jueves, 21 de febrero de 2019

REFLEXIÓN SIN JORNADA

"El fuero para el gran ladrón,
la cárcel para el que roba un pan".

Pablo Neruda

Lo reconozco, no me convence lo del planteamiento que defiende la importancia del voto para parar a lo que en España se denomina extrema derecha, que considero que podemos definirlo como neoliberalismo extremo (nada que ver con la extrema derecha clásica, que propugnaba la autarquía) unido a ideas ultraconservadoras en lo moral. En ningún caso parece que quieran acabar con la democracia liberal del país, sólo aspiran a participar en el sistema. Desde mi punto de vista, la extrema derecha sería la de los nazis de Hogar Social, que, además de la violencia para imponer sus ideas, desean acabar con el régimen surgido en el 78. Este matiz, del que se habla poco o nada, resulta crucial; porque supone aceptar que no se puede llegar al poder si no se tiene la mayoría suficiente. También conviene diferenciar entre intentar promover leyes que nos resulten desagradables dentro del marco Constitucional, porque se tiene mayoría suficiente;  aceptando además que el  Tribunal Constitucional pueda revocarlas, y entre imponer leyes por el artículo 1, como haría un partido fascista en un país fascista.
Me gustaría aclarar, antes de continuar,  que jamás votaré a un tipo como Santiago Abascal, un profesional del medraje, que ha vivido toda su vida de aquello que quiere destruir, lo Público. No votaré jamás a un partido ultraneoliberal que, además, quiere acabar con logros que como país hemos conseguido respecto a los derechos de ciertos colectivos, aunque la exageración y el mal uso que mucha gente ha hecho de alguna mala ley ha facilitado, entre otras cosas, que personas que lo han sufrido busquen en esa agrupación política. 
Realizada esta acotación me gustaría seguir dando vueltas al asunto del voto y su utilidad para parar a lo que se denomina la extrema derecha.
En mi modesta opinión la solución al problema no reside en que desde los partidos convencionales se deba parar a agrupaciones políticas como VOX, porque han sido dichos partidos los que han creado el problema aquí, en Italia, en Hungría, en Austria, en Alemania, en Brasil, en Filipinas, en EEUU...
Es más, uno tiene la impresión de que el auge de partidos ultraconservadores y/o de extrema derecha supone parte de un proceso, casi lógico (aunque no deseable), ante los problemas generados por las doctrinas económicas implantadas a fuego y sangre por los partidos convencionales, ya sean liberales, conservadores o pseudosocialistas (valga como ejemplo Tsipras en Grecia). No sólo eso, el neoliberalimo imperante, a través de los medios de comunicación, blanquea la finalidad última de muchos de estos partidos: aplicar una doctrina ultraliberal, distrayendo con otras cuestiones. Y ello se debe a que la respuesta en el campo económico de los partidos convencionales no existe. Se debate sobre cuestiones importantes, pero no cruciales, y se obvia la confrontación en lo esencial. Basta ver que los partidos neoliberales en España se alinean con VOX en lo económico, aunque se "tapan la nariz", o eso dicen, en otros aspectos.
No, votar a partidos como el PSOE o Podemos no supone una solución a un problema de fondo, que va más allá de una o dos leyes, o de como llamar al matrimonio entre personas del mismo sexo. El empobrecimiento de los ciudadanos, la pérdida de derechos, el cada vez más desigual reparto de la riqueza, que afecta a hombres, mujeres y niños, a personas heterosexuales, homosexuales, transgénero... no lo van a parar los partidos convencionales, ni los surgidos a raíz de los desmanes del neoliberalismo. Tal vez la prueba más palpable la tenemos en Grecia, donde un gobierno surgido de las protestas de los ciudadanos, el de Tsipras, acabó acatando todas las directrices de la Unión Europea, aunque, como reconoció hace bien poco el presidente de la Comisión Europea, las medidas  tomadas en el país heleno fueran un auténtico disparate, sin sentido alguno, que pagaron los ciudadanos, a veces con su vida (el aumento del número de suicidios en Grecia durante la crisis fue un hecho constatable).

https://elpais.com/economia/2019/01/15/actualidad/1547579866_149521.html


Lo que debería preocuparnos es por qué partidos ultraconservadores captan un gran número de votos. Conviene recordar que en las democracias liberales el voto de un tipo que vota a VOX vale lo mismo que el de uno que vota a Podemos, guste más o guste menos. Y también conviene recordar que el auge de estos partidos ultraconservadores y ultraliberales se debe a que mucha gente les vota, por sus mensajes simples (los mensajes de los partidos políticos clásicos también son muy básicos) y por volcar los problemas sobre
También debemos ser realistas. Existe un porcentaje de la población racista, xenófoba, homófoba... que siempre votaría a partidos como VOX en cualquier situación. Pero, de igual manera, no todos los votantes de este tipo de partidos son homófobos, xenófobos... Hay gente harta de todo el tinglado neoliberal, que busca soluciones en este tipo de organizaciones políticas y es ese número de personas las que nos tiene que preocupar.
Movilizarse para votar en masa y que, porcentualmente, los electores de VOX queden diluidos, no significa que en Andalucía no recibiesen 400.000 votos y que en toda España puedan recibir un porcentaje de votos similares. Votando en masa no se impide que un partido obtenga votos, sólo se consigue que tenga menos representación por las correcciones de la ley D'Hondt, pero el problema sigue estando ahí; y seguirá estando mientras no se ataquen de raíz los problemas.
Tal vez, para comenzar a atacar de raíz el problema deberíamos empezar por conocer el papel de los medios en no contarnos verdades sobre esos países que se llamaron socialistas, donde las mujeres se jubilaban a los 55 y los hombres a los 60, había un año, mínimo, de baja de maternidad, todo el sistema educativo era gratis para todos, todo el mundo tenía derecho a vivienda y la Sanidad era universal.
Deberíamos pensar sobre cuestiones como ésas y plantearnos hacía donde debemos caminar para parar a los ultraconservadores ultraliberales, que no son más que un refinado intento de seguir perpetuando el neoliberalismo.
Un saludo.

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