sábado, 11 de septiembre de 2021

11- S. CULPABLES.

Hace veinte años que se produjeron los ataques terroristas contra varios símbolos de Estados Unidos. Cuatro aviones secuestrados se estrellaron, al menos tres de ellos (el cuarto fue derribado por cazas estadounidenses, por mucho que lo intenten vestir de otra forma) contra edificios emblemáticos del país norteamericano. 

No es mi intención narrar que estaba haciendo ese día, me acuerdo perfectamente, ni hablar de que este hecho cambió el mundo, una mentira como otra cualquier, como se ha demostrado veinte años después (lo que realmente ha cambiado el mundo es el auge de China). Tengo mucho más interés en hablar de una realidad poca veces contada. 

En 1978, como respuesta a la dura represión del Gobierno afgano hacia el partido comunista, anterior aliado suyo en la lucha que concluyó con la deposición del monarca cinco años antes, se produjo un golpe de estado, denominado Revolución de Saur. Cuando los nuevos gobernantes comienzan a aplicar programas como la condena de las deudas de los agricultores, muchas de ellas verdadera usura, el acceso de la mujer a la vida pública, programas de sanidad o de alfabetización (el 95% de las mujeres y el 90% de los hombres lo eran), reparto de tierras... se encuentran frente a ellos a los grandes terratenientes, que poseían más del 50% de las tierras fértiles del país, siendo ellos una minoría, y a otros ultraconservadores, los muyahidines. Unos y otro se organizan y plantan cara al nuevo gobierno. 

En el gobierno se suceden las tensiones y los intentos de golpe de estado, promovidos por diferentes facciones, o personas, del partido en el poder. En el fondo, se trata de un juego de geopolítica, EEUU y la URSS mueven a sus peones para controlar el país. Finalmente, a pesar de haberlo descartado con anterioridad y de hacerlo más por necesidad, para proteger sus intereses en un país limítrofe, que por convencimiento (intuían las dificultades, o algunas de las dificultades, que podían ocurrir) la URSS invade a su vecino afgano, con las consecuencias, una derrota, que por todos es conocido.

Desde el primer minuto, tras la revolución de Saur, Occidente apoya a la resistencia, de corte ultraconservador e islámica. Dicha ayuda se ve incrementada con la invasión de las tropas soviéticas, a partir de 1985 se dota a los muyahidines de misiles Stinger, por ejemplo. Hasta aquí nada anormal, en el juego de la geopolítica unos y otros llevan décadas haciendo eso mismo, como se ha hecho durante toda la Historia (EEUU debe, en parte, su independencia a españoles y franceses que apoyaron con armas y hombres su alzamiento contra los británicos, enemigos de hispanos y galos). Lo que llama mucho más la atención es el blanqueamiento de estos aliados ocasionales por parte de las  potencias occidentales, que decían representar la democracia y la libertad.

Ronald Reagan, presidente de EEUU en esos momentos, llegó a comparar a los muyahidines con los padres fundadores de EEUU (pinchar aquí) y desde el país norteamericano no se sonrojaron en llamar a estos fundamentalistas islámicos como luchadores por la libertad.

 https://elpais.com/diario/1982/12/27/internacional/409791609_850215.html

Por supuesto, su gran amiga y aliada Margaret Thatcher no se queda a la zaga y dice en una reunión con representantes de los fundamentalistas islámicos que estos están luchando por defender su libertad y su religión (recordemos que por esa época la británica consideraba a Nelson Mandela como terrorista)

https://gustos-personales.blogspot.com/2017/05/thatcher-los-muyahidines-en-1981-los.html

Obviamente, como he dicho con anterioridad, se trata de geopolítica y se buscan aliados para combatir al enemigo, pero lo chocante es como se intenta vender a unos tipos, fundamentalistas, ultraconservadores, que nada tienen que ver con los valores que decía defender Occidente como unos luchadores por la libertad. Cuando, en realidad, hasta los líderes tribales de algunos de los grupos que luchan contra los invasores soviéticos, son conocidos por las atrocidades que han cometido, no solo contra los soviéticos, sino también contra miembros de otras tribus afganas. 

Por supuesto intervienen otros actores durante este tiempo, en especial Pakistán, con fuertes vínculos con los talibán afganos, y Arabia Saudí, que proporciona ingentes cantidad de dinero y armamento a los muyahidines, sunitas como ellos y, en muchos caso, wahabitas, como el país donde se encuentra La Meca. 

Obviamente, el cóctel, no puede ser más prometedor: dinero a raudales, fundamentalismo islámico, geopolítica, preparación militar y experiencia en la guerra, lavado de cara de aliados con una ideología anclada en el medievo...  ¿Qué podía salir mal? Pues, como todo o casi todo lo que se gestó en esa época auspiciado por Reagan y Thatcher todo fue un desastre que arrastramos cuatro décadas después: el apoyo a fundamentalismos de ideología medieval, la desregulación económica y las políticas de privatización que iniciaron estos tipos, el apoyo a regímenes dictatoriales que derrocaron a gobiernos legítimos cuya preocupación era un mayor reparto de la riqueza en sus países... Todo lo que estos nefastos personajes, que sí cambiaron el mundo, pero para peor, algún día será juzgado con la suficiente objetividad y entonces, cuando se hable del 11 de septiembre, lo primero que aparecerán serán los rostros de el exactor y de la mujer que reprimió el movimiento obrero con saña.

No me gustaría concluir esta entrada dejándome en el tintero una curiosidad. Una fuente principal de financiación del talibán ha sido la venta de amapola, que sirve de base para fabricar heroína.

 Durante los años 90 y principios de siglo los médicos en EEUU recetaban opiáceos para cualquier dolor, el dolor no debía existir. La famosa Vicodina que tomaba el doctor House es uno de esos opiáceos. Esta forma de actuar por parte de los médicos generó pingües beneficios a las farmacéuticas, que alentaron esta forma de actuar. En un momento determinado este tipo de prácticas médicas comenzaron a remitir, debido a lo innecesario de las mismas en muchos casos. La retirada repentina de este tipo de medicación hizo que muchas personas, adictas a estos opiáceos, buscasen quitarse el mono en el mercado negro, consumiendo heroína. Heroína que provenía, en un alto porcentaje, del talibán, que en esos momentos estaba luchando contra las tropas estadounidenses. Dándose el curioso caso de que los propios estadounidenses ayudaban a financiarse a un ejército que estaba luchando contra el suyo propio.

Aquí dejo un vídeo, extremadamente duro, sobre este problema en una ciudad como Filadelfia.




Un saludo.


Para una mejor comprensión o conocimiento de lo ocurrido durante esos años en Afganistán, recomiendo este magnifico artículo.

https://www.despertaferro-ediciones.com/2021/afganistan-historia-invasion-derrota-sovietica-ascenso-talibanes/

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