viernes, 7 de abril de 2017

DIARIO DE A DIARIO

Parece pertinente publicar una entrada lejos de la Política, la critica y lo mediato (en el fondo, muchas de las cuestiones tratadas en los dos últimos relatos de la realidad resultan cercanas, pero, a la vez, separadas de nosotros por una especie de cortina institucional). Nada mejor para ello que hablar un poco de ciertas cosillas que pasan por mi mente, y que tienen que ver conmigo y también con usted, amable lector. Tiene que ver con usted, porque todos hemos realizado, casi seguro, un catálogo de deseos, pilares o condiciones sobre los que construirnos. Pero...no voy a adelantar el contenido de lo que escribiré un poco más abajo. Vayamos paso a paso.
En este año y pico han sucedido ciertas cosas que han afectado a mi entorno y, por supuesto, a mí. Lo ocurrido ha supuesto algo nuevo, distinto y, hasta cierto punto, lógico, aunque no deseable. También puedo decir que en todo este cúmulo de circunstancias amaneció un día, un jueves, que me marcó, no sé muy bien como, e hizo que todo cobrase forma. Parecía que las piezas, que sabía existían, encajaron de manera natural.  Unas semanas después, tampoco muchas, ando escribiendo estas líneas, y otras de las que ya hablaré, sobre lo que considero y no considero necesario o primordial (no sé cual de las dos palabras se ajusta más a lo que intento contar). Vamos a concretar un poquito más, porque me estoy yendo por los Cerros de Úbeda.
No parece cuestión fácil determinar que proceso lleva a crear afinidades con otras personas, que acaben en una amistad, y mucho menos precisar que hace que una persona se enamore de otra. Esos caminos parecen transitarse con naturalidad, sin necesidad de consultar un plano que guíe nuestros pasos. Sin embargo, con el paso del tiempo, y las experiencias acumuladas, nos movemos con mayor precaución y, sobre todo, con el deseo de no volver a sentir que nos infligen dolor. Es en ese contexto donde, con el tiempo y la distancia adecuados, decidimos que sí merece la pena embarcarnos en nuevas aventuras en especial sentimentales, pero con unas salvaguardas, que, en la medida de lo posible, impidan que encallemos de nuevo, fruto de los mismos errores.
Echando la vista atrás se observa un gran cambio entre los primeros momentos, en los que se sabe se necesita reconstruir la vida en determinados aspectos y tiempo después, cuando se sigue teniendo esa visión, pero desde el punto de vista de lo que se necesita. En un principio, como el gato escaldado, se huye de aquello que te puede quemar y todo se plantea con el adverbio no como introducción: "No quiero...". Después, con la elaboración de los sucedido, la palabra de marras desaparece y las frases se convierten en enunciativas afirmativas: "Quiero..."; "Deseo..."... Un cambio minúsculo y, a la vez, superlativo.
Uno, que en los últimos tiempos ha dado paso a sus excentricidades, está escribiendo, en una red social, algunos de esos "quiero" y "deseo". Vamos ya por el sexto o séptimo día escribiendo alguna cuestioncilla, de manera aislada, pero evidente; lo que está resultando, a la vez que evidente, esclarecedor e incluso reconfortante.
En todo este proceso he descubierto momentos pretéritos de vacío, que consideraba normales, soledad, una autoestima inadecuada y otras muchas cuestiones; pero, ante todo, he tomado conciencia de que aquello que resulta demasiado complejo no merece la pena. La complejidad sólo se puede considerar una losa que alguien aporta porque no puede, o sabe, hacer otra cosa y, como diría alguien que conozco, "ya no tengo edad para estas cosas".
No creo necesario, aunque lo haré, aclarar que este último párrafo no se refiere a abordar las cuestiones complejas, y dramáticas a veces, que la vida presenta. Nada más lejos de la realidad. Mi idea se basa tal vez en algo que me contaron hace poco y que puede resumirse de la siguiente manera:
- Yo he tenido este problema.
- Pues yo tengo este otro.
- Gracias por contármelo.
- A ti también.
- ¿Seguimos adelante?
- Sí. Mañana será otro día y ya veremos como amanece.
En resumen: se trata de dar importancia a lo que une y minusvalorar aquellos aspectos que restan.




Un saludo.






No hay comentarios: