viernes, 30 de diciembre de 2016

LA BOINA Y EL CIGARRO

Hace unos cuantos años, cuando aún fumaba, me sorprendía que en el metro de Madrid se prohibiese, de manera terminante, fumar, cuando al salir por cualquier boca a la superficie se podía disfrutar de esa famosa "boina", que se puede observar en todo su expresión cuando se accede a la capital, por ejemplo, desde la Carretera de la Coruña. Me extrañaba que se mirase, de manera acertada, por la salud de los usuarios del transporte público y pareciese no importar mucho que millones de personas aspirasen una densa y colorida capa de contaminación día sí día también. 
Cabe decir que, con el discurrir del tiempo, me encontré con un informe de la O.M.S. donde se habla de millones de muertos prematuros al año fruto de la contaminación. Posiblemente un número similar, o mayor (no lo he contrastado), de muertes que las producidas por el tabaco.


Hete aquí que, con el paso del tiempo, las autoridades pertinentes parecieron mostrar preocupación por una circunstancia que en la ciudad mesetaria parecía formar parte del paisaje, con especial incidencia en períodos en los que ni el viento ni la lluvia hacían acto de presencia en el centro de la Península Ibérica. Se establecieron protocolos de actuación que, en los últimos días, han debido aplicarse hasta un nivel extremo, por mor de una concentración, nunca hasta entonces alcanzada, de una sustancia emitida en especial por los coches diesel: el dióxido de nitrógeno. En el enlace que se encuentra sobre este párrafo se puede observar que se trata de uno de los cuatro parámetros que se miden para detectar el nivel de contaminación en una zona. Se estima que los vehículos propulsados por gasoil generan el 60% de las emisiones de dióxido de nitrógeno. Una sutancia que parece no resultar muy recomendable para la salud, y menos en altas dosis de concentración.
Cuando escribo esto, me viene a la mente la estafa que las empresas automovilísticas realizaron, de manera sistemática, con la aquiescencia de la Unión Europea, en sus datos sobre emisiones de ésta y otras sustancias.



Y, tras la indignación inicial, no puedo hacer otra cosa que aumentar mi enfado, tras leer que la Unión Europea persigue a los infractores permitiéndoles que durante los dos próximos años los coches que fabriquen emitan el doble de sustancias nocivas que las permitidas hasta este momento.


Sea como fuere, la contaminación no resulta algo exclusivo de Madrid, ni de España. En este enlace se puede observar, en tiempo real, la situación del aire en cualquier lugar del mundo
Resulta evidente que un modelo basado en la producción desmedida, sustentada sobre el uso de combustibles fósiles, representa un serio problema para una buena parte de los seres vivos que moran en este planeta, incluidos nosotros los humanos. La contaminación por partículas de diversos tipos se produce de manera más acusada en las grandes concentraciones urbanas, donde se consume mucha más energía fósil, que en lugares menos poblados. Las medidas para paliar este problema como las tomadas en Madrid, se han tomado en otras megápolis de Europa y de América Latina desde hace lustros y supones un parche que intenta revertir, de manera momentánea, una situación límite. Este tipo de actuaciones resultan necesarias, pero insuficientes. 
No me considero experto en este tema, como en ningún otro, por lo que dejo de la mano del amable lector indagar sobre posibles soluciones eficaces y realistas al citado problema. Soluciones que, presumo, no han de ser fáciles ni prontas, pero que sí han de pasar por desterrar el populismo absurdo e irreflexivo de ciertos tipos de la derecha neoliberal rancia y, me atrevería a decir, cómplice de esta situación.
Parece que en este país, imagino que en otros ocurrirá lo mismo, ciertos personajes públicos (he escuchado a varios de ellos en los medios) arremeten contra la medida tomada por el Ayuntamiento de Madrid por vulnerar su libertad para transitar con sus vehículos cuando y por donde les dé la gana. El argumento es tan estulto como las personas que lo formulan. Lo es porque el derecho a la salud de millones de personas se sitúa por encima de cualquier libertad de tránsito de una panda de iluminados. 
Por otra parte, he escuchado a otro neoliberal, kafkiano hasta lo esperpéntico, un catedrático de Economía que responde al nombre de Carlos Rodríguez Braun, esgrimir, entre otros argumentos, que la O.M.S. se dedica a meter miedo al personal, para limitar libertades. Reconozco que con lo de la gripe aviar se les fue la mano; pero, en general, su forma de actuar resulta bastante positiva para la humanidad: campañas de vacunación, lucha contra el tabaquismo, contra el sobrepreso, la actuación en la crisis del virus zika ... Pero, lo mejor de todo, es que un tipo que basa defiende a capa y espada una teoría que se basa en meter miedo al común de los mortales, porque si no se siguen sus dictados el infierno está a la vuelta de la esquina (aunque la desregulación sea la que nos haya conducido allí) sea el que arguya que la O.M.S. basa su actuación en infundir miedo. Lo curioso de este fulena es que tras argumentar que las medidas se habían implementado porque se ha bajado el nivel máximo permitido de dióxido de nitrógeno, no cejó en su empeño de defender su postura, tras escuchar a un experto del C.S.I.C. diciendo que la contaminación alcanzada en Madrid en los últimos días era la más alta en toda la historia de la ciudad desde que existen registros. Espero que en lo suyo, el tal Braun, sea un poco más riguroso que en otro tipo de cuestiones.
Por supuesto, existe la visión aguirrista que defiende que limitar el tránsito rodado afecta al comercio,lo que produce pérdidas económicas. Tal vez lo apropiado sería pensar que con un menor nivel de contaminación existirán menos patologías asociadas a tal circunstancias y todos los ciudadanos nos ahorraremos un montón de dinero, porque menos ciudadanos tendrán que usar la Seguridad Social para poner coto a los problemas de salud que un aire portador de sustancias nocivas provoca. A no ser, claro está, que la mala salud de los ciudadanos se vea como un negocio para farmacéuticas y demás empresas que se pueden beneficiar de un mayor uso de las instalaciones médicas por parte de pacientes. 
Creo que el populismo es eso: ante la existencia de un problema serio, muy serio, aparecer para decir sandeces que buscan hacer quedar al personaje en cuestión como un gurú de... De lo que sea.
Lo siento, me niego a hacer caso a esas personas, porque quiero que mis descendientes puedan vivir lo mejor posible y, para ello, necesitan un entorno salubre. Aunque no lo hagamos por nosotros, pensemos en los que vienen detrás.
Un saludo.

lunes, 26 de diciembre de 2016

DIARIO DE UN MAESTRO GRUÑÓN (26-XII-2016)

¡Por fin han llegado las vacaciones! Necesitaba unos días de descanso. Sé que si esto lo leyera algún progenitor podría poner el grito en el cielo. A estas alturas de la fiesta resulta cansino escuchar, en algunos casos con intención socarrona, y en otros como una queja real, que los docentes tenemos muchas vacaciones. ¿Por qué no podemos tener esos períodos vacacionales? Se me ocurren dos respuestas:
- Porque ellos, en sus trabajos, no tienen unas períodos tan largos de descanso. Lo que me lleva a pensar que, en vez de intentar equipararse con los que tienen mejores condiciones, su deseo es igualar a todos por abajo. Mal ejemplo para los hijos.
- Un segundo supuesto, que no excluye el primero, puede ser que los niños dan mucha guerra en casa y están mejor en el centro. Además de la respuesta lógica a este planteamiento, se me ocurre una segunda que me hace sentir muy a gusto conmigo mismo: durante el curso trabajo con los hijos de personas, algunas, que, parece, consideran que sus pequeños están mejor fuera de su hogar. No sólo eso, durante ese período yo también ejerzo de padre, función que también desempeño durante los períodos en los que los niños no van al centro. ¡Vaya! No sólo trabajo con los hijos de algunos padres a los que parece no agradar sobremanera la idea de que no haya cole, sino que además ejerzo de padre. Para estos tipos que exigen más escuela, debería ser un ídolo: hago todo aquello que ellos consideran una cuestión harto complicada.
Contemplo con asombro un anuncio en el que dos presentadoras de La Sexta hablan sobre las bondades de un programa para detectar de manera temprana la dislexia. Partiendo de que la dislexia, no confundir con problemas puntuales de inversiones, sustuticiones, segmetaciones arbitrarias y demás, es un problema estable, del que se puede, y debe, mejorar, pero que aquella persona que lo posee lo va a sufrirlo toda su vida, no entiendo por qué se debe comprar algo que los docentes suelen detectar en los primeros cursos en los que se aborda la lectoescitura. De nuevo, uno siente como se ningunea la figura de maestro, que, en otras capacidades, tiene la capacidad de discernir cuando un alumno presenta un problema que se sale de lo "normal". Cuestión que, como establece la legislación, debe ser diagnosticada en un momento posterior por la persona que ejerza la labor de orientador.
Me irrita sobremanera que se menosprecie la labor del docente, desinformando, de manera intencionada, a los padres. Esta misma sensación cuando escuché hace unos meses en un ¿informativo? de la SER a un fulano defendiendo las bondades de un sistema 3D para la adquisición de aprendizajes en el aula. Por supuesto, se remitió a informes de universidades lejanas, que, según el fulano con acento sudamericano, corroboraban la necesidad de implantar este tipo de tecnologías tan "necesarias". En el caso de las presentadoras de La Sexta, al menos, se puede constatar que se trata de publicidad. En el segundo caso se vendió como información. Lo que resulta más preocupante.
Creo, querido diario, que la anterior vez que escribí dejé dicho que iba a referirme a los tres principios que deben articular la práctica docente y, aunque no tengo muchas ganas, lo prometido es deuda y algo hablaremos del asunto.
Enseñar a hacer, enseñar a generalizar y ponerse en el lugar del alumno, tres pilares sobre los que asentar el resto del proceso.
Enseñar a hacer lo hace cada uno de los docentes todos los días. Enseñar a dividir, enseñar a escribir (convertir en grafemas, fonemas), enseñar a hacer esquemas... Pero, creo, que enseñar a hacer también supone otra serie de cuestiones. Supone una forma de pensar curiosa, divergente, que busque distintas perspectivas. Enseñar a a hacer supone, dotar al alumno de recursos para realizar su trabajo de manera autónoma, haciendo explícito como debe trabajar, dotándole de herramientas para realizar su trabajo.
Generalizar, aplicar lo aprendido en otros contextos (eso que tanto tiene que ver con las competencias), supone el gran reto del sistema educativo formal, y mucho más para los que nos dedicamos a los niños con necesidades educativas especiales, que tienen en la generalización un problema. En el fondo, creo que la generalización va unida de manera íntima con dotar por parte de los docentes a los alumnos de recursos (entre los que se incluye un uso no sólo lúdico de las Nuevas Tecnologías), de estrategias de pensamiento que les permitan encontrar utilidad a una parte de lo aprendido. No pretendo vender que todo tenga una aplicación en la vida diaria. Esta idea resulta absurda. No me imagino a un alumno intentando buscando una utilidad práctica al hecho de que Felipe II fuese rey de Portugal. Pero sí se puede enseñar a pensar al alumno que la Historia de los países está fuertemente interrelacionada y que nada se puede entender sin un pasado de relaciones más o menos truculentas. Por supuesto, en los primeros momentos de la educación la generalización de los aprendizajes debe estar guiada por el docente. Algo tan sencillo como esas preguntas que se hacen tipo: ¿para qué otras cosas sirve esto? ¿En que otros lugares habéis visto lo otro? Supone un paso inicial. Poco a poco tienen que realicen esas generalizaciones, generalizando incluso las estrategias de búsqueda de información, clasificación, selección/justificación y presentación de la misma.
Por último, sobre el aspecto de ponerse en el lugar del alumno, sólo debe decir que trabajamos con personas. Todo lo demás que pueda escribir resulta redundante.

martes, 20 de diciembre de 2016

TROCITOS DE VIDA Y DE PIEL

No, no es verdad; la vida no la perdemos, ni la dejamos pasar. Tal vez, lo que ocurre es que, de vez en cuando, tenemos tiempo para soñar como nos gustaría que las cosas sucediesen. Sin embargo, tengo una firme convicción: si nuestra existencia fuera eso que, de vez en cuando, anhelamos, también nos mostraríamos insatisfechos y desearíamos otras vivencias, otras emociones. En el fondo, se trata de sensaciones, impresiones del color de la subjetividad.



Dar las gracias por lo que tenemos no resulta necesario o, al menos, yo así lo creo, pero sí debemos considerar importante que poseemos. No se trata de felicitarnos sólo por lo material, que también, sino por el hecho de estar vivo, de tener gente a nuestro alrededor, de poder viajar, de poder reírnos... ¡Qué nadie se equivoque, esto no tiene nada que ver con Coelho, el cristianismo o demás tropa! Se tratar de ser conscientes de que en la vida sólo ocurren unas pocas cosas excepcionales. El resto de los sucesos son pequeños. Unas veces agradables, otras no. Unas veces perceptibles, otras no. En muchas ocasiones forman parte de una meta más grande, inacabada incluso, como el hecho de ver, y ayudar, a crecer a nuestros hijos.



Hace tiempo aprendí que esa gente a la que admiraba sólo era lo que yo quería que fuesen. En realidad conocía muy poco de su vida real. Todo se limitaba a suposiciones mías, que no dudaba en dar como ciertas. Puede que se sólo se tratase de los anhelos de los que hablaba en el primer párrafo. Todo aquello que nos gustaría ser y que creemos encontrar en otros. Nada más lejos de la realidad. Basta con saber que somos nosotros.



Nos ha tocado convivir con nosotros mismos. Soportándonos y admirándonos. Queriéndonos y odiándonos. Conociéndonos y sorprendiéndonos. Nadie existe fuera de nosotros, que somos la medida de todo lo que conocemos.



¿Por qué no creo en Dios? Imagino que, en parte, por mi concepción materialista y científica de la vida. Pero también tengo la certeza de que, por otro lado, no creo en deidad alguna porque no tengo tiempo que perder imaginando a un ser superior inabordable. Demasiado esfuerzo me supone abarcar toda mi existencia, como para perder energías creer en un ser inexplicable que no me aporta nada esencial.



El tiempo pasa deprisa cuando disponemos de tiempo y necesidad de medirlo. Parece un galimatías, pero tiene fácil explicación. Cuando vivimos situaciones gozosas no necesitamos buscar la medida al tiempo. Por simple que parezca, sólo se disfruta de él, sin más pretensiones. Sólo tenemos sensación de haber consumido con celeridad parte de nuestra existencia cuando no tenemos cosa mejor que hacer que echar la vista atrás, olvidando todo lo que hemos vivido durante ese tiempo que tan corto nos parece. A veces el aburrimiento juega malas pasadas.



Pienso que la vida tiene dos cosas que superan a todas las demás: el sentimiento de amor hacia los hijos (al menos para la mayoría de la gente) y el amor hacia otra persona. En el fondo en el primer caso se trata de amor hacia los hijos y en el segundo amor hacia una persona que no tiene nada que ver con nuestra sangre. El amor hacia la familia también resulta trascendental, pero en el caso de los hijos y la persona amada existe algo no impuesto. Una sensación fruto de la historia de cada uno.



Me gusta saber que no pienso lo mismo que hace unos años. No sé si lo que ahora creo resulta mejor o peor. Lo más probable es que se adapte más a mis necesidades. Sería absurdo renegar de aquellas ideas que me han ayudado a llegar aquí y que, en su momento, fueron de utilidad para ayudar a construir la persona que hoy soy.

domingo, 18 de diciembre de 2016

SIRIA, UN COMPLEJO ENTRAMADO

Desde hace cuatro o cinco semanas sentía la necesidad de escribir sobre la Guerra de Siria, que, como veremos más adelante, sólo forma parte de un conflicto más amplio y complejo. Durante este período he ido acumulando material, que he encontrado en diversos medios, hasta que, al fin, apareció, hace unos días, algo que consiguió, por sí solo, dar cuerpo a todo: la intervención de una reportera canadiense, curtida en la zona, que describe, en la O.N.U. la manipulación a las que nos someten los medios de comunicación occidentales. Sólo dos minutos... demoledores.




La misma niña rescatada en dos ciudades diferentes, con un mes de diferencia. Elecciones en Siria con más de un candidato en 2014. Organizaciones con un sólo miembro, que vigilan los derechos humanos en Siria, que están radicadas en Reino Unido. Cascos blancos celebrando muertes de soldados sirios... Suma y sigue. 
Existen vídeos y fotografías de supuestos rescatados y rescatadores que, tras tremendas penalidades por sobrevivir, se hacen un selfie sonriendo, celebrando que la obra de teatro ha sido un éxito de público (lo de la crítica resulta más cuestionable). También se encuentran textos de una niña siria de siete años pidiendo ayuda en Alepo, hablando y escribiendo un perfecto inglés, digno de un universitario de Oxford. Pero no merece la pena perder el tiempo en burdas manipulaciones. Vamos a abordar el asunto con cierto rigor, intentando dar luz en esa tragedia. 
Hablar de bandos en la Guerra Siria resulta complejo, por no decir imposible. En el conflicto están involucrados facciones, países cercanos y remotos, etnias, grupos terroristas...Tal vez lo mejor sea empezar a hablar de algunos de ellos, los que tienen mayor importancia para ir desbrozando el terreno.
El eje sobre el que pivota toda la historia es el Gobierno de Bashar al-Ássad, aliado de Rusia, Irán y no enemistado con los kurdos. Al-Ássad era el máximo dirigente de Siria cuando en su país, como en otros, se hicieron patentes los efectos de lo que se denominó la Primavera Árabe, cuyas consecuencias, en muchos casos menores, se pueden encontrar pinchando aquí. Llama la atención que, con la excepción de Yemen, lo ocurrido en los diversos países aliados de los países occidentales siempre han conseguido mantener, o aupar, al poder a alguien afín a los intereses de EE.UU. y sus aliados (incluida la invasión de Bahrein por Arabia Saudí). Sin embargo, los países no afines a los intereses de la O.T.A.N., como Siria, Libia e Irak (con una mayoría chií proiraní) han sufrido guerras intestinas, en las que ha aparecido un nuevo contendiente: Estado Islámico. De hecho, parte de los nuevos miembros de Estado Islámico prefieren Libia, por las mejores condiciones, entre ellas las económicas, que encuentran en el país africano.
Al-Ássad, aliado tradicional de Rusia, sufrió los embates de una serie de "rebeldes" al régimen que, desde muy temprana hora, tenían un arsenal considerable, proporcionado por los países occidentales, en especial EE.UU. Armas que, por otra parte, fruto del contrabando y de otros intereses han acabado, en ocasiones, en manos de Estado Islámico.
En un principio, todas esas fuerzas rebeldes, entre las que no se incluye E.I., pero sí Jabhat Fatah al Sahm, que no es otro cosa que el nombre de Al Qaeda en Siria (hasta poco se autodenominaba Al-Nusra), parecieron ganar la partida al gobierno de Al-Ássad, que vio como unos llegaron a ocupar parte de Damasco en 2012. Sin embargo, la cada vez mayor implicación de Rusia en la contienda empezó a decantar la balanza a favor del gobernante alauita, como se ha podido comprobar con la reciente reconquista de Alepo.
Antes de seguir, parece necesario aclarar que los rebeldes que intentaron aliviar el cerco de las tropas gubernamentales mantenían sobre Alepo eran todos miembros de Jabhat Fatah al Sahm, o lo que es lo mismo, Al Qaeda. Resulta curioso que medio "progres", como la SER, llegasen a entrevistar a un comandante de este grupo, presentando al fundamentalista como un paladín de la libertad.
Además de Rusia e Irán, el gobierno sirio cuenta con el apoyo de la milicia proiraní Hezbollah. Hezbollah nace en Líbano, como respuesta a la agresión israelí. En poco tiempo integra en sus filas a personas de diferentes confesiones, formando una milicia multiconfesional (cristianos incluidos) que luchan contra Israel. Cuando Israel bombardea, e intenta penetrar en Líbano en 2006 se encuentra con la resistencia de la organización chií, que consigue parar por tierra al hasta entonces todopoderoso ejército hebreo. Hezbolá tiene dos enemigos básicos: Israel y Estado Islámico (suníes). Por supuesto, para el estado judio Hezbollah, así como Siria, forman parte de sus enemigos. Por ello, Israel interviene también en el conflicto de Siria, aunque de manera puntual. Sin ir más lejos, hace unos días bombardearon una zona cerca de Damasco. Hezbollah ha enviado de manera continua hombres para apoyar el gobierno de Damasco, aumentado la cantidad de combatientes de manera ostensible a partir de 2014. Este repunte en el número de combatientes coincide con la mayor implicación de Rusia e Irán y con las ofensivas del gobierno de Al-Assad.
Por otra parte, en el Norte nos encontramos con Turquía y sus intereses. En el Norte de Siria hay población con raíces turcas y, por si fuera poco, los kurdos, a los que los de Ankara consideran sus enemigos, tienen un fuerte implantación, así como un ejército considerable y bastante eficaz, que lucha contra E.I. Si bien  el gobierno de Erdogán, suní, en un principio, no quiso implicarse, llegando a impedir a los aviones de EE.UU. utilizar sus bases (a pesar de pertenecer a la O.T.A.N.) o haciendo la vista gorda ante el paso de mercancías y combatientes de E.I,, de manera progresiva ha ido implicándose en el conflicto, invadiendo parte del norte sirio, atacando por igual a kurdos y E.I.
Los kurdos, pueblo que habita en Irán, Irak, Siría y Turquía, son un fiel aliado de Al-Ásad, combatiendo, desde el inicio, a Estado Islámico, no sólo en Siria, también están participando en el cerco a Mosul (Irak). Se sabe  de manera certera que los kurdos han recibido proposiciones de Arabia Saudí (suníes) para cambiar de bando, a cambio de todo tipo de ayuda.
Hemos hablado de Irán y Rusia, que desde 2014 han aumentado sus efectivos sobre el terreno, incluyendo bombardeos desde aviones, barcos e inclusos con misiles de largo alcance. Siria está suponiendo un excelente banco de pruebas para el nuevo armamento ruso.
El gobierno del alauita ha encontrado también la posibilidad de apoyo en Irak (mayoría chií) en su lucha contra el Estado Islámico. Bagdad ofreció tropas a sus vecinos sirios para luchar contra el Daesh.
Si hasta aquí todo parece, más o menos, claro, respecto al resto de grupos insurgentes e, incluso, en lo que respecta a la intervención de EE.UU. y otros países como Gran Bretaña, la cosa se llena de claroscuros.
Los famosos grupos rebeldes "moderados" de los que se haba han sufrido evoluciones, fusiones, deserciones, problemas de corrupción y, casi, casi, la desaparición.
El primer grupo rebelde que nace en el Ejército Libre Sirio (ELS) que surgió al inicio de las protestas contra el gobierno sirio. En teoría, nace como consecuencia de la deserción de una parte del ejército del país y, en muy poco tiempo, se convierte en una fuerza muy poderosa (se habla de más de 30.000 combatientes). Se sabe que una parte de ese contingente estaba formada por mercenarios británicos, estadounidenses y de otros países. El ELS ocupó grandes zonas de Siria, llegando a conquistar algunos barrios de Damasco, pero en 2014 comenzó un rápido declinar de este grupo, fruto del empuje de Estado Islámico (parte de los miembros del ELS se pasaron, con armas y bagaje a las filas de E.I.), del Frente Islámico y del gobierno de Al-Assad (ocurriendo lo mismo que se ha descrito con anterioridad, pero esta vez engrosando las filas del ejército sirio). En el ELS estalló en 2014 un escándalo de corrupción que costó el puesto a parte de la cúpula. En la actualidad no controla ninguna gran población del país.
Un poco más tarde que el ELS, en 2013, surgió con fuerza  el Frente Islámico. Nace como consecuencia de la unión de siete grupos, todos de carácter islámico, que combatían contra el poder damasquino. Aún no siendo tan radicales como E.I., no aceptan la democracia, ni la cultura de Occidente (se regirían por la Sharia), aunque sí respetan a los miembros de otras religiones. Algunos de los grupos que componen el Frente Islámico no han ocultado su simpatía por Al-Qaeda. Al igual que ocurre con el ELS, este conglomerado de grupos han perdido importancia, redudiéndose su poder e influencia sobremanera desde 2014.
Sin embargo, los dos grupos mayoritarios "opositores" en este momento en Siria son el ya citado Jabath Fatah al Sahm (filial de Al-Qaeda en Siria) y Estado Islámico.
Jabath Fatah al Sahm ha aprendido de los "errores" anteriores y ahora busca conseguir instaurarse de manera pausada, pero efectiva. No se trata de un guerra de conquista rápida y de imponer su ideología a costa de lo que sea. Intentan asentar su ideología poco a poco, estrechando lazos y alianzas con la población local. En el ataque para aflojar el cerco a la zona Este de Alepo, se sabe que contaron con apoyo, encubierto, de Occidente.
Estado Islámico es el otro gran grupo que interviene en Siria. No parece que necesite mucha presentación, pues sus atrocidades son de sobra conocidas. Sin embargo, si merece la pena pararse un poco sobre la posición, en ocasiones ambigua, de EE.UU. y sus aliados con este grupo. Se sabe que en 2014 un envío de material de guerra realizado por EE.UU. se realizó, "por error", de manera directa a E.I. Como se ha dicho, se han descubierto armas procedentes de EE.UU. en las ciudades reconquistadas al Daesh. Tal vez la postura de Hillary Clinton, que propugnaba seguir atizando la caldera Siria, sea una buena explicación a lo que en realidad acontece. EE.UU. y sus alíados europeos y árabes han bombardeado el espacio ocupado por Daesh, sin pedir autorización previa al gobierno de Damasco, lo que supone un atentado contra la soberanía nacional. Además, los norteamericanos tienen tropas en suelo sirio, que ellos dicen sirven para asesorar a los rebeldes, pero de los que se tiene imágenes en el frente.
Mención aparte merece el tema de los hospitales, los bombardeados de verdad y los montajes. Por desgracia esta forma de hacer la guerra se ha convertido en algo habitual en los diversos conflictos, como se puede comprobar en los diversos enlaces que siguen


http://www.nytimes.com/es/2016/06/26/por-que-un-avion-estadounidense-bombardeo-un-hospital-de-medicos-sin-fronteras-en-afganistan/


http://www.lainformacion.com/policia-y-justicia/terrorismo/un-bombardeo-iraqui-causa-dos-muertos-y-destrozos-en-un-hospital-del-norte_8QGTKTl95xYh6Gadny6po6/

http://www.rtve.es/noticias/20160815/bombardeo-contra-hospital-medicos-sin-fronteras-yemen-deja-menos-siete-muertos/1386520.shtml

Por si eso fuera poco, en el caso sirio resulta bastante frecuente que, unos y otros utilicen esta forma obscena de hacer la guerra como estrategia.
Esta guerra no se diferencia de otras en su saña y crueldad con los civiles. Los cercos a la población civil son crueles y los que las sufren son los que no pueden, o quieren, huir. Bastará poner como ejemplo Mosul, ciudad iraquí en posesión de Estado Islámico, que intenta ser conquistada por los aliados de Occidente. La ONU habla de crisis humanitaria sin precedentes, pero de eso no se habla en los medios.
La Historia la escriben los ganadores, no cabe duda, por ello Al-Ássad es presentado por el malo, incluso por países cuya actuación en la conquista de otros países deja entrever que se cometieron crímenes de guerra: EE.UU. en Afganistán.
En la guerra de Siria existen demasiados intereses. Los propios de los sirios. Los de las potencias de la zona: Irán, Arabia Saudí (este país y alguna monarquía más del Golfo han contribuido a la expansión de la fe wahabita, sobre la que se asienta la doctrina de Estado Islámico y Al-Qaeda) y Turquía. Y, por último, los intereses de Rusia, EE.UU., e incluso China (que ha llegado a intervenir en el conflicto contra Estado Islámico). Vender la cuestión como algo sencillo en la que un tipo malo, Al-Ássad, comete atrocidades sin cuento es zafio y se aleja de la verdad. Olvidar, por ejemplo, las atrocidades de Estado Islámico, que ha vuelto a reconquistar la ciudad de Palmira, hasta hace poco en manos del gobierno de Siria, fruto, entre otras cosas, de que los sitiadores de Mosul, han dejado que parte de los defensores de la ciudad, miembros del Daesh, huyan por el Oeste, dirección Siria, lo que ha provocado la huida de unos 50.000 civiles, supondría un crimen hacia esas personas que han tenido que dejar sus hogares.  Olvidar que en Yemen (de nuevo chiíes contra suníes) se están produciendo atrocidades día sí, día también, como denuncian, entre otros, Amnistía Internacional. Aunque es un conflicto de largo recorrido, todo parece haberse acelerado tras la invasión de Arabia Saudí y de otros países árabes aliados. Olvidar que muchos países se están jugando la supremacía de la zona, supone no desear comprender la realidad y, por tanto, no desear buscar soluciones al conflicto. Olvidar todo  supondría no comprender que en la zona existe un problema generalizado que, por desgracia, se ha extendido a ciertas zonas de África. 
Sólo me queda despedirme, esperando no haber aburrido al lector.y deseando que la conferencia de paz convocada por Rusia, Turquía e Irán para el día 20 acerque a este país, y a la zona, a la paz y no puedan producirse denuncias como ésta.
Un saludo.

viernes, 16 de diciembre de 2016

IDIOTARIO (LXXXII)

Crecepelo: timo de la estampita para personas que no tienen un pelo de listos.


Cuñado: hermano del cónyuge que junto con el discurso del Rey, el árbol de Navidad y una cena pantagruélica no deben faltar en cualquier cena de Nochebuena respetable.


Dinamarca: acción de conseguir un gol por parte de Dina.


Dios: ser sobrenatural al que se rinde culto, responsable de la creación del universo, del misterio de la existencia y de ayudar a los que madrugan.


Espía: mujer que tiene una profunda devoción religiosa, cumplidora de todas las prácticas religiosas, entre las que se encuentra conseguir información por todos los medios. 


Falange: cada uno de los huesos que componen los dedos de los vertebrados,  caracterizados por ir vestidos con camisa azul y entonar el Cara al Sol.


Ganchillo: en boxeo, golpe con poca fuerza en el que el brazo está doblado por el codo y a la altura del hombro. En general, la falta de fuerza se debe a la práctica excesiva por parte del púgil del arte de tejer con una aguja fuerte, larga y doblada por un extremo.


Inocencia infantil: capacidad de los niños para negar que han cometido una fechoría, aunque existan ciento veinte testigos y exista una grabación de los hechos. 


Humidificador: fumador compulsivo.


Paraíso Terrenal: lugar idílico que aparece en la Biblia en el que habitaban los primeros humanos: Adán y Eva. Ambos vivieron y disfrutaron del lugar, en paz y armonía, hasta que el primer abogado matrimonialista hizo acto de presencia en el Edén.


miércoles, 14 de diciembre de 2016

LO HUMANO

"Duda que ardan las estrellas,
duda que se mueva el Sol,
duda que haya verdad,
mas no dudes de mi amor"

William Shakespeare, Hamlet

Cuando pensé sobre como desarrollar esta entrada, mi idea primera fue la de confrontar la importancia de los sentimientos con cierta forma de entender la vida, muy moderna y correcta ella. Pero al poco desistí. No de escribir sobre lo que tenía pensado, que me parece importante y, casi, casi, trascencental, sino de la perspectiva de citar a los personajes absurdos y patibularios, garantes de la falsa moral, que desvirtúan la vida, defendiendo ideas ajenas, que les hacen sentirse importantes. Por ello, voy a hablar de sentimientos. De princesas, y príncipes, azules, de odio, de amistad, de rechazo... De lo divino y, sobre todo, de lo humano.
Los lectores que me conocen saben que no he tenido la suerte de conocer a mi princesa azul, pero poco o nada importa, porque no tengo esa necesidad. No tengo la necesidad de pensar quién será la persona con la que acabaré mis días, si es que en ese momento tengo alguien a mi lado. Me preocupa mucho más saber disfrutar de la persona que ame, y que me ame (o algo parecido), durante el tiempo que pueda estar junto a ella. Sé que en durante ese tiempo, corto, largo o mediopensionista, esa mujer será mi princesa azul y, espero, que yo sea su príncipe azul. No me importa la eternidad, ni tan siquiera el pasado mañana. Prefiero apurar ese momento y sentir que, de nuevo, se puede volar bajo. Menospreciar el amor me resulta algo digno de charlatanes y/o necios, más pendientes de figurar que de vivir. No importa que dure un mes, un año, una década o toda una vida, creo que ese sentimiento, que hace atronar el interior de uno, no tiene parangón en la vida (si exceptuamos, para la mayoría de las personas, la paternidad). Resulta intrascendente la fecha de caducidad. Lo importante de este asunto es vivirlo. 
Podrá pensar el lector, tras leer los dos primeros párrafos, que me muestro sensiblero, puede que fruto de la Navidad. Nada más lejos de la realidad. Mi intención es hacer constar que una parte importante de nosotros se forja gracias a los sentimientos como el amor, el odio (del que hablaremos después) u otros conceptos como la amistad, el rechazo... Y, fruto de estos sentimientos, la pasión, que no siempre debe estar vinculada a al amor.
Parece que odiar, sentir desprecio, no figura, o debe figurar, en el vocabulario. Nadie odia, nadie desprecia. Sin embargo, odiar, despreciar, resulta tan humano como amar. Odiar a quien genera dolor de manera gratuita o por interés propio, despreciar a quien minusvalora, odiar a quien hace daño a los tuyos... No suena bien, pero no cabe duda de que se trata de reacciones humanas. Reacciones que no conllevan, de manera necesaria, una respuesta agresiva hacia otras personas (de hecho, el tipo de odio que suele generar reacciones agresivas no está generado por vivencias personales, sino por ideologías extremistas, que buscan exterminar al que ellos consideran enemigo). Es más, diría que cuando vivimos una situación dolorosa en extremo, que puede generar odio, las personas no suelen manifestarse de manera agresiva, pues somos capaces de aguantar situaciones hirientes, llegando incluso a no manifestar, ni tan siquiera de manera oral, lo que en realidad pensamos. Sin embargo, no podemos evitar sentir odio o desprecio hacia quienes reparten miseria, destrucción, lágrimas. Odiar, menospreciar puede no ser lo apropiado, pero resulta humano. Nace de la necesidad de defenderse de una agresión (excepto en personas con ciertos problemas psiquiátricos); de la necesidad de ubicarse ante el dolor. Desde ese punto de vista, puede considerarse hasta lógico. Otra cuestión, muy diferente, y bastante negativa, es si ese odio se convierte en el motor de la vida. Como otras cuestiones de nuestra vida, no saber reconducir ese sentimiento, casi de autodefensa, integrándolo y disolviéndolo, con el paso del tiempo puede suponer un grave problema.
Hasta ahora he hablado del amor y del odio, dos sentimientos pasionales, irracionales, que conviven con nosotros. Existe un tercer sentimiento, creo que lo es, el de amistad, menos pasional, menos irracional, pero de igual manera fundamental. En el fondo, se trata de crear un hábitat emocional donde vivir. Este sentimiento, que todos conocemos, no considero que necesite ser descrito, ni tan siquiera creo que deba hablarse sobre él. Baste decir que constituye, junto con la familia, el método de socialización más inmediato, e importante, para una persona. Al menos yo lo considero así. Resulta obvio que, al igual que el amor, la amistad tiene su reverso: la enemistad, que puede generar odio, desprecio o indiferencia, pero esto, grosso modo, ya se trató con antelación, por lo que no haré perder tiempo a quien lea esta entrada con nuevas disquisiciones.
El lector podrá preguntarse por qué he hablado de amor, odio y amistad. Lo he hecho porque sentía la necesidad de escribir sobre cuestiones que, en ocasiones, parecen no importar en exceso en nuestra vida diaria. Cuestiones que, en ocasiones, se quieren esconder o negar, como si se tratase de hechos vergonzantes. Lo he hecho porque me apetecía contar que somos humanos, atravesados por sentimientos, que nos constituyen y que nos diferencian de una piedra, de una ameba o del Sol, haciéndonos criaturas únicas.
Un saludo.

domingo, 11 de diciembre de 2016

DIARIO DE UN MAESTRO GRUÑÓN (11-12-2016)

Se publicó el famoso informe PISA y ha dado mucho que hablar, como no podía ser menos.
Cuando pienso en lo que representa dicho informe no puedo evitar sentir ciertas contradicciones, que no consigo solventar, por muchas vueltas que le doy. 
Por una parte considero que está bastante bien que los medios de comunicación de masas y los políticos dediquen parte de su tiempo a hablar del sistema educativo. Por otro lado, no puedo evitar pensar que casi todos los que hablan, incluidos ciertos personajes que se nos presentan como expertos, no tienen ni la más repajolera idea de aquello sobre lo que pontifican. Lo que demuestra una teoría que tengo desde hace bastante tiempo: Sobre Educación, como del fútbol, todo el mundo sabe. Me hace gracia escuchar a contertulios y expertos varios defendiendo que Finlandia a descendido en la "clasificación" del informe PISA, cuando en el anterior informe, el de 2012, se encontraba en unas posiciones similares. Ni los datos se molestan en mirar.
También me genera una gran contradicción saber que la entidad encargada de realizar la evaluación de la calidad educativa de los diferentes sistemas sea, ni más ni menos, la OCDE. Una estructura supranacional cuyo carácter neoliberal, a veces contra viento y marea, atraviesa cada uno de sus actos. ¿Qué se mide? ¿La capacidad de formar obreros eficientes y sumisos? ¿Ciudadanos que cuestionen el orden económico establecido? ¿Formar personas para mejorar la competencia de sus ciudadanos, generando una mayor riqueza, fruto de esa competitividad? No lo sé.
Parece que la competitividad de un país y su puesto en las calificaciones PISA, no se encuentran estrechamente ligados. El tercer país más competitivo del mundo, que hasta hace no mucho ostentaba el número uno, EE.UU. figura a la par que España en los diferentes apartados. Suiza, el segundo país con mejor capacidad competitiva, con la excepción de en Matemáticas, tampoco obtiene calificaciones excepcionales (en lectura está por debajo de España).
Seguí dando vueltas y vueltas al asunto, escuchando mientras tanto a consejeros y presidentes autonómicos, vanagloriarse o justificarse por las puntuaciones del informe, hasta que di con un artículo, que  me pareció esclarecedor, el de uno de los mayores expertos sobre PISA en España, el sociólogo Julio Carabaña, que no dudó en desmitificar el informe citado, aportando datos. pero, el mejor es la propia introducción que aparece en todas las ediciones del informe PISA:

“Téngase en cuenta a la hora de interpretar estos datos que cuando un país está por encima de otro en las clasificaciones ello no se debe a las escuelas solamente, porque las puntuaciones PISA dependen de toda la experiencia vital de los individuos.”

¿Cómo? Entonces, ¿se determina la influencia de la escuela, las familias, el contexto... cuando se emite opinión sobre los sistemas educativos de cada país? No. 
¿Cuándo se aportan recomendaciones a los sistemas educativos, se hace también a otros subsistemas que interactúan con los niños y contribuyen a esa valoración final? No, porque el informe no se molesta en analizar esos subsistemas.
Lo más interesante del asunto fue seguir leyendo el artículo del citado sociólogo, en él, y en otros que leí a posteriori, se afirma que PISA mide aptitudes que no se enseñan en la escuela. Afirmación que me pareció absurda, hasta que leí que eran los propios miembros de PISA los que lo afirmaban. Reconozco que tuve que leer el artículo varias veces, porque no daba crédito a lo que leía.

http://www.eduglobal.cl/2016/12/07/pisa-mide-aptitudes-que-no-se-desarrollan-en-la-escuela/

Cuando, al fin, me convencí de lo que aparecía negro sobre blanco ante mí, me vino a la imagen el asunto de los test de inteligencia. ¿Qué mide un test de inteligencia? La inteligencia. ¿Qué es la inteligencia? Pues un constructo teórico que... Venga, vale: la capacidad de un individuo para resolver un problema. Pero un problema de su vida diaria, o un problema asociado al sistema escolar y a cierta situaciones standarizadas de la vida. Parece que mide lo que alguien considera importante, sin interesarse por el niño, sus vivencias, sus prioridades, su motivación.
 PISA se basa en lo mismo: queremos medir la literacia, que vete tú a saber lo que es, pero mientras miden lo que se enseña en las escuelas, que nada tiene que ver con su idea. Un galimatías de tres pares de narices. 
Creo que el Informe PISA se parece bastante a esas películas de intriga, que comienzan con un argumento buenísimo, pero que a media película ya hacen más aguas que el Titanic. Unos tipos se intentan apoderar del concepto de Educación y todos, durante unos días, tiemblan si los resultados no resultan ser lo esperados. 
Me da igual PISA, me dan igual las reformas educativas mágicas y los vendedores de métodos infalibles para ejercer la docencia. Me siento bien con mi eclecticismo a la hora de enseñar, y de aprender a enseñar. En el fondo creo que todo docente debe tener claro que su misión en esta historia de la enseñanza es:

  • Enseñar a hacer.
  • Enseñar a generalizar.
  • Mirar al alumno, intentar saber lo que piensa e, incluso, lo que siente, para comprenderle y que la adquisición de lo que pretendemos aprenda sea más fácil.
Pero, por hoy resulta suficiente, querido diario. Creo que estos tres puntos los desarrollaré el siguiente día, u otro, de manera más detallada. 

miércoles, 7 de diciembre de 2016

RADIOGRAFÍA DE ESTOS DÍAS

El día 6 del presente se celebró el Día de la Constitución con división de opiniones entre crítica y público. Los unos quieren derogarla, por su falta de adecuación a los tiempos que corren, y los otros, defenderla a capa y espada en lo esencial, porque cambiar algo que ha creado un marco donde, a ellos, les va tan bien no procede. Unos y otros se olvidan de lo esencial: el incumplimiento de los Derechos Fundamentales, recogidos en dicha norma. Resulta absurdo cambiar algo que no se pone en práctica, para crear algo al que sólo le cambie el caparazón y no la esencia. La Nueva Política, lo llaman, cuando en realidad quieren hacer honor a la frase que aparece en El Gatopardo: "Que todo cambie, para que todo siga igual." Pequeños parches a un sistema neoliberal, cruel y omnipresente (recordemos el cambio del artículo 135).


Hablando de la Nueva Política (lo de las mayúsculas lo hago con cierta, mucha, ironía), Ciudadanos resulta ser, según el Tribunal de Cuentas, el partido con más opacidad en su contabilidad. No puedo evitar pensar que muchos políticos padecen dislalia, en concreto deltacismo, confundiendo la erre la con d, pronunciando regenerar, cuando en realidad quieren decir degenerar. Nueva política lo llaman.


Las cosas se suceden con una velocidad vertiginosa. Tal vez por ello poca gente se acuerde de la imperiosa necesidad que existía de que España tuviese un gobierno, el de Rajoy, según ciertos "expertos". Medios de manipulación, personas que dicen dedicarse a la Economía y políticos, de diferentes partidos, alertaban sobre la urgencia de un gobierno estable, que, de manera impepinable, debía aprobar unos presupuestos con urgencia. Se formó el gobierno, que no va a aprobar los presupuestos hasta dentro de dos o tres meses, parece que lo de la urgencia era una milonga más, y, por si fuera poco, que parece va a revocar ciertos aspectos intocables que defendió a capa y espada durante la legislatura anterior, en la que tuvo mayoría absoluta. Parece que no se trataba de estabilidad por el bien de los ciudadanos. Más bien hablábamos de colocar a los suyos.


 Poco se habla de que parte del "milagro" económico español se basa en el turismo. En concreto en un turismo prestado. El aumento de más de un 10% en este sector se debe, en buena medida, a que otros destinos tradicionales: Egipto, Turquía, Túnez... han visto bajar su afluencia de visitantes desde la Primavera Arábe y, sobre todo, fruto de la barbarie terrorista. Hagamos una simple cuenta, que no debe ser exacta, pero sí ilustrativa: el turismo en España supone algo más del 10 del P.I.B., si el incremento en este apartado de la economía se sitúa en torno al 10%, la contribución al aumento del P.I.B. de este turismo prestado es del 1% (sin incluir aspectos como el aumento de la compra de coches por parte de las empresas de alquiler de vehículos debido a la mayor afluencia de turistas y cuestiones similares). En otras palabras: en torno a un tercio del aumento en el P.I.B. anual de España se debe al "prestamo", posiblemente temporal, de turistas. Si a eso unimos la precariedad laboral de este sector, parece que el milagro de de Guindos y compañía, es más bien un prestamos, cuyos intereses pueden generar problemas a medio y largo plazo.


El padre de una niña con una enfermedad aprovechó la dolencia de su hija para, a través de ciertos medios (en especial El Mundo) sacar tajada del asunto, mintiendo de manera descarada. Esta situación deja entrever dos aspectos bien diferentes:
- El oscuro mundo de lo solidario. Donde negocio y caridad se cruzan, aprovechándose del desconocimiento de la gente y de lo cómodo que resulta aflojar la mosca para la conciencia. No me voy a extender sobre ello, pues ya escribí hace tiempo una entrada sobre el asunto.
- Existe otra parte de este suceso que describe a la perfección lo que supone ser periodista a día de hoy: alcanzar cierta notoriedad para poder publicar lo que te dé la gana, sin contrastarlo (por muchas disculpas que, tiempo después, haya pedido el periodista "engañado"). Los ganapanes que trabajan en la prensa buscan un cierto estatus (como todo hijo de vecino) y,  a partir de allí ancha es Castilla. Cualquier cosa vale para llenar programas, páginas, tertulias o lo que fuere. Nadie pide responsabilidades por la ineptitud, por la falsedad, intencionada o no, de las supuestas noticias y por la falta de rigor en el trabajo. Se trata de mantener entretenido al personal, procurando que olvidemos lo que nos puede soliviantar. Un poco de carnaza de vez en cuando y todo solucionado.
Desconozco la situación del periodismo en otros países; en éste se ha convertido en un sucedáneo de Sálvame, sin Jorge Javier Vázquez. Los unos titulan a lo suyo: Sálvame Edición Patriotismo y los de más allá, Sálvame soy muy moderno.


Los resultados de taquilla de la nueva película de Fernando Trueba no están siendo los deseados. Parece que la reacción a los comentarios, en broma o no, que el director realizó hace unos meses tienen algo que ver en el escaso éxito de espectadores. Lo que me llama la atención del asunto es la reacción de cierta gente ante la petición de ciertas personas consistente en no ir a ver la película, como reacción a lo que dijo Trueba en una entrega de premios. Me llama la atención porque cuando se pide boicotear ciertos actos o, se menosprecia, ciertos programas o eventos, otra forma de boicot, por la gente del otro bando, nadie parece escandalizarse. Me escandaliza, porque piensan que somos tan tontos que por incitarnos a no consumir un producto, en este caso de entretenimiento, todos vamos a ir detrás, como borregos, del primer vocero que aparezca. Me escandaliza, porque vivimos en un país donde la libertad de expresión de unos vale más que la de los otros (en función del bando, lo del de enfrente no vale un comino, por definición). Me escandaliza, porque dividir todo en bandos supone que no hemos avanzado nada desde Fernando VII.

lunes, 5 de diciembre de 2016

DOCTRINAS DE LO ABSURDO.

"Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío."

Miguel Hernández

Lo reconozco, hace bastante que no escribo algo sobre esos tipos, y sus doctrinas, que nos han abocado a la situación que vivimos desde hace casi una década: los neoliberales (paleoliberales). No resulta difícil armar una entrada ridiculizando a estos personajes, que de manera tan efectiva han horadado todo lo bueno que se había construido tras la II Guerra Mundial. 
No vamos a perder el tiempo hablando de tipos como Hayek, y su concepción sobre las prioridades: el derecho subordinado a la libertad de mercado, y no a la de las personas, añado yo, o como Milton Friedman, el amiguete de Pinochet (aunque él lo negara, a pesar de la fotos existentes), pero sí de las estupideces de sus seguidores. Para ello vamos a ilustrar con una serie de ejemplos como su doctrina,;pero antes de seguir vamos a detenernos en una palabra usada en esta entrada un par de veces: doctrina. El uso de este vocablo no ha sido hecho al azar. Al contrario. El concepto doctrina se caracteriza por oponerse de manera frontal al de ciencia. Mientras que el método científico se basa en la comprobación y replicabilidad de los resultados, la doctrina se componen de un conjunto de creencias, de dogmas, que se imponen o se aceptan sin prueba alguna de su veracidad. 
Uno no puede dejar de sorprenderse cuando algunos de los teóricos paleoliberales no se molestan en esconder que toda su verborrea constituye una doctrina, la neoliberal. Puede que la mano invisible de Adam Smith se les haya aparecido en sueños (como el del medio de los Chichos).
Pero pasemos a ver unos ejemplos donde se detalla la "consistencia" de los del pensamiento liberal.
Lleva un tiempo sorprendiéndome al ver como todos los liberales a los que tengo acceso, no se levantan en armas cada vez que se reúnen varios países productores de petróleo para pactar el precio  de este insumo. Nada más lejos del libre mercado que la reunión de unos pocos para alterar el precio de un producto. Es posible que no conozca a los paleoliberales adecuados, pero... Tengamos en cuenta que no sólo alteran el precio de un producto de manera artificial, los combustibles, así como los plásticos tan necesarios para nuestra vida diaria, se ven afectados por estos acuerdos tan poco liberales. Uno, que tiende a ser poco inteligente, ha llegado a creer que la industria petrolífera  y su poder económico tiene algo que ver en ello. Pero seguro que ando desencaminado.
Una de las cuestiones que se pueden observar es la feroz crítica de los paleoliberales hacia las subvenciones que reciben las personas que, por su situación económica, más la necesitan. Según ellos crean vagos (no me lo invento) y desincentivan a las personas. Sin embargo, nada dicen de las subvenciones que reciben empresas y, sobre todo, las multinacionales. Sobre este aspecto nada comentan y, muchos menos, que este dinero público puede fomentar entre los directivos de dichas empresas la molicie y la incapacidad de sacar adelante su cometido. Además, pensemos que recibir subvenciones supone un atentado contra la igualdad de oportunidades en ese libre mercado, que dicen defender, cuando no adorar. Uno, de nuevo desconfiado, considera que este doble rasero, muy calvinista, sirve para ocultar los grandes fallos de la doctrina neoliberal, y la avaricia de unos pocos. Pero, de nuevo, puedo andar desacertado.
 Los paleoliberales suelen  poner a Chile como ejemplo del éxito de sus doctrinas. Aún obviando que según el coeficiente Gini Chile es un país con un reparto de la riqueza bastante "peculiar", que esas doctrinas fueron implantadas por Pinochet y que el cobre, nacionalizado por Allende, siguió siendo propiedad del Estado (más del 10% del PIB), los teóricos del paleoliberalismo obvian otros experimentos neoliberales, que no resultaron nada bien. Entre ellos podemos citar a Argentina, cuya junta militar tuvo que inventarse la Guerra de las Malvinas para intentar hacer olvidar los desastrosos resultados de sus ideas económicas. Brasil, donde las puesta en práctica de dichas ideas en los 90 conllevó los menos índices de crecimiento del país durante el siglo XX. Por no hablar de Venezuela y el Caracazo, donde el criminal y corrupto Carlos Andrés Pérez, amigo de Felipe González, no dudó en reprimir a sangre y fuego (se estima que murieron unas tres mil personas) las movilizaciones contra la puesta en práctica de las doctrinas neoliberales que proponía el FMI.  Imagino que el lector esperará que vierta mi opinión sobre este asunto. No resulta necesario. Los datos son elocuentes.
Me hace gracia que ningún liberal levante la voz contra el embargo de EE.UU. a Cuba. Uno puede pensar que los defensores del libre comercio se opondrían a que un país frenara esa forma de actuar tan antiliberal. Pues no. Parece que el maravilloso sistema paleoliberal castiga a quienes no practican sus artes. ¿No resultaría más fácil convencer al adversario sobre las bondades de lo liberal con hechos, envolviéndolo en sus fecundas redes? Pues, de nuevo, no. Uno, que ya no sabe donde mirar, comienza a pensar que esta historia del paleoliberalismo comienza a parecerse a esas religiones que defienden que la única deidad es la suya y que aquellos que no compartan esa idea debe ser condenados. En el fondo, en ambos casos se trata de doctrinas.
Resulta curioso que la creación de riqueza, infinita que dijo Friedman un poco antes de morir, y un poco antes de que estallase la crisis del 2007, ha conseguido empobrecer a una amplia capa de ciudadanos occidentales, consiguiendo que las ganancias de muchas multinacionales aumenten sobremanera. ¿No decían que se produciría un reparto de la riqueza si se dejaba maniobrar? Pues parece que no. ¿Qué se ha creado empleo a cascoporro, como en el caso de EE.UU.? Cierto, EE.UU. tiene un índice de paro muy bajo, el más bajo en bastante tiempo, pero, como todo, tiene una pequeña trampa: esto se ha conseguido mediante unos trabajos a tiempo parcial. Muchos puestos de trabajo, menos sueldos, mayor inestabilidad (en un mercado laboral inestable por definición). Demasiados minijobs y demasiados minisueldos, pero buenas estadísticas. Sí, lo sé, en ciertos países se ha conseguido que mucha gente mejore su calidad de vida. Cierto. Pero también se ha conseguido que la explotación desmedida y sin escrúpulos se instale. Cuando se derrumban talleres de confección en países del sudeste asiático  o cuando se habla de trabajo infantil institucionalizado los paleoliberales no enseñan su patita, ni suelen hacer declaraciones.
Imagino que si hubiese estrujado las meninges pudiese haber conseguido más patrones de comportamiento absurdo e inconsecuente de estos tipos, pero uno no da para más y considero que el amable lector no debe sufrir más mis elucubraciones por hoy.
Un saludo.



viernes, 2 de diciembre de 2016

NOMBRES

- Abuelo, estamos estudiando la guerra civil que hubo en este país hace cincuenta años. Me gustaría que me contases algo sobre ella. Tengo que hacer un trabajo y mis padres me han dicho que tú luchaste en ella - pidió el adolescente, alto y desgarbado, a su familiar.
- Ocurrió hace mucho tiempo y no me acuerdo muy bien - objetó el anciano, mirando hacia el infinito.
- ¡Abuelo! Me has contado aventuras de cuando estudiabas con los frailes y de cuando rondabas a las que tú llamas mozas y ¿no te vas a acordar de algo que sucedió unos años después? - reprobó el joven.
- En realidad, no hay mucho que contar - repuso el interpelado, con un sutil gesto de desagrado. - Se trataba de sobrevivir cada día. Nada más.
- Pero mis padres me han dicho que te alistaste voluntario, porque creías en lo que defendía tu bando, que fue el ganador-  insistió el curioso nieto. - Cuéntame cosas sobre batallas, hechos heroicos, espías y cosas de ese estilo.
- ¡Ja, ja, ja! - rió el anciano-. Tu visión de la guerra resulta romántica e irreal. La guerra tiene poco de heroico; mucho de miedo, incertidumbre, soledad y miseria.
- ¡Pero, ganasteis! A vosotros os fue mejor. Pudisteis hacer lo que queríais - alegó el chaval, con convencimiento en lo que decía.
- Ganamos, sí. Pero la realidad que vino después, distó bastante de los ideales que me llevaron a enrolarme en lo que acabó convirtiéndose en una carnicería - respondió con aplomo el hombre de mayor edad. - Creo que puedes contar eso, Gabriel: la guerra fue una carnicería.
- ¡Abuelo! No puedo escribir eso. Mi profesor espera algo distinto. Algo que no venga en los libros - aclaró el joven.
- Pues es la verdad. Si hicieses eso, describirías la guerra con pelos y señales - apostilló el hombre con seguridad.
- Seguro que me puedes contar alguna historia tuya o de algún compañero que me serviría para mi trabajo de Historia - insistió el chico, que necesitaba un relato con urgencia.
- Te voy a contar algo real, que ilustra en que consiste la guerra y como cambia la vida de las personas; incluso de las que aún no han nacido - terció el abuelo de Gabriel.
- ¡Ya estás tardando! - contestó el aludido.
- Con una condición - puntualizó el anciano.- No debes escribir nombres. Bastará con contar los hechos.
- No hay problema, abuelo - aseguró el estudiante. - Si la historia es buena no harán falta nombres, ni otro tipo de datos.
- Pues, entonces, vamos a ello - argumentó a modo de introducción el viejo que, desde ese momento, pareció perder parte de su edad. - Hace unos cincuenta años, un joven de familia acomodada y una chica, de edad similar, proveniente de un entorno obrero, donde el dinero no sobraba, más bien al contrario, se conocieron y se enamoraron. Hasta aquí nada nuevo. Ni tan siquiera la familia de él, ni la de ella, se opusieron a que dicha relación siguiese su curso normal. Parecía importarles más la felicidad de sus hijos que las convenciones sociales. El asunto no parecía dar más de sí. No podría haberse escrito con la historia ni un sucedáneo actual de Romeo y Julieta... De no ser por la ideología de ambas familias.
Como ya habrás adivinado, todo esto sucedió de manera previa a la guerra civil, que estalló quince meses después del inicio del noviazgo. El ambiente, al menos en algunos sectores de la sociedad, resultaba bastante sectario, al menos en cuanto a ideas políticas. "Los nuestros y el enemigo", que no el adversario, podría haber servido de lema para unos y otros. Buenos y malos, rojos y azules, revolucionarios y facciosos, amigos y enemigos, constituían el vocabulario más común en ambos bandos. Y fue en este laberinto ideológico donde el idilio, porque esa es la palabra que mejor define lo que había entre ambos, naufragó. Soplaban vientos de guerra, que acabaron convirtiéndose en un huracán, y cada familia se posicionó en un extremo de la tormenta, arrastrando a todos los miembros con ellos. La familia de ella, de manera lógica, se definió con los que apostaban por las clases más bajas, y la de él, siguiendo la tradición, engrosó las filas de los que defendían sus privilegios. Hasta que el conflicto apareció nada pareció perturbar lo que existía entre ambos, aunque, visto en perspectiva, las semanas previas al inicio de la contienda su relación sufrió un vaivén que iba desde la desesperanza por lo que parecía avecinarse, hasta el disfrute hasta del último segundo de manera obsesiva. En el fondo, el columpio sobre el que se construyeron esas semanas se llamaba guerra y bandos opuestos.
Cuando saltó por los aires, de manera definitiva, la precaria convivencia del país, él se alistó, de manera voluntaria, en las filas conservadoras. Para ello hubo de recorrer centenares de kilómetros y sortear las líneas enemigas, que le tenían atrapado en el bando equivocado.
Aunque declarara de manera pública que se había movilizado por la causa golpista, en el fondo deseaba que todo acabase lo más pronto posible, para poder crear una familia junto con su amada, en el mundo de orden y respeto por el que en ese momento luchaba.
La guerra, como bien sabes, Gabriel, duró bastante tiempo y los separó. Ni tan siquiera tuvieron contacto epistolar. Ambos habían abandonado sus hogares. Ella siguiendo a su familia, peregrinó por medio país, siempre huyendo del ejército de él. Huyendo de las tropas conservadoras triunfantes. Él, en el otro bando, de un lugar a otro, con el mosquetón y los galones prestos a la lucha.
Al fin todo concluyó. Él ganó. Ella perdió. Él volvió con su familia a su hogar. Ella, y su familia, no. Él creyó enloquecer. Había luchado años para construir un mundo para ellos dos y ahora sólo estaba él. Buscó. Buscó entre los papeles nombres de muertos, de represaliados, de emigrados y, por fin, apareció. Su nombre apareció entre los ocupantes de uno de los últimos barcos que transportó a personas que huían ante la inminencia de la derrota absoluta del bando perdedor. Alĺí, junto a otros miembros de su familia, se encontraba su nombre: Gabriela López de la Fuente.
Siguió indagando, pero el destino final de ella acabó convirtiéndose en un laberinto sin salida. Recaló en varios puertos y en ninguno de ellos existía información sobre ella.
Él sufrió. Sintió la muerte que no había tenido en el frente durante bastante tiempo. El tiempo pasó y, aún convaleciente, conoció a una mujer, por la que no llegó a sentir algo tan intenso y especial como lo que sintió hace unos años, pero con la que se encontraba a gusto y acabó casándose con ella. Formó una familia, como se esperaba de ambos. Compartieron vida, hijos, nietos hasta que falleció ella, pero, en algún lugar de él, siempre había un hueco para Gabriela. Siempre pensó que, de no haber irrumpido la guerra en sus vidas, habría tenido otros hijos y otros nietos con ella. Ni mejores ni peores, simplemente otros. Pero la realidad dice que tuvo hijos con otra mujer, que los tuvo con tu abuela, Gabriel. La realidad dice que la guerra cambió mi vida, lo cambió todo y, en cierta forma, te creó a ti.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

DIARIO DE UN MAESTRO GRUÑÓN (29-11-2016)

Se ha puesto en marcha un servicio telefónico contra el acoso escolar, anunciado en los medios a bombo y platillo, como no podía ser menos. No puedo evitar sentirme contrariado ante este hecho. Por un lado pienso que puede constituir una buena medida, pues supone una salida a niños y adolescentes que están sufriendo un serio problema y que pueden encontrar en una conversación anónima salida a su problema.
Por otro siento que se ningunea a los docentes, una vez más. Me explico. Se supone que los docentes formamos parte de la resolución del problema, tanto desde una perspectiva preventiva, como abordando la situación cuando se produce. Parece oportuno que todos deberíamos tener una formación suficiente para abordar este peliagudo asunto con unas mínimas garantías. Una formación impartida por profesionales, con formas de actuación pautadas, fórmulas claras de derivación hacia otras instancias cuando se pueda prever que los actos de acoso puedan constituir un infracción de las leyes... Yo reconozco que no tengo esa formación, ni la he recibido. He preguntado a compañeros de otros centros e, incluso, a alguno de otra comunidad autónoma y todos adolecen de ese tipo de formación y de información.
Parece mentira, pero los encargados de prevenir y atajar el acoso, una conducta que puede ser delictiva, no poseen las herramientas imprescindibles para abordar el tema.
Cuando pienso esto me imagino a un retén de bomberos intentando apagar un fuego sin mangueras. Pueden arrojar cubos de agua, botellas..., pero, como el incendio sea grande, corren el riesgo de acabar calcinados.
He leído que los cuatrocientos mil euros destinados a prestar el servicio telefónico de ayuda a los alumnos que sufren acoso se los va a llevar una empresa, que poco, o nada, tiene que ver con este asunto. Veremos los resultados.
Por otra parte, contemplo como el Colegio de Psicólogos se arroga la competencia única para trabajar en el lado de la línea del que aconseja. Parece que cada cual mira por los suyos.
Lo que nadie ha aclarado, o yo no lo he leído o escuchado en ningún sitio, son los protocolos de actuación cuando se recibe una llamada. Me resulta chocante porque a nadie parece importarle el funcionamiento de este recurso: pautas de actuación, derivaciones... Sólo cuenta que existe. Lo demás...
Me encantan las celebraciones pedagógicas, cada vez aprendo una canción nueva. Estoy temiendo que llegue la celebración pedagógica denominada Día del Heavy y el tema a interpretar me sea familiar. Sólo espero que ese día no llueva y poder hacer los gorgoritos correspondientes en el patio.
Bromas aparte, no me cabe duda de que se hace con toda la buena intención del mundo, o con toda la buena comodidad del mundo, vete tú a saber, pero me parece algo carente de toda lógica. Trabajar valores representa algo más que aprenderse una canción o recibir una charla, o muchas durante el curso, sobre determinados aspectos.
Recuerdo que hace tres años con un grupo de alumnos de 5º de Educación Primaria hablé sobre el acoso escolar. Todos tenían, más o menos, claro que se trataba de algo malo. No existía entre ellos un consenso sobre que era acoso, pero, cuando les pregunté si consideraban que debían intervenir ante una situación de acoso, me dijeron, de manera rotunda, que no. Sin embargo, cuando pregunté si intervendrían si alguien pegaba a su mejor amigo todos me dijeron que sí. Al preguntar sobre la diferencia entre ayudar a un amigo o a un compañero de clase no supieron decirme por qué su postura era diferente. En el fondo un compañero acosado también es alguien cercano a ellos. Esto me hizo pensar sobre la disonancia cognitiva y el conflicto cognitivo como forma de asentar los valores. La necesidad de un proceso, donde se ponen negro sobre blanco los valores con los que funcionamos, pudiendo operar con ellos, supone una forma eficaz de variar los valores. La canción, la lectura de un derecho, diez charlas sobe diferentes aspectos, etc. una forma más de ir rellenando huecos. Sigo pensando que resulta más fructífero trabajar sobre uno, dos, a lo sumo tres proyectos, incardinando en ellos los valores a trabajar.
Me molesta sobremanera cuando me doy cuenta de que sigo errando en ciertas decisiones que debo tomar sobre la marcha en situaciones complicadas. Lo único que espero es no perder la capacidad de análisis y autocrítica, para aprender de aquello que no he realizado como lo haría tras una reflexión más lógica y sosegada. A veces pienso que salir de trabajar con un alumnos con problemas de comportamiento, para entrar a hacerlo con otro con similares características y así día tras día, me hace perder la perspectiva del trabajo diario. Por suerte, también sé que para valorar este trabajo se debe echar la vista atrás, mirando de donde se parte y donde se está. Pero, lo reconozco, a veces, durante esos días que todo parece ser una sucesión de inconvenientes, esa vorágine de lo inmediato parece atraparte.


domingo, 27 de noviembre de 2016

IDIOTARIO (LXXXI)

Año Nuevo: año recién estrenado, que se va arrugando a base de usarlo y de malas experiencias.


Estupido: dícese de algo que está formado por elementos muy juntos entre sí. Cuando esto ocurre en un ser humano puede provocar problemas para razonar con coherencia.


Gaviota: 1. ave de la especie charadiidriforme, cuyo hábitat es el mar o lagunas costeras e incluso 
interiores. Se caracterizan por su gran voracidad y por su capacidad de hibridación entre distintas especies de gaviotas, que asegura la perpetuación de la especie. Su gran voracidad permite que la gaviota colonice nuevos hábitats, acabando con toda, o parte, de la población autóctona del nuevo espacio 2. Símbolo del P.P.


Ginecólogo: médico, cuya especialidad le permite, de vez en cuando, que su consulta esté en el quinto coño.


Perezoso: oso de la familia Pérez.


Procrastinar: esta definición la dejamos para otro día.


Revólver: arma que te gustaría tener cuando escuchas a Carlos Goñi.


Sal gruesa: expresión utilizada con la finalidad de que asome por la puerta una mujer obesa.


Soldado desconocido: militar del que no sabe nada el soldado que le mata.


Zurdo: perzuna que no oye bien por uno o por los duz oíduz.

jueves, 24 de noviembre de 2016

NIÑOS Y ADULTOS

Los niños no recuerdan lo que tratas de enseñarles. 
Recuerdan lo que eres.

Jim Henson.

Hace unos días me entretuve leyendo en Twitter los comentarios que el programa Salvados, dedicado a la Educación, generaba. Una vez más, tuve la impresión de que existen personas muy coherentes y otras cuya capacidad de razonamiento deja bastante que desear.
No vi el programa y no tengo intención de criticar, o defender, las posturas de unos y otros. Me interesa mucho más escribir sobre la percepción que cierta gente tiene de los niños y adolescentes. Tal vez lo mejor sea empezar aclarando que no todos los niños, ni los adolescentes, son iguales. Por suerte. Cada cual es de su padre y de su madre y, además, cuando se les fabrica no se hace en serie, por lo que cada individuo resulta único y excepcional, en todos los sentidos.
A partir de aquí me gustaría aclarar que todos los individuos, a medida que vamos creciendo, pasamos por una serie de etapas, o estadíos que diría Piaget, que suponen pasos hacia la madurez (sea esto lo que sea). No resulta difícil deducir que, si esto se produce, se debe a que no venimos con todos los extras cuando nacemos. La gran mayoría de nosotros tenemos la capacidad de adquirir esos extras, pero lo conseguimos poco a poco y de manera, más o menos, pautada. Basta observar el proceso de adquisición del lenguaje o el de la marcha para constatar lo dicho con anterioridad.
De igual manera que aprendemos a andar, gracias a la evolución del aparato locomotor y nervioso, o a hablar, también vamos adquiriendo una mayor capacidad intelectual, gracias a la maduración del sistema nervioso, a las experiencias...
No considero que este lugar sea el adecuado para dilucidar, si es posible, si Piaget o Vigotsky tienen razón en sus aseveraciones sobre la forma de "maduración" de la inteligencia de los niños (me inclino más por el segundo), pero sí para ponernos en el lugar del pequeño.
Leía entre los tuits referidos al citado programa a alguien, de esa gente que piensa moderno, quejándose del tipo de adolescentes que "genera" esta sociedad: chavales que quieren trabajar, tener una relación sentimental que funcione bien y fruto de ella hijos.
Para empezar, desconozco  la representatividad sobre el total de los adolescentes de esta forma de pensar, intuyo que muchos tienen otras prioridades más ligadas a lo inmediato, como corresponde a la edad. Por tanto, aceptar como universales unas declaraciones particulares parece un error considerable.
Suponiendo que dichas declaraciones sirvieran para definir a todos los adolescentes patrios, ¿quién recuerda con exactitud lo que pensaba a los quince o a los dieciséis años? Yo no. Cierta gente, muy guays ellos, piensan que deben ser los jóvenes los que cambien el sistema, porque con esas edades se debe aspirar a cambiar el mundo (como lo prueba el hecho de que el poder económico sigue estando en manos de los mismos desde hace muchas décadas). Adolescente, de profesión: revolucionario. Y es aquí donde se demuestra la estupidez de los planteamientos de personas como la mencionada en Twitter. Poco, o nada, tiene que ver el proceso de cambio, de búsqueda de la persona y de la personalidad, de conseguir su espacio en el mundo que viven los adolescentes, con revoluciones políticas, ni zarandajas por el estilo. Lo que no quita que, entre los adolescentes, existan (y hayamos existido) una parte de ellos que se declarasen de izquierdas y quisieran cambiar las cosas.
Las personas que achacan a los adolescentes, a los jóvenes en general, estar parados, no tener ganas de cambiar el mundo, son las mismas, en su mayoría, que no cambiaron nada (vete tú a saber si lo intentaron) y que entiende la rebeldía del adolescente, generada por un proceso de crecimiento en todos los sentidos, como la rebeldía contra el sistema, ese sistema que los adultos que defienden esa idea vituperan, pero en el que viven con relativa comodidad. Se trata de traspasar las frustraciones propias a los jóvenes. No de ponerse en su lugar.
Algo parecido ocurre cuando insistimos en que niños de tres o cuatro años compartan juguetes, algunos con mucho valor sentimental, con niños recién conocidos. ¿El lector dejaría su coche nuevo a alguien que acaba de conocer? ¡Ah! ¿Qué el automóvil vale más dinero? Pero, a lo mejor, el juguete tiene tanto o más valor para el niño, pues se trata de su juguete favorito, lo que genera un valor sentimental, y eso no lo solemos ver.
Otro mantra muy extendido, sobre todo entre cierta tipo de gente, es el de que los niños no son malos, lo cual es verdad, por naturaleza (y por sociales tampoco). Sin embargo, ello no quita para que se puedan observar conductas que denotan egoísmo y que pueden llegar a ser violentas en algunos casos (la gran mayoría de los niños en alguna ocasión han pegado a otro por un objeto, por no escucharles, por no jugar con ellos...). No, los niños no pueden ser considerados como malos, tampoco como buenos, pero sí que tiene comportamientos encaminados a conseguir sus fines, a veces a cualquier precio, y eso, querido lector, viene de serie. No es la sociedad cuando crecemos la que nos empuja a ser buenos o malos, esos son los roles que adoptamos para sobrevivir, triunfar o lo que fuere. Todos , o la gran mayoría, tenemos un punto egoísta, abusón, manipulador... Precisamente, con el paso del tiempo nos vamos dando cuenta de ello, por lo general, y somos capaces de manejarlo y de mejorar. Sin embargo, al revés de lo que piensan los buenistas, debemos transmitirles que existen otras personas con las que compartir, que no se debe pegar para conseguir lo deseado... En el fondo, mal que le pese a cierta gente, los niños resultan muy parecidos a los alumnos, pero sin los frenos sociales que hacen que, la gran mayoría, no imponga su voluntad siempre que lo desee.
Capítulo aparte merece lo de la imaginación de los niños. Lo que cierta gente denomina imaginación no es otra cosa que la imposibilidad de los peques de ver el mundo de otra manera. La imaginación es un fenómeno por el cual se distingue la realidad de lo imaginado. En muchas ocasiones lo que el niño cuenta, en especial los más pequeños,  es su interpretación de la realidad.  No hay cara A y cara B, todo acaba convirtiéndose en uno. El animismo (dar vida a los objetos), por ejemplo, forma parte de su interpretación de la vida. Por tanto, de nuevo, lo que interpretamos de la vida de los pequeños lo hacemos desde nuestra perspectiva cognitiva, no desde las capacidades reales de los niños. Matar la imaginación de los niños resulta ser, en ciertos aspectos, no en todos, un proceso de maduración intelectual,  necesario para llegar a la edad adulta con perspectiva de éxito para poder ser autónomo en todas las competencias necesarias, o en la mayoría, para poder vivir en sociedad. De nuevo, pensando como adultos.
Creo que estos ejemplos ilustran con claridad a lo que me refiero cuando hablo de la imposibilidad de cierta gente de ponerse en el lugar del otro, del niño o del adolescente en este caso. Ciertas personas intentan recrear su jardín del Edén en otros, los más pequeños en este caso, pintando la realidad de otro color, el que le viene mejor en ese momento.
Tal vez sería mejor que nos dedicásemos a pensar sobre como piensan nuestros pequeños y ver que necesitan. Si queremos revoluciones, imaginación a cascoporro, buenismo y otras cuestiones similares, no se lo exijamos a los pequeños, pongámoslo nosotros en práctica. Tengo la certeza de que un buen modelo constituye la mejor manera de enseñar a ser y a vivir a aquellos que aún están creciendo y aprendiendo.
Un  saludo.

lunes, 21 de noviembre de 2016

RIQUEZA LÉXICA Y TAL.

Cuando me planteé esta entrada no sabía si realizar algo cómico o profundizar en el asunto con toda la seriedad y rigor posible. Como no me decidía decidí hacer una mezcla de ambas cosas que, espero, sea del gusto del lector.
Llevo bastante tiempo dando vueltas al asunto del lenguaje y cuantas más vueltas le doy más tengo la impresión de que el lenguaje se creó para usarlo de la forma más extraña posible, por lo menos por parte de algunos. No es mi caso. Yo con unas cien palabras, y un número similar de tacos, me voy apañando. Nos sé si refieren a esto cuando hablan de economía del lenguaje. Sin embargo, existen personas empeñadas en dar formas inverosímiles al lenguaje, con la finalidad de expresar cuestiones que con dos o tres palabras, o en mi caso con un taco, pueden decirse, obteniendo como resultado la comprensión absoluta del asunto por parte del receptor. La tendencia a utilizar eufemismos, circunloquios, barroquismos, hipérboles y otro tipo de artificios de similar envergadura persiguen enmascarar todo aquello que el emisor dice, buscando con ello desvirtuar la realidad a sabiendas, con la intencionalidad de esconder su pretensión subyacente. Como acaba de comprobar el lector, que acaba de leer una oración de cuatro líneas que se podía resumir de la siguiente manera: dicen un montón de bobadas para ocultar lo que quieren contar.
Puede ocurrir que el lector aún no sepa a lo que me refiero. No hay problema, con unos cuantos ejemplos creo que usted y yo estaremos en la misma sintonía.
Una de esa expresiones a las que me refiero es: "hacer pedagogía". Recuerdo que la primera vez que escuché esas dos palabras me encontraba haciendo unas patatas a la riojana y de la radio se deslizó: "Debemos hacer pedagogía". De repente supe que eso era lo mío. No puedo explicar porque extraño resorte mental asocié lo de hacer pedagogía con hacer recetas de cocina. Tal vez sea porque me encontraba dándole vidilla a unas patatas a la riojana o, tal vez, porque no tenía ni puñetera idea de a que se refería y como andaba liado con el pimentón y la cayena, lo terminé asociando.  A mi lo de hacer cosas en la cocina se me da bastante bien, y si, encima, lo que se debe hacer es pedagogía eso ya... Yo, un docente de pro, que me defiendo bien, e incluso un poco mejor, cocinando, ¡y encima cocinando pedagogía! ¡La hostia! Sin embargo, como la Pedagogía no resultaba un ingrediente conocido para mí apunté en mi privilegiada cabeza: "Buscar un tutorial en Youtube de Arguiñano, donde haga pedagogía, con o sin perejil. Procurar que el vídeo sea de las últimas temporadas, que cocina con menos grasa".
Bromas aparte, esa expresión, que sirve para decir: os voy a intentar convencer de que mi nueva idea, que resulta la contraria de la que defendía ayer, es la que tenéis que aceptar. Todo ello fundamentado en el argumento: porque a mí me sale de los cojones; oculta una concepción totalitaria de la Política, donde no cuenta la decisión del ciudadano, sino la del político profesional.
Reconozco que cuando pensaba en la realización de esta entrada me vino a la imagen la cabeza de Miquel Iceta gritando: "¡Rousseau, haz pedagogía! ¡Por Dios, haz pedagogía!". Para acto seguido, Rousseau ser desterrado de la lista de pedagogos famosos del mundo mundial.
Es más que posible que el lector tenga más que suficiente con este ejemplo para comprender a lo que me refiero, pero el lector, la gran mayoría de ellos, no conocen lo pesado que puedo llegar a ser cuando abordo algún tema e intento que alguien lo comprenda, por lo que voy a ilustrar a todos ustedes con dos o tres ejemplos más.
En los últimos tiempos se ha puesto de moda el concepto pobreza energética y uno, que de natural resulta curioso, ha buscado en Internet el antónimo de pobreza energética y, ¡oh desilusión!, no ha encontrada nada. Esperaba encontrar riqueza energética o acaparamiento energético, pero no. Cuando se trata de cosas de ricos no hay apellido que valga. Bueno sí, para ser rico los apellidos pueden contar mucho, pero no existen palabras que acompañen a la riqueza para saber si son ricos en ropa, energía, alimentos o anillos de colorao.
Yo una vez conocí a un pobre y me dirigí a él para indagar sobre el tipo de pobreza que le caracterizaba.
- ¡Oiga, señor pobre! -le dije-. ¿Usted puede ser catalogado como pobre energético?
- Pues no lo sé, -me respondió él-.  Lo que si puedo afirmar es que usted es un tonto de los cojones.
- ¿Acaso no he acertado con el tipo de pobreza del que es usted portador? - volví a preguntaR-. ¿Se trata usted de un pobre alimentario o, a lo mejor, de un pobre de indumentaria?
- En realidad, soy un pobre hombre que en vez de dar una patada en los huevos a un snob como usted, para que me deje en paz, me dedico a escuchar sus estupideces con infinita paciencia - dijo con cierto tono de indignación, que me pareció fruto de su confusión sobre el tipo de pobreza que representaba.
No creo necesario seguir describiendo la escena, ni el bofetón que me llevé tras la quinta o sexta pregunta que realicé. El lector ya tendrá una composición del asunto bastante certera.
Sin embargo, no me gustaría terminar de abordar este aspecto sin incidir en la gran cantidad de léxico, en su riqueza, para tratar sobre la pobreza.
Vamos a abordar otro tema más liviano, al menos desde mi punto de vista, el de ellos y ellas, ciudadanos y ciudadanas, fiscales y fiscalas, gilipollos y gilipollas. Existe un movimiento, parece que imparable, al menos hasta que se le acaben las pilas, sobre el uso correcto del idioma en función del género. Me parece bien respetar a todo el mundo, pero yo no creo que lo importante sea el género, sino el respeto que la gente, sin distinción del tamaño de la verga o de la profundidad del coño, se merece. En este asunto el tamaño tampoco importa (eso es lo que me gusta decir a mí cuando conozco a alguna mujer. Lo importante es la persona; suele ser el remate a la primera frase.).
Yo en este asunto me baso en una experiencia real (aunque pueda sonar absurdo lo que van a leer ocurrió) y no utilizo el género para dirigirme a alguien. Mi estrategia se basa en usar el número, siempre el singular. Veamos por qué.
Cuando yo estudié Educación Secundaria opté por la asignatura de Latín. Durante tres años una profesora anciana, de escasa estatura, pero con mucho carácter, se encargó de que conociésemos a Julio César, al que todos estábamos seguros de que había conocido en persona, Séneca y demás tropa que escribía declinando. La magister/magistri (sé que sobra el artículo) solía preguntar todos los días a, más o menos, la mitad de los alumnos de la clase. Bien sobre una traducción, la declinación de un verbo, un sustantivo, etc. Hete aquí que un día le tocó en suerte a una compañera destripar todas las posibilidades de un adjetivo. La pobre chica, con expresión de pánico, se encontró con la putada de que existían tres géneros. Mal que bien, el masculino y el femenino, con cierta ayuda de la docente,  los pudo solucionar, pero no esperaba que existiese un tercer género. Su escaso temple había llegado hasta allí y se produjo el inevitable bloqueo. La docta profesora de Latín no cejó en su empeño por ayudar a la nerviosa adolescente en su misión de completar la declinación y dijo algo como esto: "Existen tres género: masculino, femenino y....". Todo parecía indicar que el asunto se iba a solucionar de la mejor manera posible, pero el pánico escénico estaba ahí, porque declinar tres géneros con Doña ... eran molto longo (que diría Juanito). La chiquilla, en un acto defensivo, sólo acertó a decir: "Singular". Obvio decir el regocijo malsano que cundió en toda la clase y azoramiento de quien formuló dicho palabra, ante la reacción generalizada de quienes ella creía sus camaradas.
Desde hace unos años yo sigo el ejemplo de mi excompañera, cada vez que tengo que dirigirme a alguien que no conozco, siempre lo hago en singular, y así sé que no existe posibilidad de error. Así, cuando sustituyo a algún compañero y en la clase hay alumnos cuyo nombre desconozco, me dirijo a ellos de la siguiente manera: "¡A ver, singular! Qué deberes tenemos para hoy."
 Hace bien poco viví otra situación que puede ilustrar a la perfección el uso de la palabra singular. Conversando con una amiga de toda la vida dije: "¡Pufff! Me encantó que me presentases a singular. No se lo digas, pero tiene un polvazo."
El hecho de llamar singular a personas llama la atención de quienes me rodean y no suele ser infrecuente que me pregunten por qué me utilizo la palabra singular; mi contestación resulta invariable: "El respeto no depende de una a o de una o. El respeto se demuestra con los actos y, en ciertas ocasiones, se pierde con los mismos".
Otra de las expresiones que me hace gracia, y me da por saco a partes iguales, es la de que se trata de algo transversal. Uno, cuando escuchó por primera vez esa expresión, la trasladó a esos maravillosos bollos rellenos de chocolate, que comía en el recreo. Pensé que deberían tener ese relleno de manera transversal, no sólo en poco más de la mitad del mismo. Se imaginan: toda una generación de obesos gracias a la transversalidad del relleno de chocolate. ¡Un desastre transversal, que no integral!
En realidad, parece ser que cuando algún ser humano habla de que algo debe ser transversal se refiere a que debe estar presente en todo momento. Por ejemplo: Antonio García Ferreras, y su programa en La Sexta, es transversal a todo acto político de cierta relevancia que ocurra en España, y también un poco pesado a partir de la novena hora de programa.
Como imagino que ustedes se preguntan, yo también me he cuestionado cómo se sabe con certeza cuando algo es transversal. Tras dar muchas vueltas he encontrado la solución a tan profunda pregunta. A saber:
Para constatar que algo puede considerarse transversal resulta imprescindible que también se caracterice por ser longitudinal en toda su extensión. Lo que se puede comprobar realizando cortes sagitales sobre un cuerpo de manera aleatoria. No debemos descartar vislumbrar desde un plano cenital lo que ocurre en la parte superior, para poder tener constancia fehaciente de que se trata de algo transversal en su totalidad.
Pero usted y yo, en confianza, sabemos que cuando alguien se refiere a una idea, un valor, o algo similar que resulta transversal, en realidad nos están diciendo: debes pensar y actuar como yo deseo, porque de otra forma la has cagado y lo de la subvención te empieza a quedar lejos. O dicho de otra manera. ¡Rousseau, haz pedagogía! ¡Por dios, haz pedagogía!
Andaba dando vueltas a poner algunos ejemplos más de distorsión interesada, e interesante, del lenguaje, pero me acabo de dar cuenta de que he agotado todo mi vocabulario y no podría escribir otra idea sin repetir palabras y como apenas he usado palabrotas, vamos a dejar aquí el tema, para intentar quedar lo mejor posible. Eso sí, recuerden siempre que deben utilizar el lenguaje para transmitir mensajes de manera directa e inteligible, huyendo de hacerlo de forma simulada y en diferido.
Un saludo.