lunes, 28 de marzo de 2016

ARROJEMOS NUESTRA MORAL DEL SILLÓN

El hombre razonable se adapta al mundo;
El irrazonable intenta adaptar el mundo a sí mismo.

George Bernard Shaw 

Escucho y leo a personas hablar sobre el asunto de los atentados en Europa por parte de unos pocos locos genocidas, fiando todo cambio en este aspecto a la educación. No puedo estar más de acuerdo. La educación que han recibido estos tipos es una mierda y carece, ante todo, de algo fundamental: la capacidad de informarse y conocer los diferentes aspectos que cualquier problema social presenta. Tal vez, sólo tal vez, cuando tenemos una cantidad de información  suficiente dejamos de ver la vida de una forma maniquea. En este caso estas personas conciben un mundo donde la cultura occidental siempre es la mala (no me imagino a los líderes del Partido Comunista de China tratándose un cáncer con flores de Bach o zarandajas por el estilo de la medicina alternativa que, en teoría, proviene de saberes orientales milenarios). No sólo eso, los asesinos de Francia y Bélgica se educaron en sistemas educativos occidentales, que seguro obtienen mejor puntuación en los informes PISA que el español. 
Antes de centrarme en el asunto que me ocupa hoy, los fundamentales que dicen actuar en nombre de la religión islámica, me gustaría desmentir, al menos en parte, otra de las proclamas muy en boga: todos los terroristas que utilizan el islamismo como excusa provienen de ambientes desfavorecidos. Otro tópico más. Ni Ben Laden, ni una parte de los terroristas del 11 S, ni los terroristas de Londres eran gente sin educación. El número dos de ISIS, asesinado hace un par de días, era profesor de ingeniería en la universidad...No, no todos los locos asesinos resultan ser gente ignorante y oprimida fácil de manipular. Sin embargo, no debemos olvidar que una parte significativa de los terroristas europeos que dicen actuar en nombre de Alá, son captados en la cárcel, donde entran por delitos menores. Este aspecto, obviado muchas veces, también merece tenerse en cuenta, al igual que el uso de las redes sociales, mucho más conocido, para captar y organizar a los fanáticos que asesinan en nombre de la religión de Mahoma.
Tampoco es cierto que los países de Occidente vendan las armas a los locos genocidas. Aquí dejo un enlace, colgado por una amiga en FB ayer, que desmonta tan absurda y trillada teoría.

https://guerrasposmodernas.com/2015/09/18/occidente-culpable/

Por tanto, culpar a Occidente, o sólo a los países occidentales, de todo lo que ocurre en Siria, Irak y otras naciones que pasan por trances similares, resulta zafio y, desde mi punto de vista, sólo sirve para limpiar conciencias de personas que están muy cómodas sentados en sus sillones.

El lector habrá observado que hasta el momento sólo he escrito sobre Europa, un claro error si se quiere comprender el problema del terrorismo que utiliza el Islam como excusa para imponer su atroz visión del mundo. 

Irak.

Yemen.

Nigeria.

Nigeria de nuevo.

Libia.

Mali.

Costa de Marfil.

Podríamos seguir añadiendo países, crímenes y guerras varias en África o Asia, pero no resulta necesario para demostrar que la locura genocida de estos salvajes no se ciñe a Europa. Al contrario, en nuestro continente, donde los países tienen una fuerte estructura (las fuerzas de seguridad y los ejércitos responden a sus gobiernos sin vacilaciones ni fisuras y entre los diferentes colectivos de ciudadanos no existen conflictos serios), sus actuaciones son mínimas. Es en países fallidos o con una estructura de poder débil donde las guerrillas como Boko Haram (considerado el grupo terrorista más letal, que opera en Nigeria, Camerún y Chad), ISIS, los talibanes, Al Shabab... acaban convirtiéndose en un estado paralelo.
Tal vez con un mapa que refleje los atentados y los lugares donde han ocurrido se ilustre mejor el asunto. Este mapa refleja lo sucedido entre noviembre del año pasado y enero de éste; tiempo en el que unas mil personas murieron por la labor genocida de estos grupos.



Como se puede comprobar, en Europa sólo hubo un atentado. Sin embargo, los medios de propaganda, que no de información, no dudan en bombardearnos con lo que ocurre en Europa. Viven de, y para, impresionarnos y para ello repiten hasta la saciedad imágenes sangrientas de un mismo atentado, no dudando en intentar extender el miedo ante la barbarie, aunque sea a costa de propagar noticias falsas (lo que deja entrever el tipo de seriedad de los mismos). Se trata de crear un estado de alerta y ansiedad, que beneficia al medio y a sus dueños. En el fondo, si se focaliza la atención en un enemigo difuso, pero muy peligroso, se olvidan otros problemas de la vida cotidiana: paro, explotación laboral, corrupción, pobreza...
De nuevo he vuelto a venir a Europa, cuando el objetivo de esta entrada es reflexionar sobre el movimiento terrorista mundial, que dice actuar en nombre de Alá (sería más correcto escribir en nombre de la corriente sunita del Islam, pues estos tipos no dudan en asesinar, por ejemplo, a los chiitas, por considerarlos herejes).
Pero, tal vez, lo mejor sea bucear en los inicios para comprender mejor el problema.
En los años cincuenta/sesenta del siglo XX surgió con fuerza el panarabismo (encabezado por dictadores, bastante más afines a la U.R.S.S. que a EE.UU.), que crearon sociedades laicas en los países árabes. Resulta obvio que esta visión chocaba con ciertas monarquías teocráticas localizadas en la Península Arábica. Como consecuencia de ello intentaron expandir su visión teológica (y social) del mundo musulmán. Como consecuencia de ello, ya a finales del siglo XX, han empezado a aparecer en esos países (comenzando por Afganistán, donde una monarquía, mejor o peor, dejó paso a un partido satélite de la U.R.S.S., que, a su vez, dejó paso a los talibanes) movimientos de fuerte raigambre teológica, que, con excepción del caso de Irán, siempre derivan de las corrientes wahabitas, exportadas por Arabia Saudí.
Tal vez este artículo de la BBC sirva para explicar mejor todo lo que he expuesto con anterioridad.
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/12/151215_wahabismo_arabia_saudita_estado_islamico_men
Por tanto, todos aquellos que culpan a Occidente, o en exclusiva a Occidente, de lo que ocurre sólo demuestran su ignorancia supina. De hecho, ISIS empezó siendo financiado por grandes magnates de los países del Golfo . A todo esto hay que unir la geoestrategia de las grandes potencias, y el posicionamiento de las potencias de la zona (Irán, Arabia Saudía, Turquía e Israel). Incluso hay autores que hablan de guerra civil dentro del Islám, cuestión que me parece excesiva, pues las tensiones entre unos y otros existen desde la muerte de Mahoma, momento en el que aparecen el chiísmo, mayoritario, y el sunismo.
Lo importante, en mi modesta opinión, es considerar que existe un movimento global, o casi, inspirado en una interpretación salvaje, y contraria a los derechos humanos, de la palabra de Mahoma, por la que entre cien y doscientas personas (mujeres incluidas) están dispuestos a matar y a morir, causando el mayor daño posible, con la finalidad de imponer su visión social. No se trata de un choque de civilizaciones, ni zarandajas por el estilo. Hablamos de muertes masivas de personas a manos de criminales por delitos tales como sus creencias religiosas (los católicos se encuentran entre las víctimas favoritas de Boko Haram), su forma de entender las relaciones personales, por pensar que las mujeres tienen derechos,  por tener que coger un avión o el metro... Delitos, como se puede observar, de lesa humanidad.
Resulta prioritario distinguir entre guerra y lucha contra el terrorismo. En Europa luchamos contra el terrorismo, porque los locos del ISIS no poseen territorio ni ejército ni nada que se le parezca. Son unos pocos hijos de puta, muy pocos, pero con una gran capacidad de hacer daño, que utilizan el asesinato indiscriminado para hacerse notar. Por tanto, en nuestros países la lucha contra estos fulanos debe plantearse como una respuesta contra el terrorismo, como la que hubo durante décadas en España contra E.T.A.
Por contra, en aquellos países donde dichas organizaciones terroristas controlan extensiones de terreno y han organizado un estado, más o menos complejo, se está produciendo una guerra. Ejemplos claros son Irak, Yemen, Libia, Siria, Nigeria, Niger, Camerún o Chad (donde el ejército está venciendo a Boko Haram).
Como se puede comprobar, este movimiento clava su zarpa allí donde puede y como puede. Además, este movimiento no quiere negociar nada. Su único afán es imponer sus sanguinarias ideas a cualquier precio.
Desde un punto de vista ético uno se pregunta: ¿cómo coño ha podido ocurrir esto? Asesinos que extienden su forma de actuar por doquier, con un amplio número de seguidores. La respuesta resulta obvia, y ya la plantee en otra entrada anterior: siempre habrá gente dispuesta a las mayores atrocidades en nombre de cualquier bandera, causa religiosa o ideología. Nuestra historia reciente está llena de ejemplos: los exterminios durante el siglo XX de armenios (de una magnitud y "eficacia" sobrecogedora) y poco después de kurdos, ambos en Turquia; a creación y puesta en funcionamiento de campos de exterminios nazis; las purgas de Stalin, la Revolución Cultural de Mao; las atrocidades de Japón durante, e inmediatamente antes, de la II Guerra Mundial; la política genocida de los Jemeres Rojos (que acabaron con una quinta parte de la población de su país, Camboya, cuando llegaron al poder), el genocidio del Congo perpetrado por Leopoldo II de Bélgica (a caballo entre el siglo XIX y el XX), en el que se estiman que murieron diez millones de personas... Todos ellos ejemplos de lo poco que importan las personas siempre que existe una excusa para matar.
Por eso mismo no me cabe duda alguna de que desde nuestros países debemos ayudar a combatir contra esta lacra. Imagino que los "pacifistas" se me echarán al cuello. Están en su derecho. Pero yo también lo estoy para considerar que están equivocados. Voy a explicar por qué.
Como los lectores de este blog saben una figura por la que siento predilección es Jean Jaurés, político francés que en 1914 se oponía a la que una vez estalló se denominó I Guerra Mundial. Jaurés murió asesinado, poco antes de iniciarse la guerra, por un "patriota" (imagino que el patriota no pudo disfrutar de las ratas, piojos, infecciones- incluída la mortal Gripe Española de 1918-, mutilaciones, muertes, que la patria brindó a sus soldados). Coincido con Jaurés porque se trataba de una guerra pergeñada por y para las élites. Bernard Shaw, el famoso escritor, era de la misma opinión. Opinión, la no intervencionista, que mantuvo años después cuando los aviones nazis bombardeaban el Reino Unido, donde vivía en esos momentos, durante la Batalla de Inglaterra. ¿Cuántos de los lectores están de acuerdo con el literato irlandés en el segundo caso? Yo no, desde luego. Creo que este caso ilustra a la perfección lo que intento transmitir: la paz resulta el bien más preciado, pero aquellos países, movimientos, actuaciones, tendentes a destruir la convivencia deben ser respondidas con contundencia.
Voy a cerrar la entrada como la he iniciado, hablando de Europa. Tras la II Guerra Mundial en Europa se decidió que las confrontaciones bélicas deberían desaparecer entre los países que conforman este continente. En este sentido se puede decir que tal propósito fue todo un éxito. Desde 1945 sólo se han registrado dos conflictos bélicos en el continente: el de los Balcanes y el más reciente de Ucrania, que también ha generado centenares de miles de desplazados (no considero guerras,  la invasión de Hungría, 1956, y la Checoslovaquia, 1968, por parte de la U.R.S.S.) y creo que éste es el modelo que debemos exportar al resto del mundo. No hablo del modelo económico neoliberal, obsceno y terrible, me refiero a la idea de solucionar los problemas, las fricciones de otra manera. Creo que intervenir de manera directa, o ayudar a los habitantes de un lugar, no sirve de nada si luego no existe un programa de viabilidad, de convivencia dentro de los países y de convivencia con los países vecinos. Aquí radica el quid de la cuestión. En el modelo de convivencia que queremos para el resto del planeta. De nada sirve arreglar un problema si se deja la puerta abierta al siguiente.
Un saludo.

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