, a costo de lo que sea, que de crear empresas viables en el tiempo; donde preocupe la calidad, la innovación, la formación real, no la milonga que venden, del trabajador... En definitiva, un calco de lo que defiende Rosell.
Con todo lo expuesto hasta el momento parece claro que las declaraciones del tal Rosell intentan ser una cortina de humo, una distracción, para que nadie le eche en cara la nefasta gestión que han supuesto sus más de dos años de mandato, al menos para una gran parte de sus representados. Su verborrea constituye un vano intento de desviar la atención, intentando evitar que se critiquen sus desatinos, su incapacidad y su escasa capacidad de gestión en un momento de crisis.
¿Qué muchos empresarios ganan mucho más con la reforma? Qué se lo digan a todos aquellos, muchos más, que han tenido que cerrar sus negocios por falta de crédito, de clientes, o por impagos de otros empresarios, que se han saltado la ley a la torera, y contra los que nadie parece poder hacer nada.
Amigo Juan Rosell, yo estoy dispuesto a que vuelvas a tus negocios, y que te dejen el 30% de tu sueldo actual, el que no está pagado con dinero público. Es más, estoy dispuesto a que el 70% del dinero que recibe de todos la CEOE se destine a mejorar la competitividad y el buen hacer empresarial; destinándolo, por ejemplo, a contratar inspectores y técnicos de Hacienda, así como policías, jueces, fiscales... que luchen contra el fraude y, de esta manera, consigan que todos los empresarios compitan en igualdad de condiciones.
Un saludo.
4 comentarios:
Entre los propios empresarios, se distinguen los grandes y los pequeños. Estos últimos les importan una leche y no tienen voz ni voto, al resto si que les ha ido mucho mejor, al igual que a los bancos, al contrario de lo que dices ¿sabes de algún banquero que se haya suicidado por quedarse en la ruina o al que hayan embargado, o estamos hablando de que han ganado menos que otros años?(es que eso no son pérdidas).
Pues eso, que estos personajes sirven a quien sirven y por eso están y seguirán ahí.
A mi lo que me resulta intolerable es que les permitan opinar sobre política o inmiscuirse en asuntos ajenos a sus funciones, pero al fin y al cabo, eso lo hacen hasta los directivos de los clubs de fútbol...
Hola Piedra.
No creo que a los bancos les haya ido mal, pues a pesar de la necedad de sus gerentes, que no dueños, les hemos salvado el culo entre todos; bien a base de poner dinero público., bien a base de comisiones, preferentes...
Sobre lo de pequeños y grandes empresarios, tengo una amigo, pequeño empresario, que tiene una frase que lo resume todo: "nadie se hace rico sólo trabajando" y en ella incluye a los empresarios.
Sobre lo de opinar de política, o sobre lo que les plazca, considero que pueden hacerlo, en eso consiste la democracia, pero, igual que ellos pueden decir lo que quieran sobre lo quieran, nosotros podemos hacer lo mismo sobre ellos. Como yo ne hecho en estas dos entradas.
Un saludo.
Si perdón, debí decir mejor, tener en cuenta lo dicho por estos individuos, no el que opinen propiamente, cosa que podemos hacer todos.
Pero la culpa en definitiva de que mucho lelo tenga en cuenta sus opiniones es que nos las repiten en 20 telediarios cada día, como si su criterio mereciera más valor que el de algún otro.
(Falacia de autoridad)
Hola Piedra.
El problema, como bien dices, es que lo repiten en 20 telediarios y, todavía, mucha gente piensa que si sale en le tele es verdad.
Teles que, por cierto, suelen ser propiedad de personas a las que les interesan, por fas o por nefás, ese tipo de mensajes.
Un saludo.
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