miércoles, 27 de enero de 2016

IDEAS INCONEXAS

Comienzo a escribir esta entrada y no tengo nada claro como concluirá. A pesar de ello me apetece mucho enfrascarme en la tarea de garabatear ideas, a priori inconexas, como si de la escritura automática de los poetas malditos (y colocados) se tratase.

A veces un suceso ajeno a nuestra voluntad posee un extraño efecto catalizador. Conocer a alguien; una conversación con un viejo amigo; un viaje; que alguien te tire el teléfono móvil y se estropee... puede desembocar en borrar parte de tu pasado, en vislumbrar que deseas para tu presente o tu futuro o en cualquier otra cosas que el lector pueda imaginarse. Tal vez, el hecho en sí no represente una ruptura. Tal vez, sólo responda a crear una señal, o justificación, para tomar decisiones aplazadas. No lo sé con exactitud. 
Sea como fuere, pequeños acontecimientos (al menos comparados con los hechos transcendentales de la vida) pueden suponer el inicio de algo, esta vez sí, transcendental. 
¿Por qué cuento todo esto? Porque tengo la intuición de que un hecho, sería mejor hablar de una sucesión de ellos, me encaminan hacia algo distinto, y esa perspectiva me resulta excitante, muy excitante. Tengo el convencimiento de que el amable lector comprenderá lo que expongo y, de manera harto probable, es casi seguro que habrá vivido una, o varias, situaciones similares durante su existencia.

El paso del tiempo, así como las diversas experiencias vividas y la capacidad de comprenderse a uno mismo, van conformando una forma de entender la vida y un modo de ser de las personas con las que te gusta compartir tu tiempo. A veces me gustaría ejercer de doctor Frankenstein, para ir construyendo con todo aquello que me gusta de otras personas mi persona ideal. Tal vez resulte más entretenido buscarla, aunque puede ocurrir que dicha persona aparezca y no sea el momento para apreciar que se trata de lo deseado. Pero, como diría Camarón, "... Por el camino, yo me entretengo..."

Leo en las redes sociales mensajes que anuncian que la madurez consiste en restar importancia a lo que dicen los demás sobre uno. No puedo decir que esté en desacuerdo por completo con el enunciado, aunque me parece, tal como se plantea, absurdo e incompleto. Absurdo porque suena a aviso al personal para que no se critique al que alardea de su coraza. Aquél al  que en realidad le resbale todo, si existe esa persona, no creo que tenga la necesidad de perder su tiempo advirtiendo al resto del mundo de su feliz estado de apatía social. Incompleto porque creo que en realidad lo que debería aparecer escrito es algo como lo sigue: Con el paso del tiempo aprendes a que te importe lo que dicen de ti las personas importantes para ti. Es posible que sólo prestes atención a esas personas porque sabes que son las que se preocupan por ti y tienen el valor de decirte tanto lo bueno como lo malo. El resto de personas pueden considerarse como esos extras necesarios para completar la película que es tu vida.

Me gusta una idea que se ha ido asentando en mí: apostar por lo sencillo y disfrutar de ello. Lo enrevesado suele resultar atractivo y, si me apuran, adictivo. Hace mucho tiempo le contaba a alguien que me gustaba llegar a los sitios, pero no por el camino más recto (por un momento he pensado que por aquellos entonces era más joven y tenía más energía. ¡Qué cabrón es el pensamiento!).En otras palabras: me proponía conseguir aquello que suponía un mayor obstáculo. El desafío de conseguir aquello que te planteabas tenía su gracia, por muchas trabas que te pusieran. Ahora sé que cuando en una relación, de amistad o sentimental, para llegar a algo se deben dar pasos atrás y adelante (y a un lado si eres Mas) no merece la pena gastar energías en consolidar lo que quiera que se desee conseguir. Lo más probable es que aprecie más mi tiempo y no considero necesario pasar por los sinsabores que, de manera invariable, conlleva ese proceso.

Una última reflexión. Creo que existen personas cuyo interior es oscuro, pero no por su perfidia, que también puede existir en ellos, más bien por su ausencia de vida. Personas que contemplan el mundo desde la más cómoda nada interior.

Un saludo.

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