Esta pandemia que estamos sufriendo ha destapado muchas cosas, que algunos intuían y que los medios maquillaban.
No es mi intención repartir leña a unos u otros respecto a problemas como la gestión de recursos, la previsión y lo, más importante, la toma de medidas. Habrá tiempo y oportunidad. Bastará con mirar a Portugal, Grecia o Alemania para emitir un juicio y delimitar responsabilidades. Pero hoy no es el caso.
Mi intención es hablar de Educación y de lo que todo aquello que ha dejado claro esta situación que estamos viviendo.
Me gustaría comenzar por el "aprobado general", o casi, con todos los matices que se quiera aportar al asunto.
En primer lugar, denota la importancia de las clases presenciales, en especial en los niveles educativos más bajos. Parece claro que la labor del docente, mejor o peor, es mucho más efectiva cara a cara. ¡Qué sorpresa! Una actividad eminentemente humana como la educación formal (que requiere requisitos como la teoría de la mente, la existencia de unos contenidos sociales, intencionalidad...) mejore cuando se hace de manera presencial. En especial con aquellos alumnos que tienen estilos de aprendizajes más lentos y que necesitan una forma de presentar los aprendizajes adaptada a sus características. También es posible como aspectos tan humanos como el lenguaje corporal, el feed back... influyan en este aspecto.
Por otra parte, parece obvio que las Nuevas Tecnologías (NNTT) son un apoyo en el proceso enseñanza-aprendizaje, pero no sustituyen al docente. No solo por lo expuesto en el párrafo anterior, sino porque, en ocasiones, no funcionan como debieran. Y uno se pregunta ante este panorama: ¿cuántas de las inversiones en NNTT realizadas en el sistema educativo han sido de verdad útiles? Uno intuye que una parte sí han constituido una ayuda para docentes y alumnos, pero también tiene muy claro, y podía dar nombres de algunos programas de autor o de otro tipo de aplicaciones, que han supuesto un auténtico despilfarro, han sido una chapuza o ambas cosas. Deberíamos repensar en qué gastar el dinero que "nos llega de Europa" (mentira, España ya es contribuyente nato) y escuchar a los que están al pie del cañón, los docentes, y no a colegas del político de turno y/o a "expertos", que no han pisado un aula en su vida.
Respecto a los alumnos en desventaja social vuelvo a notar la misma hipocresía de siempre. Estos niños tienen problemas por motivos varios, que, en muchas ocasiones, tardan en ser abordados de manera efectiva por los servicios sociales y que, en alguna ocasión que conozco, son abordados desde una perspectiva clínica, que nada tiene que ver con las necesidades de estos alumnos. Sin embargo, cuando desde los centros se piden más docentes especializados para trabajar con este tipo de alumnos en el día a día, la negativa o la callada por respuesta es muy frecuente (y, por mi experiencia, da igual que partido gobierne la comunidad autónoma). Pero, eso sí les mola mucho crear secciones bilingües, que visten más en los medios, porque, en el fondo, los chavales que tienen necesidades por condiciones de desventaja social, no van a aparecer en los medios protestando. Podría contar cosas más sangrantes, que por mi especialidad veo, pero no merece la pena; es suficiente con reflejar este pensamiento: Mucho mejor nos iría si luchásemos, en tiempos normales, por mejorar realmente la condición de esos chavales en su vida diaria y de sus familias.
Contemplo, como era previsible, que administraciones autonómicas gobernadas por los partidos de la oposición, no van a seguir las pautas, al menos de boquilla, marcadas por el Gobierno. Señoras y señores, ante sí tienen lo que representa el sistema educativo para los políticos: publicidad para atizar al contrario. No se dejen engañar. Las leyes educativas sirven para bien poco en el día a día del aula. Una ley no determina cómo dar clase y los contenidos que se trabajan en el aula varían poco. Lo que determina lo que ocurre en el aula es la capacidad del docente para mejorar su trabajo, junto con la implicación de los alumnos y las familias en la educación de sus estos. El papel lo aguanta. todo.
Uno se acuerda de esos expertos en educación que lo petaban en Youtube y que desde este mismo blog ha criticado en alguna ocasión. ¿Dónde están? Por supuesto estos expertos y los medios de comunicación que les encumbraban no contaban algo fundamental: los que veían de manera voluntaria los vídeos tenían lo que se conoce con el nombre de motivación de aprendizaje. Es decir, tenían ganas de aprender. Pero la realidad de las aulas, como ha demostrado esta situación, es bien distinta y no todos los alumnos tienen esa motivación. Los hay que tienen motivación de logro y otros no tienen ninguna motivación.
Cuando cuento esto me acuerdo de un profesor que tuve cuando estudiaba Magisterio. Estuvo tres meses invitado, creo recordar que en Harvard, y a la vuelta nos contó algo que me marcó: Los alumnos de Harvard no necesitarían docentes porque escogen a los mejores de los mejores. Ellos mismos son capaces de prepararse sus temarios. No es que en Harvard tenga el mejor sistema educativo, es que seleccionan a los más inteligentes académicamente hablando. El que sale de esa universidad tiene muchísimas posibilidades de tener un gran trabajo, pero no porque la universidad sea la repera, más bien porque tiene la posibilidad de elegir a lo más granado. Pues a estos youtubers educativo y a esos mejores profesores, elegidos por vete tú a saber quién, les pasa lo mismo. Cuando deben atender las diversas necesidades educativas se diluyen.
Y esto nos debe hacer pensar que esa deformación de la realidad que venden los medios contribuye a desprestigiar la profesión docente. Los seres humanos somos diversos y necesitamos diferentes respuestas ante un mismo reto o ante una misma situación. No existen gurús ni medidas mágicas. En vez de escuchar de escuchar a vendehumos, se debería oír al que está día a día con los chavales, contando los problemas que tiene, los aciertos y los errores y la falta de respuesta existente ante algunos problemas que excede al ámbito educativo.
Me gustaría concluir con una reflexión: no ocurre nada serio en la vida de nadie porque unos niños o adolescentes no hayan comprendido la introducción de la división o la Segunda Guerra Mundial en el mes de mayo, como aparecía reflejado en las programaciones. Ya habrá tiempo de tratarlo y reforzarlo el curso próximo. Tal vez, el mayor aprendizaje que debamos sacar de todo esto es que lo importante es seguir vivo, que somos capaces de cambiar aspectos esenciales de nuestra vida para este fin y que, en este camino por la supervivencia, no debemos olvidarnos de todos aquellos seres queridos.
Un saludo.
No es mi intención repartir leña a unos u otros respecto a problemas como la gestión de recursos, la previsión y lo, más importante, la toma de medidas. Habrá tiempo y oportunidad. Bastará con mirar a Portugal, Grecia o Alemania para emitir un juicio y delimitar responsabilidades. Pero hoy no es el caso.
Mi intención es hablar de Educación y de lo que todo aquello que ha dejado claro esta situación que estamos viviendo.
Me gustaría comenzar por el "aprobado general", o casi, con todos los matices que se quiera aportar al asunto.
En primer lugar, denota la importancia de las clases presenciales, en especial en los niveles educativos más bajos. Parece claro que la labor del docente, mejor o peor, es mucho más efectiva cara a cara. ¡Qué sorpresa! Una actividad eminentemente humana como la educación formal (que requiere requisitos como la teoría de la mente, la existencia de unos contenidos sociales, intencionalidad...) mejore cuando se hace de manera presencial. En especial con aquellos alumnos que tienen estilos de aprendizajes más lentos y que necesitan una forma de presentar los aprendizajes adaptada a sus características. También es posible como aspectos tan humanos como el lenguaje corporal, el feed back... influyan en este aspecto.
Por otra parte, parece obvio que las Nuevas Tecnologías (NNTT) son un apoyo en el proceso enseñanza-aprendizaje, pero no sustituyen al docente. No solo por lo expuesto en el párrafo anterior, sino porque, en ocasiones, no funcionan como debieran. Y uno se pregunta ante este panorama: ¿cuántas de las inversiones en NNTT realizadas en el sistema educativo han sido de verdad útiles? Uno intuye que una parte sí han constituido una ayuda para docentes y alumnos, pero también tiene muy claro, y podía dar nombres de algunos programas de autor o de otro tipo de aplicaciones, que han supuesto un auténtico despilfarro, han sido una chapuza o ambas cosas. Deberíamos repensar en qué gastar el dinero que "nos llega de Europa" (mentira, España ya es contribuyente nato) y escuchar a los que están al pie del cañón, los docentes, y no a colegas del político de turno y/o a "expertos", que no han pisado un aula en su vida.
Respecto a los alumnos en desventaja social vuelvo a notar la misma hipocresía de siempre. Estos niños tienen problemas por motivos varios, que, en muchas ocasiones, tardan en ser abordados de manera efectiva por los servicios sociales y que, en alguna ocasión que conozco, son abordados desde una perspectiva clínica, que nada tiene que ver con las necesidades de estos alumnos. Sin embargo, cuando desde los centros se piden más docentes especializados para trabajar con este tipo de alumnos en el día a día, la negativa o la callada por respuesta es muy frecuente (y, por mi experiencia, da igual que partido gobierne la comunidad autónoma). Pero, eso sí les mola mucho crear secciones bilingües, que visten más en los medios, porque, en el fondo, los chavales que tienen necesidades por condiciones de desventaja social, no van a aparecer en los medios protestando. Podría contar cosas más sangrantes, que por mi especialidad veo, pero no merece la pena; es suficiente con reflejar este pensamiento: Mucho mejor nos iría si luchásemos, en tiempos normales, por mejorar realmente la condición de esos chavales en su vida diaria y de sus familias.
Contemplo, como era previsible, que administraciones autonómicas gobernadas por los partidos de la oposición, no van a seguir las pautas, al menos de boquilla, marcadas por el Gobierno. Señoras y señores, ante sí tienen lo que representa el sistema educativo para los políticos: publicidad para atizar al contrario. No se dejen engañar. Las leyes educativas sirven para bien poco en el día a día del aula. Una ley no determina cómo dar clase y los contenidos que se trabajan en el aula varían poco. Lo que determina lo que ocurre en el aula es la capacidad del docente para mejorar su trabajo, junto con la implicación de los alumnos y las familias en la educación de sus estos. El papel lo aguanta. todo.
Uno se acuerda de esos expertos en educación que lo petaban en Youtube y que desde este mismo blog ha criticado en alguna ocasión. ¿Dónde están? Por supuesto estos expertos y los medios de comunicación que les encumbraban no contaban algo fundamental: los que veían de manera voluntaria los vídeos tenían lo que se conoce con el nombre de motivación de aprendizaje. Es decir, tenían ganas de aprender. Pero la realidad de las aulas, como ha demostrado esta situación, es bien distinta y no todos los alumnos tienen esa motivación. Los hay que tienen motivación de logro y otros no tienen ninguna motivación.
Cuando cuento esto me acuerdo de un profesor que tuve cuando estudiaba Magisterio. Estuvo tres meses invitado, creo recordar que en Harvard, y a la vuelta nos contó algo que me marcó: Los alumnos de Harvard no necesitarían docentes porque escogen a los mejores de los mejores. Ellos mismos son capaces de prepararse sus temarios. No es que en Harvard tenga el mejor sistema educativo, es que seleccionan a los más inteligentes académicamente hablando. El que sale de esa universidad tiene muchísimas posibilidades de tener un gran trabajo, pero no porque la universidad sea la repera, más bien porque tiene la posibilidad de elegir a lo más granado. Pues a estos youtubers educativo y a esos mejores profesores, elegidos por vete tú a saber quién, les pasa lo mismo. Cuando deben atender las diversas necesidades educativas se diluyen.
Y esto nos debe hacer pensar que esa deformación de la realidad que venden los medios contribuye a desprestigiar la profesión docente. Los seres humanos somos diversos y necesitamos diferentes respuestas ante un mismo reto o ante una misma situación. No existen gurús ni medidas mágicas. En vez de escuchar de escuchar a vendehumos, se debería oír al que está día a día con los chavales, contando los problemas que tiene, los aciertos y los errores y la falta de respuesta existente ante algunos problemas que excede al ámbito educativo.
Me gustaría concluir con una reflexión: no ocurre nada serio en la vida de nadie porque unos niños o adolescentes no hayan comprendido la introducción de la división o la Segunda Guerra Mundial en el mes de mayo, como aparecía reflejado en las programaciones. Ya habrá tiempo de tratarlo y reforzarlo el curso próximo. Tal vez, el mayor aprendizaje que debamos sacar de todo esto es que lo importante es seguir vivo, que somos capaces de cambiar aspectos esenciales de nuestra vida para este fin y que, en este camino por la supervivencia, no debemos olvidarnos de todos aquellos seres queridos.
Un saludo.
2 comentarios:
No puedo estar más de acuerdo con lo que dices.
Gran reflexión. Gracias
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