lunes, 9 de diciembre de 2013

REFLEXIONES

A estas alturas de la fiesta todavía no se sabe si Cristina de Borbón va a ser imputada por fraude fiscal y blanqueo de dinero, como ha ocurrido con su marido, Iñaki de Urdangarín. Uno siente verdadero orgullo y satisfacción al comprobar como las mujeres de sangre azul lo son por algo. Y me baso en el hecho de que a la mujer de su socio rápidamente la implicaron, mientras que a Cristina de Borbón, de buena familia y mejor linaje, no se le ha podido considerar, hasta el momento, ese tipo de comportamientos dignos de la plebe. Imagino que ese dato habrá sido fundamental para que la Fiscalía no moviese ficha hasta el momento.


Como todo el mundo sabe Nelson Mandela falleció el pasado 5 de diciembre. El que suscribe observa con cierta estupefacción como todos los mandamases del orbe, y personal adosado de rigor, han hecho las maletas para pasar unas horas, o días, en Sudáfrica, para despedirse del anciano ex presidente del país de los Springboks. Uno considera que si este tipo hubiese muerte cuatro décadas antes ni Dios se hubiese acercado por allí y muchos de los que hoy le lloran no hubiesen dudado en alinearse con las tesis de la Ttatcher, que le consideraba un terrorista. Lo curioso del asunto es que en la época de la hija del chatarrero el pensamiento no era muy diferente a ese que tanto admiran ahora unos y otros. La única diferencia reside en que con el paso del tiempo tuvo la posibilidad de poner en práctica sus ideas, que ahora tanto parecen gustar.


Destituciones, ceses y enfrentamientos han marcado el funcionamiento de los últimos días en el área de grandes contribuyentes de la Agencia Tributaria. Aunque las autoridades políticas intenten quitar hierro al asunto, parece que el movimiento de esas mismas autoridades políticas en favor de una compañía mejicana ha provocado un pequeño seísmo en tal institución. Tal vez todo se deba a que los funcionarios sólo quieren hacer su trabajo con profesionalidad e imparcialidad y algún otro, al que no ha elegido nadie, ni ha aprobado una oposición, no desea que las cosas sean así. Tal vez, y sólo tal vez, por eso los neoliberales de turno carguen contra los funcionarios de manera continua y vomitiva, porque por tener el puesto asegurado no les pueden amedrentar para que no cumplan con su función: la de evitar que unos pocos privilegiados económicos hagan los que salga de las narices. 


Un juez de Arkansas condena a la farmacéutica Johnson&Johnson a pagar mil millones de dolares de multa por ocultar los efectos, especialmente entre ancianos, de un medicamento, Risperdal. El lector ya conoce que este humilde maestro sostiene que una parte de los medicamentos que se prescriben para ciertos trastornos, o síndromes, psicopatológicos son una estafa, y peligrosos en algunos casos. Me llama la atención que el Risperdal sirva para tratar a pacientes  psicóticos, a personas con trastornos bipolares, a individuos con autismo o a adolescentes con trastornos del comportamiento (sea éso lo que sea). Y especialmente, ante la variedad de dolencias que cura, mitiga o lo que sea, uno se pregunta ¿qué entienden en algunos casos por curar, mitigar o mejorar?


Kim Jong-un destituye al número dos del régimen, su tío, detenido en plena reunión del Partido de los Trabajadores. A uno le resulta curioso que exista un único Partido, autodenominado de los Trabajadores, presidido por un tipo que no la ha hincado en toda su vida y que el número dos fuera el tío, que no habrá dado palo al agua en su vida. Pero igualmente curioso resulta la cantidad de análisis, contradictorios en muchos casos, sobre el tirano, el papel de su tío y la madre que lo parió.


Wert propone variar la formación de los docentes y valorar su actuación docente, proponiendo una carrera docente en función de los méritos de dichos profesionales. Aunque pudiera parecer imposible, en este planteamiento estoy con el marido de la tertuliana. Sin embargo, y como conocemos el paño, no dudo que la carrera profesional y la nueva formación no van a servir para mejorar la calidad de los docentes, de los nuevos y de los que ya lo somos. Estoy casi convencido de que todo va a quedar en cambios sobre el papel y en premiar a los que sigan a pies juntillas los dictados neoliberales del tipo que desgobierna la educación de este país. En este tinglado de la educación hay tres protagonistas: padres (que dejan de serlo a medida que los chavales crecen), alumnos y docentes. Desde la LOGSE nadie se ha preocupado por la situación real de los integrantes del Cuerpo de Mestros y Profesores de este país y guste más o menos, la capacidad de éstos es lo que va a determinar la calidad de enseñanza que nuestros hijos van a recibir.


Acabo de terminar Dies irae, de mi paisano César Pérez Gellida. El libro es el segundo de una trilogía, que comienza con Memento Mori, y que parece ganar en este segundo libro. Sin embargo no trato de realizar una crítica literaria, demasiado tengo con garrapatear líneas sin ser muy barroco, para dedicarme a juzgar a los demás. Lo que me gustaría reseñar de este segundo libro es que la Guerra de los Balcanes, la que todos conocimos, se convierte en un protagonista más del mismo. Y lo curioso del asunto es que una auténtica catástrofe, que ocurrió aquí al lado, parece no haber existido nunca, excepto en la memoria y en los libros de Pérez Reverte, que tan buen rédito ha sacado al asunto. Tal vez este olvido se deba, en parte, a que este conflicto nos recordó que el vecino, o nosotros mismos, en determinados contextos o situaciones, nos podemos convertir en unos auténticos hijos de la gran puta con el tío con el que nos saludábamos todos los días en el ascensor.






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