miércoles, 26 de diciembre de 2018

COSAS DE LA NAVIDAD (MONÓLOGO)

La Navidad son esas fechas tan entrañables en las que toda la familia se junta, con la excepción de los  y las ex, que siguen ahí como el anuncio del turrón, como los villancicos, o, más exactamente, como el carbón de los Reyes Magos.
Hay diferencias a la hora de celebrar la Navidad en función de la capacidad económica de las familias. Por ejemplo, en mi familia somos tan pobres que no tenemos ni para tener un cuñado en la cena de Nochebuena. Para suplirlo ponemos en el móvil un vídeo de Youtube con las mejores frases de Mariano Rajoy y ya tenemos para echarnos unas risas. Por supuesto, como no tenemos dinero, la señal de wifi se la robamos al vecino, que es del PP.
Una vez tuve como pareja a una mujer de posibles y me invitó a cenar con su familia. ¡Menudo despliegue! Varias cucharas, otros tantos tenedores, cuchillos de diversas formas, varias tipos de copas... Lo reconozco, me sentí amedrentado porque no sabía utilizar toda esa variedad de cubiertos y copas, en mi casa tenemos una cuchara, un tenedor y un cuchillo para cada uno y cuando alguien, por error, tira por ejemplo una cuchara a la basura, alguien se queda sin comer el primer plato hasta que robamos otra cuchara de un bar. 
Pero, a lo que íbamos, ante tanta parafernalia me entró el miedo. Pensé: "¿Y si no utilizo el cubierto adecuado" ¿Se reirán de mí?". Entonces tuve una idea genial: imité la escena de Chaplin en La Quimera del oro, esa en la que con dos panecillos y dos cuchillos inventa un baile, y así me dará tiempo a fijarme que cubierto coge cada uno. Todo un éxito. El abuelo, más sordo que una tapia y un poco más para allá que para acá, se pasó las dos horas de la cena obligándome a repetir el baile. Dos horas haciendo bailar los putos panecillos. Eso sí, me enteré de para qué servía cada cubierto y cada copa. Aprendizaje que utilizaré, si tengo ocasión, la próxima vez, porque el puñetero abuelo me tuvo dos horas moviendo panecillos, sin que pudiera hincar el diente a la comida.
Lo mejor es que mi churri me dijo al final de la cena: "Gracias, has hecho a mi abuelo muy feliz. No recordaba haberle visto tan contento". Todo contentos. El abuelo feliz, mi ex feliz, yo con más hambre que Carpanta, pero con un tipín de la leche.
Yo creo que en la Navidad hay mucho aprovechado, empezando por los niños. Me explico. 
Los niños son esos seres humanos pequeños y acelerados que creen que Papá Noel y los Reyes Magos les  traen regalos si se portan bien. Pero no son tan simples como pudiera parecer. ¿Nadie a caído en la cuenta de que los niños se pasan todas las fiestas de Navidad viendo Papás Noeles y Reyes Magos a cascoporro cuando van por las calles comerciales y que nunca se preguntan por qué hay tantos Papás Noeles y Reyes Magos? Obvio. Los muy mamones saben que no tiene lógica, pero no tienen ningún reparo en pedir cosas a cada uno. Al Papá Noel de los grandes almacenes  El Tajo del Brexit la Play, a los Reyes Magos de la calle comercial x la bicicleta, al Papá Noel de la agrupación de faldas escocesas de Villagarcia el móvil... Y así, a la chita callando, si cuela, acaban con una arsenal tecnológico y de juguetes que ya quisieran para sí muchas superficies comerciales en estas fechas. Pura estrategia.
Por desgracia no es así y muchos niños no reciben lo que piden, sino mucho más. Entre los regalos de los padres, de los abuelos, de los tíos, de los amigos de los padres, de los políticos en campaña electoral y demás tropa se juntan con un arsenal de regalos desmesurado. Existe la creencia de que los niños se contentan jugando con lo más simple y económico; y así es. Si les regalas un juego de construcción y la PSP, no lo dudéis, jugará todo el año con el juego de construcción y tendréis que obligarle a que, por no dejarla arrinconada, juegue con la PSP. Los niños son así de raros.
Pero la Navidad también es tiempo de reencuentro con esos familiares y amigos que no ves en todo el año. Yo tengo una amiga que veo sólo en Navidad. La verdad es que volver a ver y hablar con cierta gente me produce mucha alegría. Sin embargo, no puedo decir lo mismo de sus parejas. Tengo un amigo que se casó con una mujer, no me cae bien pero me genera muchas dudas. De hecho, cada vez que coincido por ella me hago una pregunta: ¿Ese bigote es el mismo del año pasado o se le habrá afeitado y le ha vuelto a crecer? Menos mal que mi amigo no bebe alcohol y yo tampoco cuando estoy con él, porque de los contrario, en un día de excesos etílicos, podría intentar saciar mi curiosidad preguntándoselo a él o a ella y no haría falta que ese año mis pares montasen el Belén, ya lo hacía yo solito.
No debemos olvidar la Noche Vieja y sus cotillones, esos lugares donde la gente se desmanda hasta las taitantas. Reconozco que yo ya estoy en una edad en que lo de los cotillones con jóvenes me desborda, pero soy de los que considera que mientras hay vida hay esperanza y no voy a renunciar a divertirme esa noche. Llevo unos días mirando fiestas de cotillón en los mejores geriátricos de la zona, a ver si alguno se acomoda a mis necesidades. Uno en que las uvas me las den sin pepitas y peladas, en el que cuando entre el nuevo año pueda chocar mi dentadura postiza con la de una mujer y tirar el andador al cielo, mientras vivo sidra sin alcohol. Por el momento no lo he encontrado, pero en ello estoy. Espero encontrar alguno en el que a la una no sea obligatorio tomarse una pastilla... para dormir.
Falta hablar de la Lotería de Navidad, el Gordo de Navidad, que por obra de lo políticamente correcto ha pasado a denominarse, el Sorteo al que, debido a la diversidad de morfologías, le sobran un determinado e impreciso número de kilos de masa corporal. Yo a este sorteo le llamo el sorteo Titánic, porque todos los afortunados con un premio  importante van a invertir  parte del dinero en tapar agujeros para salir a flote. Además, todos los agraciados se notan que son de clase baja. Lo celebran en la calle con champán del Dia. ¡No me jodas! Si te ha tocado una pasta celébralo con Möet& Chandon y con dos tías al lado, como las de los grandes premios de Formula 1. Son pobres hasta para que les toque la lotería. Dios da pañuelo a quien no se lo merece.
Podría escribir muchas más cosas de la Navidad, pero tengo que ir a pedir mis regalos al Papá Noel del centro comercial que tengo cerca de mi casa y luego tengo que hablar con el Paje Real del hipermercado en el que compro el desodorante.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

EL MÉTODO CIENTÍFICO

"¿La Ciencia ha prometido la felicidad? 
No lo creo.
Ha prometido la verdad 
y la cuestión es saber si con la verdad
algún día se conseguirá la felicidad"

Emile Zola


Imaginemos que alguien cree en Dios y que cree en la teoría de la evolución de Darwin. En este caso se pueden dar varias formas de conjugar ambas cuestiones: separando la Ciencia de la fe, eligiendo la opción que Dios creo todo, pero dejó que la evolución siguiese su camino, sin intervenir, Una tercera opción puede basarse en la existencia un ser inteligente, Dios, que creo todo desde el primer segundo hasta ahora (creacionismo basado en el diseño inteligente).
La primera opción distingue entre el conocimiento científico y la creencia. La segunda aúna ambos, aunque se basa en la Ciencia para explicar la evolución.
La tercera se fundamenta en creencias, no en el conocimiento científico, aunque intenten revestirlo de él.
Hasta aquí no he dicho nada que no caiga por su propio peso y, casi con total seguridad, el lector no podrá mostrar desacuerdo alguno con lo escrito.
Pero, ¿en qué se basa la Ciencia y el conocimiento científico? En algo tan simple, o tan complejo, como el método científico. Y, de inmediato, surge la siguiente pregunta: ¿qué es el método científico? El método científico es lo que el lector puede encontrar definido en este enlace:

http://www.ics-aragon.com/cursos/salud-publica/2014/pdf/M2T00.pdf

Que, a modo de resumen, se basa en dos principios: falsabilidad y la necesidad de que las teorías puedan ser reproducibles por cualquier otro investigador.
La falsabilidad consiste en que cualquier teoría puede ser refutada, utilizando el método científico (se demostró que el Sol no es el centro del Universo)
La reproductividad tiene que ver con la posibilidad de que cualquier persona utilizando las mismas variables llegue a las mismas conclusiones (si tiro una piedra desde un puente caerá siempre por efecto de la gravedad).
Por otra parte, el método científico se basa en lo que se expone en este esquema:


Cuando hablamos del método científico parece que nos referimos a las denominadas Ciencias de la Naturaleza, pero no es cierto. En Ciencias que tienen que ver con las personas, como la Psicología, también existen teorías y leyes, incluso sobre el comportamiento del hombre como ser social, influido por otras personas, es lo que conocemos como Psicología Social.
Sin embargo, la gran mayoría de las veces utilizamos el conocimiento común (ver en el enlace superior el primer recuadro) para intentar explicar nuestro entorno y los sucesos que en él ocurren. Se trata de una cuestión de lógica, pues si todo lo filtrásemos bajo la lupa del método científico no tendríamos tiempo para vivir ni, muy probablemente, para dormir y, además, muchas de las cuestiones de nuestra vida no necesitan un análisis tan riguroso. Pero otras sí. Vamos a poner un ejemplo.
En estos días, tras el desgraciado asesinato de una joven, en los medios de comunicación y por parte de ciertos abanderados de la lucha por la igualdad se habla mucho de la insostenible situación que viven las mujeres en el día a día. Desde este blog hemos querido recoger esa preocupación y analizarlo siguiendo el método científico.
Planteamiento del problema: La inseguridad que sienten las mujeres en su vida diaria.
Tras leer a próceres del feminismo español la hipótesis más plausible parece que todo se debe a la existencia del heteropatriarcado.
Recogida de información para confirmar la hipótesis:
Número de agresiones sexuales y violaciones ocurridas en España en el último años que existen registros:
Agresiones sexuales: 387 (Fuente Instituto Nacional de Estadística)

http://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=25997


Abusos sexuales: 956 (Fuente Instituto Nacional de Estadística)

http://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=25997


Si alguien desconoce la diferencia entre agresión sexual y abuso sexual puede encontrarla aquí

https://psicologiaymente.com/forense/diferencias-entre-violacion-abuso-sexual

Como se puede leer, en el abuso sexual se recogen practicas que tienen que ver con el engaño y con aspectos como quitarse un preservativo durante el acto sexual sin consentimiento de la pareja.

La población de España es de 46.733.038, siendo 22.914.086 hombres y 23.818.952 mujeres (fuente INE). Lo que incita a pensar que este tipo de problema, serio, muy serio, no parece estar instalado en ningún tipo de cultura ni forma de actuar generalizada.

Veamos el índice de criminalidad que existe en España:
Según los datos estadísticos en España en 2016 murieron asesinadas 292 personas de manera violenta, siendo 44 de esas personas muertas por violencia de género. Lo que parece indicar, de nuevo, que, a pesar de la desgracia que supone la muerte violenta de una persona, en este país no existe una cultura generalizada de matar, ni a hombres ni a mujeres, siendo uno de los países con la criminalidad más baja del mundo. Por si alguien lo ha olvidado desde el párrafo anterior, en España hay censados 46.733.038 personas. El macabro número de muertes parece contradecir la idea de un problema generalizado.
No sólo eso, sino que la procedencia de los agresores desmiente que se deba a una cultura patriarcal exclusiva de este país. Más bien al contrario, el número de agresores nacidos en España son menores que los de procedencias diversas, como demuestra esta tabla del INE

https://www.ine.es/prodyser/espa_cifras/2017/index.html#52

Todas los informes anuales del INE inciden, una y otra vez, en que la violencia de género es más frecuente, porcentualmente, entre ciudadanos extranjeros.
Por supuesto queda un tema candente: las cifras de violencia de género. Al año se realizan algo menos de 150.000 de las que acaban con condena en torno al 25% (todos estos datos se pueden encontrar en los anuarios del CGPJ). Pues esto si parece problema, aunque, podemos analizar también algunos aspectos.
La Ley Integral de Violencia de Género recoge aspectos, lo que antes de la reforma penal del PP se conocían como juicios de faltas y que en la actualidad, excepto en este caso, dependen del Código Civil, no del Penal. Más de la mitad de las condenas son por este tipo de asuntos. Sin embargo, si fuese la mujer lo que los realizase y fuese condenada lo sería por el Código Civil.
Acciones recíprocas de violencia pueden ser condenadas en el hombre como Violencia de Género y en la mujer no, como se puede leer en https://desalmado.blogspot.com/2018/03/feminismo-iii.html
Desde el mundo de la Justicia son cada vez más las personas que hablan de un ley ineficaz, tendenciosa, que además no sirve para el propósito que se redactó:

Abogadas






Jueces:

https://confilegal.com/20181007-un-juez-tuitero-explica-por-que-se-esta-fracasando-en-la-lucha-contra-la-violencia-de-genero/

https://www.lavanguardia.com/politica/20180821/451401358477/jueces-intrusismo-decreto-ley-violencia-machista.html


Parece que no existe un consenso real sobre este asunto.

Otro de los temas que se manejan es el de la violencia contra los niños por parte de los maltratadores. Sin embargo, las fuentes nos dicen que las mujeres ejercen más violencia sobre los niños que los hombres.



Lo que daría para otra comenzar otra teoría que podría partir de dos hipótesis: las mujeres pasan más tiempo con los hijos, por lo que es más probable que ejerzan esa violencia o las mujeres ejercen más violencia con niños porque les resulta más fácil hacerlo que con los hombres, que tienen más fuerza física que ellas.
Ambas son hipótesis y, por tanto, habría que desarrollarlas y ver si conducen a algún sitio.
Realizado el análisis de todos los datos parece que no existe motivo para que en España exista una alarma generalizada sobre este aspecto. Aunque eso no implica que haya que seguir luchando contra este tipo de delitos, como contra cualquier otro.
Entonces, ¿por qué ese enfoque por parte de diversas entidades, personas y organismos? Habría que preguntárselo a ellos. Habría que preguntar por qué no les interesa que tres mujeres se suiciden al día y otras muchas lo intenten sin conseguirlo y ponen tanto énfasis en otros asuntos. Tal vez, algún día, siguiendo el método científico, hagamos un análisis del asunto desde un punto de vista social, económico y cultural. Pero eso será otro día.
Un saludo.

domingo, 16 de diciembre de 2018

QUE APRENDAN DE LOS NIÑOS

"En cada niño se debería
 poner un cartel que dijera:
Tratar con cuidado, 
contiene sueños".

Mirko Bardiale


Una de las cuestiones más divertidas, y preocupante cuando tienen capacidad de decisión o influencia, es escuchar hablar a personas sobre temas que desconocen. Resulta divertido porque puedes comprobar que la capacidad de encadenar disparates es casi ilimitada en ciertas personas. Resulta preocupante cuando grupos de presión con capacidad real de influir o políticos de tres al cuarto consiguen imponer sus estrafalarios pensamientos. 
Uno, que ha sufrido en sus carnes alguna de esas absurdas medidas, se preocupa aún más por lo que les espera a nuestros niños. Pero no sólo porque puedan recaer sobre ellos las consecuencias de cuatro iluminados, si no porque hay gente, adulta, por supuesto, que se empeña en no dejarlos vivir su infancia. Esto, que a alguien le puede parecer una exageración, resulta más que evidente si pensamos un poco sobre las ocurrencias de algunos de los iluminados de turno. Veamos.
Hace un tiempo, no mucho, se puso de moda que en los recreos de los colegios no se debía jugar al fútbol, porque... Porque a unos tipos que no habían pisado un colegio desde que acabaron la Educación Primaria se les puso entre las narices. Ya verás cuando se enteren estos iluminados se enteren de que en ciertos lugares los chavales juegan de manera espontánea a los toros. 
No contentos con ello, existen campañas alentando sobre la necesidad de que no haya juguetes asociados a sexos y que no se repitan los estereotipos. Lo primero, decir que en todos los centros públicos, en las clases de Educación Infantil los niños juegan indistintamente con unos u otros juegos, aunque, de manera espontánea, la mayoría de los niños acaban jugando a los juegos asociados a los niños y las niñas a los juegos asociados a las niñas. ¿Son roles aprendidos? Puede ser, pero no parece muy oportuno decirle a un niño que deje de jugar a los coches porque a alguien que no le conoce y que, posiblemente nunca le va a conocer, se le ponga en sus ideales visiones del mundo. Tengo para mí que muchos de esos niños agradecerían más que sus padres tuviesen que trabajar menos y que pasasen más tiempo con ellos.
No contentos con ello también parecen sentir especial aversión hacia los móviles, las maquinitas y demás dispositivos electrónicos, con los que los niños juegan. No puedo evitar estar de acuerdo en oponerme al uso abusivo de dichos aparatos, y soy consciente de que existen problemas de adicción, pero también sé, porque voy a los parques, que muchos niños y adolescentes tienen vida, además de los móviles y las maquinitas, se echan pareja, se corren juergas, la lían parda, que diría aquella joven que dio un aspecto insólito a una piscina. 
Alguien podrá decir: todo ello se piensa o se hace para que criar unos chavales que no tengan problemas y sean, en un futuro, ciudadanos responsables, solidarios, igualitarios, beatíficos y si a esas medidas les añadimos unas actividades extraescolares de fomento de la imaginación, o alguna otra que desarrolle la inteligencia emocional, sin olvidarnos de cualquier otro tipo de milongas sacacuartos tendentes a formar una personalidad equilibrada, obtendremos unos seres de luz  (o algo muy similar) destinados a cambiar el mundo, convirtiendo este oscuro foso de perdición y autodestrucción en algo mejor. 
Reconozco que todo este planteamiento puede parecer oportuno y molón... hasta que llega la adolescencia y a los espíritus de luz le salen granos y toneladas de rebeldía. Pero ese es otro capítulo que no corresponde a la entrada de hoy. Mejor volver a los que tanto interés muestran en decir a qué y cómo deben jugar nuestros críos.
Uno, que el lector habitual ya sabe que se dedica a lo docencia, considera que esos valores que se intentan imponer (en realidad se trata de adoctrinamiento desde un punto de vista de la instrucción) los deben inculcar los padres y ya los inculcan, desde hace mucho tiempo, la Escuela (repito que muchos de los gurús que hablan sobre la Escuela hace décadas que no pisan una). Por supuesto que limitar el juego, en especial el juego espontáneo, siempre que no existan riesgo para las personas, para los niños, que juegan supone por un lado desconocer los mínimos principios de Psicología Evolutiva y, por otra, un rasgo de autoritarismo, que raya con el fascismo. 
Resulta aborrecible que personas que piensan como adultos, o, al menos, que tienen capacidad para hacerlo, intenten imponer a los niños hasta aquello que deben hacer en sus ratos de ocio, sin ser capaces de entender que los esquemas de pensamiento de los niños son eso: esquemas de pensamiento de niños. 
Por supuesto, los evangelistas de la prohibición jamás darán la cara para que los responsables principales de la educación de los hijos, los padres, tengan mejores condiciones de vida y puedan pasar mayor tiempo con sus hijos. A estos apóstoles de la modernidad parece importarles poco, o nada, que sean los abuelos quienes críen a los niños, porque los padres trabajan como mulas. 
Uno, que cree que tener un abuelo es un lujo, no duda ni por un momento en que los abuelos deben estar con sus nietos, pero ejerciendo de abuelos: malcriándolos, siendo ese cómplice que hace piña con el nieto contra las exigencias de los padres... En otras palabras, disfrutando del nieto como no lo pudo del hijo, porque a éste debía criarle y enseñarle todas las normas de la vida.
A estos mostrencos de la prohibición, no parece importarles que el orden lógico y natural de la vida se subvierta, tal vez porque ellos viven muy bien, gracias a las prohibiciones y la moralidad inmoral que se empeñan en propagar, y que se ha convertido, para algunos, en su modus vivendi.
Deberían dejar a los niños ser niños y, si tienen valor, que se dediquen a decir a los dueños del gran capital que nos quedamos sin niños en este país, que los padres deben estar más tiempo con sus hijos, que los abuelos ya han cumplido su papel. Eso sí, que hagan todas estas reivindicaciones sin tener el dinero público, ese dinero de todos que gente como esta despilfarra en campañas, detrás. Yo quiero gente que se juegue todo a cambio de defender sus ideales. Los moralistas parapetados tras la subvención no me sirven. Y si no se atreven, aprendan de los niños, que, al menos, reconocen que han pegado o insultado a otro niño, porque empezó el otro.
Un saludo.

jueves, 13 de diciembre de 2018

BREVES APUNTES DE LA ACTUALIDAD

Para saber cuando una medida de protesta incomoda al poder basta con una cosa: escuchar en los medios de comunicación, los progres incluidos, que los comerciantes o lo empresarios se quejan porque pierden dinero o que tal o cual huelga dificulta que las personas se desplacen o hagan su vida normal (olvidándose siempre de que la persona que realiza la huelga pierde dinero a cambio de conseguir derechos). Al final todo se reduce a eso: ganar o perder dinero y que los ciudadanos puedan gastárselo, por ejemplo viajando. Sobre lo que ha llevado a que ciertas personas adopten medidas que se salen de lo común mejor no hablar.



El engendro neoliberal de cara agradable que fue el movimiento de Macron se ha encontrado con la horma de su zapato y le ha dejado descalzo. Por mucho que desde los medios hablen de caos y descontrol, todo se ha reducido a un día a la semana, durante varias semanas, en el que la Policía no ha podido controlar a decenas de miles de personas, dispuestas a hacerse notar de manera poco convencional. El poder, que este fin de semana practicó detenciones preventivas (cuestión que acerca, un poco más, el neoliberalismo al fascismo), se ha plegado no ante un movimiento que ha puesto en jaque al país día y noche, sino ante un movimiento discontinuo. 
La conclusión parece clara: los políticos tipo Macron son unos profesionales del asunto (porque viven de ello), que favorecen al poder por defecto, aunque reculan, o lo simulan, ante el mínimo atisbo de insurrección.



Lo de Cataluña es hilarante, a la par que patético. La derecha burguesa catalana de toda la vida, los descendientes de los que crearon el pistolerismo patronal, la derecha burguesa que impulsó la creación de la Ley de Fugas (las fuerzas del orden podían disparar a un delincuente o presunto delincuente si huía, lo que generó el asesinato de sindicalistas a manos de las fuerzas del orden al servicio de la burguesía) ahora se muestran como la vanguardía de la revolución en Cataluña. Ni ERC, presunta izquierda, ni la CUP, presunto vete tú a saber qué, son la punta de lanza de la "revolución catalana". Ahora son los tipos de misa de fin de semana y de ideología neoliberal los que encabezan la vanguardia revolucionario del lugar. Suena a farsa; es una farsa y son una panda de farsantes.



En Andalucía, tras las elecciones andaluzas, salieron, un ratito, gente, sobre todo jóvenes, a manifestarse contra VOX. Partiendo de que la gente puede votar lo que le salga de las narices, aunque no nos guste (¿Verdad, Cristina Pardo?), uno se pregunta qué ha fallado para que toda la capacidad de resistencia ante el neoliberalismo y la ideología ultramontana sean unos críos, que salen un rato a que les dé el aire y a quejarse de que no hay comida vegana (esto es cierto).  Tal vez, visto lo ocurrido con los Chalecos Amarillos, deberíamos plantearnos que los que tanto nos quejamos debamos salir a la calle y nos planteemos que, a lo mejor, perdiendo algo podemos ganar más y lo podemos ganar para una gran mayoría.



Leo en Twitter a los progres de siempre identificar a VOX y a los nazis con gente inculta, incapaz de tener un razonamiento lógico. Cuando leo esto me acuerdo de Martin Heidegger, una de los filósofos más importantes del siglo XX, profesor universitario y rector de universidad y recuerdo que era uno de esos millones de tipos en Alemania que creyó en el régimen nazi. También me acuerdo de Unamuno, que murió creyendo que Franco y Mola se rodeaban de gente inadecuada, pero que ellos no eran como esa gente bruta y zafia. Y entonces pienso que el problema no reside en el nivel de estudios o si se ha leído mucho. La cuestión se sitúa en el terreno de las creencias de las personas y lo peor que se puede hacer es menospreciarlas basándose en tópicos. Al fascismo se le combate, sin más argumentos, ni estupideces como la pretendida superioridad intelectual.



Hablando de superioridad moral y de cobardía, leo este artículo de Juan Soto Ivars, pinchar aquí y siento vergüenza, mucha vergüenza. En el artículo Soto Ivars habla de tres personas testaron la confianza de pretendidas publicaciones científicas serias cuando del tema de género, y su gran enemigo el hombre blanco, se trataba. Se inventaron estudios, utilizaron fragmentos de Mein Kampf, la obra de Hitler, sustituyendo la palabra judío por la expresión hombre blanco, y otra serie de atrocidades científicas y las revistas, pretendidamente científicas y pretendidamente serias, publicaron sus artículos y les llegaron a proponer para disfrutar de alguna beca. Sin embargo, con ser preocupante, lo peor llegó cuando se destapó todo y la comunidad científica se dividió en dos: la que atacó a los que habían demostrado que eran unos capullos, y la que calló, la gran mayoría, aún sabiendo que tenían razón. 


Adivinanza: ¿qué partido tiene entre sus propuesta las dos siguientes?

Desarrollar un Plan de la Energía con el objetivo de conseguir la autosuficiencia de España sobre las bases de una energía barata, sostenible, eficiente y limpia.

Ayudar a los países en desarrollo, víctimas también de las mafias de tráfico de personas, que debilitan sus naciones extrayendo sus recursos económicos y humanos, para ofrecerlos como esclavos en Europa. Condicionar la ayuda al desarrollo a que los países acepten la repatriación de inmigrantes ilegales y delincuentes. 

Si no hubiese sido por esa última frase seguro que se podía pensar que se trataba de un partido de izquierda, pero parte del neoliberal hasta la médula y ultraconservador programa electoral de VOX.

domingo, 9 de diciembre de 2018

LA VIDA DE MARTA

El día estaba llegando a su fin y Marta, agotada, deseaba meterse en la cama para dormir siete u ocho horas. Había conseguido, no sabía muy bien cómo, no despertarse durante la noche ni una sola vez en. Tras muchos años de noches interminables en vigilia o de continuas interrupciones del sueño, en los últimos meses consiguió dormir sin interrupción alguna, sin necesidad de consumir ninguna sustancia para ello. Eso le hacía abordar la vida de otro manera.
No sabía con precisión si se encontraba cansada de todo el trajín diario o aburrida de la monotonía de sus días. 
Los días de diario eran todos muy similares: despertarse para ir trabajar; trabajar casi toda la mañana; volver a casa y calentar en el microondas la comida que preparó ayer o que descongeló; comer sola; fregar el plato, los cubiertos y el táper; lavarse los dientes; ver las noticias tumbada en el sillón; volver a trabajar; ir a clase de baile (cada cierto tiempo cambiaba el tipo de baile que practicaba); ducharse al volver a casa; cenar mientras ve la televisión; lavarse los dientes, tumbarse en el sofá a ver la televisión hasta que se queda casi dormida, momento en el que se va a la cama.
Los sábados y los domingos no resultan muy distintos, al menos en lo referido a la previsibilidad. Las únicas diferencias llegan cuando hace alguna excursión, lo demás rutina. Series, algún libro, tomar café con alguna amiga y, de manera excepcional, alguna comida o alguna cena con compañeros o con amigos. 
Cualquier observador ajeno a la vida de Marta sabría, tras dos o tres semanas, lo que iba a acontecer el martes, el viernes o el domingo en su previsible existencia. 
Ese bucle no la incomodaba ni la desasosegaba; se había convertido en ella misma. 
De vez en cuando echaba la vista atrás y pensaba que su vida actual no tenía nada que ver con aquello que soñaba en su periodo universitaria. Tal vez lo único que había conseguido de aquello que idealizaba en aquellos tiempos era un buen trabajo, que la permitía darse todos los caprichos que quería. En verano realizaba un viaje largo a algún país lejano. Vestía ropa de marca, tenía un vehículo de alta gama, que usaba muy poco. Su piso, que podía calificarse como de lujo, estaba en uno de los lugares más cotizados de la ciudad...
De vez en cuando se acostaba con algún hombre, aunque lo hacía, más que por necesidad, por no desaprovechar las escasas ocasiones que tenía de hacerlo. El problema no consistía en que no fuese una mujer atractiva, que aún lo seguía siendo, si no en esa rutina que le dificultaba conocer a nuevas personas o encontrar la situación adecuada para entablar una conversación relajada, sin el trabajo como eje de cualquier diálogo o charla.
Todo demasiado previsible.
Ahora había llegado el momento de dormir, el mejor momento del día. Sin preocupaciones, sin pesadillas, al menos desde hacía unos meses. Las pesadillas recurrentes habían dejado paso a un período de tranquilidad que duró un par de semanas o tres, no lo recordaba con exactitud y ahora carecía de importancia. Sin embargo, sí fue consciente, casi desde el principio, que algo había cambiado en su vida. No había ningún hombre nuevo en su vida; seguía en el mismo trabajo de siempre y no había novedades significativas en el mismo. No había cambiado de casa, ni tenía intención de hacerlo. Le gustaba mucho su piso, que había decorado con mimo y con el estilo que le permitía su holgada cuenta corriente. Pero algo había cambiado.
Se metió debajo las sábanas y casi al instante se durmió.
Escuchó un sonido, que reconoció de inmediato. Echó mano a su móvil y con los ojos entrecerrados apagó el despertador que había sonado a la hora de siempre. Como casi cada día en los últimos meses odió ese sonido. La hubiese gustado seguir durmiendo, seguir soñando, como en los últimos meses. 
Mientras se duchaba recordaba lo que había soñado durante la noche, que, con pequeñas diferencias, se repetía una y otra vez durante las ocho o nueve últimas semanas. Ella se encontraba junto a un hombre, no excesivamente guapo, pero sí atractivo. Juntos reían, cocinaban, se amaban de manera apasionada y fogosa (como nunca lo había hecho en la vida real). Amanecían juntos y él la despertaba con un beso, casi una caricia, en los labios, que precedía a estas palabras: ¡Buenos días, Marta, amor mio! Y, entonces, también de manera invariable, la despertaba el sonido que emitía el móvil, anunciando que comenzaba la realidad. 
Mientras el agua cálida recorría su cuerpo desnudo, rememoraba todo lo que había fabulado durante la noche y se sentía con fuerzas para comenzar otro rutinario día, que la conduciría al mejor momento del día: la noche, el momento de soñar.

viernes, 7 de diciembre de 2018

SEGURO DE VIDA

El cuerpo ensangrentado, tirado en el suelo casi de cualquier manera, era el objetivo de los sanitarios que habían acudido con urgencia tras el incidente. La mujer que realizaba la maniobra de reanimación desistió en su empeño y negó con la cabeza. 
Ese mismo hombre inerte abrió la noche anterior la aplicación del banco donde tenía depositado su dinero y encontró que algo más de dos euros habían emigrado de su cuenta a la del banco, en concepto de comisiones. Jamás había prestado especial atención a ese tipo de cuestiones, pero casi un año desempleado había hecho cambiar muchas cosas en su vida. Incluido ese tipo de cobros que el consideraba abusivos.
Comentó con su mujer, esa misma noche, que al día siguiente acudiría a una sucursal para subsanar este "pequeño atropello". Su mujer le restó importancia al asunto y le invitó a desistir de ello. Pero él, por convicción, necesidad de llenar su tiempo o hartazgo, persistió en su idea.
La mañana siguiente dejó bien claro que la primavera ya había llegado, tras un invierno frío, áspero y persistente, como pocos en los últimos años. La luz, el primer calor primaveral le animaron a salir a la calle y, también, a cuestionarse si perder el tiempo haciendo cola para reclamar tan escasa cantidad de dinero, pero algo, la aseveración hecha  a su mujer, el orgullo o el odio que había incubado a los poderosos durante estos últimos meses inactivo, le empujaron a dirigirse a la oficina bancaria.
Esperó su turno con paciencia, no tenía otra cosa mejor que hacer, y, llegado su turno se dirigió al hombre que le atendía al otro lado del mostrador, para explicar aquello que consideraba un error.
Tras introducir el DNI, que previamente había solicitado a su cliente, en el programa del banco, abrir diversas ventanas en la pantalla del ordenador y tomarse un tiempo para ojear los datos con clama, el empleado aseguró que el cobro se ajustaba a lo estipulado en el contrato firmado.
Por un momento se sintió desconcertado ante la respuesta, pero fue sólo un instante. Había acudido allí para que le devolviesen aquel dinero y no cejaría hasta conseguirlo; lo que conllevó una escalada en el tono de voz que usaba para dirigirse al hombre que representaba al banco. Las palabras acabaron convirtiéndose en gritos, lo que atrajo la atención de un guardia de seguridad, que se dirigió hacia aquel hombre vociferante.
El empleado de seguridad en un primer momento habló con él  de manera tranquila, pero, casi de inmediato, igualó, si no superó, la potencia de voz del enfadado cliente. Ello condujo a una situación cada vez más enconada, que degeneró en empujones entre ambos. De manera curiosa en ese forcejeo parecía llevar le mejor parte el tipo que no tenía la seguridad como profesión.
Mientras tanto, algún otro cliente abogaba porque ambos finalizasen aquella absurda pelea. El director de la sucursal había marcado el 091 para pedir la presencia de la Policía. Pero nada parecía interferir en la escena que uno y otro estaban representando. Al menos hasta que el que iba ganando aquel extraño combate dejó de forcejear, se excusó por su comportamiento y se dispuso a salir del banco. Parecía haber recobrado la razón, que el vigilante de seguridad tardaría en recobrar aún tiempo. Un tiempo que iba desde que sacó su porra de goma, golpeó por la espalda a su antiguo contrincante, mientras éste intentaba ganar la puerta, y asistió, con espanto, a como la cabeza de su cuerpo inerte por el golpe recibido, golpeaba contra el suelo, regándolo de sangre.
Mientras esto ocurría, unas cuantas calles más allá, un cartero, ignorante de todo lo que acababa de ocurrir,  introducía en el buzón del hombre recién fallecido una carta del mismo banco donde yacía yerto. Dicha carta, abierta días después por la mujer del fallecido. ofertaba a éste la eliminación del cobro de comisiones, a cambio de contratar un seguro de vida, para él y para su familia, con una aseguradora propiedad de la entidad bancaria. 

domingo, 2 de diciembre de 2018

ISMOS Y VERDADES ABSOLUTAS

"La verdad absoluta no existe...
y esto es absolutamente cierto".

Les Luthiers

Hace tiempo defendía en esta página que tanto los islamistas más moderados como los que se enclavan en movimientos como Estado Islámico podían considerarse musulmanes y seguidores de la palabra de Alá, a pesar de lo que pueda diferir la visión de unos y otros de las palabras de su profeta. Mi argumentos se basaba, se basa, en que las religiones, como cualquier creencia o doctrina, no deja de ser una construcción humana y, por tanto, puede adoptar la forma que las personas que lo sigan crean conveniente. 
Por supuesto, se puede alegar que unos, otros o ambos no siguen lo predicado por el profeta. Cierto. Pero, lo más probable, es que si siguiésemos ese criterio de los mil millones de musulmanes nadie siguiese con exactitud lo que el de La Meca dejó sentado como base de su religión, porque la interpretación de cada persona no es exactamente la misma que la de su vecino, su hermano, su primo o su enemigo chiíta o sunita. 
Este razonamiento, como he escrito en el primer párrafo, sirve para cualquier creencia, no sólo religiosa o ideología.
 Yuval Noah Harari, en su libro "Sapiens. De animales a dioses", expresa que esta agrupación en torno a una creencia, a un mito, es lo que nos hace humanos, pues permite que se agrupen un número grande de personas en torno a una idea, un concepto o, como escribe en el libro, a una marca de coche. 
Este razonamiento del israelí, desde mi punto de vista, tiene una lógica aplastante, pero, a la vez, en el siglo XXI, me genera inquietud, por la necesidad de muchas personas de revestir su pensamiento bajo el paraguas de ciertas creencias, provocando hechos tan ridículos como la descalificación hacia otras personas, que dicen seguir el mismo pensamiento, por no coincidir en nada los planteamientos de unos y otros.
Tal vez, así escrito, suene un poco enrevesado o un galimatías, pero con un par de  ejemplos se puede entender.
Un asunto como la gestación subrogada, también conocido como vientres de alquiler, puede servirnos para ilustrar lo que quiero decir.
Bajo el paraguas del feminismo se resguardan una diversidad de personas, con ideas muy diversas. El asunto de los vientres de alquiler ha dejado entrever esas diferencias entre los que están a favor de esta forma de explotación:





https://www.huffingtonpost.es/mariano-beltran/argumentos-de-un-socialis_b_14773740.html



Y los que están en contra, una mayoría.
Sin embargo, si uno lee el primer enlace y el tercero se encontrará que los que los suscriben dicen hacerlo en nombre del feminismo. Si uno lee el segundo enlace también comprobará que las juventudes socialistas y la aprendiz de Goebbels que ocupa el número dos del Ejecutivo de este país dicen actuar en nombre del feminismo, pensando lo contrario.
Estas mismas disensiones las podemos encontrar en lo referido a la prostitución y su regulación (recomiendo leer los artículos de DoctoraGlas, una persona que argumenta de manera poderosa todo lo que trata, rompiendo esquemas mentales y que habla, como no podía ser de otra forma, desde el feminismo).
Visto todo lo anterior parece claro que mucha gente, demasiada, utiliza una palabra clave, en este caso feminismo, para defender sus ideas. No hablan de sus ideas respecto a tal o cual tema, sino de feminismo. Esta forma de abordar los problemas, en muchos complejos, intenta asegurar al individuo que está en posesión de la verdad. El esquema no difiere mucho, no difiere nada, de aquél que justificaba cualquier acto porque mi religión es la verdadera. 
Sin embargo, esta forma de actuar, denota un aspecto de debilidad y de servilismo de quien así actúa. Envolver las ideas propias bajo una bandera, me da igual que sea una patria, el feminismo, una religión o el ecologismo, sin atreverse a decir: éstas son mis creencias sobre tal o cual aspecto de la vida. Creencias que nada tienen que ver con un mi religión, mi patria, mi... Sólo es mi pensamiento. Esa cobardía, ese necesidad de sentir que las ideas no pueden ser criticadas, utilizando, y desvirtuando de paso, cuestiones morales de mayor calado, muestran a las claras, además de la citada cobardía, un debilidad intelectual a la hora de argumentar porque se llegan a unas conclusiones; a lo que se une una rigidez mental o, en muchas ocasiones, una soberbia intelectual, que impide completar la visión propia sobre un asunto, un hecho o una forma de abordar una cuestión futura. 
Declararse seguidor de la corriente de moda resulta muy fácil, argumentar nuestras ideas y nuestros hechos, admitiendo a veces que podemos estar equivocados, resulta mucho más complicado. Desde nuestra atalaya de comodidad y desde la distancia actuamos como esos dioses de los que habla Harari.
Un saludo.