lunes, 13 de febrero de 2023

EDUCACIÓN CON MAYÚSCULAS

 Uno, que envejece de manera irremisible y a la par se vuelve más escéptico, contempla el estado de lo que rodea y piensa que los bufones de Velázquez se han adueñado de todo aquello que podría convertirnos en una sociedad mejor. Resulta obvio, que cuando hablo de los bufones me refiero a esos personajes encargados de hacer reír a la Corte, y, por ende, a que sus descendientes en esta labor han conseguido hacer de la caricatura ley moral y también normativa.

Mi deseo no es realizar una radiografía de esta sociedad, me apetece centrarme en exclusiva en una rama de este mundo que conozco medianamente, la Educación, y desvestir a esos reyes desnudos de toda coherencia, que solo pueden ser considerados bufones de una forma de pensar que está de moda. 

Comenzaremos, una vez más, por definir Educación y educación. Educación son aquellos procesos de enseñanza-aprendizaje que se producen en instituciones con el fin de que un individuo alcance a conocer, en la medida de lo posible, aquellos conocimientos y valores fundamentales de la sociedad en que vive. En otras palabras, se trata de que el individuo aprenda lo necesario para poder participar en todos los aspectos de esa sociedad. 

La otra educación es la que se proporciona en el hogar, donde se transmiten una serie de valores, como por ejemplo, la importancia de la responsabilidad. 

Esta primera distinción aleja a los gurús de las emociones del sistema educativo. No, el sistema educativo  no debe impartir cuestiones relacionadas con la inteligencia emocional, aspecto que nadie a demostrado que exista, ni zarandajas por el estilo. La Escuela, debe contribuir a aumentar la autoestima del individuo, a su autonomía y a una capacidad crítica, mediante el aprendizaje de contenidos, y la presentación de distintos puntos de vista (razonados) de diferentes aspectos sociales y morales (cuestión que se evita a toda costa por los amantes de lo políticamente correcto).

Una vez hecha esta distinción, pasemos a otros aspectos, también muy de moda.

Vayamos con el asunto de la memoria. La memoria resulta imprescindible. De hecho, sin memoria no podríamos hablar, escribir, sumar, restar, multiplicar.... Y aquí es donde debemos hacer una distinción entre aquello para lo que estamos programados para aprender y aquello, que por su complejidad, nos resulta más difícil de aprender, y debemos realizar un mayor esfuerzo para adquirirlo.

Cuestiones como el lenguaje oral, el concepto de número, la suma y la resta (existen pruebas realizadas a bebés de meses donde se muestra que a esas edades se tiene el concepto de número hasta tres y de suma y resta de estos números), ciertas nociones espaciales, nos vienen de serie. Es decir, que tenemos creadas las estructuras para el aprendizaje de este tipo de conceptos.

Mi experiencia me dice que algo similar ocurre con el aprendizaje de la lectoescritura, que, salvo alumnos con dislexia o disgrafia, adquieren con una pasmosa facilidad. 

Estos aprendizajes se realizan sin "apenas" esfuerzo. Pero el resto de aprendizajes, requieren una mayor dedicación y la utilización de otras estrategias, entre ellas el uso correcto de la memoria. La memoria no resulta algo que está ahí y funciona sin más. La memoria va perfeccionándose a medida que madura nuestro sistema nervioso y, además, se entrena. Este proceso fundamental tiene un aspecto del que muchas veces no se habla, mucho menos los defensores de lo flower power, que es el de recuperación de la información. Para que la memoria funcione debemos ser capaces de recuperar la información y, por experiencia, una parte significativa de los alumnos que fracasan fallan en este apartado. Puede que por desmotivación, por falta de entrenamiento... No lo sé, pero fallan. La memoria, como cualquier otra actividad debe ser trabajada, mejorada y, en determinadas edades, mantenida, para evitar deterioros cognitivo. Resulta paradójico que a nuestros ancianos les invitemos a utilizar la memoria y a nuestros niños no.

Por otra parte, la memoria es fundamental para construir nuevos aprendizajes y para eso que los flower powers defienden de la creatividad. No recuerdo si fue Renzulli u otro de los grandes estudiosos de la superdotación, altas capacidades o como quieran llamarlo, que dijo que parte del éxito de estos alumnos se debe a recomponer lo que ya conocen de una manera distinta y original (en eso se basó buena parte de la obra de Leonardo da Vinci). Es decir, que para ser creativo tenemos que conocer, que tener almacenado en nuestra memoria, conocimiento con los que podamos "jugar" mentalmente para crear algo distinto. 

La memoria viene enlazada con otro aspecto, el de los conocimientos "inútiles" que aprenden los niños. Lo que voy a escribir a continuación se puede encontrar en la obra de uno de los filósofos cruciales para Occidente en los últimos siglos: Immanuel Kant y viene a decir que cuántas más cosas conozcamos mejor comprenderemos nuestro mundo. Siento decepcionar a bufones como Samantha Hudson y su afirmación absurda de que se siguen estudiando la lista de los reyes godos, parece ser que no se estudian ni en la licenciatura de Historia. Este personaje resulta un fiel reflejo de esta sociedad de la que hablaba al principio. Una sociedad en la que los bufones toman la voz y, en este caso, retransmiten lo que desean sus amos: una concepción de que lo único válido es lo útil desde un punto de vista material o porque está de moda. Una utilidad basada en la mentalidad del ingeniero o el snob, lo único válido es lo útil. Sin embargo, el sistema educativo, como se dijo con anterioridad debe hacer que el individuo conozca para comprender mejor el mundo y actuar en consecuencia, no dejándose manipular por mamarrachos como este tipo o toda la caterva que le da cabida en sus programas. 

Por cierto, Samantha Hudson, una anécdota personal. Este curso estoy haciendo apoyo dentro del aula a un alumno de 3º de la ESO con un TEA y, ¡sorpresa!, en Biología están estudiando aspectos como el consumo de calorías en la dieta, dieta equilibrada, índice de masa corporal, gasto de energía según la tipología de cada persona, lectura de etiquetas, diferencia entre fecha de caducidad, fecha de consumo preferente... Algo poco útil para la vida de los alumnos, como el lector podrá comprobar. 

Pero, volvamos al tema que  nos ocupa. No todo en la Educación debe ser memoria, aunque, mal que pese a muchos, esta resulte crucial. Los defensores de la no memorización defienden que todo se puede aprender a través de actividades pintonas, que facilitan el aprendizaje sin esfuerzo. Cierto, existen actividades que pueden motivar a que se impliquen más los alumnos, pero, ¡ojo!, este tipo de actividades no conllevan que los alumnos aprendan los contenidos trabajados con solo realizar o completar este tipo de ejercicios. Esta es otra de las mentiras de los flower powers. El hecho de que una actividad sea más lúdica no implica aprender. En muchos casos el alumno deberá analizar lo que ha hecho, que conocimientos hay en dicha tarea y volver a repasarlos. Que una tarea sea lúdica, que motive más a participar a los alumnos, especialmente a algunos, no significa que vayan a adquirir de manera automática los conocimientos. Sin olvidar que muchas de estas tareas son atractivas por el efecto novedad. Cuando este decae también se pierde esa fuerza de atracción de parte del alumnado. También cabe reseñar que existen estudios desde la neurología que aseguran que uno de los problemas de este tipo de sistemas de aprendizaje tienen un problema, el mismo que el del otro tipo de actividades si no se plantean correctamente, la transferencia de los aprendizajes, lo que antes conocíamos como la generalización. El problema es que los alumnos per se suelen ser capaces de aplicar lo aprendido a otros contextos. Necesitan, como es lógico, que los docentes presenten otro tipo de actividades para que apliquen lo aprendido a otros contextos. En definitiva, ocurre lo mismo que en el llamado aprendizaje memorístico, siempre que no se plantean de manera adecuada la adquisición de conocimientos.

Capítulo aparte merece ese afán de cambiar a las personas, a los niños, para conseguir que sean seres beatíficos y perfectos, debido a una educación de los sentimientos y no sé que más. A este respecto sólo decir que quien quiera milagros se haga católico y se vaya a Lourdes o Fátima. Estas zarandajas de formar seres bondadosos y demás solo se le puede ocurrir a alguien que desconozca cómo funciona la sociedad y cuál es la función de la Educación. 

Empezando por el primer aspecto. Todos los individuos, hasta los flower powers, viven en diferentes contextos, que nos influencian. Resulta obvio, que el primer agente socializador de los individuos es la familia y de ahí nacen muchas de las respuestas de los niños ante el mundo que los rodea. Entre los docentes no resulta infrecuente hablar del "ambiente que tiene en casa" para explicar ciertas cosas que ocurren en determinados alumnos de nuestros centros. Imagino que no hará falta explicarlo de manera detallada, pero que sepan los flower powers, que no todos han tenido una vida regalada y que algunos niños tienen problemas en sus hogares, que van de los más nimios a algunos inimaginables para las personas de "bien".

Alguien puede responder: ¡Hombre, para eso están los centros educativos, para cambiar esas realidades! Hasta cierto punto tienen razón, siempre que sea factible. Si el tutor habla una y otra vez para que su  hijo haga las actividades, estudie o, simplemente, acuda al centro limpio (sí, esto sigue ocurriendo) y no se produce una respuesta adecuada por parte de los progenitores, existe un problema. Una reflexión antes de seguir profundizando en el asunto: Para cualquier docente es mejor que los alumnos sean todos muy listos, aprendan sin esfuerzo y se porten bien en clase, pero eso, por la diversidad de todo tipo que existe: social, intelectual... es imposible.

Volvamos al asunto de cambiar a las personas, los alumnos son personas, nunca lo olvidemos. Una persona puede cambiar una conducta por dos motivos: porque ella lo desea y se pone a ello, porque alguien se lo impone.

Un ejemplo de lo primero sería cuando una persona decide dejar de fumar, adelgazar... Y, como el lector habrá inferido, no siempre se consigue llevar a cambio ese tipo de cambios voluntarios. Alguien puede preguntarse si los niños no tienen la capacidad de cambiar motu proprio para alcanzar lo que se le pide o lo deseable. Para contestar a esta pregunta lo primero es distinguir entre lo funcional y que socialmente funciona.

Lo funcional es aquello que a una persona le sirve para desenvolverse en su entorno, sin que ello implique que sea lo deseable para alcanzar todo su desarrollo y/o conseguir los objetivos que debería alcanzar. Lo podemos ver con nuestros hijos, sobre todo los adolescentes. El orden parece ser su enemigo, en especial en su habitación. Este desorden conlleva continuas reprimendas, cuando no pequeños castigos. ¿Por qué no cambian si conocen la conducta correcta? Porque no les aporta nada sustancial en su vida y en sus necesidades y preferencias. 

Imagine el lector que un niño pequeño o un adolescente solo ha conocido una determinada forma de relacionarse con su entorno cercano, entre el que se incluye la Escuela, porque es lo que ha conocido en casa. Lo normal es que lo reproduzca, sin mayor cuestionamiento. Son niños y jóvenes con un número de experiencias limitadas, que no pueden comparar. 

Para entenderlo mejor bastará poner un ejemplo. Un niño sin gafas, por lo general, no va a decir que ve mal a un adulto, por el mero hecho de que siempre ha visto mal y no puede comparar lo que implica tener una agudeza visual correcta y lo que no lo es. Ha crecido con ese problema y no concibe que sea tal, porque nunca ha podido comparar. Esto es lo que ocurre en muchos niños con problemas, no en todos, y por eso es complicado que cambie. Es complicado que cambie porque no tiene modelos y porque ese cambio es incertidumbre, lo que hace hasta ese momento le sirve para ir tirando y lo que le dicen que tiene que hacer es complicado y, sobre todo, incierto.

El segundo tipo de cambios, la imposición externa de otro tipo de conductas resulta más complejo y, al igual que en el anterior caso, no siempre da buenos resultados o los cambios no resultan todo lo importantes que quisiéramos. Existen múltiples formas de hacerlo, por lo general asociados al conductismo, trabajando a la vez aspectos como la autoestima y el sentimiento de autoeficacia tanto en lo académico como en lo social, que no siempre dan buenos resultados y para que funcionen, en especial en lo académico, hay que trabajar a pico y pala con el alumno, día tras día, para conseguir logros muchas veces pequeños, casi nunca grandes (excepto al principio, una vez más la novedad), y en ocasiones de regular tamaño (que permiten al alumno tirar para adelante sin grandes alaracas y con gran dependencia del docente).

Pero, que quede claro, como he escrito en el párrafo anterior, que los avances, por lo general, son en el campo académico, porque desde los centros no se pueden cambiar las dinámicas familiares, y mucho  menos si las propias familias  no quieren. 

Crear seres de luz es una estupidez digna de estúpidos flower powers, que ante los problemas reales, que en muchos casos desconocen, utilizan discursos huecos, llenos de vaguedades y presuntas buenas intenciones, que lo único que dejan ver es su estulticia y el desconocimiento de lo que es la Educación.  Los flower  powers, que tanto hablan de Educación, necesitan conocer quien es el mejor docente del año y luego descubren que los alumnos le rajan las ruedas del coche. La gente que nos dedicamos a trabajar no tenemos tiempo para gastarlo en darnos publicidad, como hacen todos estos tipos que suelen ser un fraude. Pero los pijos necesitan tener un referente que les diga que todos somos malos y que hay gente que sí sabe como hacer bien las cosas. ¡Error! No existen fórmulas mágicas en Educación, solo el trabajo diario, a veces repetitivo y monótono por la insistencia, por ejemplo, en la adquisición de hábitos que lleva a que nuestros alumnos aprendan, especialmente aquellos alumnos que tienen más dificultades para adquirir los contenidos trabajados en el aula. 

Me gustaría acabar aclarando una cosa: el sistema educativo y la gran mayoría de docentes (en todos los colectivos hay ovejas negras) nos dejamos los cuernos para que todos, repito: TODOS LOS ALUMNOS,  tengan las mismas oportunidades, que en eso consiste la Educación y no ideas de cuatro pagafantas. Si alguien defiende que eso no es cierto, que no dude en escribir un mensaje en esta entrada y hablamos de datos de asistencia a clase, implicación de las familias... También es verdad, que el pagafantismo da más dinero, porque sus seguidores suelen ser de clases medias altas, que son los que tiene la pasta. Basta ver como un tipo como Seligman, que en 1975 andaba definiendo la indefensión aprendida ahora se dedica al buen rollito y ser líder los flower powers pagafantes del orbe. 

Espero haber ayudado a aclarar algunos conceptos y desenmascarado a algunos estafadores.

 

 



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