martes, 26 de diciembre de 2023

ALAS DE HORMIGÓN

TUVE EN OCASIONES LAS NUBES ENTRE MIS BRAZOS.

PERO SOLO PORQUE POSEÍAN NOMBRE DE  MUJER

Y EL PERMISO, SIEMPRE PROPIO, PARA ENAMORARME.

EN AQUELLAS OCASIONES PRACTIQUÉ EL SENCILLO ARTE 

DE ENCARAMARME A AQUELLOS LABIOS Y A AQUELLA PIEL

ESCONDIENDO MIS ALAS DE HORMIGÓN 

EN EL LUGAR DONDE SE ENUMERAN LOS OBJETOS INÚTILES,

Y ASÍ ME PERMITÍA VOLAR

DESCUBRIENDO, ENTRE LAS NUBES INICIÁTICAS,

LA SENCILLA DESNUDEZ  DE LOS CUERPOS,

DONDE RESIDEN TODOS AQUELLOS SINÓNIMOS, 

AÚN POR INVENTAR, DE LA PALABRA AMOR.

PERO SIEMPRE RETORNÉ A LAS ALAS DE HORMIGÓN

PRECARIO BAGAJE PARA AVANZAR SIN LASTRE,

SIN NOSTALGIA, SIN NADIE.

TEMIENDO LA ATROFIA DE ESA PARTE DEL ALMA 

DONDE SE DICTAN LAS CARICIAS A ENTREGAR,

Y LOS VIENTOS GENERADOS EN CADA BESO.

DONDE NACE UN DESEO EXISTENCIAL Y URGENTE

DE ICINERAR EN EL COMBUSTIBLE DE LOS RECUERDOS

EL HORMIGÓN, LAS ALAS

 Y TODO AQUELLO QUE DESCONOZCO Y DONDE ME RECONOZCO.

TODO SE REDUCE A VOLAR ALADO O NO, 

GUIADO SOLO POR LABIOS RECEPTIVOS,

PLANEANDO SOBRE LA PIEL,

MUCHO MÁS ALLÁ DEL LUGAR MÁS LEJANO 

AL QUE LOS POEMAS PUEDEN TRANSPORTARTE.



















martes, 16 de mayo de 2023

EN UN PÁRRAFO

 "A diferencia del cazador, que encuentra placer tanto en abatir a la presa como en mostrarla, él sentía que lo importante radicaba en el proceso que conducía a que la mujer que deseaba, su presa en sentido figurado, expresara su deseo de estar con él. Después, una vez conseguido este objetivo, la relación solía perder interés, el instinto de cazador se veía saciado, excepto en los extraños casos en que  sentía un interés que trascendía a lo meramente carnal".

Había leído este párrafo del libro Inquietudes de Juan Morín infinidad de veces y, por fin, las dos últimas líneas cobraban sentido para él. Había encontrado a alguien, Sonia, que transcendía más allá de lo carnal. Para él no suponía mayor problema el estado civil de ella: casada...al menos en un primer momento, pero todo cambió cuando sintió que en su interior  había anidado algo más que la mera pulsión de conseguir que ese cuerpo yaciese con él. 

Llegado este momento tenía plena consciencia de que la situación resultaba compleja. El matrimonio de ella se encuadraba dentro de las uniones de conveniencia, una especie de unión simbiótica de carácter social. Él, Luis Miguel, a ojos de su entorno, ocultaba su homosexualidad , o al menos lo intentaba. Ella, además de conseguir una cantidad de dinero que añadir a su salario, poseía cierta libertad para desarrollar su vida de la manera que considerase más adecuada, siempre que mantuviese un cierto decoro y "no diese de qué hablar", como le había repetido en muchas ocasiones Luismi.

Sin embargo, tanto Sonia como él, Andrés, comenzaban a sentir que el marido de ella resultaba innecesario, y hasta molesto, en esa relación que había nacido como una aventura fruto del deseo de ambos y que había caminado hacia algo más complejo, forjado a base de sentimientos y necesidades diversas por cubrir. Pero aquella rendija en la relación que les llevo a conocerse, a explorarse y a enamorarse también contenía el veneno de la dificultad para obrar con libertad, pues el divorcio el divorcio no entraba en los planes del miembro de ese terceto que no participaba en dicha relación, que no mostraba predisposición alguna a romper ese vínculo artificial con su esposa. No sólo eso, un contrato firmado antes de la boda obligaba a que, de existir una futura separación, debía ser de mutuo acuerdo y, de no existir esa comunión de intereses, si una de las dos partes siguiese adelante con la disolución de la pareja debería indemnizar al otro con una cuantiosa cantidad de dinero. Cantidad de la que ella no disponía ni, muy probablemente, podría disponer en un futuro próximo.

Poco tiempo después surgió la idea, como surge la necesidad de beber agua cuando la sed llega al extremo de acartonar los labios, de una  manera natural, necesaria y urgente. La solución pudo germinar en la cabeza de Sonia, o en la de Andrés, no importaba, ambos la hicieron suya de manera automática y dedicaron un esfuerzo conjunto a llevar a buen puerto su plan, aspecto que aún afianzó más su relación, como ocurre siempre que se planea conjuntamente crear algo nuevo o como sucede cuando se acomete una empresa delictiva, en la que el silencio resulta tan virtuoso como el éxito de la misma.

A pesar de su inexperiencia en estas lides contaban con una gran ventaja: ella, debido a su trabajo, enfermera, poseía los conocimientos necesarios para que la ejecución de su proyecto fuese un éxito. Conseguir un potente analgésico no supuso problema alguno. Acceder a la ricina, procurando no dejar pista alguna sobre su adquisición, requirió un mayor tiempo, pues hubo que sortear varios obstáculos, algunos de ellos imprevistos, pero el proceso de indagación y obtención de la misma, acabo resultando más fácil para ella que para un profano en asuntos relacionados con la Medicina.

Una vez todo preparado, Sonia intentó, por última vez, resolver la situación con su marido mediante el diálogo; llegando a ofrecerle una compensación económica que, a pesar de suponer casi todo lo que poseía, resultaba  muy inferior a lo que estipulada  el contrato. Sin embargo, Luis Miguel rechazó tanto el dinero como las súplicas de Sonia para finalizar formalmente su relación. Se mostró inflexible, remitiéndose al convenio que ambos firmaron de forma voluntaria en su momento. Ella aguantó las lágrimas, y la rabia, lo mejor que supo y pudo, para no mostrarse vulnerable ante el hombre imperturbable que se encontraba enfrente. Ese hombre que, sin ser consciente de ella, había firmado con su intransigencia, en este caso de manera involuntaria, el fin de sus días.  

Tardaron un par de semanas en ultimar los detalles. Billetes de ferry, cerrar los vuelos, papeles falsos para ella, alojamiento en su lugar de destino, realizar transferencias de la cuenta conjunta del matrimonio a una donde Sonia figuraba como única titular, extraer dinero del cajero todos los días, hasta conseguir una cantidad en metálico que no superase el  límite para viajar, pero que les asegurase poder vivir durante un tiempo largo con holgura, mientras encontraban una forma de sustento. Poseían la certeza de que un ingeniero con contrastada experiencia y una enfermera con un amplio historial y una formación actualizada no habrían de tener dificultad para encontrar un trabajo adecuado a sus capacidades en su destino, Guinea Ecuatorial, carente de personal formado en muchas especialidades.

Conseguir el sedante y la toxina, así como su utilización,  constituía la parte inicial del plan. La huida de ambos a un país sin tratado de extradición, como era el lugar africano en el que pensaban recalar, representaba la culminación de  la meta que perseguían: vivir juntos sin necesidad de ocultarse ni de mantener distancias físicas y temporales para responder a convencionalismos y contratos ajenos a su vínculo voluntario. 

Dejar su forma de vida atrás constituía una medida preventiva. Resultaba harto improbable que en la autopsia detectasen restos del tóxico que ella utilizaría. Cuando encontrasen el cadáver, dos o tres días después de su muerte, lo más probable es que hubiese desaparecido del organismo del muerto cualquier rastro del mismo, pero,  para evitar complicaciones que acabasen en una condena penal, huir suponía una salvaguarda ante este hecho improbable, pero no  imposible. 

El cinco de mayo supuso el inicio de la nueva vida de Sonia y de Andrés y el final de la de Luis Miguel. Sorprendentemente, todo resultó muy sencillo. A las 00,30, hora local de Marruecos, desembarcaron en Tánger. Continuaron viaje a Rabat desde donde embarcaron dirección Malabo. 

 Tras aterrizar en el aeropuerto de Santa Isabel de la capital guineana, recoger sus equipajes y traspasar si novedad el control de aduanas ambos sonrieron y se fundieron en un abrazo que selló para siempre el lugar donde habitaban  todos los miedos e incertidumbres que les habían acompañado durante los últimos días. Como ocurre en estas situaciones, cuando llegaron a su alojamiento ambos sintieron como el cansancio se apoderaba de sus cuerpos. La adrenalina había cumplido su función y la actividad y el esfuerzo, sobre todo mental, que habían desarrollado durante estos últimos días se hacían notar. Ya no había planes que ejecutar, horarios que cumplir y miedos a fracasar. Había llegado el momento de dejarse llevar y de pintar de amaneceres ese proyecto vital de convivencia por el que habían llevado a cabo todo aquello, que meses antes resultaba inimaginable para ambos.

No tardaron en encontrar trabajo. Sonia en una ONG, que necesitaba profesionales estables en su organización para dar continuidad a su proyecto sanitario. Andrés en un ministerio, que precisaba de ingenieros para llevar a cabo las obras públicas que el dinero del petróleo financiaba. Pronto se dio cuenta de que parte de su trabajo consistía en hacer proyectos sobre papel, atribuyendo unos precios desorbitados a cualquier apartado del proyecto, a beneficio de todo aquellos que medraban en despachos, concesionarias de obras y demás personal con algún poder sobre la ejecución de la obra. Él no se inmiscuyó en ello. Su principal interés residía en conservar aquello que le hizo llegar a ese país y lo demás sólo suponía un medio para ello. 

Por contra, Sonia si se mostraba crítica con el régimen dictatorial del país. Tal vez debido a que su experiencia laboral le llevaba a convivir con los más desfavorecidos, o con algunos de ellos, pues la pobreza en el país constituía una seña de identidad, o, quizás, debido a que su personalidad la empujaba a criticar las injusticias sociales y los abusos del poder. 

A Andrés no le importaba mucho la etiología de esa pulsión justiciera que parecía haberse instalado en ella. Lo único que le preocupaba era la energía y el tiempo que comenzaba a dedicar a dicha causa. Aspectos que, de manera progresiva, generaba una distancia entre ellos. Una brecha al principio inapreciable, pero que cobraba forma poco a poco, que les arrastraba a mundos paralelos. Él sentía que las campañas, el activismo de su pareja había sustituido a las confidencias, a los atardeceres llenos de miradas cómplices y a los abrazos que abrían la puerta al sexo y que, de igual manera, cerraban esa misma puerta, una vez satisfecha esa necesidad de sentir al otro lo más cerca posible.

Sin embargo, había algo que a él le fascinaba del comportamiento de Sonia. Le maravillaba que una mujer que mostró una gran frialdad para asesinar a un hombre al que le unía una relación íntima, a pesar de que esa persona impidiese su felicidad, unos meses después fuese capaz de posicionarse al lado de los más desfavorecidos contra un poder despótico y cruel, arriesgando su libertad o algo más. En un principio se sintió desconcertado, pero no tardó en darse cuenta de que ambas cuestiones respondían a un  mismo principio: actuar ante la injusticia, bien se cometa con ella o bien recaiga sobre los demás, aunque sean personas con las que, a priori, no tenga ningún vínculo especial.  

Andrés barajó durante, aproximadamente, un par de semanas lo que implicaba el alineamiento social de Sonia con respecto a la relación de ambos. Del mismo lugar que surgió la idea que acabó con ellos en África nació la propuesta que él hizo a  su pareja: adquirir de manera conjunta una casa más grande y, sobe todo, con vistas al mar, como ella tanto deseaba. Recordaba que en una de sus primeras conversaciones Sonia había manifestado que despertarse todos los días viendo el mar constituía su mayor anhelo. Tras la salida de Madrid todo había discurrido de manera muy satisfactoria, en especial en lo económico, y, entre ambos, no tendrían problema alguno en reunir el dinero suficiente para que el sonido del del Océano Atlántico llenase las esquinas de su futuro hogar.

Como era de esperar, la respuesta a la propuesta fue afirmativa y, para sorpresa de la mujer, él la invitó a acompañarle a una casa en venta que, según creía, reunía todos los requisitos que ellos necesitaban. Cuando, al día siguiente, ambos salieron por la puerta ambos estaban de acuerdo ese lugar que acababan de abandonar sería su nueva residencia. Negociar el precio final, debido a los contactos de él en el Ministerio, resultó mucho más sencillo que en España, para sorpresa de ambos. Los siguientes pasos: anunciar a su casero que abandonarían su antigua casa, crear una cuenta conjunta donde depositarían el dinero del pago, gestionar todo los documentos para la adquisición de la nueva casa, concertar citas con los encargados de supervisar la venta...corrieron a cargo de él. El trabajo de él le proporcionaba un entorno que le facilitaba todo este proceso y Sonia no dudó en dejar todo en manos de su eficaz pareja, que parecía haber desarrollado una vitalidad y entrega perdida hace tiempo. 

Andrés se encontraba lejos cuando la Policía irrumpió en su casa, el mismo día que habían prefijado para zanjar la adquisición de la casa. En ese mismo momento o, tal vez, un poco antes o después acababa de colgar el teléfono para confirmar, por segunda vez, lo que ya sabía: la Policía de España no le incluía entre los sospechosos del asesinato de Luis Miguel. Solo Sonia estaba incluida en esa lista. Su abogado en Madrid, con el que había mantenido contacto durante este último mes, lo volvió a asegurar y él ya no tuvo duda alguna. Encendió el ordenador portátil y se conecto a la red wifi del aeropuerto. Cuando desbloqueó el aparato con su clave accedió a la aplicación de un banco y realizó la transferencia del total de la cuenta conjunta a una de la que él era el único titular. Después borró el archivo Confidencia de la carpeta Asuntos, ya no resultaba necesario, pues, tras imprimirlo, lo había enviado a la Comisaría Central de Malabo. El archivo Confidencia constituía un relato pormenorizado de las actividades que una enfermera de una ONG realizaba para ayudar a los más desfavorecidos. Actividades que suponían en determinados casos actuaciones perseguidas por el régimen del dictador guineano.

Apagó la computadora y abrió un libro que sacó del bolso de viaje que llevaba con él. La página elegida se encontraba señalada por un marcapáginas y en espera de escuchar la llamada que le indicase que debía embarcar en el vuelo con destino a Madrid, leyó:

  "A diferencia del cazador, que encuentra placer tanto en abatir a la presa como en mostrarla, él sentía que lo importante radicaba en el proceso que conducía a que la mujer que deseaba, su presa en sentido figurado, expresara su deseo de estar con él. Después, una vez conseguido este objetivo, la relación solía perder interés, el instinto de cazador se veía saciado, excepto en los extraños casos en que  sentía un interés que trascendía a lo meramente carnal".

Y entonces comprendió que Sonia y él tenían algo en común: la fidelidad a sus principios. Ella lo había apostado todo, y había perdido, para conseguir justicia. Él, en cambio había sido fiel a sus principios y, como ella, no había dudado en saltarse cualquier norma para conseguir a quién deseaba, pero, como decía el texto de Juan Morín, una vez conseguido lo que pretendía de una mujer ésta, más tarde o más temprano, perdía todo su interés y necesitaba encontrar otro reto, otra mujer a la que ganarse, para continuar sintiéndose vivo. 

jueves, 6 de abril de 2023

NADA IMPORTANTE

NADA IMPORTANTE


Te reconocí en el carmín de una camarera,

en el sabor del pan de maíz

y en la ausencia, que por momentos, aplasta.

Me reconocí en la toma de decisiones,

en la duda de los días corrientes

y en el cansancio que, en ocasiones, asfixia.

Me siento, inestable,

sobre la pulsión de estos caminos bifurcados,

segmentados por la distancia a tus labios,

a tus senos voraces y reconfortantes,

transitando ese espacio entre tú

y miles de relatos imposibles

trufados de victorias improbables,

contrapuestas a la realidad

de las vidas corrientes,

ancladas a sueños ocultos

en las profundidades de océanos domesticados,

exangües tras cada claudicación.

Ahora, detenido en este lugar desgastado,

las mañanas aúllan una tras otra.

Nada importante.

Quizás no eras tú,

quizás no era yo,

quizás sólo se trataba confusión

o de un sentimiento real

yaciendo en algún lugar sin nombre,

en un lecho oxidado;

 hibernando en un cuarto de ventanas acenagadas

donde la carcoma de la esperanza

no encuentra su itinerario,

y todo lo abarcable se transforma en un habitáculo interior,

iluminado de luna nueva

sin resquicios al viento de la mañana,

creador de caricias,

de la colisión de los cuerpos,

y del sonido de los bailes.

Mientras, amanece hoy también, 

nada importante.



 

lunes, 13 de febrero de 2023

EDUCACIÓN CON MAYÚSCULAS

 Uno, que envejece de manera irremisible y a la par se vuelve más escéptico, contempla el estado de lo que rodea y piensa que los bufones de Velázquez se han adueñado de todo aquello que podría convertirnos en una sociedad mejor. Resulta obvio, que cuando hablo de los bufones me refiero a esos personajes encargados de hacer reír a la Corte, y, por ende, a que sus descendientes en esta labor han conseguido hacer de la caricatura ley moral y también normativa.

Mi deseo no es realizar una radiografía de esta sociedad, me apetece centrarme en exclusiva en una rama de este mundo que conozco medianamente, la Educación, y desvestir a esos reyes desnudos de toda coherencia, que solo pueden ser considerados bufones de una forma de pensar que está de moda. 

Comenzaremos, una vez más, por definir Educación y educación. Educación son aquellos procesos de enseñanza-aprendizaje que se producen en instituciones con el fin de que un individuo alcance a conocer, en la medida de lo posible, aquellos conocimientos y valores fundamentales de la sociedad en que vive. En otras palabras, se trata de que el individuo aprenda lo necesario para poder participar en todos los aspectos de esa sociedad. 

La otra educación es la que se proporciona en el hogar, donde se transmiten una serie de valores, como por ejemplo, la importancia de la responsabilidad. 

Esta primera distinción aleja a los gurús de las emociones del sistema educativo. No, el sistema educativo  no debe impartir cuestiones relacionadas con la inteligencia emocional, aspecto que nadie a demostrado que exista, ni zarandajas por el estilo. La Escuela, debe contribuir a aumentar la autoestima del individuo, a su autonomía y a una capacidad crítica, mediante el aprendizaje de contenidos, y la presentación de distintos puntos de vista (razonados) de diferentes aspectos sociales y morales (cuestión que se evita a toda costa por los amantes de lo políticamente correcto).

Una vez hecha esta distinción, pasemos a otros aspectos, también muy de moda.

Vayamos con el asunto de la memoria. La memoria resulta imprescindible. De hecho, sin memoria no podríamos hablar, escribir, sumar, restar, multiplicar.... Y aquí es donde debemos hacer una distinción entre aquello para lo que estamos programados para aprender y aquello, que por su complejidad, nos resulta más difícil de aprender, y debemos realizar un mayor esfuerzo para adquirirlo.

Cuestiones como el lenguaje oral, el concepto de número, la suma y la resta (existen pruebas realizadas a bebés de meses donde se muestra que a esas edades se tiene el concepto de número hasta tres y de suma y resta de estos números), ciertas nociones espaciales, nos vienen de serie. Es decir, que tenemos creadas las estructuras para el aprendizaje de este tipo de conceptos.

Mi experiencia me dice que algo similar ocurre con el aprendizaje de la lectoescritura, que, salvo alumnos con dislexia o disgrafia, adquieren con una pasmosa facilidad. 

Estos aprendizajes se realizan sin "apenas" esfuerzo. Pero el resto de aprendizajes, requieren una mayor dedicación y la utilización de otras estrategias, entre ellas el uso correcto de la memoria. La memoria no resulta algo que está ahí y funciona sin más. La memoria va perfeccionándose a medida que madura nuestro sistema nervioso y, además, se entrena. Este proceso fundamental tiene un aspecto del que muchas veces no se habla, mucho menos los defensores de lo flower power, que es el de recuperación de la información. Para que la memoria funcione debemos ser capaces de recuperar la información y, por experiencia, una parte significativa de los alumnos que fracasan fallan en este apartado. Puede que por desmotivación, por falta de entrenamiento... No lo sé, pero fallan. La memoria, como cualquier otra actividad debe ser trabajada, mejorada y, en determinadas edades, mantenida, para evitar deterioros cognitivo. Resulta paradójico que a nuestros ancianos les invitemos a utilizar la memoria y a nuestros niños no.

Por otra parte, la memoria es fundamental para construir nuevos aprendizajes y para eso que los flower powers defienden de la creatividad. No recuerdo si fue Renzulli u otro de los grandes estudiosos de la superdotación, altas capacidades o como quieran llamarlo, que dijo que parte del éxito de estos alumnos se debe a recomponer lo que ya conocen de una manera distinta y original (en eso se basó buena parte de la obra de Leonardo da Vinci). Es decir, que para ser creativo tenemos que conocer, que tener almacenado en nuestra memoria, conocimiento con los que podamos "jugar" mentalmente para crear algo distinto. 

La memoria viene enlazada con otro aspecto, el de los conocimientos "inútiles" que aprenden los niños. Lo que voy a escribir a continuación se puede encontrar en la obra de uno de los filósofos cruciales para Occidente en los últimos siglos: Immanuel Kant y viene a decir que cuántas más cosas conozcamos mejor comprenderemos nuestro mundo. Siento decepcionar a bufones como Samantha Hudson y su afirmación absurda de que se siguen estudiando la lista de los reyes godos, parece ser que no se estudian ni en la licenciatura de Historia. Este personaje resulta un fiel reflejo de esta sociedad de la que hablaba al principio. Una sociedad en la que los bufones toman la voz y, en este caso, retransmiten lo que desean sus amos: una concepción de que lo único válido es lo útil desde un punto de vista material o porque está de moda. Una utilidad basada en la mentalidad del ingeniero o el snob, lo único válido es lo útil. Sin embargo, el sistema educativo, como se dijo con anterioridad debe hacer que el individuo conozca para comprender mejor el mundo y actuar en consecuencia, no dejándose manipular por mamarrachos como este tipo o toda la caterva que le da cabida en sus programas. 

Por cierto, Samantha Hudson, una anécdota personal. Este curso estoy haciendo apoyo dentro del aula a un alumno de 3º de la ESO con un TEA y, ¡sorpresa!, en Biología están estudiando aspectos como el consumo de calorías en la dieta, dieta equilibrada, índice de masa corporal, gasto de energía según la tipología de cada persona, lectura de etiquetas, diferencia entre fecha de caducidad, fecha de consumo preferente... Algo poco útil para la vida de los alumnos, como el lector podrá comprobar. 

Pero, volvamos al tema que  nos ocupa. No todo en la Educación debe ser memoria, aunque, mal que pese a muchos, esta resulte crucial. Los defensores de la no memorización defienden que todo se puede aprender a través de actividades pintonas, que facilitan el aprendizaje sin esfuerzo. Cierto, existen actividades que pueden motivar a que se impliquen más los alumnos, pero, ¡ojo!, este tipo de actividades no conllevan que los alumnos aprendan los contenidos trabajados con solo realizar o completar este tipo de ejercicios. Esta es otra de las mentiras de los flower powers. El hecho de que una actividad sea más lúdica no implica aprender. En muchos casos el alumno deberá analizar lo que ha hecho, que conocimientos hay en dicha tarea y volver a repasarlos. Que una tarea sea lúdica, que motive más a participar a los alumnos, especialmente a algunos, no significa que vayan a adquirir de manera automática los conocimientos. Sin olvidar que muchas de estas tareas son atractivas por el efecto novedad. Cuando este decae también se pierde esa fuerza de atracción de parte del alumnado. También cabe reseñar que existen estudios desde la neurología que aseguran que uno de los problemas de este tipo de sistemas de aprendizaje tienen un problema, el mismo que el del otro tipo de actividades si no se plantean correctamente, la transferencia de los aprendizajes, lo que antes conocíamos como la generalización. El problema es que los alumnos per se suelen ser capaces de aplicar lo aprendido a otros contextos. Necesitan, como es lógico, que los docentes presenten otro tipo de actividades para que apliquen lo aprendido a otros contextos. En definitiva, ocurre lo mismo que en el llamado aprendizaje memorístico, siempre que no se plantean de manera adecuada la adquisición de conocimientos.

Capítulo aparte merece ese afán de cambiar a las personas, a los niños, para conseguir que sean seres beatíficos y perfectos, debido a una educación de los sentimientos y no sé que más. A este respecto sólo decir que quien quiera milagros se haga católico y se vaya a Lourdes o Fátima. Estas zarandajas de formar seres bondadosos y demás solo se le puede ocurrir a alguien que desconozca cómo funciona la sociedad y cuál es la función de la Educación. 

Empezando por el primer aspecto. Todos los individuos, hasta los flower powers, viven en diferentes contextos, que nos influencian. Resulta obvio, que el primer agente socializador de los individuos es la familia y de ahí nacen muchas de las respuestas de los niños ante el mundo que los rodea. Entre los docentes no resulta infrecuente hablar del "ambiente que tiene en casa" para explicar ciertas cosas que ocurren en determinados alumnos de nuestros centros. Imagino que no hará falta explicarlo de manera detallada, pero que sepan los flower powers, que no todos han tenido una vida regalada y que algunos niños tienen problemas en sus hogares, que van de los más nimios a algunos inimaginables para las personas de "bien".

Alguien puede responder: ¡Hombre, para eso están los centros educativos, para cambiar esas realidades! Hasta cierto punto tienen razón, siempre que sea factible. Si el tutor habla una y otra vez para que su  hijo haga las actividades, estudie o, simplemente, acuda al centro limpio (sí, esto sigue ocurriendo) y no se produce una respuesta adecuada por parte de los progenitores, existe un problema. Una reflexión antes de seguir profundizando en el asunto: Para cualquier docente es mejor que los alumnos sean todos muy listos, aprendan sin esfuerzo y se porten bien en clase, pero eso, por la diversidad de todo tipo que existe: social, intelectual... es imposible.

Volvamos al asunto de cambiar a las personas, los alumnos son personas, nunca lo olvidemos. Una persona puede cambiar una conducta por dos motivos: porque ella lo desea y se pone a ello, porque alguien se lo impone.

Un ejemplo de lo primero sería cuando una persona decide dejar de fumar, adelgazar... Y, como el lector habrá inferido, no siempre se consigue llevar a cambio ese tipo de cambios voluntarios. Alguien puede preguntarse si los niños no tienen la capacidad de cambiar motu proprio para alcanzar lo que se le pide o lo deseable. Para contestar a esta pregunta lo primero es distinguir entre lo funcional y que socialmente funciona.

Lo funcional es aquello que a una persona le sirve para desenvolverse en su entorno, sin que ello implique que sea lo deseable para alcanzar todo su desarrollo y/o conseguir los objetivos que debería alcanzar. Lo podemos ver con nuestros hijos, sobre todo los adolescentes. El orden parece ser su enemigo, en especial en su habitación. Este desorden conlleva continuas reprimendas, cuando no pequeños castigos. ¿Por qué no cambian si conocen la conducta correcta? Porque no les aporta nada sustancial en su vida y en sus necesidades y preferencias. 

Imagine el lector que un niño pequeño o un adolescente solo ha conocido una determinada forma de relacionarse con su entorno cercano, entre el que se incluye la Escuela, porque es lo que ha conocido en casa. Lo normal es que lo reproduzca, sin mayor cuestionamiento. Son niños y jóvenes con un número de experiencias limitadas, que no pueden comparar. 

Para entenderlo mejor bastará poner un ejemplo. Un niño sin gafas, por lo general, no va a decir que ve mal a un adulto, por el mero hecho de que siempre ha visto mal y no puede comparar lo que implica tener una agudeza visual correcta y lo que no lo es. Ha crecido con ese problema y no concibe que sea tal, porque nunca ha podido comparar. Esto es lo que ocurre en muchos niños con problemas, no en todos, y por eso es complicado que cambie. Es complicado que cambie porque no tiene modelos y porque ese cambio es incertidumbre, lo que hace hasta ese momento le sirve para ir tirando y lo que le dicen que tiene que hacer es complicado y, sobre todo, incierto.

El segundo tipo de cambios, la imposición externa de otro tipo de conductas resulta más complejo y, al igual que en el anterior caso, no siempre da buenos resultados o los cambios no resultan todo lo importantes que quisiéramos. Existen múltiples formas de hacerlo, por lo general asociados al conductismo, trabajando a la vez aspectos como la autoestima y el sentimiento de autoeficacia tanto en lo académico como en lo social, que no siempre dan buenos resultados y para que funcionen, en especial en lo académico, hay que trabajar a pico y pala con el alumno, día tras día, para conseguir logros muchas veces pequeños, casi nunca grandes (excepto al principio, una vez más la novedad), y en ocasiones de regular tamaño (que permiten al alumno tirar para adelante sin grandes alaracas y con gran dependencia del docente).

Pero, que quede claro, como he escrito en el párrafo anterior, que los avances, por lo general, son en el campo académico, porque desde los centros no se pueden cambiar las dinámicas familiares, y mucho  menos si las propias familias  no quieren. 

Crear seres de luz es una estupidez digna de estúpidos flower powers, que ante los problemas reales, que en muchos casos desconocen, utilizan discursos huecos, llenos de vaguedades y presuntas buenas intenciones, que lo único que dejan ver es su estulticia y el desconocimiento de lo que es la Educación.  Los flower  powers, que tanto hablan de Educación, necesitan conocer quien es el mejor docente del año y luego descubren que los alumnos le rajan las ruedas del coche. La gente que nos dedicamos a trabajar no tenemos tiempo para gastarlo en darnos publicidad, como hacen todos estos tipos que suelen ser un fraude. Pero los pijos necesitan tener un referente que les diga que todos somos malos y que hay gente que sí sabe como hacer bien las cosas. ¡Error! No existen fórmulas mágicas en Educación, solo el trabajo diario, a veces repetitivo y monótono por la insistencia, por ejemplo, en la adquisición de hábitos que lleva a que nuestros alumnos aprendan, especialmente aquellos alumnos que tienen más dificultades para adquirir los contenidos trabajados en el aula. 

Me gustaría acabar aclarando una cosa: el sistema educativo y la gran mayoría de docentes (en todos los colectivos hay ovejas negras) nos dejamos los cuernos para que todos, repito: TODOS LOS ALUMNOS,  tengan las mismas oportunidades, que en eso consiste la Educación y no ideas de cuatro pagafantas. Si alguien defiende que eso no es cierto, que no dude en escribir un mensaje en esta entrada y hablamos de datos de asistencia a clase, implicación de las familias... También es verdad, que el pagafantismo da más dinero, porque sus seguidores suelen ser de clases medias altas, que son los que tiene la pasta. Basta ver como un tipo como Seligman, que en 1975 andaba definiendo la indefensión aprendida ahora se dedica al buen rollito y ser líder los flower powers pagafantes del orbe. 

Espero haber ayudado a aclarar algunos conceptos y desenmascarado a algunos estafadores.