viernes, 16 de noviembre de 2012

PINCELADAS TRAS LAS HUELGA GENERAL (I)

Aunque aún no tengo excesivas ganas de asaltar mi paz de los últimos días, y menos aún la del amable lector, con nuevas y truculentas entradas, algo dentro de mi me empuja a teclear letras y letras que intenten plasmar un estado de ánimo, o de opinión, que responde a la cantidad de necedades escuchadas en los últimos días por unos y otros en medios de comunicación, que no de información, y en el entorno personal en el que me desenvuelvo.
Estas dos primeras entradas, que publicaré bajo el nombre Pinceladas tras la huelga general, nacen como una necesidad que siente este bloguero de responder a ciertas falacias y formas de entender todo lo que rodea a la convocatoria de una huelga general en nuestro país por parte de personajes que asaltan los mass media, algunos de ellos pagados con dinero público, y, en ocasiones, por parte de personas normales y corrientes, que creo yerran el tiro en algunos aspectos.
La primera reflexión, la de hoy, versará sobre la escoria que se adueñado de los medios de comunicación y que bajo el pretencioso nombre de periodistas, aunque algunos no ocultan que nada tienen que ver con la citada profesión, destrozan la realidad en nombre de la objetividad y de la verdad.
Tal ver lo mejor que pueda hacer para ilustrar lo que deseo transmitir sea ilustrar con un ejemplo real lo que intento transmitir.
El fulano que responde al nombre de Hermann Tertsch, que parece ser cobra más de 500 euros por dos minutos de ¿trabajo? diario de Telemadrid (corporación pública que debe más de 250 millones de euros) se atrevió a asegurar, que no a pronosticar, el día anterior a que tuviera lugar, que la huelga general sería un fracaso. ¿Por qué? Simple y llanamente porque su ideología así se lo dictaba y, probablemente, por embolsarse la pasta por su "trabajo" diario.
Ejemplos de "información" objetiva y plural como el citado anteriormente existen una infinidad: cadenas de televisión de extrema derecha que intentan mostrar imágenes de piquetes compuestos por exaltados, no presentando imágenes ni de piquetes ni de exaltados (bueno, en este caso con la propia imagen de los presentadores basta para mostrar a tipos exaltados, falaces y fascistas), portadas de diarios que hablan de fracaso en la huelga y muestran imágenes de cientos de miles de manifestantes (la portada de La Razón digital era para mear y no echar gota) o comentaristas radiofónicos como Losantos o Herrera vomitando bilis, a falta de inteligencia bueno es algún humor, a primera hora de la mañana.
Todas estas alimañas mediáticas, que no periodistas, por mucho que blasonen el título de alguna facultad en la que aseguren que han concluido con éxito tal especialidad, tenían un único objetivo: deslegitimar la huelga y a los convocantes. En algunos casos de manera, más o menos, artera, intentando presentar datos, falsos, aunque, aparentemente, datos,  pero en otros directamente insultando a los convocantes, a los piquetes e incluso a los manifestantes. Evidentemente, cree el ladrón que todos son de su condición e intuyen que todos los ciudadanos que no opinan como ellos tienen formas de proceder como las de estos señoritos de cortijo mediático, poseyendo, como es su caso, un alma de golpista, de matón o de cobarde que urde tramas a la sombra mediante las cuales otros apalearán y privarán de derechos a ciudadanos por el mero echo de no pensar como ellos.
Los personajes de extrema derecha que atestan, y apestan,  los medios de comunicación (que a uno le hacen recordar aquella canción que rezaba: "Soy la voz de mi amo, soy su perro más fiel, a través de mi mano, te controla el poder") se han convertido en una jauría de voncingleros, capaces de todo para, en nombre de la información, defender sus ideas, que concuerdan de cabo a rabo con las de los más poderosos económicamente y los sectores más rancios de la sociedad.
Hasta aquí nada nuevo. Este mensaje conocido por el lector y defendido por mi en repetidas ocasiones no aporta nada nuevo, ni bueno, al lector. Sin embargo, lo importante sea analizar la configuración de eso que llaman servicio de información, análisis, o como coño quieran denominarlo, los botarates que dicen trabajar en nombre de la veracidad.
No hace falta realizar un estudio concienzudo para darse cuenta de que en la mayoría de medios, podemos exceptuar alguna cadena de televisión y la prensa escrita, especialmente la que es en papel, dedican más tiempo a presunto debates, tertulias, o gilipolladas por el estilo, que a transmitir informaciones (aunque muchos medios se podían meter por la parte de atrás los programas que llaman informativos, debido a su nula calidad informativa y su intencionalidad intrínseca, desvirtuar la realidad). ¿Por qué? Por dos motivos:

  1. Económico. Es más fácil, y barato, contratar a cuatro ganapanes que digan las bobadas que interesan al medio en cuestión que a una plantilla de periodistas que realicen información: busquen noticias, las contrasten y ofrezcan, si es menester, los diferentes puntos de vista de los afectados. Para esto ya están las agencias de información, con todas las limitaciones de las mismas. En este apartado existen excepciones. Algunos tipejos se llevan un pastón de entes públicos por soltar su basura moral a un público que encima paga sus desatinos. Como ejemplo de tal forma de desvergüenza y de descaro a la hora de aprovecharse de las arcas públicas podemos encontrar muchos, pero en esta misma entrada he citado uno.
  2. Los gañanes que aparecen en las presuntas tertulias o debates contribuyen con mayor facilidad a crear un estado de opinión, pues se focaliza la atención sobre una minoría de informaciones, las que interesan, para, desvirtuando la realidad, ofrecer machaconamente la opinión que interesa.
Por tanto, parece evidente que a la prensa, especialmente a la de extrema derecha, le interesa que el tiempo de lo que ellos llaman información, sea el justo, dedicando más tiempo a crear opinión, dando un tremenda relevancia a todos estos opinadores, entre los que se incluyen tipos que deslizan su imbecilidad fascistoide por las ondas radiofónicas y a través de algún canal fascista de televisión, aprovechando su papel de conductores de programas matinales, vespertinos o nocturnos. 
El lector habrá observado que esta entrada no puede considerarse parca en calificativos, que podemos definir como gruesos. Como es fácil de adivinar uno se ha visto contagiado por el estilo de todos los pregoneros de insultos y descalificaciones de la extrema derecha. Estúpidos que alzan la voz contra presuntos piquetes violentos, pero que callan el terrorismo de aquellos patronos que amenazan con el paro a los trabajadores que secunden la huelga. Habláis de la falta de democracia en Cuba, lo cual es real, y ocultáis que en vuestro país, al que tanto decís querer, un partido político ha llegado al poder incumpliendo sistemáticamente todo lo que ofrecía en campaña electoral (en muchos casos hasta lo justificáis). ¿Es eso lo que entendéis por democracia? Cuestiones como éstas os definen, sois las alimañas que siempre estaríais al lado del poderoso. En China pertenecerías la Partido Comunista. 
Se les llena la boca con la palabra patria y ocultáis que millones de personas, compatriotas vuestros, viven en la miseria, pregonando a los cuatro vientos que se deben ocultar las imágenes donde aparece reflejada esa situación, pues perjudica al país. Triste argumento. Nadie deja de ser un bastardo porque no aparezca en una foto en un diccionario junto al término bastardo. La patria, vuestra divisa para explotar a la gente y menospreciar a las personas que vienen de fuera. La libertad, la de mercado, vuestra excusa para vivir a costa de la gran mayoría de ciudadanos de este país. El respeto a la religión, la coartada para insultar y menospreciar al que no es como vosotros. 
Esta gentuza, que mancilla día a día la palabra periodismo y desconoce el significado de la palabra objetividad, no digamos nada del sustantivo verdad (para ellos si que tiene sentido que sea un nombre de tipo abstracto) cuyo único afán es descalificar, de todas la formas posibles e imaginables, a aquel que se enfrenta a los poderes económicos (entre los que sin duda se encuentra la Iglesia Católica), a sus amos, es la que llena con su palabra este país de miseria, atraso finisecular e indecencia. Vosotros, que llegáis a acusar a los sindicatos (que no son santo de mi devoción) de los desahucios sí que sois cómplices de éste y todos los desaguisados que sufrimos. Vosotros habéis defendido este sistema injusto y cruel, y lo seguís defendiendo, que ha empujado a varias personas a suicidarse, a millones de ellas al paro, a casi una cuarta de los ciudadanos españoles a vivir por debajo del umbral de la pobreza. Vosotros que sentís urticaria ante cualquier reforma. Vosotros que habéis defendido, y defendéis, a políticos y empresarios corruptos o ladrones y atacáis a sindicalistas por ser eso, sindicalistas. Vosotros escoria humana que os autodenomináis mediadores entre la noticia y la sociedad y sólo buscáis confundir y manipular. Vosotros, incapaces apesebrados, que no distinguís entre la realidad y los deseos sí que sois culpables de todo lo que pase. Sois culpables de incitar al odio hacia el diferente. Sois culpables de laminar los derechos de los ciudadanos españoles. 
En el fondo, y en la superficie, son una casta de asquerosos privilegiados que viven gracias a la desgracia de millones de los ciudadanos que viven, o malviven, en su patria. Cada cual vive de lo que puede y algunos sólo pueden vivir entre mierda, recordando a seres vivos, sin duda tan respetables como el escarabajo pelotero.
Un saludo.

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