miércoles, 5 de abril de 2017

UN PAÍS EN MARCHA

Me comentaba hace no mucho un profesor de autoescuela que los test psicotécnicos deberían hacerlo funcionarios a través de la Seguridad Social. Defendía que una parte de la siniestralidad en las carreteras descendería de manera significativa con esta medida. ¿Por qué? Por la laxitud de los centros, o de ciertos centros, privados encargados de decidir sobre la idoneidad de los futuros conductores. La persona que me contaba eso merece toda mi confianza y creo que lleva razón. Definir de manera previa quién puede, o no, aspirar a obtener el permiso de conducir puede salvar vidas. Resulta obvio que cuantificar cuantas es imposible, pero cambiar el sistema, aunque sólo fuese para salvar una vida, merecía la pena.


Mucho revuelo existe en torno a la eleeción del nuevo máximo dirigente del PSOE. Sin embargo, uno se pregunta ¿para qué va a servir? Basta leer la edición de algunos periódicos del mes de enero para comprobar que, en teoría, el Comité Federal va a sentar las bases de lo que debe ser la línea política del partido para los próximos años. Tal vez no sea así, y sea el líder el que decida. En ese caso los miembros del Comité Federal mienten. Pero si resulta que el citado órgano de Gobierno tiene razón: ¿qué importancia tiene quién dirija el partido? En el caso del PSOE, intuyo, que no habrá una gran diferencia. Lo que denominan "interés de Estado", que en realidad consiste en ser parte del engranaje que forma el sistema, conllevará que todos actúen de igual manera, intentando ocultar su servilismo con un lenguaje huero y absurdo.


Leo en Internet algo que la autora se atreve a llamar poema, "ensalzando" a los "disminuidos", considerándolos poco más que un trozo de carne que sufre. Es entonces cuando uno piensa: ¿por qué pierdes el tiempo diciendo disparates sobre algo que desconoces? Sería mucho mejor que invirtieses tu tiempo, por ejemplo, en un curso de escritura o en uno sobre empatía.


Por desgracia, la autora no de este atentado a casi todo no es la única que osa ponerse en el pellejo de alguien que "sufre". Me contaba una persona a la que puedo incluir entre mis amigos, que acudió a un curso, bastante interesante, hasta que tuvieron la brillante idea de "ponerse en la piel" de una persona que padece una enfermedad, que, de manera casual, esa persona tiene. La interpretación que hicieron de como se sentía una persona que padece esa patología le resultó, cuanto menos, absurda a mi amistad. Entonces surge la pregunta: si quieren tratar sobre un asunto relacionado con la salud, la enfermedad o la discapacidad, ¿por qué no hablan de manera directa con las personas que están en ese trance? Es posible, que la respuesta sea porque es más fácil presentar a gente enferma, desfavorecida, cuya vida se encuentra trufada de todos los tópicos posibles, y que eso haga sentir mejor a esas personas.


No conocía al tal Paco Sanz, timador impenitente, como el que se aprovechaba de la enfermedad de su hija, pero me resulta normal que existan personajes como él. No estoy justificando su forma actuar, al contrario, pero es evidente que en un contexto en el que se apela a los sentimientos para atajar los problemas "raros" de las personas, surjan sacacuartos que se aprovechan de la coyuntura. No sólo se aprovechan del entorno, también de la ignorancia de la gente que, de buena fe, intentan ayudar. Basta hablar de enfermedad rara, con un nombre complejo y un rosario de problemáticas anexas para reblandecer el corazón de muchas personas. Insisto en que debemos plantearnos a qué se destinan nuestro dinero y cambiar la caridad por reparto y atención a las personas que realmente lo necesitan.


Existe una opinión extendida que defiende que los jueces se limitan a aplicar las leyes que los políticos, el Parlamento, crea. Eso es una verdad a medias. Existen pruebas irrefutables de ello: como, por ejemplo, cuando en un recurso un órgano judicial superior enmienda lo dictaminado por un juez o por unos magistrados. Otro ejemplo son los votos particulares en una sentencia, pero, tal vez, la prueba más palpable de que el juez o magistrado no siempre interpreta un hecho de la misma manera lo encontramos en los tuits sobre Carrero Blanco. Mientras una sala de la Audiencia Nacional  no ve indicios de delito, en otra sala de ese mismo tribunal se condena a un año de prisión por lo mismo.
https://www.cuartopoder.es/invitados/2017/04/03/cassandra-y-los-chistes-que-son-eta/12315


Me pregunto dónde estarán todos esos que se denominanban republicanos y que, gracias a un extraño giro copernicano, se proclamaban monárquicos, más en concreto juancarlistas. Lo sé, todos se ocultan, como ratas, bajo la sombra del silencio. No sería mal asunto recordar los nombres de todos aquellos que alardeaban de ello y preguntar ahora su opinión sobre el Borbón. O mejor aún: cuestionar sobre su afección al régimen imperante, sea éste cual sea.


Una de las cosas que me intrigan es saber quién mueve los hilos en determinados asuntos. El furibundo ataque contra el viejo Borbón, protagonizado en buena parte, por un tipo como Eduardo Inda, que ha ido ascendiendo desde la nada de forma vertiginosa, me plantea esa duda. No defiendo al anterior Jefe de Estado, demasiado le defendieron con anterioridad, sino que me planteó quién está detrás de esa campaña de desprestigio que ha surgido con esa virulencia y, de paso, por qué ha surgido ahora. Ninguna de estas cosas acontecen por azar y no sobraría conocer estos datos. ¿Tiene que ver sólo con una venganza contra Juan Carlos? ¿O hay una carga de fondo contra la monarquía de los Borbones? No lo sé. Se admiten apuestas.

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