lunes, 3 de febrero de 2014

YO NO PUEDO VIVIR SIN DINERO

En estos últimos días a pululado a mi alrededor una cuestión que parece dar patente de legitimidad a gente de derechas y  de izquierdas; a personas convencionales y alternativas; a ricos y pobres... En definitiva a todo el mundo: la necesidad del dinero y la posibilidad, o no, de vivir sin él.
Parece obvio que en una sociedad como la nuestra, capitalista hasta el tuétano, la utilización del dinero es indispensable. Las sociedades en las que el intercambio de productos o de trabajo constituían la base fundamental de la economía quedan lejos en el tiempo (aunque no tanto como parece, como recordarán muchos ancianos en nuestro país). Por tanto, nos guste más o menos, el dinero resulta indispensable para nuestra propia supervivencia. No olvidemos que la comida, la ropa e incluso la sanidad o la educación (vía impuestos) debe pagarse con las monedas y billetes que poseemos.


Asunto bien distinto es cuánto dinero resulta indispensable para cada uno de nosotros, que no para nuestra supervivencia. Posiblemente ciertas personas necesiten tener en su "fondo de armario" una decena, de pares o más, de zapatos para la temporada. Sin embargo, otras con dos o tres pares tengan más que suficiente y no consideren necesario gastarse ni un chavo más en dicha prenda de vestir (al menos hasta que alguno de los zapatos diga: ¡basta, hasta aquí he llegado!).
 Por tanto parece evidente que el dinero se necesita para poder vivir, de éso no hay duda alguna. Sin embargo lo que no parece quedar tan claro es cuánto dinero se necesita para poder vivir de manera digna. Derivado de esta forma de abordar el asunto surge otra pregunta: ¿dónde termina el gasto, llamémosle justo, y donde empieza el despilfarro?


No existe una respuesta única, al menos desde mi punto de vista, porque podemos, creo, que existen dos puntos de vista para abordar el asunto:
- Uno más objetivo, que incidiría en no consumir en exceso, ni en desperdiciar recursos.
- Pero, de la misma manera, existe una forma subjetiva de entender esta cuestión, que se mueve por los criterios personales de cada individuo. El baremo de que es "lícito" consumir lo pone cada persona en función de su experiencia, posibilidades y criterios.
No voy a ser yo quien marque unos límites claros y definidos sobre el gasto necesario y el superfluo (yo no soy mejor que nadie, ni tampoco quien deba marcar la senda a nadie). Cada uno de nosotros debemos obrar consecuentemente de acuerdo con nuestros principios, al menos en la medida de nuestras posibilidades. Sin embargo sí puedo decir con total rotundidad que necesito dinero para vivir. Cosa bien distinta es como emplee ese dinero y si considero justo o necesario gastarme mi salario en un nuevo teléfono móvil, al que no voy a sacar ni una décima parte de sus posibilidades, o me parece más oportuno esperar a que el que tengo se despida de este mundo agotado por el uso que le he dado.
Un saludo.

2 comentarios:

E..P.. dijo...

Hola Paco.

Bueno considerando que el dinero es la raiz de la vida, sin raices no hay vida.

Asi que eso de vivir sin dinero como que no lo veo y más en una sociedad de competencia,consumo e imagen.

Saludos.

PD- he vuelto a actualizar, por si quieres pasar saludos.

PACO dijo...

Hola, E.P.
Me alegro mucho de tenerte por aquí de nuevo, veo que la gente de siempre no olvida.
Me alegro de que se te pasara el bajón y que sigas dando caña desde tu blog. No lo he visitado aún, pero entre hoy y mañana lo haré.
Un saludo.