jueves, 29 de noviembre de 2012

NI PATRIA, NI DIOS, NI REY

Aunque la entrada versará sobre el paralelismo entre el concepto de nacionalismo y el de religión, decidí a la hora de titular la misma hacer referencia a la monarquía, tal vez como forma de evidenciar mi desacuerdo contra tal figura o, igualmente probable, por representar dicha figura la sublimación en una sola persona estos dos conceptos: la patria y dios, sea éste el que fuere. En todo caso ahí queda el encabezamiento de la entrada.
Como he anticipado mi deseo, que no sé si conseguiré llevar a buen puerto, es demostrar el paralelismo entre el concepto de religión, no sólo de Dios, y de nacionalismo, tan de moda últimamente en nuestro país.
La primera coincidencia entre ambas cuestiones es la fe, la fe ciega. Tanto para creer en un dios, como para sentir que la patria es lo más grande y que pertenecer a tal o cual nación es lo más de lo más, casi casi una suerte, se necesita fe. Fe para considerar que tal o cual dios responde con coherencia a todas las cuestiones que surgen durante la vida. Fe para sentirse mejor que aquél que vive en el pueblo de al lado, pero que por cuestión de unos pocos kilómetros no pertenece a la patria elegida. 
En ambos casos también se necesita un profeta que guíe al rebaño, ciego y desnortado hasta ese momento, por el buen camino. En este sentido tenemos profetas que deseaban serlo: Mahoma, Sabino Arana, y otros que fueron designados guías sagrados sin comerlo ni beberlo, como por ejemplo Jesucristo (el verdadero fundador del cristianismo no fue otro que San Pablo, como, a su manera, reconoce la Iglesia). En todo caso es importante reseñar que todos los profetas o, en su defecto, ideólogos enmascarados, son hijos de su tiempo, de las ideas de su tiempo, y de su espacio vital, de su región del globo, por lo que su mensaje quedará indeleblemente marcado por todo aquello que ideológicamente se cueza en el momento y en el lugar en el que transcurre la vida de dicho enviado mesiánico.

De igual forma, se necesitan ciertos dioses menores (lo que en el Catolicismo se conoce como santos y en ciertos nacionalismos como líderes independentistas), a veces mártires de la causa, que recuerden lo duro que es el camino de la fe y lo importante que es el sacrificio ciego y, en muchas ocasiones, sin compensación. Dicho sacrificio tiene como único fin  conseguir que la causa, la única causa verdadera triunfe. Estos dioses menores, luminarias de la causa, pueden no haber existido nunca, haber existido, pero no existir constancia de que los hechos que fundamentan su valor para la patria o la religión en cuestión sean reales o, en efecto, pueden haber existido y haber realizado los actos por los cuales son importantes para la causa en cuestión. 
En todo caso se trata de barnizar convenientemente una realidad, generalmente bastante más simple, en la que presuntos sucesos extraordinarios sepulten la realidad, el día a día. No es casualidad que las grandes epopeyas históricas que sirven, o pretender servir, de nexo de unión a un pueblo o las grandes revelaciones religiosas, suelen caracterizarse por estar tan aderezadas que del sabor original, los hechos que acontecieron en realidad, no quede más que un ligero rastro, apenas imperceptible.
 Resulta imprescindible que además de santos menores o mártires de la causa, reales o no, exista una casta sacerdotal, dirigida por unos sumos sacerdotes, que son lo exégetas de los escritos canónicos que fundamentan la religión o el nacionalismo en cuestión. Esta casta sacerdotal, o política, resulta fundamental para adaptar el mensaje primigéneo a los diferentes momentos históricos. Todo ello, por supuesto, con una única finalidad: seguir manteniendo vigente su ideal. Casualmente, la vigencia de este ideal lleva aparejado un nivel considerable de vida de los mensajeros de la fe religiosa o patriótica de turno. Especialmente bueno es el nivel de vida de las élites de los aparatos políticos o religiosos de turno.


Tal vez una de las cosas en que el nacionalismo y las religiones más se parecen sea en la nula capacidad de autocrítica de las élites dirigentes hacia su labor. En un principio pudiera parecer que su labor es predicar la buena nueva, pero nada más lejos de la realidad. Su auténtica ocupación es mantener su cuota de poder en la sociedad. De esta falta de autocrítica, y de la necesidad de seguir medrando, nace la necesidad de buscar enemigos en el exterior a los que culpar de todo aquello que pudiera lesionar la influencia de los dirigentes religiosos o patrióticos. Este tipo de maniobras de distracción las apreciamos por doquier en religiones y nacionalismos varios. Este tipo de maniobras se caracterizan por un aspecto peligroso, muy peligroso: la deshuminazición del presunto enemigo. Este proceso de deshumanización, que permite agredir, en todos los sentidos imaginables, al presunto rival, suele llevarse a cabo responsabilizando a todos los miembros de la comunidad enemiga de todo tipo de actos execrables. Otra forma de despersonalizar al de enfrente se basa en achacarle la culpabilidad de todo aquello que va mal en la sociedad: paro, déficit, falta de valores morales... Ante esta realidad, la única salvación posible para el ciudadano de a pie consiste en seguir los dictámenes de gurús religiosos o nacionalistas, que sabrán conducir al rebaño a lugares más cálidos donde pacer.
En todo caso, formar parte de la nación elegida o de la única religión verdadera, parece ser la única solución a todos los problemas del mundo, aunque éstos sigan existiendo a pesar del nacionalismo redentor y de la religión iluminada por un dios presuntamente infalible.


En el fondo, lo que todo ello rezuma es la intransigencia hacia el del fuera, hacia el distinto, hacia aquel que no piensa como ellos, como los que dirigen el cotarro. El lema del nacionalismo y de las religiones debería ser: "O conmigo o contra mi". En el fondo los unos y los otros intentan imponer un modelo de sociedad, el suyo, donde las ideas religioso/patrióticas se encuentren muy por encima del individuo. Todo se justifica, lo bueno y lo malo, en función del mesaje político/religioso que nos ha de conducir a otra vida mejor en verdes praderas de ensueño o en paraísos de amor y felicidad. A uno, que no es experto en casi nada, esta forma de pensar le recuerda al fascismo, que tanta vigencia tuvo en Europa durante el siglo pasado. Es por ello que uno no puede desvincular a los nacionalismos con la derecha. Anteponer un ideal, una patria, al bienestar de los ciudadanos y, lo que es más importante, despreciar, cuando no perseguir, o algo peor, a aquellos que no sienten la necesidad de llenarse la boca con la palabra patria o que, simplemente, no pertenezcan a esa patria es una idea de derechas, de extrema derecha. Por lo que, desde mi punto de vista, cualquier partido nacionalista, por definición es de derechas, cuando no de extrema derecha.
Posiblemente algún lector, con parte de razón, pueda alegar que no todas la religiones o los nacionalismos sean así. Digo que tienen parte de razón porque personas que profesan una determinada religión o se consideran nacionalistas no basan su credo personal en la discriminación del distinto. Pero, desde un punto de vista objetivo, esas personas, lo siento, creo que en el fondo están equivocadas, pues las religiones nacieron para asegurar que ellas, y sus miembros, son los que están en posesión de la verdad, de la única verdad, estando los demás equivocados, por lo que hay que sacarles de su error. Y los nacionalismos nacen, de igual manera, como forma de contraponerse a otros poblaciones, a otras personas, que no están dotadas de los rasgos que caracterizan las patrias sagradas de los nacionalistas.
Tal vez lo unos, los seguidores de la religión, simplemente sean personas que se han quedado con el mensaje moral de la citada religión, que en el fondo es un código elemental de convivencia, un código social que transciende a las propias religiones, y con el que, al menos en teoría, la gran mayoría de nosotros estaríamos de acuerdo. Los otros, los nacionalistas, sean unos tipos que se sientan orgullosos del lugar donde han nacido, o viven, y quieran hacerlo notar; lo cual no es ni bueno ni malo. Todos necesitamos tener ese sentimiento de pertenencia a algún lugar y a algún grupo social; pero considero que pertenecer a algún lugar, a algún grupo no debe cerrar la puerta a otras pesonas, a otros lugares o a otras formas de entender la realidad y de explicarla.
Un saludo.

martes, 27 de noviembre de 2012

LOS COLEGAS SIEMPRE GANAN

LA COMUNIDAD DE MADRID, AL IGUAL QUE OTRAS COMUNIDADES, PRETENDE PRIVATIZAR PARTE DE LA SANIDAD PÚBLICA 


ALGUNOS, ENTRE ELLOS SIMPLES TRABAJADORES, ARGUMENTAN QUE LA GESTIÓN PRIVADA ES MEJOR QUE LA PÚBLICA


CASUALMENTE, O NO, LA PRIVATIZACIÓN FAVORECE A PERSONAS RELACIONADAS CON EL PARTIDO EN EL PODER
 http://teatrevesadespertar.wordpress.com/2012/05/22/espana-la-mafia-politica-tras-la-privatizacion-de-la-sanidad-publica/


LOS CURIOSO, O NO, ES QUE TODAS LAS PRIVATIZACIONES LLEVADAS A CABO EN ESTE PAÍS, QUE TANTO IBAN A BENEFICIAR AL CONSUMIDOR, SE HAN TERMINADO CONVIRTIENDO EN UNA LOSA PARA EL CIUDADANO:

LAS ELÉCTRICAS



 http://www.terra.org/la-estafa-electrica-en-espana_2509.html



 LAS PETROLERAS


http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/espana-segundo-pais-europa-combustible-mas-caro/1551615/



LAS AUTOPISTAS DE PEAJE


http://politica.elpais.com/politica/2012/06/24/actualidad/1340558702_660459.html


LA SANIDAD

http://www.madridiario.es/2011/Mayo/madrid/madrid/202333/hospitales-siete-dinero-concesionarias-aguirre-seopan-emrpesas-carta.html

...
 
AUNQUE DEBEMOS RECONOCER QUE SÍ, QUE SE ESTÁ NACIONALIZANDO ALGO,
LAS PÉRDIDAS DE LOS BANCOS

 

lunes, 26 de noviembre de 2012

REUNIÓN DE COMPAÑEROS DEL COLE (MONÓLOGO)

Hace unos días asistí, como invitado alcohólico (de entrada sólo conocía a la cerveza y mantuve una apasionada  e íntensa conversación con ella, no importándome en exceso que apareciera con pintas), a una reunión de viejos compañeros de clase de mi pareja. Más concretamente de viejos compañeros de clase del cole. 
Todo este tipo de reencuentros serían inviables, o muy difíciles, sin las redes sociales : Facebook, Twitter, Sálvame, Cine de Barrio...  que contribuyen decisivamente  a que toda una serie de personas, que llevan años sin verse y que no se dirían ni hola de encontrarse por la calle en cualquier otra situación, se reúnan para seguir una serie de rituales invariables. A saber:
El ritual de comprobar que ese grupo de gente que ves frente a ti está compuesto por la misma gente que estudió contigo y que no se trata de unos completos desconocidos que, por casualidad, están en el mismo bar que tú. Algunos consejos para saber a que grupo debes arrimarte y que tipos de grupos debes descartar:
  • Si ves un grupo de mujeres, de distintas edades, con un pene de tamaño considerable sobre la cabeza no esperes encontrar en él a tus antiguos compañeros de clase. A no ser que la entrada principal de tu colegio estuviera frente a un Sex Shop y a alguien se le haya ocurrido la idea de ponerse un miembro en la cabeza para revivir los viejos tiempos.
  • Si en grupo de personas adultas hay niños adosados tampoco estás en el grupo acertado. Todos tus antiguos ex compañeros acabarán hablando de sus hijos, pero todos y cada uno de ellos se ha deshecho de ellos lo más rápido posible, colocándoselos a su pareja, a la suegra, al frutero de la esquina...
  • Tampoco acertarás si te juntas a un grupo de personas que se mueven con prisa al son de una música que puede parecer una mezcla de ruidos de sirenas  y fuegos artificiales. Es más, si detrás de tus pretendidos camaradas divisas a unos tipos vestidos de azul, huye. No se trata de una fiesta con música House que han improvisado tus viejos compañeros. Lo que realmente ocurre es que te has metido en una manifa que está siendo disuelta por los antidisturbios a base de hostias y pelotazos.
Una vez superado el primer ritual, él de reconocer con quien cojones has quedado (las fotos del perfil de  Facebook no ayudan mucho, especialmente las de aquellas chicas, y algún chico, que han colgado la foto de su primera comunión como seña de identidad), se impone el segundo e ineludible ritual: asegurar a unos cuantos de tus antiguos compañeros que no han cambiado nada. ¡Y una mierda! Después de treinta años todos tienen canas, por mucho que se las tiñan, las arrugas empiezan a adueñarse de las caras y, en muchos casos, ellos tiene una barriga similar a la de una mujer embarazada de seis meses y ellas tienen más cartucheras que una película del Oeste. ¿A quién pretender engañar?
Es más, este ritual sigue unos pasos invariables. Siempre hay alguien que se encarga de  defender que varias personas no han cambiado nada desde que se conocieron con frases como: Periquito no has cambiado nada. Menganita, la tía que se encuentra al la derecha de Periquito,  sigues igual que siempre. Zutanita, que está  situada a la diestra de Menganita, los años no pasan por ti. El resto de personas asiente a las frases pronunciadas por el que lleva la voz cantante. Pero siempre, siempre, al lado de Zutanita hay sentado un fulano con la cabeza como una bola de billar. Y es ese momento cuando el tipo que afirma que la edad no pasa por los demás dice algo como: Fulanito, dirigiéndose al calvo, ya me he enterado que acabaste Ingeniería Superior, y que has tenido una carrera profesional de éxito.
El siguiente ritual no sorprenderá al amable lector: hablar de los maestros. Don no sé qué era muy exigente, pero era buen tipo. Doña no sé cuantos enseñaba muy bien Matemáticas. Don sí sé me propuso matrimonio pero yo le rechacé... Y es justo en ese momento cuando llega una antigua alumna a la reunión, que argumenta para justificar su retraso cualquier excusa. Una forma de saber si esta ex alumna que acaba de llegar era la tía buena de clase o, en su defecto, ahora está como un queso es la cantidad de atención que le dedican los tíos que están en la reunión. Si se trata de la tía buena de antes, o de ahora, los hombres exprimirán sus neuronas intentando rescatar anécdotas, verdaderas o falsas, relacionados con la recién llegada. "¿Te acuerdas de aquella vez que te dejé los apuntes de Lengua?" "¿Te acuerdas cuándo íbamos los dos a hacer los deberes a mi casa?" "¿Te acuerdas de cuándo te propuse follar y me diste una hostia? Por cierto, la proposición sigue en pie." La hostia también.
Existen dos rituales, los últimos, inexcusables en toda reunión de antiguos alumnos que se precie: hablar de los logros laborales, lo que se produce justo después de las anécdotas ocurridas, o inventadas, en aquellos viejos tiempos de la infancia, y  un último ritual que no es otro que el trágico momento de elegir el siguiente bar. Vayamos por partes.
Una vez todos reconocidos y agregados a la grey de antiguos alumnos del colegio tal y cual,  se procede a contar las anécdotas de rigor, la mitad de ellas convenientemente adulteradas: "Te acuerdas en quinto, cuando atracamos un banco y nos persiguió la policía por media ciudad, como se pusieron nuestros padres cuando se enteraron". O aquella otra: "Como nos lo pasamos cuando le metimos arena en el motor a don... ¡Qué cara puso!". Este periodo, en el que las versiones de unos y otros se van encajando como mejor se puede, todo con tal de no cortar el buen rollo, precede a aquél en el que la vida laboral de cada cual cobra un total protagonismo. Es en ese momento en el que ocurren cosas como las que sigue:
- Ahora soy policía- dice el macarra de la clase
- ¡No jodas! Si estabas todo el día montándola. Todo el día estabas metido en broncas y peleas- responde alguien.
-Pues sí, tío. No encontraba curre fijo, me preparé las oposiciones de policía y las aprobé- aclara el antiguo  broncas, con cierto orgullo.
- ¡Quién lo iba a decir! Con lo que has sido tú- contesta un nuevo interlocutor.
- ¿Qué haces patrullas con un coche, eres de la secreta?- interroga el que habló antes.
-No, soy antidisturbios- precisa el agente del orden.
De igual forma siempre hay alguno que se dedica al mundillo del espectáculo. Ese hábitat cuasi mágico para el común de los mortales. Posiblemente, derivado de ese halo de misterio, ese antiguo compañero/a siempre atrae en mayor medida, al menos durante ciertos momentos la atención de una parte significativa de los concurrentes. Durante ese intervalo de tiempo se producen conversaciones como la que siguen:
- Ya te veía yo que apuntabas tú maneras para esto del espectáculo- dice alguien del grupo.
- Bueno, yo soy cámara de televisión- responde el interpelado.
- ¿Y como es ese mundillo? ¿Hay tanto vicio como dicen?- pregunta otro.
- Ni te cuento, tío. Muchos de ellos se ponen hasta las trancas- aclara el hombre del espectáculo.
- O sea, qué es verdad lo que cuentan- interroga la rubia de bote que asiste a todas las reuniones.
- Si yo te contara- concluye el que se codea con los famosos, con los ojos abiertos como platos y justo medio minuto antes de ir por tercera vez al servicio en una hora.
 Estas conversaciones y otras de semejante calado, constituyen una parte esencial de toda reunión de antiguos alumnos que se precie.
Una vez superado este ritual pasamos al último, al ineludible, al traumático ritual del siguiente bar. Los dos primeros bares, e incluso el lugar para picar algo, son fáciles de decidir, pero a partir de una determinada hora, la hora en que los niños ya están en casa, dormidos desde un par de horas o tres, surge el dilema: ¿Dónde vamos ahora? Con una respuesta unánime por parte del personal: "Yo hace mucho que no salgo. Desde que tengo niños..." Hasta que alguien propone un bar medianamente macarra donde podemos ir todos. División de opiniones: los que son gente bien piensan: "Éste, donde cojones me va a meter. A ver si una heavy histérica me va a violar". Otros, por contra, consideran que está de puta madre y que no está de más volver a los viejos tiempos. Tras un pequeño tira y afloja, que suele solucionarse con la frase: "En esa discoteca que tú dices valen las copas a ocho euros y no te puedes sentar", se acaba yendo al lugar macarrilla, para desilusión de unos y otros. Para los unos porque no hay tías heavys salvajes que les violen convenientemente (el local está lleno de treintañeros y cuarentones que igualmente han ido a buscar a la heavy , que lo más probable es que también se encuentre en otra quedada de antiguos alumnos y estos sí que hayan ido a la discoteca en la que las copas valen ocho euros) y para los otros supone una desilusión porque en ese lugar tan grounge la música más cañera que ponen es la de Sabina haciendo un dueto con Pablo Alborán.
De esta manera, entre conversaciones y retiradas se va consumiendo la noche, reduciéndose el grupo a dos o tres personas, los que más aguante tienen, entre los que se encuentran la tía buena y el fulano que la tiró las trastos y recibió el bofetón. Es en ese momento cuando, bajos los efectos de diversos compuestos caracterizados por su alta composición alcohólica, se puede escuchar lo que sigue: "Perdona por la torta. Lo siento si te he hecho daño. En realidad sí que me gustas, lo que pasa es que me pone muy brutota dar bofetadas y... ¿quieres follar conmigo?..."

Realmente, hace unos días estuve en una reunión de antiguos compañeros de clase de mi pareja. Lo que cuento en esta entrada es una distorsión, deformación, dislocación o como se quiera llamar de la realidad, siendo la gran mayoría de sucesos narrados inventados. La única licencia que me he tomado ha sido utilizar como punto de partida alguna circunstancia real para narrar hechos totalmente ficticios.
Un saludo.

sábado, 24 de noviembre de 2012

NUEVAS REFLEXIONES

La comunidad autónoma de Extremadura va a recibir unos doscientos cuarenta millones de euros de la banca, todo ello gracias al Impuesto sobre depósitos de las entidades bancarias, gracias al fallo del Tribunal Constitucional, que afirma que dicho impuesto sí entra dentro del ambito competencial de dicha comindad. El citado impuesto fue aprobado por el gabinete de Rodríguez Ibarra, a la sazón presidente de la Junta de Extremadura, en 2001 y recurrido en 2002 por el Gobierno de Aznar, seguramente para defender los intereses de los suyos. De esta sentencia se pueden sacar conclusiones como que la culpa de que los bancos quiebren no lo tienen los impuestos, sino la mala gestión de sus responsables y la nula labor del supervisor. O aquella otra que resulta de cajón de madera de pino: gravar con impuestos a los que más tienen sí crea riqueza: se van a pagar deudas a los proveedores. Igualmente parte de ese dinero irá destinado a la generación de empleo, a la dependencia y, presumiblemente, se pagará la paga extra, robada a los funcionarios, que podrán consumir más. De igual forma parece claro que esto que vivimos no es una crisis, es una estafa. Si los impuestos a la banca permiten a una comunidad autónoma devolver parte de sus derechos a sus ciudadanos, ¿no ocurriría lo mismo si estas medidas se llevaran a cabo a nivel global? Por cierto, el actual presidente del Gobierno de Extremadura, del Partido Popular, ha agradecido a Rodríguez Ibarra, del PSOE, que en su momento aprobara la medida de la que hablamos en este momento. 

Escucho una y otra vez a mequetrefes intelectuales que segregan su basura intelectual a través de las ondas hertzianas y de palabras escritadas, mal juntadas y peor intencionadas, volver a dudar de la ciudadanía, pretendiendo que las personas nos vamos a aprovechar de los bancos si se paran los embargos. Querida calaña fascita, las personas se suicidan como consecuencia de una ley de 1909, que vulnera la legislación europea. Hace falta ser malnacido para defender que los ciudadanos, que estamos sufriendo en nuestras carnes, y con nuestro dinero, mantener a una banca arruinada, nos estamos aprovechando del sector financiero de este país. Por cierto, resulta esclarecedor que la banca deba más de 200 millones a las comunidades de propietarios de este país, pues, en muchos casos, no pagan el famoso recibo de la comunidad de los pisos que poseen.

El diario El Mundo, lo llamo diario porque se edita todos los días, que nadie se confunda, ha publicado que Artur Mas y la oligarquía de los Pujol poseen dinero no declarado, ilegal, en Suiza. Parece que los aludidos van a presentar una querella contra el panfleto que dirige Pedro J. Ramírez, por considerar que dicha noticia es más falsa que una moneda de 3,15 euros. Sea como fuere este suceso deja datos interesantes: si lo publicado es verdad, es una noticia, no sería sólo el padre de Artur Mas el que tenía la costumbre de evadir dinero. Si lo publicado es falso, no es una noticia, la noticia sería que el mismo diario, que inventó que miembros de la banda terrorista ETA estaban implicados en el 11 M, vuelve a inventarse otra historia con fines políticos, para favorecer a sus colegas. De igual manera la declaración parlamentaria de Montoro, creando una calculada ambigüedad sobre el asunto, demuestra que, además de ser una desgracia como economista, no es mucho mejor como político. Cuando escribo esta entrada el sainete de declaraciones y contradeclaraciones sigue y miembros de la Fiscalía y la Policía dicen y se desdicen entre ellos, en función de lo político del cargo.  Por cierto, si lo narrado se ha inventado, hubiese bastado con recordar todos los casos de corrupción en los que personajes de CiU se han visto envueltos para demostrar la catadura moral de estos tipos. Catadura moral que se sitúa por encima del 3%, que diría el otro.

Tras la muy poco atrevida reforma legislativa sobre el tema de los embargos y la vuelta atrás de los ejecutivos canario y madrileño sobre la decisión de cerrar unidades hospitalarias, todo ello debido a la presión de los ciudadanos, ¿todavía hay alguien que dice que la presión social no sirve para nada? Y más interesante aún, ¿existe alguien, que no sea de extrema derecha, que piense que las movilizaciones pacíficas no forman parte de la democracia? 

Luis de Guindos ha sido elegido el peor ministro de Economía de la U.E. por el Financial Times. Tiene que ser duro para un neoliberal que una de las biblias del neoliberalismo te tilde de inepto, cosa que, por otra parte, muchos ya sabíamos o, utilizando el lenguaje a su manera, un numero significativo de ciudadanos ya percibíamos que la competencia sobre los asuntos centrales y periféricos relacionados con la gestión de los recursos del mencinado sujeto es poco menos que ínfima. Por cierto, que el Financial Times diga algo de alguien tampoco resulta significativo, aunque en este caso tenga razón. La cantidad de patinazos, dislates y bodadas sin cuento aparecidos en dicha publicación, que dice versar sobre el mundo de los negocios, sobre la economía, siempre desde el punto de vista neoliberal, y su funcionamiento, no tiene fin.

La "Reforma" de la Justicia (que se puede resumir en la justicia para el que pueda pagársela) consiste en una subida de tasas demencial. Resulta demencial que esta casta de derechistas, neoliberales y/o casposos varios, que nos han metido en esta estafa y nos conducen a la miseria más absoluta, abominen de las subidas de impuestos (al menos de boquilla), pero no tengan ningún pudor en subir las tasas de manera desmesurada. La diferencia entre subir impuestos de manera progresiva y subir las tasas, como el caso de la Justicia o la universidad, radica en que los impuestos directos, aplicados de manera progresiva, cargan más sobre el que más tiene. La subida de tasas, cantidad de dinero cobrada por un servicio pagado con fondos públicos, con dinero de todos, no discrimina entre quien más tiene y quien menos tiene, cobrando la misma cantidad al que gana mil que al que gana un millón, lo que genera una desigualdad manifiesta. No hace falta ser muy observador para constatar que la subida de tasas es una estrategia generalizada con tendencia a mantenerse en el tiempo, mientras que los impuestos, es posible, que cuando se pueda se bajen, especialmente a los más ricos.

La canallesca que conforma el personal ultramontano, al que tanto tiempo dedico últimamente, apuesta por el derecho de Israel a defenderse de los misiles lanzados por Hamás, utilizando para ello unos medios totalmente desproporcionados, que causan centenares de muertos y heridos. Imaginemos por un momento que todo el mundo siguiera su razonamiento. Un fulano, o fulana, que acaba de perder su casa piensa que todo es culpa de los ultramontanos que defienden este sistema tan injusto. Este fulano, o fulana, se agrupa con otros miles de fulanos, o fulanas, que deciden que estos tipos que defienden un sistema tan injusto están vulnerando con sus palabras y su apoyo al sistema la Constitución. Estos fulanos y fulanas consideran que los elementos ultramontanos de marras vulneran sus derechos básicos, aquellos recogidos, entre otros lugares, en la Constitución y que, como consecuencia de ello, tienen derecho a tomarse la justicia por su mano, agrediendo físicamente a los citados montaraces, o haciendo algo más macabro. Lo más probable es que estos tipejos, remedos del franquismo, pensaran que nadie tiene derecho a hacerles eso, como así defienden las leyes fundamentales de los estados democráticos, entre ellos el nuestro. Entonces, ¿cómo son capaces de justificar el asesinato de personas inocentes, entre ellos niños, con la excusa del derecho a la defensa? Casualmente, todos los que agreden a otra persona o colectivo lo hacen para defenderse. Jamás atacan por atacar. Por cierto, estos mismos que defienden que se puedan producir actos como los que se pueden apreciar en la imagen inferior, son los mismos que se llevan la mano a la cabeza cuando en su país se realizan manifestaciones pacíficas para exigir más derecho o una democracia real. Cierta gente, a pesar de los trajes, las corbatas o los vestidos caros, realmente donde se siente feliz es revolcándose en la mierda.


19-11-2012 FRANJA DE GAZA,
 TRAS UN BOMBARDEO
DE LA AVIACIÓN ISRAELÍ

jueves, 22 de noviembre de 2012

CADA VEZ SOMOS MENOS

He escrito varias veces sobre el tema de la crianza de los hijos e, incluso, hace mucho tiempo, dediqué una entrada criticando las políticas al respecto del gobierno, en ese caso del gobierno, o desgobierno, de José Luis Rodríguez Zapatero, el artista conocido anteriormente como ZP. Esta perspectiva negativa sobre la incidencia en la natalidad en nuestro país de las estúpidas políticas adoptadas por los sucesivos desgobiernos que nos azotan se ha visto reforzada en los últimos tiempos por dos circunstancias, una de ellas sin valor estadístico alguno, que han llegado a mis oídos.
La primera de ellas, carente, como he dicho, de ningún valor ejemplificador, ocurrió hace unos días en una reunión de treintañeros, en la cual escuché algo que me sonaba mucho: "vamos a por el segundo churumbel, para que el que tenemos no se quede solo en un futuro", como he comentado dicho por treintañeros que, en muchos casos, se encontraban más cerca de los cuarenta que de los treinta. En otras palabras: no me apetece mucho tener que cambiar pañales; todo está muy jodido (eso de la conciliación familiar y laboral es una majadería, y más ahora) , pero hago un esfuerzo pensando en el hijo/a que ya tengo. Ya saldremos adelante. De todo se sale. Esta postura que denota generosidad, al menos así me lo parece a mi. Aunque desde el punto de vista del fundamentalismo religioso para otras personas esta perspectiva también puede comportar una carga de egoísmo. Estas personas  que bajo el lema: lo queréis todo hecho y a vuestra manera, atacan esas reticencias para procrear y sacrificarse que subyacen, o, más bien, parecen subyacer, bajo esa propuesta. Visión que no comparto.

Sea como fuere, parece claro que para muchos adultos la cuestión de tener hijos no parece nada fácil, y no me refiero al proceso biológico en sí. Esta dificultad puede producirse por motivos de todo tipo, pero, desde mi punto de vista, sobre existe sobre todo por el entorno socio/económico que nos rodea. Cuando digo socio/económico no me refiero a la crisis, estafa, sino al modelo de vida laboral/familiar impuesto.
La segunda circunstancia que me ha impulsado a escribir esta entrada ha sido una previsión del Instituto Nacional de Estadística, que augura un descenso del número de habitantes de nuestro país, pues, a no mucho tardar, en esta vieja piel de toro se producirán al año más muertes que nacimientos. Posiblemente, este hecho viene determinado por lo expuesto en el punto anterior (aunque no poseo datos incuestionables que avalen dicha suposición). En todo caso parece que el asunto no deja cuestión a dudas: vivimos inmersos en un sistema social que prioriza la producción y el consumo a la paternidad/maternidad.
Como en casi cualquier otra circunstancia de la vida, el asunto se puede enfocar desde varios puntos de vista. En este caso creo que bastará con apuntar hacia dos únicas dianas: la decisión personal, el modelo de sociedad existente, y el que quieren construir.
Respecto a la decisión personal creo que, grosso modo, se trata con anterioridad y no merece la pena añadir mucho más que no sea constatar que cada persona, y cada pareja o cada mujer, es un mundo.
Más fácilmente descriptible resulta el funcionamiento socio-económico de la sociedad y sus consecuencias.
Para comenzar debemos reseñar que el funcionamiento socio-económico es eso, una sociedad marcada por la producción y el modelo de producción, pero no desde un punto de vista más, llamémosle arcaico (motivado por el tipo de recursos y la poca tecnología, que limitaba las posibilidades de la gran mayoría de las sociedad anteriores a la revolución industrial). Más bien se trata de una imposición ideológica, en la que el modelo productivo se basa, pretendidamente, en una mayor productividad y una, supuesta, competencia feroz. En realidad se trata de imponer los mismos criterios de siempre: que unos pocos vivan muy bien a costa de la gran mayoría, pero con una gran diferencia: a fecha de hoy todos podríamos vivir muy bien, aún existiendo ciertas desigualdades.


Esta forma de pensar, y de actuar, conlleva que muchas familias tengan como prioridad, al menos durante un tiempo, el trabajo. En frecuentes ocasiones esta necesitada viene motivada por la necesidad de subsistir, aparcando la paternidad o delegándola durante muchas horas al día en guarderías. Esta situación, buscada o, simplemente, encontrada, supone el ideal, no sólo para ciertas personas, que supeditan todo a su presunto éxito laboral que resulta  en la vida, sino también para los ideólogos del sistema neoliberal actual. Todo, todo en la vida se debe supeditar al trabajo, a conseguir dinero para después comprar y comprar.  Todo lo demás queda relegado, o debe quedarlo. De hecho la prioridad es incorporar a personas al mercado laboral, por lo menos cuando éste exista realmente, porque cuantos más trabajemos más consumiremos.
La crianza de los hijos queda en un segundo plano, pasando los niños, en muchas ocasione, mucho más tiempo despiertos con los profesionales de las guarderías o con los abuelos.
Este mismo sistema, que empuja a producir y producir, cada vez a un precio más bajo, especialmente en lo referido a los salarios de los trabajadores, impone como realidad incuestionable la necesidad de prolongar los años de vida laboral, defendiendo sin cuartel la necesidad de prolongar la edad de la jubilación, debido a que de aquí a unos años, previsiblemente, no habrá gente suficiente para pagar las cotizaciones de los jubilados. Resulta paradójico que el mismo sistema que empuja a disminuir la natalidad obligue a trabajar más años por prever que no existirán contribuyentes suficientes para pagar las nóminas de los jubilados  del futuro. Como diría Obélix: "Estos neoliberales están locos".
No parece muy difícil la siguiente deducción: si se falicita la natalidad se conseguirán más consumidores presentes y  futuros, que además contribuirán, sin dificultad, a mantener el sistema de pensiones en el futuro. Blanco y botella, leche. Pues hasta esta evidencia les resulta difícil de entender a esta panda de menguados mentales que dicen saber hacia donde nos llevan, hacia el precipio.
Me gustaría concluir con una pequeña reflexión. Un sistema socio-económico que está destruyendo el lugar donde vivimos, provocando la miseria por doquier y dificulta que nuestra especie se reproduzca, ¿no debería ser borrado de la faz de la Tierra de manera inmediata?
Un saludo.

domingo, 18 de noviembre de 2012

PINCELADAS TRAS LA HUELGA GENERAL (II)

Tras calificar a toda una tropa de voceros de la extrema derecha, que no sienten pudor alguno a la hora de denominarse a sí mismos como periodistas, me parece adecuado abordar uno de los temas en los que la política de descalificación de estos tipejos ha calado hondo: ¿qué son y para que sirven los sindicatos? Más concretamente, los sindicatos de clase
Para profundizar en el asunto me parece oportuno hacer una distinción entre el punto de vista del trabajador y el punto de vista, siempre interesado, de la derecha reaccionaria, y en muchos casos fascistoide, que busca ahogar, como ha hecho siempre, cualquier movimiento que defienda los derechos del trabajador y del ciudadano en general. Considero, creo que de manera acertada, que esta separación de intereses servirá para exponer mi tesis.
Desde el punto de vista del trabajador, al menos desde el de muchos trabajadores, los grandes sindicatos (donde se pueden incluir no sólo a CC.OO. y U.G.T., también se puede hacer referencia a otros como por ejemplo CSIF, más adelante veremos por qué), no han contribuido todo lo que debieran, en muchos casos bien poco, al bienestar de los ciudadanos a los que dicen representar. 
La pérdida de derechos que, de una u otra manera, han consentido, las concesiones continuas a las empresas, el funcionamiento arbitrario de las organizaciones, el enchufismo... han contribuido a crear una imagen lamentable entre una parte significativa de los trabajadores de los mencionados sindicatos.


En el fondo, todo se debe a un proceso de acomodación al sistema, al que de ninguna manera pretender transformar de manera radical, en el que han subsistido y crecido los sindicatos de clase, sería más correcto escribir los cuadros dirigentes, durante décadas de forma confortable y sin grandes sobresaltos. Esto ha contribuido a que los sindicatos mayoritarios no hayan ejercido su función, digamos que en profundidad. Se han limitado a arañar los bordes del sistema, a la impostura fingida y, en definitiva, a apuntalar un sistema que, irremediablemente, conducía a la situación que vivimos a fecha de hoy. Obviamente, mientras "todo funcionaba bien" este dejación de funciones no consistía ningún problema grave, al menos para el funcionamiento de las centrales sindicales. Sin embargo, el neoliberalismo empujaba con fuerza y los cuadros sindicales dirigentes no supieron ver y/o anticipar lo que iba a llegar. Craso error.
Uno siente que este sindicalismo incompleto se caracteriza, desde el punto de vista del trabajador, por no defender los intereses de aquellos a los que dice representar, buscando más el consenso a toda costa que presentar un frente con unos principios claros e irrenunciables. Desde el punto de vista del trabajador por cuenta ajena los sindicatos de clase son un intento fallido de representar al colectivo mayoritario, el de los currantes. Un intento fallido por lo laso de sus medidas frente a gobiernos y empresarios. En otras palabras se necesitan, y se han necesitado, unas herramientas más eficaces para plantar cara al "enemigo" del trabajador (posiblemente algún neoliberal de menguada inteligencia defienda que el empresario no está en contra del trabajador y, efectivamente, el empresario no está en contra del trabajador, su único objetivo, generalmente, es ganar dinero a costa de lo que sea, por lo que el trabajador no puede considerarse su enemigo, sólo se trata de una herramienta prescindible en función de los intereses).


La segunda percepción, la que está triunfando a través de los medios de comunicación de extrema derecha, se basa en equiparar a los sindicatos con unas organizaciones de tipo mafioso, en las que el lumpen y  la molicie constituyen una seña de referencia (resulta curioso que los fascistas que vegetan en dichos medios de comunicación obvien que los únicos dirigentes de organizaciones de eso que se ha dado en llamar actores sociales que se encuentran en los juzgados sean los de la CEOE. Más concretamente su anterior mandamás, Díaz Ferrán, y el número dos de la actual cúpula directiva, Arturo Fernández, éste ya condenado por un juzgado y con algún otro juicio pendiente. De nuevo la realidad desmiente a los tendenciosos ultramontanos).
Organizaciones que deberían desaparecer. ¿Por qué? Simple y llanamente por considerar que los trabajadores no necesitan ser representados. ¿Por qué? Porque estos botarates que pululan en los medios de comunicación, que no de información, en los foros económicos y en los despachos ministeriales consideran que los trabajadores no necesitan tener derechos, su único derecho es trabajar y, a ser posible, por el menor dinero posible.
No es difícil comprender que estos fulanos, hijos bastardos del absolutismo más rancio, lo único que pretenden es volver al inicio de la Revolución Industrial, cuando los trabajadores se enfrentaban a jornadas de 12 y 14 horas por un sueldo que apenas les permitía subsistir. Con total probabilidad alguno de ellos no dudaría en hacer trabajar a niños, siempre encontrarán alguna excusa para justificarlo, por el bien del país o de la economía. Estos desgraciados, lo único que pretenden es conservar su estatus quo, aunque sea a costa de millones y millones de sus conciudadanos, de esos que dicen que conforman su patria.
La diferencia entre la visión del obrero, traicionado por unos sindicatos que no defienden sus intereses, o no lo hacen de la manera que debieran, y la del neoliberal fascista, llámese lameculos mediático, presunto economista o político estulto , que exclusivamente desean tener las manos libres para esclavizar al trabajador  es inmensa. Los unos pretendemos más organización y mejor protección para los trabajadores. Los otros menor organización y nula protección para los trabajadores.


Lo desafortunado del caso es que una gran mayoría de los trabajadores, donde a veces debo incluirme, al menos hasta hace bien poco, defendemos la postura, en mayor o menor medida, de los neoliberales: como los sindicatos no valen mejor acabar con ellos. Es más, mucha gente utiliza esa historia del dinero que reciben los sindicatos para abjurar de ellos. Pero esa misma gente desconoce que la CEOE recibe el mismo o más dinero y que algo más de medio año, en una encuesta entre afiliados de la organización empresarial más del 90% de los mismos consideraban que las subvenciones de las administraciones eran un derecho.  O que 7 de cada 10 euros de la CEOE procede de las mismas administraciones .Sorprendente.

http://pollo-sincabeza.blogspot.com.es/2012/04/la-ceoe-cree-que-la-subvencion-es-un.html#.UKeyCeRPCKI

De igual forma muchos de los que despotrican contra el dinero que gestionan los sindicatos desconocen que esos mismos medios que extienden ese odio antisindical reciben crasos ingresos de las administraciones a través de la publicidad institucional, en muchos casos innecesaria y concedida de aquella manera. Creo que ya he contado que en 2010 la cuantía de los ingresos conseguidos a través de la publicidad institucional por el grupo Vocento fue el 10% de sus ingresos.
Por tanto, la conclusión parece clara: los sindicatos actuales, los grandes sindicatos al menos, no sirven y no han servido para defender los derechos de los trabajadores, pero la solución no es su disolución, que conllevaría consecuencias catastróficas para todos nosotros, los trabajadores, que nos encontraríamos indefensos ante los que defienden la vuelta al siglo XVIII. La solución más bien se ha de buscar por dos caminos: apoyar a los sindicatos de clase cuando nos interese a la mayoría de los trabajadores y buscar soluciones en sindicatos profesionales o minoritarios que puedan defender de manera más adecuada nuestros intereses. Lo que también parece claro es que criticar a los sindicatos sin criticar a la CEOE (recuerda el amable lector cuando dos de los fulanos de la cúpula directiva dijeron eso de: "vamos a ponernos serios", justo antes de dar una rueda de prensa donde hablaron de la reforma laboral que tan buenos resultados iba a traer a partir de noviembre o diciembre de este año)  o sin cargar contra los medios neoliberales y/o montaraces o contra el desgobierno de la mentira continua que padecemos no es más que hacer el caldo gordo a los que quieren desposeernos de todos nuestros derechos.
Un saludo.