lunes, 2 de diciembre de 2013

CERTEZA

En los últimos meses sus vidas habían sufrido cambios importantes. El miedo a la muerte, la separación de seres queridos, en definitiva, la angustia, se habían cebado con ellos en esas últimas fechas.
Su existencia había transcurrido en paralelo. Siempre se encontraban uno al lado del otro, pero nunca se atrevieron a desviarse lo suficiente del camino predeterminado para encontrarse en algún punto. Aunque alguna vez, al menos así lo creía él, pudo haber ocurrido, pero fue mejor dejar estar las cosas. Adentrarse en determinados vericuetos podía dar al traste con una gran amistad y con el respeto que ambos se profesaban.
Hacía tiempo descubrió que podía considerarse bueno interpretando las expresiones faciales y corporales en la corta distancia, especialmente en determinadas circunstancias. Sin embargo, su timidez le atrapaba y, en ocasiones, le impedía responder a las necesidades de las personas que tenía delante. En especial si se trataba de una mujer. Y esta vez no parecía constituir una excepción. Sin embargo, sabía que sí se trataba de una excepción. 
Cuando se acabaron las palabras, e incluso ciertos gestos innecesarios, al menos así le parecía, llegó el momento de mirarse a los ojos. El verde de los ojos de ambos, difuminudo por la escasa luz nocturna, cobró una extraña luminosidad. En ese momento, pudo leer, o al menos así lo creyó, lo que había pretendido ignorar durante mucho tiempo. Esa mirada, limpia y abierta, había dejado escapar ese sentimiento, tanto tiempo escondido, que parecía fluir a borbotones en aquel instante. Se sintió feliz, correspondido. Intuyó que en ese momento su propia mirada también debía estar construida con los mismos mimbres. 
Durante unos segundos se dejó llevar por aquel magnífico espectáculo que protagonizaba de manera inesperada. Todo lo importante parecía condesarse en aquellos dos ojos y en su lenguaje, que parecía gritar lo que los labios no decían. Aquello reafirmó lo que ya suponía y constituiría, como no podía ser de otra manera, un bello recuerdo más, en aquella amistad, que pretendía durase hasta el final de sus días.

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